sábado, 31 de mayo de 2025

Casos Clínicos: Mujer de 69 años, diabética con úlcera recidivante en pie diabético.

 

 El Dr. Leonardo Anchundia Alvarez de Atacames Ecuador, envía estas imágenes con el siguiente texto:

Doctor buenos días. Saludos desde Atacames en la provincia de Esmeraldas, Ecuador.

Pongo en consideración un caso:









Paciente femenina de 69 años con antecedente de diabetes mellitus medianamente controlada con Empagliflozina 12.5 mg + metformina 500 mg. Presenta lesión en parte distal del segundo dedo del pie izquierdo de más de 6 meses de evolución, la cual supura líquido seroso, poco dolorosa, inflamación leve de la zona. Refiere que la lesión aparece sin causa aparente, pero que sospecha de un golpe recibido en el dedo, pero no no sintió porque su sensibilidad en el pie está disminuida. (Figura 1). Dice que se ha sometido a diferentes tratamientos de curación pero la lesión vuelve a aparecer. La última vez fue tratada con apósitos hirocoloides, lo que en apariencia curó la herida (figura 2). Sin embargo, una semana después de la curación de la herida, esta comienza a supurar nuevamente (figura 2.1) y sufre inflamación y dolor.

Se realiza radiografía del pie (figuras 3,  4 y 5), donde se reporta: (figura 6).

 

Mi sospecha clínica es Osteomielitis de la falange distal, que puede ser consecuencia de la deformidad ósea del pie en Charcot.

Dejo a consideración al caso a la comunidad del Rincón, agradeciendo sus aportes para resolver el caso.

Nota: estamos a espera de resultados de cultivo de las secreciones de la lesión.

 

 



 



Dr. Leonardo Anchundia Alvarez.

Atacames Ecuador.




Opinión: La paciente presenta una úlcera crónica supurante en la base de la falange distal del segundo dedo del pie izquierdo. Los bordes de la ulceración son elevados debido a callosidad en forma de anillo que rodea los bordes de la úlcera. En la radiografía lateral del pie se puede apreciar la alteración del apoyo del segundo dedo, seguramente involucrado en el mecanismo de la ulceración crónica y las recidivas ulcerosas. También se aprecia la pérdida del arco plantar, manifestación característica del pie de Charcot que contribuye a  las alteraciones de apoyo.  La paciente evidentemente presenta severa alteración de la sensibilidad superficial y sobre todo profunda (barestesia), debida a neuropatía diabética lo que contribuye al llamado mal perforante plantar. Sumado a ello asumimos que la paciente tiene isquemia crónica con micro y macroangiopatía que contribuyen a la infección y a la perpetuación de la úlcera. Sabemos que este tipo de lesiones generan gran morbimortalidad, de hecho, son fuertes predictores de mortalidad en diabéticos, y aumentan significativamente el riesgo de amputaciones. Estos pacientes presentan un círculo vicioso consistente en alteraciones de la sensibilidad profunda, que evoluciona a deformidades (Charcot), como dedo “en martillo” debido a un mayor tono muscular flexor en  comparación con el extensor  las que a su vez evolucionan a ulceración por presión. Una vez que se forman las úlceras, la cicatrización puede retrasarse o ser difícil de lograr, especialmente si la infección penetra en tejidos profundos y el hueso, o si hay una disminución del flujo sanguíneo local. La presencia o no de osteomielitis es una de las dudas en la práctica diaria en el manejo de estos pacientes con úlceras supurantes. El diagnóstico definitivo de  osteomielitis se establece con biopsia ósea y cultivos de muestras obtenidas de forma estéril que muestre evidencias histológicas de inflamación y  osteonecrosis. Sin embargo, antes de la biopsia, el examen clínico del pie, así como las imágenes pueden establecer un diagnóstico presuntivo de osteomielitis cuando hay hueso visible, una prueba de "sonda a hueso" positiva, que es  la capacidad de tocar el hueso al sondear la herida, y si se ve un tracto sinusal el cual es muy sugerente de osteomielitis crónica.  Lógicamente el tamaño de la úlcera, sobre todo cuando estas tienen más de 2 cm 2 o supuración de varias semanas de duración favorecen el diagnóstico de osteomielitis. La Rx, y la RMN pueden sugerir osteomielitis, así como la presencia de marcadores inflamatorios aumentados (VSG, PCR). En esta paciente no veo signos radiológicos de osteomielitis, como erosión cortical, reacción perióstica o esclerosis, pero en este contexto clínico no se la puede descartar.

En cuanto a la gestión de la paciente, obviamente el manejo de las úlceras y las  infecciones en un pie diabético, son un tema demasiado amplio como para poder resumir en pocas palabras. Creo que evaluaría el componente vascular de la lesión, con eco Doppler arterial y medición de índice tobillo brazo (fundamentalmente por razones pronósticas), trataría empíricamente con antibióticos hasta la recepción de los cultivos, y estudiaría la manera de abordar el apoyo del pie para descargar la zona en cuestión, modificaciones del calzado, así como el manejo de las deformidades óseas evaluando junto a ortopedista con experiencia en manejo de pie diabético, y si es necesario considerar algún gesto de  corrección quirúrgica. La descarga mecánica es crucial para aliviar la presión sobre la úlcera y promover la curación. El yeso de contacto total suele ser el estándar de oro para estas úlceras. El calzado adecuado con plantillas acolchadas y espacio adecuado en la puntera es esencial para prevenir la recurrencia.

Para concluir, hay que decir que algunos estudios han mostrado que el uso de canagliflozina (no de empaglifozina que es la que recibe esta paciente), puede aumentar el riesgo de amputaciones no traumáticas en miembros inferiores, incluyendo los dedos de los pies. Dado que estas drogas están emparentadas por su mecanismo de acción, hay que estar atentos a futuros estudios