jueves, 14 de marzo de 2024

Historias de Guardia: Convulsiones de Sudoku.

Un joven de 25 años estaba en un hospital de rehabilitación tras una lesión cerebral hipóxica que sufrió en un accidente de esquí. Varias semanas después de su recuperación, comenzó a experimentar convulsiones clónicas en su brazo izquierdo debido a un desencadenante inusual.

Este caso involucra a un joven que fue remitido desde un centro de rehabilitación para pacientes hospitalizados. Varias semanas antes, el hombre casi había muerto en una avalancha. Estuvo sepultado por una avalancha mientras esquiaba en los Alpes. Fue rescatado después de 15 minutos bajo la nieve. Fue reanimado y llegó en helicóptero a urgencias. Luego de las primeras pruebas diagnósticas y terapias, acudió a un centro de rehabilitación. Tuvo bastante suerte porque sobrevivió. Tenía algunas pequeñas lesiones cerebrales hipóxicas que provocaban estas sacudidas mioclónicas durante la activación de la boca y las piernas. Fue tratado con medicación antiepiléptica. Pero lo interesante del caso no es solo las convulsiones mioclónicas. El paciente se estaba recuperando bien, pasaba mucho tiempo descansando y haciendo fisioterapia, cuando empezó a notar un nuevo tipo de convulsión. En el centro de rehabilitación le hacían muchos tipos de fisioterapias y estaba un poco aburrido. Entonces estaba haciendo sudokus en su tiempo libre. Hubo algunas sacudidas clónicas de su brazo izquierdo, que no se podían controlar. Lo extraño de estas nuevas convulsiones clónicas fue que sólo parecían ocurrir cuando el paciente hacía sudokus. No cuando estaba haciendo crucigramas. No cuando hacía problemas de matemáticas mentalmente. Por lo tanto, se realizó EEG mientras hacía sudoku. Tan pronto como el paciente empezó a resolver los rompecabezas, su mano izquierda y su brazo izquierdo empezaron a temblar, y en el EEG se vio un patrón de ataque epiléptico en la región parietal central derecha. Esa parte del cerebro, el lóbulo parietal central derecho, participa en el procesamiento de la información visual y espacial. Al principio, no podíamos entender por qué resolver sudoku, que son básicamente pequeños problemas matemáticos, activaría esta parte del cerebro. Se le pidió al paciente que explicara exactamente lo que pasaba por su mente mientras hacía los acertijos. Resulta que el paciente imaginó números de sudoku en una cuadrícula tridimensional. Nos sorprendimos al escuchar la explicación del paciente sobre cómo resolvía los rompecabezas. Nunca se nos había ocurrido abordar el sudoku de esa manera. Entonces, la conexión con esta parte del cerebro estaba empezando a tener mucho más sentido. Hicieron una exploración por imágenes con tensor de difusión que reveló una pérdida completa de fibras inhibidoras en el lóbulo parietal central derecho. Ahora estábamos seguros de lo que realmente sucedió cuando fue enterrado por la avalancha y tuvo estos 15 minutos de hipoxia. Tenía una pérdida de fibras inhibidoras, y cuando estaba haciendo algún tipo de activación en esta área, esto provocaba una sobreactivación que resultaba en un ataque epiléptico con sacudidas clónicas del brazo izquierdo. Aprendimos de estos resultados que si hay una pérdida de actividad inhibidora en el cerebro y hay una activación exactamente en esta región (en este caso con la imaginación tridimensional), esto puede provocar ataques epilépticos muy localizados. Se le sugirió al paciente que, de ahora en adelante, podría intentar hacer sudokus sin pensar en ellos en 3D. Sin embargo, él se imaginaba esto todo el tiempo en forma tridimensional, así que eso era un problema. Por eso le aconsejaron que no hiciera más sudokus.

Este detalle sobre cómo el hombre resolvía los acertijos resultó ser una pista importante sobre lo que estaba sucediendo. Nuestro cerebro utiliza mucho la región parietal central derecha cuando imaginamos cosas en tres dimensiones. Estábamos probando crucigramas y tareas aritméticas normales, pero allí no tuvo ningún problema. Fue realmente cuando imaginó las cosas en tres dimensiones. Y una vez que los dejó, las convulsiones desaparecieron. Terminó siendo un ejemplo de la vida real del viejo chiste: "¡Doc, duele cuando hago esto!" "Bueno, entonces no hagas eso".

Éste caso enseñó una lección importante sobre cómo escuchar a los pacientes y tratar de comprender las cosas desde su punto de vista.