domingo, 29 de noviembre de 2020

VARÓN DE 30 AÑOS CON ENFERMEDAD DE POTT. A PROPÓSITO DE UN CASO.

Paciente varón de 30 años procedente de la sierra liberteña de Perú  quien llega a consultorio por tumoración abdominal de 6 meses de evolución, levemente dolorosa localizada en Ccuadrante inferior derecho. Presenta los siguientes hallazgos en la TAC abdominal con contraste.




 





Se evidencia  mal de Pott a nivel de  L3-L4 llegando hasta D9. Siguiendo el trayecto del psoas se dirige a la zona inguinal derecha donde se aloja el absceso frío. El absceso frío se inicia en la zona prevertebral en la zona ya mencionada de espondilitis tuberculosa, desciende por el psoas ilíaco para ubicarse en la región inguinal derecha.

 


Gentileza

Dr.  Carlos Joel Caffo 

Mendoza de Trujillo Perú

 

 

Tuberculosis ósea.

Además de la osteomielitis vertebral tuberculosa (enfermedad de Pott), la osteomielitis tuberculosa puede ocurrir en prácticamente cualquier hueso, incluidas las costillas, el cráneo, los huesos tubulares de las manos y los pies (dactilitis), la muñeca, la falange, la pelvis y los huesos largos. El inicio suele ser insidioso pero, en casos raros, el inicio puede ser agudo o subagudo [44]. Por lo general, la osteomielitis ocurre en un solo sitio. Sin embargo, rara vez la afectación ósea puede ser multifocal. La ubicación y la presentación pueden ser variables, como se ilustra en los siguientes informes de casos:

La osteomielitis esternal debida a M. tuberculosis puede aparecer después de la cirugía de derivación coronaria como presentación de una tuberculosis mediastínica subyacente o como osteomielitis esternal primaria.

La TB ósea de la costilla puede presentarse como una masa en la mama o en la pared torácica.

La tuberculosis de los huesos pequeños de la mano puede aparecer de forma espontánea en pacientes sin signos clínicos de tuberculosis pulmonar.

La mastoiditis tuberculosa puede extenderse al cráneo y producir parálisis del nervio facial.

Las lesiones tuberculosas óseas líticas en áreas tan inusuales como la sínfisis del pubis, la articulación sacroilíaca y el codo pueden diagnosticarse erróneamente como malignidad metastásica.

En algunos casos, la infección ósea puede extenderse a tejidos blandos contiguos o incluso a articulaciones adyacentes. En raras ocasiones, la afectación de múltiples huesos puede estar asociada con un diagnóstico erróneo de malignidad metastásica.

Un antecedente de trauma puede conducir a confusión diagnóstica; La tuberculosis puede desarrollarse en un hueso o una articulación lesionados por un traumatismo o una cirugía previos. La osteomielitis tuberculosa se presenta con frecuencia como un "absceso frío" con hinchazón, eritema o dolor moderados y poco o ningún calor local. Puede ocurrir drenaje espontáneo.

Otras manifestaciones clínicas: la tuberculosis musculoesquelética puede presentarse como un absceso en el espacio epidural (que crea presión sobre la médula espinal), como una masa de tejido blando extraespinal (costillas erosionadas y estructuras adyacentes) o como un absceso del psoas (que puede llegar hasta la ingle).

 

Radiografía: las imágenes radiográficas pueden ser útiles para identificar y establecer la anatomía de la tuberculosis musculoesquelética, aunque no hay hallazgos radiográficos patognomónicos.

 

En el contexto de la espondilitis tuberculosa (enfermedad de Pott), las anomalías radiográficas suelen observarse por primera vez en la cara anterior de un cuerpo vertebral, con desmineralización de la placa terminal y pérdida de la definición del margen óseo. Posteriormente, se afecta la vértebra opuesta y, en algunos casos, puede verse un absceso paravertebral. La afectación de vértebras contiguas es común, aunque es poco común ver TB espinal no contigua en múltiples niveles. A medida que avanza la infección, el espacio discal se borra con acuñamiento y angulación anteriores. Los cambios escleróticos reactivos permanecen localizados y el resto de las estructuras vertebrales a menudo se respetan.

En algunos pacientes, la TB espinal se presenta con lesiones osteolíticas en ausencia de afectación del espacio discal; estas lesiones pueden ocurrir en múltiples sitios. En un estudio de 103 pacientes franceses con TB espinal, no se observó afectación del disco en aproximadamente la mitad de los casos; las radiografías simples demostraron lesiones osteolíticas y múltiples sitios afectados.

En el contexto de la artritis tuberculosa, se observa hinchazón local de tejidos blandos, osteopenia y destrucción ósea (con relativa preservación del espacio cartilaginoso). Los hallazgos posteriores incluyen colapso estructural, cambios escleróticos y calcificación de tejidos blandos (imagen 3). En algunos casos, se puede observar la tríada de Phemister: osteopenia yuxtaarticular, erosiones óseas de localización periférica y estrechamiento gradual del espacio articular.

En el contexto de la osteomielitis tuberculosa en niños, se pueden observar cambios quísticos en las metáfisis de los huesos largos y en los huesos planos, como el cráneo. En la osteomielitis tuberculosa que afecta una mano o un pie, los huesos de la falange pueden tener un aspecto abultado.

La tomografía computarizada, la mielografía y la resonancia magnética (MRI) son herramientas útiles en el diagnóstico de la tuberculosis musculoesquelética. La RM es particularmente valiosa para demostrar la extensión de los tejidos blandos y la invasión de estructuras vitales cercanas, como la médula espinal.

 

La radiografía de tórax no es una prueba sensible para el diagnóstico de TB esquelética, ya que no hay evidencia de enfermedad torácica activa en la mayoría de los casos. Sin embargo, se debe obtener una radiografía de tórax, ya que puede informar las decisiones sobre el aislamiento. El diagnóstico de TB esquelética debe considerarse en pacientes con anomalías focales óseas o articulares y una radiografía de tórax compatible con TB antigua o activa.

 

FUENTE: UPTODATE 2020