sábado, 20 de septiembre de 2025

Casos Clínicos: Varón de 68 años con neumotórax post traumático.

 

Un colega de Bucaramanga Colombia, envía estas imágenes con el siguiente texto

Doctor le envío estas imágenes de un paciente que vi en la guardia que acabo de terminar para que la suba a su grupo al cual estamos siempre atentos por los excelentes comentarios que allí se vierten. Preferiría que la publicación fuese anónima 

 Varón de 68 años que se cayó de una escalera y se fracturó el húmero. La radiografía de tórax (imagen 1) no reveló ningún signo evidente de neumotórax. La TC (imagen 2), se realizó una hora después de la radiografía. Mi pregunta es si el neumotórax estaba bien oculto en la radiografía o se desarrolló en ese lapso de tiempo. Un buen ejemplo de por qué es recomendable realizar una TC de seguimiento tras un traumatismo. La otra pregunta es si la conducta debe ser activa en este caso, es decir, no esperar a que el paciente lo resuelva solo.





 

Opinión: Son dos buenas preguntas. En primer lugar hay que decir que la radiografía de tórax es un método excelente para el diagnóstico de neumotórax, tanto sea espontáneos, o como en este caso de origen traumático. La no visualización clara de neumotórax izquierdo en la radiografía en este caso, puede deberse a la mala calidad de la placa, la obtención en decúbito ventral y con equipo portátil al lado de la cama del paciente, o bien porque el neumotórax, como bien dices, se haya desarrollado o aumentado en el tiempo que medió entre la radiografía y la TC. El neumotórax traumático es una complicación frecuente de los traumatismos cerrados de tórax y es a menudo causado por fractura costal, que yo no veo en la radiografía de este paciente pero que seguramente en la TC, si se muestra el estudio completo en ventana ósea, probablemente se evidencie. La TC no es a veces necesaria si se tiene la precaución de repetir en tiempo prudencial la radiografía en unas horas (por ejemplo 6 horas después), cuando la sospecha de neumotóax es alta por la clínica. La radiografía en decúbito supino tiene alta especificidad para neumotórax pero la sensibilidad es variable.

En cuanto al manejo del neumotórax traumático, generalmente se maneja con toracotomía abierta, sobre todo si existe dificultad respiratoria, hipoxia o inestabilidad hemodinámica, o haya que trasladar en ambulancia aérea al paciente, obviamente si  el neumotórax aumenta en las imágenes seriadas, si es mayor de 15 a 20 por ciento del campo pulmonar o el espacio entre la pleura visceral y parietal es de más de 2,5 cm en la radiografía de tórax, o de 35 mm en la TC, y si existe hemoneumotórax mayor a 300 ml

Sin embargo, en ocasiones, y dadas las complicaciones conocidas de los tubos torácicos, otras estrategias como la aspiración con aguja, la colocación percutánea de un pigtail y la observación de neumotórax pequeños son razonables. Las decisiones de manejo deben tomarse conjuntamente con el servicio de cirugía de admisión. Existe poca literatura sobre el manejo óptimo de los neumotórax traumáticos asintomáticos, pequeños pero visibles en la radiografía de tórax, y la evidencia se extrapola de neumotórax pequeños observados en la TC.

En este caso podríamos estar hablando de neumotórax oculto, que es aquel que no es visible en una radiografía de tórax simple, pero sí se observa en una tomografía computarizada, y la pregunta es cómo tratarlos. Creo que, en este caso, hay que tratarlo con colocación de un tubo torácico dado que es de más de 35 mm en la TC


 

 

Casos Clínicos: Recién nacido con miasis ocular.

 

La Dra. Mariana Rodriguez, de Tipuani Bolivia envía estas imágenes con el siguiente texto:

 Buenos días doctor.





Una madre trae a su bebé de 10 dias de nacido con este cuadro de un día de evolución. El ojito derecho con presencia de miasis larvas aparentemente solo en lagrimal de ojo derecho. Al examen físico no llama la atención nada más. La mamá es de los yungas de Bolivia Palos Blancos y refiere haber lavado el gorrito del bebé fuera de casa y después de colocarlo nota eso.




 

 

Dra. Mariana Rodriguez.

Tipuani Bolivia

 

 

La oftalmomiasis externa causada por Dermatobia hominis produce una inflamación nodular del párpado  que simula un chalazión. Las lesiones similares a un chalazión presentan pequeñas larvas que sobresalen del centro de la lesión en la conjuntiva palpebral.  La ​​oftalmomiasis interna puede ser anterior o posterior, dependiendo de la presencia de larvas en el segmento anterior o posterior del ojo, respectivamente. La oftalmomiasis interna anterior es menos común y se presenta con uveítis. Existen informes disponibles sobre la afectación del segmento anterior. Pueden observarse larvas móviles en la cámara anterior. Sin embargo, existe la posibilidad de migración posterior.

 Los pacientes con oftalmomiasis interna suelen presentar fotopsia, dolor y miodesopsias. En la exploración, se pueden observar trazos subretinianos de color blanco grisáceo con o sin desprendimiento de retina exudativo y vitritis. Las larvas alcanzan la cavidad vítrea penetrando la retina y provocando una vitritis significativa. Los casos graves de oftalmomiasis interna pueden manifestarse con proliferación fibrovascular, hemorragias focales, subluxación y luxación del cristalino. El edema de disco también puede ser una manifestación de oftalmomiasis interna. Otros hallazgos sugestivos, como trazos subretinianos asociados o larvas intravítreas, pueden ayudar a establecer el diagnóstico definitivo.

 La miasis orbitaria se considera la más peligrosa, con potencial de propagación intracraneal. Se observa principalmente en pacientes gravemente debilitados con diabetes mellitus no controlada, edad avanzada y mala salud general. La ​​miasis orbitaria es una afección de rápida progresión que puede destruir extensamente los tejidos orbitarios en cuestión de días. Los gusanos suelen habitar en heridas abiertas quirúrgicas o traumáticas o úlceras. Otros factores de riesgo incluyen el entorno rural, el alcoholismo, el estado de estupor, el encamado, el autocuidado deficiente, la higiene deficiente y los tumores periorbitarios malignos.

Los pacientes con oftalmomiasis externa pueden ser diagnosticados erróneamente con conjuntivitis viral/bacteriana. Es fundamental realizar un examen exhaustivo de los fondos de saco. Las larvas de Oestrus ovis son fotofóbicas y tienden a ocultarse en los fondos de saco. Un buen examen con lámpara de hendidura suele revelar el diagnóstico. La presencia de múltiples hemorragias puntiformes puede llevar al diagnóstico de conjuntivitis adenoviral. Las hemorragias se deben principalmente a microtraumatismos causados ​​por las espinas y ganchos de las larvas en ausencia de linfadenopatía preauricular. La presencia de una hinchazón palpebral con antecedentes de movimientos de contorsión justifica un examen minucioso de la hinchazón palpebral con lámpara de hendidura y gran aumento. La hinchazón palpebral similar a un chalazión causada por  Dermatobia hominis  presenta un orificio central a través del cual se puede observar la larva.

En casos de oftalmomiasis interna, un examen del fondo de ojo con dilatación facilita el diagnóstico. Clínicamente, se pueden observar múltiples pistas subretinianas, que se evidencian en la tomografía de coherencia óptica como áreas hiporreflectivas. También se han reportado desprendimiento de retina exudativo y vitritis. La angiografía con fluoresceína del fondo de ojo mostrará múltiples pistas subretinianas hiperfluorescentes con o sin fugas del disco, dependiendo de la presencia o ausencia de edema del disco.

 La autofluorescencia del fondo de ojo puede revelar las vías subretinianas. Para diagnósticos específicos, se requiere la participación de entomólogos. La larva de primer estadio de Oestrus ovis presenta ganchos ubicados más anteriormente, unidos al esqueleto cefalofaríngeo. Para la miasis orbitaria, es necesario obtener imágenes de la órbita, el cerebro y los senos paranasales. La larva debe enviarse para examen entomológico en etanol al 70%.

La oftalmomiasis externa suele ser autolimitada. Sin embargo, para la resolución temprana de los síntomas, es necesario controlar las larvas. El tratamiento definitivo de la oftalmomiasis externa consiste en la extracción de las larvas de la superficie ocular. Se anestesia la superficie ocular con proparacaína tópica al 0,5% o xilocaína al 0,4% y unas pinzas finas sin dientes, y se extraen las larvas. Se realiza un examen exhaustivo de la superficie ocular, incluyendo los fondos de saco conjuntivales superior e inferior. Posteriormente, se inicia el tratamiento con antibióticos y esteroides tópicos. Los síntomas se resuelven tras la extracción de las larvas.

En un estudio in vitro, se utilizó una solución de ivermectina al 1% en propilenglicol e ivermectina con povidona yodada al 0,6% como agente larvicida. Ambos agentes son larvicidas eficaces; sin embargo, la solución de ivermectina al 1% con povidona yodada al 0,6% mata las larvas en tan solo 10 minutos.

En casos de oftalmomiasis interna, se puede matar una larva subretinal viva mediante fotocoagulación fuera del área macular. Se puede utilizar un láser amarillo argón de 330 mW de potencia, 0,2 ms de duración y un tamaño de punto de 200 micrones.

En la oftalmomiasis interna causada por oncocercosis, filariasis bancroftiana, sarna y estrongiloidiasis, la ivermectina en dosis única es muy eficaz. La larva intravítrea con vitritis significativa debe extirparse mediante vitrectomía de la pars plana. La larva subretiniana inmóvil con inflamación significativa requiere vitrectomía de la pars plana y retinotomía. Se pueden observar larvas subretinianas muertas con cicatrices y sin inflamación significativa. En casos de larvas en la cámara anterior, se recomienda la extirpación urgente mediante una incisión limbar para evitar la migración posterior de la larva, que puede ocurrir rápidamente.

La mosca subretinal a veces puede salir del ojo a través del nervio óptico. Mientras tanto, se puede observar una disminución significativa de la visión. El tratamiento de la afectación del nervio óptico con ivermectina sistémica y esteroides puede contribuir a la recuperación visual.

La diseminación intracraneal es la complicación más temida de la miasis orbitaria. Para prevenir la diseminación intracraneal, está indicada la exenteración orbitaria. En pacientes con mala salud general y diabetes no controlada, se recomienda un control estricto de la glucemia, junto con una nutrición adecuada.

En la miasis orbitaria, se indica el uso de xilocaína tópica al 4% y aceite de trementina para inmovilizar las larvas. Posteriormente, se extraen manualmente. El paciente también recibe antibióticos orales y tópicos. Una buena higiene y un vendaje regular y cuidadoso de la zona afectada son cruciales para la recuperación.

Diagnóstico diferencial

La oftalmomiasis externa simula una conjuntivitis adenoviral. Las hemorragias puntiformes debidas a microtraumatismos por espinas larvarias son muy similares a las observadas en la conjuntivitis adenoviral.

Tanto la oftalmomiasis interna anterior como la uveítis anterior presentan una reacción grave en la cámara anterior. Sin embargo, en la oftalmomiasis interna anterior, la larva también puede observarse en la cámara anterior.

La oftalmomiasis posterior a menudo puede confundirse con un desprendimiento de retina exudativo aislado. Por lo tanto, cualquier caso de desprendimiento de retina exudativo debe examinarse exhaustivamente, especialmente en zonas endémicas con antecedentes de exposición.

La neurorretinitis subaguda unilateral difusa (DUSN) es un diagnóstico diferencial importante de la oftalmomiasis interna (posterior). Los tractos subretinianos suelen ser más delgados, y los microorganismos causantes son larvas de nematodos. En este caso, se observa disfunción tanto de la retina interna como de la externa, aunque la larva reside subretinalmente.

 La presentación habitual en la fase aguda es vitritis, edema de disco y racimos de lesiones retinianas blancas, con posible detección de un nematodo en movimiento.  Estos nematodos deben neutralizarse con láser urgentemente, ya que pueden moverse rápidamente y ser indetectables posteriormente.  En la fase tardía, se observan características de retinosis pigmentaria unilateral, caracterizadas por palidez del disco óptico, atenuación arteriolar retiniana y cambios pigmentarios en la periferia retiniana.

 Tunga penetrans  (pulga chigoe) se introduce en la piel y puede imitar las larvas de Dermatobia hominis.

FUENTE: NIH

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK576408/