viernes, 21 de noviembre de 2025

Una mujer de 43 años con depresión, ideas suicidas y fiebre

Presentación del caso

Una mujer de 43 años fue ingresada en el servicio de psiquiatría de este hospital debido a un estado de ánimo depresivo e ideación suicida.

La paciente se encontraba en su estado de salud habitual hasta dos meses antes de su ingreso actual, cuando comenzó a presentar un empeoramiento de la anhedonia, la ansiedad y la ideación suicida, incluyendo planes para ingerir intencionalmente una sobredosis de medicamentos. El día de su ingreso actual, la paciente acudió al servicio de urgencias de este hospital para evaluación. Refirió dos meses de tos no productiva sin sudores nocturnos ni pérdida de peso. Presentó múltiples factores de estrés psicosocial, como violencia de pareja, recursos económicos limitados y vivienda precaria. La paciente ingresó en el servicio de psiquiatría de este hospital para el manejo de la anhedonia y la ideación suicida.

En la evaluación, la temperatura temporal fue de 37.3 °C, la presión arterial de 90/56 mm Hg, el pulso de 70 latidos por minuto, la frecuencia respiratoria de 16 respiraciones por minuto y la saturación de oxígeno del 99% mientras la paciente respiraba aire ambiente. Estaba ligeramente somnolienta y diaforética. No se observaron hemorragias conjuntivales, placas orofaríngeas ni lesiones en las membranas mucosas. El examen cardiopulmonar fue normal, con campos pulmonares limpios y sin soplo. No se presentó linfadenopatía cervical, supraclavicular, axilar o inguinal palpable. No se detectó hepatoesplenomegalia en la palpación del abdomen, y los brazos y las piernas no presentaron exantema, edema ni signos de enfermedad embólica.

El historial médico de la paciente era notable por la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) con neuropatía asociada, que había adquirido 17 años antes; la adherencia a los medicamentos antirretrovirales había sido limitada en los 2 años anteriores a esta evaluación. La paciente tenía antecedentes de trastorno bipolar, así como trastorno convulsivo secundario a una lesión cerebral traumática. No tomaba ningún medicamento, pero previamente había recibido una receta para terapia antirretroviral combinada (TAR) con bictegravir, tenofovir alafenamida y emtricitabina. Su historial quirúrgico era notable por un bypass gástrico en Y de Roux que se había realizado 10 años antes. La paciente tenía una vivienda inestable; se había alojado con amigos en Boston, pero no había buscado alojamiento temporal en albergues. Fumaba cocaína, así como un paquete de cigarrillos por día, y bebía alcohol de forma recreativa. No había viajado fuera de Nueva Inglaterra durante varios años.

El recuento de linfocitos T CD4+ fue de 25 por microlitro (rango de referencia: 295 a 1471), y la carga viral de ARN del VIH fue de 144 000 copias por mililitro (rango de ensayo: 20 a 10 000 000). El nivel de lactato deshidrogenasa fue de 227 U por litro (rango de referencia: 110 a 210). El análisis de orina no mostró piuria, hematuria ni proteinuria. Los resultados de otras pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1.



Tabla 1. Datos de laboratorio.

 

En la tarde del primer día de hospitalización, la temperatura oral era de 39,5 °C, la presión arterial de 83/54 mmHg, el pulso de 101 latidos por minuto, la frecuencia respiratoria de 40 respiraciones por minuto y la saturación de oxígeno del 94 % mientras respiraba aire ambiente. Tenía un aspecto ceniciento y se observó un aumento del trabajo respiratorio.

Una radiografía de tórax anteroposterior ( Figura 1 ) reveló innumerables micronódulos que estaban distribuidos uniformemente en ambos pulmones.

 


Figura 1. Radiografía de tórax en la presentación.

Una imagen anteroposterior obtenida en una radiografía de tórax portátil muestra nódulos pulmonares en distribución miliar.

 

Se administró solución de Ringer lactato por vía intravenosa, junto con ceftriaxona, doxiciclina y trimetoprima-sulfametoxazol. El paciente fue trasladado al servicio médico para continuar el tratamiento.

Se realizaron pruebas diagnósticas.

 

Diagnóstico diferencial

Esta mujer de 43 años con infección avanzada por VIH y trastorno bipolar presentó dos meses de anhedonia, ideación suicida y tos. Los pacientes inmunodeprimidos son susceptibles a diversas infecciones, cáncer y trastornos de desregulación inmunitaria. El riesgo de una enfermedad en particular depende de la naturaleza y la gravedad del deterioro inmunitario subyacente, así como de factores epidemiológicos. Al formular un diagnóstico diferencial para esta paciente, abordaré las siguientes tres preguntas: ¿Cuál es la naturaleza y la gravedad del defecto inmunitario subyacente? ¿Presenta factores epidemiológicos que justifiquen una consideración especial? ¿Existen características clínicas relevantes que ayuden a limitar el diagnóstico diferencial?

 

Defecto inmunológico subyacente

¿Cuál es la naturaleza y gravedad del defecto inmunológico subyacente de este paciente? La infección por VIH causa diversas deficiencias en las defensas del huésped. 1 Además de los defectos en la inmunidad celular causados ​​por la linfopenia de linfocitos T CD4+, la infección por VIH provoca una desregulación de la inmunidad humoral y la inmunidad innata. Esta paciente presentaba una inmunodeficiencia avanzada asociada con vulnerabilidad a todo el espectro de enfermedades relacionadas con el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).

 

Factores epidemiológicos

¿Presenta la paciente factores epidemiológicos que ameriten una consideración especial? La susceptibilidad a la mayoría de las enfermedades relacionadas con el SIDA depende no solo del grado de inmunodepresión, sino también de factores epidemiológicos. Muchas infecciones oportunistas son endémicas en regiones geográficas específicas. Se le preguntó a la paciente sobre sus antecedentes de viajes, así como sobre su lugar de residencia actual y anterior, y no reportó antecedentes de viajes ni residencia previa en regiones geográficas fuera de Nueva Inglaterra. Su historial de vivienda inestable aumenta su riesgo de contraer ciertas infecciones, como la infección por Mycobacterium tuberculosis y la infección por Bartonella quintana . Fumar cigarrillos predispone a infecciones respiratorias, cáncer de pulmón primario y otros tipos de cáncer. Fumar o inhalar cocaína puede provocar lesiones pulmonares por inhalación y hemorragia pulmonar.

 

Características clínicas destacadas

¿Existen características clínicas destacadas que ayuden a limitar el diagnóstico diferencial? Si bien los pacientes con infección por VIH avanzada presentan un riesgo considerable de padecer diversas afecciones pulmonares, cinco aspectos del cuadro clínico de este paciente ayudan a limitar el diagnóstico diferencial.

En primer lugar, el paciente refirió un historial de tos de 2 meses de duración, una característica compatible con un ritmo subagudo o crónico de la enfermedad. Esta duración de los síntomas descarta eficazmente las infecciones pulmonares virales, así como las infecciones por la mayoría de los patógenos bacterianos extrahospitalarios ( Streptococcus pneumoniae , Staphylococcus aureus , Pseudomonas aeruginosa y legionella), que tienen una presentación más aguda. En segundo lugar, las imágenes de tórax mostraron opacidades micronodulares difusas distribuidas uniformemente por ambos pulmones, lo cual es compatible con un patrón miliar. Los nódulos miliares, llamados así por su parecido con las semillas de mijo, 2 surgen de la propagación hematógena de una enfermedad subyacente, que típicamente es de naturaleza granulomatosa o maligna.

En tercer lugar, los análisis de sangre de rutina revelaron un nivel elevado de fosfatasa alcalina en presencia de niveles normales de aspartato aminotransferasa, alanina aminotransferasa y bilirrubina, hallazgos que sugieren la posibilidad de un trastorno hepático infiltrativo y, por lo tanto, invocan un proceso multisistémico. En cuarto lugar, el nivel de lactato deshidrogenasa solo estaba ligeramente elevado, por debajo del nivel que se observa típicamente en pacientes con neumonía por Pneumocystis, histoplasmosis diseminada o linfoma no Hodgkin. En quinto lugar, los estudios hematológicos revelaron trombocitosis. Cabe destacar que la mayoría de las infecciones oportunistas no tienen efecto sobre el recuento plaquetario o resultan en trombocitopenia. Por el contrario, la tuberculosis y ciertos cánceres pueden asociarse con trombocitosis.

Al establecer el diagnóstico diferencial de este paciente, es importante considerar que los pacientes con inmunodepresión profunda suelen presentar múltiples enfermedades oportunistas concurrentes. Por lo tanto, no es necesario aplicar el principio de la navaja de Occam. No obstante, intentaré identificar un único diagnóstico que explique todas las características principales del caso de este paciente.

 

Enfermedades inmunomediadas no infecciosas

El diagnóstico diferencial de los nódulos pulmonares miliares incluye diversas enfermedades inmunomediadas no infecciosas, como la neumoconiosis ocupacional, la granulomatosis por cuerpo extraño, la neumonitis por hipersensibilidad y la sarcoidosis. La ausencia de exposiciones en este caso descarta diagnósticos asociados a inhalación o insuflación. La sarcoidosis es una causa poco frecuente de nódulos pulmonares miliares. Aunque la patogenia de la sarcoidosis es poco conocida, los linfocitos T CD4+ parecen desempeñar un papel crucial. Cabe destacar que la linfopenia de linfocitos T CD4+ en pacientes con infección por VIH reduce el riesgo de sarcoidosis incidental. 3 En general, el diagnóstico de enfermedad inmunomediada no infecciosa en este paciente es muy improbable.

 

Cáncer

Los pacientes con infección avanzada por VIH corren el riesgo de padecer varios tipos de cáncer que pueden manifestarse con afectación pulmonar, como el sarcoma de Kaposi, el linfoma no Hodgkin y el cáncer primario de pulmón. El sarcoma de Kaposi se asocia a lesiones mucocutáneas, sexo masculino y una apariencia radiográfica característica, características que estaban ausentes en este paciente. La ausencia de estos hallazgos descarta el diagnóstico. En pacientes con infección avanzada por VIH, el linfoma no Hodgkin a menudo se manifiesta con citopenias que afectan a múltiples líneas celulares, un nivel marcadamente elevado de lactato deshidrogenasa, derrames pleurales y linfadenopatía hiliar, todos los cuales estaban ausentes en este paciente; la afectación pulmonar es poco frecuente en esta afección. 4,5 Entre los pacientes con infección por VIH, el riesgo de cáncer primario de pulmón es de 2 a 3 veces mayor que en la población general. La enfermedad puede presentarse con cualquier recuento de células T CD4+ y es especialmente probable que se desarrolle en personas fumadoras. La afectación miliar es una manifestación poco frecuente, pero bien descrita, del adenocarcinoma de pulmón. 6 La trombocitosis es relativamente frecuente en pacientes con cáncer de pulmón, presentándose en una cuarta parte de los casos al momento del diagnóstico inicial, mientras que es poco común en la mayoría de las infecciones oportunistas. 7 En la mayoría de los pacientes con cáncer de pulmón, se puede identificar un nódulo dominante en las imágenes. Si bien no se puede descartar cáncer en esta paciente, es más probable que una causa infecciosa explique su presentación.

 

Micosis endémicas

Los hongos dimórficos endémicos, como histoplasma, blastomyces, coccidioides y paracoccidioides, son causas bien establecidas de nódulos pulmonares miliares. El histoplasma es endémico en América Central y los valles de los ríos Ohio y Misisipi en Estados Unidos. En estas regiones, la histoplasmosis diseminada es una infección oportunista común entre las personas con SIDA y es una causa bien descrita de nódulos pulmonares miliares. 8,9 La infección diseminada con afectación multisistémica es común. Los hallazgos de laboratorio característicos incluyen pancitopenia y un nivel extremadamente elevado de lactato deshidrogenasa (a menudo >1000 U por litro). 10 Aunque el histoplasma no es endémico en Nueva Inglaterra, los estudios de modelos ambientales sugieren una región geográfica en expansión de endemicidad, y cada vez se notifican más casos en regiones que no son típicas de la histoplasmosis. 11 En última instancia, las manifestaciones clínicas, epidemiológicas y de laboratorio en este caso no respaldan el diagnóstico de histoplasmosis. De manera similar, la coccidioidomicosis, la blastomicosis y la paracoccidioidomicosis pueden descartarse en ausencia de un historial de exposición relevante, dado que estas infecciones están más restringidas geográficamente.

 

Micosis ubicuas

La infección por Pneumocystis jirovecii es la infección respiratoria fúngica más común en pacientes VIH positivos con un recuento de células T CD4+ inferior a 200 por microlitro. 12 Los pacientes con esta infección suelen presentar un inicio subagudo con fiebre, tos no productiva, disnea e hipoxemia. En la radiografía de tórax, el hallazgo clásico son opacidades intersticiales difusas y bilaterales. Se pueden observar nódulos miliares, pero son menos comunes. 8,13 El nivel de lactato deshidrogenasa está elevado en casi todos los casos, y los niveles superiores a 300 U por litro están presentes en el 75 % de los casos. 14 La anemia y la hipoalbuminemia son comunes, pero la trombocitosis y los niveles elevados de fosfatasa alcalina no se asocian con esta infección. Las manifestaciones clínicas, de laboratorio e imágenes en este caso no apoyan el diagnóstico de neumonía por Pneumocystis, pero dada la prevalencia de la infección en pacientes con infección por VIH avanzada, es importante considerar la posibilidad de una manifestación poco común de esta enfermedad común.

La infección por Cryptococcus neoformans también debe considerarse en el diagnóstico diferencial. La infección por C. neoformans es frecuente en pacientes con infección por VIH avanzada y se presenta principalmente cuando el recuento de linfocitos T CD4+ es inferior a 100 por microlitro. Aunque se han descrito síndromes pulmonares aislados, la meningoencefalitis se presenta en más del 90 % de los casos. Además, los nódulos pulmonares miliares rara vez se presentan en pacientes con criptococosis pulmonar. Por lo tanto, esta infección es una explicación improbable del cuadro clínico del paciente.

 

Infecciones micobacterianas no tuberculosas

Las infecciones micobacterianas no tuberculosas deben considerarse en el diagnóstico diferencial. La infección micobacteriana no tuberculosa más común en pacientes VIH positivos es la infección diseminada por el complejo M. avium . El complejo M. avium es débilmente patógeno. La infección ocurre cuando el recuento de células T CD4+ cae por debajo de 50 por microlitro y generalmente es diseminada, a diferencia de los síndromes localizados observados en personas inmunocompetentes. La infección diseminada por el complejo M. avium se manifiesta con síntomas constitucionales, que a menudo se acompañan de dolor abdominal, diarrea y hepatoesplenomegalia. Los pacientes a menudo presentan anemia, hipoalbuminemia y niveles elevados de fosfatasa alcalina; generalmente hay pancitopenia. Además, aunque los organismos pueden detectarse en secreciones respiratorias, la enfermedad pulmonar clínicamente significativa es claramente infrecuente. Por estas razones, la infección por el complejo M. avium puede descartarse como la causa de la enfermedad respiratoria de este paciente.

Los pacientes con infección por VIH también corren el riesgo de contraer la infección por M. kansasii . A diferencia de la infección diseminada por el complejo M. avium , la infección por M. kansasii suele afectar el pulmón en pacientes VIH positivos, y la enfermedad clínica puede ser indistinguible de la tuberculosis. La diseminación extrapulmonar se observa en aproximadamente una cuarta parte de los pacientes, y se ha descrito enfermedad miliar. 15 Aunque no se puede descartar la infección por M. kansasii en este caso, su incidencia es sustancialmente menor que la de tuberculosis en pacientes con infección por VIH, y las manifestaciones clínicas son más consistentes con el diagnóstico de tuberculosis miliar causada por la infección diseminada por M. tuberculosis .

 

Infección por Mycobacterium tuberculosis

Dada la presentación clínica de este paciente, sospecho firmemente que el diagnóstico subyacente es tuberculosis miliar. Los pacientes con deficiencias en la inmunidad celular y otros defectos de las defensas del huésped que afectan la integridad del granuloma presentan un riesgo especialmente alto de reactivación de la infección por M. tuberculosis y de presentar una enfermedad primaria diseminada o progresiva al momento de la infección inicial con el patógeno.

El riesgo de tuberculosis reactivada comienza a aumentar muy temprano durante la infección por VIH, antes de la disminución del recuento de linfocitos T CD4+ en sangre periférica. Las personas con un recuento de linfocitos T CD4+ inferior a 200 por microlitro presentan manifestaciones atípicas de tuberculosis pulmonar, como afectación de los campos pulmonares medio e inferior, linfadenopatía intratorácica y derrames pleurales. La hemoptisis y las lesiones cavitarias son poco frecuentes. 16,17 Además, la infección avanzada por VIH confiere una fuerte predisposición a la diseminación extrapulmonar, que puede presentarse en dos tercios de los casos. 18 La tuberculosis miliar es particularmente común entre pacientes con infección por VIH y representa la mitad de los casos de tuberculosis extrapulmonar en esta población de pacientes.

La tuberculosis miliar se manifiesta típicamente con una enfermedad respiratoria febril subaguda o crónica. 19 A pesar de la amplia afectación de la infección fuera del pulmón, los signos y síntomas localizados suelen estar ausentes. Se puede observar una amplia gama de anomalías de laboratorio en pacientes con tuberculosis miliar. La anemia, la hipoalbuminemia y la hiponatremia, así como un nivel elevado de fosfatasa alcalina con niveles normales de bilirrubina, aspartato aminotransferasa y alanina aminotransferasa, son particularmente comunes. El nivel de lactato deshidrogenasa puede estar ligeramente elevado en pacientes con tuberculosis miliar, pero los niveles extremadamente altos (como los observados en la histoplasmosis y la neumonía por Pneumocystis) son poco comunes.

En la mayoría de los casos, los nódulos miliares pueden detectarse en la radiografía de tórax en la presentación inicial. La tomografía computarizada (TC) de tórax permite una caracterización más detallada y proporciona una mayor sensibilidad para la detección de engrosamiento del tabique intralobulillar, linfadenopatías y derrames pleurales. Aunque cualquier órgano puede verse afectado, los sitios más comunes de diseminación extrapulmonar incluyen los ganglios linfáticos, el hígado, la médula ósea y el sistema nervioso central (SNC). Además de la probable afectación pulmonar y hepática, esta paciente presentó letargo leve al inicio del estudio, lo que podría reflejar evidencia temprana de afectación del SNC. Tanto la tuberculosis como la infección por VIH se han asociado con una amplia gama de síndromes neurológicos. Los tuberculomas y la meningitis basilar son los más comunes en la tuberculosis; el trastorno neurocognitivo asociado al VIH (THA) es el más común en la infección por VIH.

¿Podría la tuberculosis del SNC explicar la depresión y las tendencias suicidas que provocaron la consulta inicial de este paciente? Si bien los tuberculomas cerebrales pueden causar síntomas psiquiátricos, existen explicaciones alternativas más probables. En primer lugar, debemos considerar la contribución de los determinantes sociales de la salud. Este paciente presentaba múltiples desafíos psicosociales graves, como violencia de pareja, inseguridad económica, vivienda inestable y consumo de sustancias. En conjunto, estos problemas podrían sin duda desencadenar un episodio depresivo, especialmente en un paciente con trastorno bipolar subyacente. La tuberculosis podría ser un factor contribuyente o exacerbante de la enfermedad psiquiátrica del paciente. Es fundamental para el cuidado a largo plazo de este paciente un enfoque multidisciplinario que aborde tanto los diagnósticos psiquiátricos como los médicos. Una exploración más profunda de la falta de adherencia del paciente al TAR es crucial para prevenir futuras infecciones.

En pacientes con infección por VIH, establecer el diagnóstico de tuberculosis, en particular de tuberculosis miliar, puede ser difícil. Los pacientes VIH positivos con tuberculosis miliar presentan menos lesiones cavitarias y una menor carga microbiana en el pulmón que los pacientes VIH negativos con tuberculosis pulmonar, lo que disminuye la sensibilidad de la tinción ácido-alcohol resistente y la prueba de amplificación de ácidos nucleicos en muestras de esputo. Dada la gravedad de la enfermedad pulmonar de este paciente, el primer paso para establecer el diagnóstico es obtener muestras de esputo para realizar un frotis micobacteriano, un cultivo y una prueba de amplificación de ácidos nucleicos.

Diagnóstico presuntivo

Tuberculosis miliar.

 

Estudios de imagen adicionales

El segundo día de hospitalización, se realizó una tomografía computarizada de tórax tras la administración de contraste yodado intravenoso ( Figura 2A ). Las imágenes confirmaron los hallazgos radiográficos previos: innumerables nódulos (de 1 a 3 mm de diámetro) distribuidos uniformemente en ambos pulmones. Se observó un ganglio linfático paratraqueal superior agrandado adicional con baja atenuación central y un borde engrosado. No se observaron masas, consolidaciones, cavidades ni derrames.

 


Figura 2. Estudios de imágenes adicionales del tórax, abdomen y cabeza.

Se realizó una TC de tórax tras la administración de contraste intravenoso, utilizando el núcleo pulmonar como algoritmo de reconstrucción de la imagen. Una imagen axial (Panel A) muestra nódulos de 1 a 3 mm de diámetro distribuidos uniformemente en ambos pulmones (flechas), lo cual concuerda con una distribución miliar. Una imagen coronal reformateada en una ventana de tejidos blandos (Panel B) muestra un ganglio linfático paratraqueal superior derecho agrandado con baja atenuación central y un borde engrosado (flecha). Se realizó una TC de abdomen y pelvis con la administración de contraste oral e intravenoso en la fase venosa portal. Una imagen coronal reformateada (Panel C) muestra una lesión en el hígado con baja atenuación central y un borde engrosado (flecha superior), una lesión similar en la cabeza pancreática (flecha central) y un ganglio linfático mesentérico superior necrótico (flecha inferior). También se observan múltiples ganglios linfáticos retroperitoneales agrandados con baja atenuación central. Se realizó una resonancia magnética craneal tras la administración de contraste a base de gadolinio. La imagen ponderada en T1 (Panel D) muestra un único foco sutil de realce de 3 mm (flecha) en la sustancia blanca subcortical temporooccipital derecha.

 

Un día después, se realizó una TC de abdomen y pelvis con administración de contraste oral e intravenoso en la fase venosa portal ( Figura 2B y 2C ). Múltiples ganglios linfáticos retroperitoneales y abdominales superiores tenían una apariencia similar al ganglio linfático paratraqueal superior. Se observaron dos lesiones de baja atenuación (de hasta 4,1 cm de diámetro mayor) en el hígado con bordes engrosados ​​y cierta tabicación interna. Se observó una lesión adicional (de 2,0 cm de diámetro mayor) en la cabeza pancreática sin signos de obstrucción pancreática ni biliar.

Se realizó una resonancia magnética (RM) craneal tras la administración de contraste a base de gadolinio ( Figura 2D ). Se observó un único foco sutil de realce de 3 mm en la sustancia blanca subcortical temporal inferior derecha, con mínima hiperintensidad circundante, en las imágenes ponderadas en T2 y en la imagen de inversión-recuperación atenuada por fluido. No se observó difusión restringida ni susceptibilidad.

 

Discusión patológica

​​Para agilizar el diagnóstico, se obtuvieron muestras de esputo inducido y se realizó una broncoscopia con biopsia transbronquial. La tinción de la muestra de esputo inducido fue positiva para bacilos acidorresistentes ( Figura 3A ). La detección de bacilos acidorresistentes en un frotis por sí sola no es suficiente para establecer un diagnóstico definitivo de infección por M. tuberculosis, por lo que se realizó una prueba de ácidos nucleicos confirmatoria, además del cultivo.


 

Figura 3. Muestras de biopsia de esputo y ganglios linfáticos.

La tinción ácido-alcohol resistente de una muestra de esputo (Panel A) destaca bacilos delgados (flechas), un hallazgo compatible con especies de Mycobacterium, pero inespecífico. La tinción con hematoxilina y eosina de una muestra de biopsia transbronquial de un ganglio linfático paratraqueal (Panel B) muestra agregados histiocíticos en empalizada (flecha negra, que indica un histiocito representativo) mezclados con inflamación aguda y restos nucleares (flecha blanca), hallazgos compatibles con granulomas necrosantes. La tinción ácido-alcohol resistente de la muestra de biopsia transbronquial (Panel C) muestra numerosas formas delgadas (flecha) ubicadas en las áreas sugestivas de granulomas necrosantes que presentaban características morfológicas compatibles con el complejo Mycobacterium tuberculosis .

 

 

Una muestra de biopsia transbronquial de un ganglio linfático paratraqueal obtenida durante una broncoscopia mostró fragmentos de agregados histiocíticos en empalizada e inflamación aguda asociada, hallazgos sugestivos de granulomas necrosantes ( Figura 3B ). La tinción especial para bacterias ácido-alcohol resistentes mostró abundantes bacilos delgados con características morfológicas compatibles con el complejo M. tuberculosis ( Figura 3C ). Después de 9 semanas, los cultivos fueron positivos para M. tuberculosis . Además, las pruebas de amplificación de ácidos nucleicos realizadas por el Laboratorio de Salud Pública del Estado de Massachusetts confirmaron el diagnóstico de M. tuberculosis . Las pruebas de susceptibilidad a los antimicrobianos no detectaron resistencia a los mismos.

Diagnóstico patológico

Infección por Mycobacterium tuberculosis.

 

Curso de Gestión y Hospitalaria

Esta joven presenta dos infecciones potencialmente mortales: infección por VIH avanzada e infección diseminada por M. tuberculosis, ambas con tratamiento urgente. Además, en casos de infección por VIH avanzada, las infecciones oportunistas conocidas suelen ser solo la punta del iceberg; es necesario estar alerta ante la posible aparición de otras infecciones al iniciar el tratamiento para los diagnósticos conocidos. El manejo de la coinfección por VIH y tuberculosis también se complica por las complejas interacciones farmacológicas, la polifarmacia y el riesgo de síndrome inflamatorio de reconstitución inmunitaria (SIRI), una afección causada por una reacción inflamatoria intensificada contra los antígenos tuberculosos en el contexto de la recuperación inmunitaria.

En un paciente con coinfección por VIH y tuberculosis, las prioridades iniciales del tratamiento incluyen asegurar el envío de suficiente material diagnóstico para cultivo, optimizando así la probabilidad de que los resultados de las pruebas de sensibilidad a los antimicrobianos estén finalmente disponibles; iniciar rápidamente el tratamiento para la tuberculosis; y determinar la probabilidad de meningitis tuberculosa, lo cual orientaría las decisiones sobre la terapia antituberculosa y el momento de iniciar el TAR. La mayoría de los pacientes con tuberculosis reciben tratamiento empírico convencional con un régimen de cuatro fármacos (rifampicina, isoniazida, pirazinamida y etambutol) mientras se esperan los resultados de las pruebas de sensibilidad a los antimicrobianos, salvo que exista preocupación por la resistencia. La presencia de meningitis tuberculosa es una indicación para el tratamiento con glucocorticoides e informa sobre la dosificación de la terapia antituberculosa para la penetración en el SNC.

En esta paciente, no se conocían factores de riesgo para tuberculosis resistente, por lo que se inició terapia convencional con cuatro fármacos. Se añadió dexametasona mientras se evaluaba la meningitis tuberculosa. Se realizó una punción lumbar. En el análisis del líquido cefalorraquídeo (LCR), el recuento de células nucleadas fue de 1 por microlitro, y los niveles de proteínas y glucosa fueron normales. Finalmente, sobre la base de las características clínicas de la paciente, la ausencia de hallazgos leptomeníngeos en la resonancia magnética y el análisis normal del LCR, se consideró que la meningitis tuberculosa era un diagnóstico improbable. No se pudo descartar la presencia de un pequeño tuberculoma intracraneal, y se añadió moxifloxacino a su régimen antituberculoso para optimizar la penetración en el SNC.

El siguiente paso fue seleccionar un régimen de TAR y determinar el momento oportuno para su inicio. En cualquier paciente con infección por VIH, la selección del TAR se basa en la potencia para restaurar la función inmunitaria, la facilidad de administración, el historial de tratamiento, la resistencia a los antirretrovirales y las interacciones farmacológicas. El inicio rápido del TAR es prioritario en pacientes con infección por VIH avanzada y se ha demostrado que salva vidas. 20,21 Sin embargo, los pacientes con coinfección por VIH y tuberculosis presentan riesgo de desarrollar SIRI con el inicio del TAR, especialmente con un inicio temprano. 22 El riesgo de SIRI generó un debate sobre el momento oportuno para el inicio del TAR en pacientes con coinfección por VIH y tuberculosis. Numerosos estudios han demostrado un beneficio en la supervivencia con el inicio temprano del TAR, 23-25 ​​y las directrices actuales recomiendan que el TAR se inicie dentro de las 2 semanas posteriores al inicio de la terapia antituberculosa en pacientes con coinfección por VIH y tuberculosis, excepto en aquellos con meningitis tuberculosa. 26

Este paciente tuvo una respuesta favorable al tratamiento antituberculoso, sin efectos secundarios clínicamente importantes ni complicaciones de laboratorio, y la fiebre remitió rápidamente. Nueve días después del inicio del tratamiento antituberculoso, se inició TAR con emtricitabina, fumarato de tenofovir disoproxilo y dolutegravir.

Una semana después, mientras se reducía gradualmente el tratamiento con dexametasona, reapareció la fiebre con temperatura alta, lo que hizo sospechar tuberculosis resistente, una infección oportunista adicional no diagnosticada, una reacción adversa a medicamentos o SIRI. Tras una evaluación exhaustiva, no se identificó ninguna otra fuente infecciosa de fiebre ni evidencia de hipersensibilidad a medicamentos, lo que hizo del SIRI la posible explicación de la fiebre. La carga viral del ARN del VIH obtenida 12 días después del inicio del TAR fue de 113 copias por mililitro, lo que indica una respuesta virológica robusta, un factor de riesgo conocido para el SIRI. 27 Se reinició el tratamiento con glucocorticoides, lo que resultó en la rápida resolución de la fiebre.


Seguimiento

La paciente fue dada de alta a un centro de respiro médico tras 33 días de tratamiento con terapia antituberculosa, TAR y una pauta de glucocorticoides decreciente. En una visita de seguimiento con su infectólogo tres meses después del alta, se continuó con la terapia antituberculosa y el TAR; el recuento de linfocitos T CD4+ fue de 94 por microlitro y la carga viral del ARN del VIH fue indetectable. Tres meses después del alta hospitalaria, la paciente fue hospitalizada de nuevo por depresión y tendencias suicidas en el contexto de problemas de vivienda. Desde entonces, ha completado la terapia antituberculosa, ha mantenido la supresión viral y se encuentra en fase inicial de recuperación del trastorno por consumo de estimulantes.

Diagnóstico final

Infección diseminada por Mycobacterium tuberculosis .

 

 

Traducción de:

Case 29-2025: A 43-Year-Old Woman with Depression, Suicidal Ideation, and Fever

Authors: Michael S. Abers, M.D., Robert J. Lawson, M.D., Sandra B. Nelson, M.D. https://orcid.org/0000-0002-1949-7884, and Melanie C. Kwan, M.D.Author Info & Affiliations

Published October 15, 2025. N Engl J Med 2025;393:1522-1531

DOI: 10.1056/NEJMcpc2412536 VOL. 393 NO. 15

 

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcpc2412536?query=featured_secondary_home

 

 

Referencias

1.

Meintjes G, Maartens G. HIV-associated tuberculosis. N Engl J Med 2024;391:343-355.

2.

Case Records of the Massachusetts General Hospital (Case 31-2013). N Engl J Med 2013;369:1453-1461.

3.

Morris DG, Jasmer RM, Huang L, Gotway MB, Nishimura S, King TE Jr. Sarcoidosis following HIV infection: evidence for CD4+ lymphocyte dependence. Chest 2003;124:929-935.

4.

Eisner MD, Kaplan LD, Herndier B, Stulbarg MS. The pulmonary manifestations of AIDS-related non-Hodgkin’s lymphoma. Chest 1996;110:729-736.

 

5.

Edinburgh KJ, Jasmer RM, Huang L, et al. Multiple pulmonary nodules in AIDS: usefulness of CT in distinguishing among potential causes. Radiology 2000;214:427-432.

6.

Digumarthy SR, Mendoza DP, Padole A, et al. Diffuse lung metastases in EGFR-mutant non-small cell lung cancer. Cancers (Basel) 2019;11:1360-1360.

7.

Barlow M, Hamilton W, Ukoumunne OC, Bailey SER. The association between thrombocytosis and subtype of lung cancer: a systematic review and meta-analysis. Transl Cancer Res 2021;10:1249-1260.

8.

Salahuddin M, Karanth S, Ocazionez D, Estrada-Y-Martin RM, Cherian SV. Clinical characteristics and etiologies of miliary nodules in the US: a single-center study. Am J Med 2019;132:767-769.

9.

Wheat LJ, Connolly-Stringfield PA, Baker RL, et al. Disseminated histoplasmosis in the acquired immune deficiency syndrome: clinical findings, diagnosis and treatment, and review of the literature. Medicine (Baltimore) 1990;69:361-374.

10.

Falci DR, Monteiro AA, Braz Caurio CF, et al. Histoplasmosis, an underdiagnosed disease affecting people living with HIV/AIDS in Brazil: results of a multicenter prospective cohort study using both classical mycology tests and histoplasma urine antigen detection. Open Forum Infect Dis 2019;6(4):ofz073-ofz073.

11.

Hepler SA, Kaufeld KA, Benedict K, et al. Integrating public health surveillance and environmental data to model presence of histoplasma in the United States. Epidemiology 2022;33:654-659.

12.

Buchacz K, Lau B, Jing Y, et al. Incidence of AIDS-defining opportunistic infections in a multicohort analysis of HIV-infected persons in the United States and Canada, 2000-2010. J Infect Dis 2016;214:862-872.

13.

Wills NK, Adriaanse M, Erasmus S, Wasserman S. Chest X-ray features of HIV-associated pneumocystis pneumonia (PCP) in adults: a systematic review and meta-analysis. Open Forum Infect Dis 2024;11(4):ofae146-ofae146.

14.

Quist J, Hill AR. Serum lactate dehydrogenase (LDH) in Pneumocystis carinii pneumonia, tuberculosis, and bacterial pneumonia. Chest 1995;108:415-418.

15.

Canueto-Quintero J, Caballero-Granado FJ, Herrero-Romero M, et al. Epidemiological, clinical, and prognostic differences between the diseases caused by Mycobacterium kansasii and Mycobacterium tuberculosis in patients infected with human immunodeficiency virus: a multicenter study. Clin Infect Dis 2003;37:584-590.

16.

Post FA, Wood R, Pillay GP. Pulmonary tuberculosis in HIV infection: radiographic appearance is related to CD4+ T-lymphocyte count. Tuber Lung Dis 1995;76:518-521.

17.

Chamie G, Luetkemeyer A, Walusimbi-Nanteza M, et al. Significant variation in presentation of pulmonary tuberculosis across a high resolution of CD4 strata. Int J Tuberc Lung Dis 2010;14:1295-1302.

18.

Jones BE, Young SM, Antoniskis D, Davidson PT, Kramer F, Barnes PF. Relationship of the manifestations of tuberculosis to CD4 cell counts in patients with human immunodeficiency virus infection. Am Rev Respir Dis 1993;148:1292-1297.

19.

Sharma SK, Mohan A, Sharma A. Miliary tuberculosis: a new look at an old foe. J Clin Tuberc Other Mycobact Dis 2016;3:13-27.

20.

Ray M, Logan R, Sterne JA, et al. The effect of combined antiretroviral therapy on the overall mortality of HIV-infected individuals. AIDS 2010;24:123-137.

21.

Zolopa A, Andersen J, Powderly W, et al. Early antiretroviral therapy reduces AIDS progression/death in individuals with acute opportunistic infections: a multicenter randomized strategy trial. PLoS One 2009;4(5):e5575-e5575.

22.

Abdool Karim SS, Naidoo K, Grobler A, et al. Integration of antiretroviral therapy with tuberculosis treatment. N Engl J Med 2011;365:1492-1501.

23.

Abdool Karim SS, Naidoo K, Grobler A, et al. Timing of initiation of antiretroviral drugs during tuberculosis therapy. N Engl J Med 2010;362:697-706.

24.

Havlir DV, Kendall MA, Ive P, et al. Timing of antiretroviral therapy for HIV-1 infection and tuberculosis. N Engl J Med 2011;365:1482-1491.

25.

Blanc F-X, Sok T, Laureillard D, et al. Earlier versus later start of antiretroviral therapy in HIV-infected adults with tuberculosis. N Engl J Med 2011;365:1471-1481.

26.

Gandhi RT, Landovitz RJ, Sax PE, et al. Antiretroviral drugs for treatment and prevention of HIV in adults: 2024 recommendations of the International Antiviral Society–USA panel. JAMA 2025;333:609-628.

27.

Grant PM, Komarow L, Andersen J, et al. Risk factor analyses for immune reconstitution inflammatory syndrome in a randomized study of early vs. deferred ART during an opportunistic infection. PLoS One 2010;5(7):e11416-e11416.

 

jueves, 20 de noviembre de 2025

Casos Clínicos: Mujer dee 78 años con rash purpúrico en miembros inferiores.

La Dra Rosa Franco Canales, de Lima Perú envía estas imágenes con el siguiente texto:






 Buenas tardes Dr Macaluso. Soy la Dra Franco. Médico general. Quería compartir un caso de una paciente femenina, de 78 años de edad, antecedentes patológicos, fibrosis pulmonar, asma bronquial crónica, diabetes mellitus. Refiere que solo se medica con metformina 850mg y usa salbutamol como inhalador. Refiere que hace 3 semanas consumió una sopa con diferentes tipos de carnes entre ellas chalona, charqui, carne seca salada y legumbres llamada shambar del Perú. A los dos días los nietos que comieron esa sopa les dió diarrea. La paciente niega algún malestar días previos a la aparición de las lesiones que se presentaron 7 días después del consumo de dicha sopa. La paciente siempre estuvo afebril y asintomática excepro por estas lesiones, las cuales son pruriginosas, dolorosas, y no palidecen a la dígito presión. Comenzaron en ambas piernas, alrededor de 4 lesiones en cada una y, como se ve, se han incrementado. Inició con cetirizina x 7 días sin mejoria y desde ayer está tomando Prednisona de 50mg x dia y aplicándose clobetasol propionato al 0.05%. dx presuntivo. Reacción alérgica. Quisiera por favor su opinión. Muchas gracias por su respuesta.

Le he pedido hemograma, examen de orina y bioquímica.

 


Dra Rosa Franco Canales.

Lima Perú

 

 

 

 

Opinión: La historia, y el aspecto de las lesiones nos permiten describir el cuadro como PÚRPURA PALPABLE, está constituido por petequias y lesiones confluentes, las cuales son elevadas y en gran parte de la misma tienen una sufusión hemorrágica y de allí que no desaparezcan con la vitropresión. El síndrome de púrpura palpable, se corresponde en general con un laboratorio que muestra ausencia de trombocitopenia y la mayoría de las veces corresponde a VASCULITIS DE PEQUEÑOS VASOS en la anatomía patológica. Muchas veces estos cuadros están limitados a vasculitis leucocitoclástica de la piel, mientras que, en ocasiones, pueden ser expresión de vasculitis sistémica, como es el caso de la VASCULITIS ASOCIADA A ANCA (p. ej., granulomatosis con poliangeítis, granulomatosis eosinofílica con poliangeítis, poliangeítis microscópica), la VASCULITIS CRIOGLOBULINÉMICA, la VASCULITIS POR INMUNOGLOBULINA A (púrpura de Schönlein-Henoch), así como otras afecciones como la ENDOCARDITIS INFECCIOSA etc. Por lo tanto, frente a este cuadro, el estudio de esta paciente debe estar dirigido a descartar o confirmar cada una de estas entidades sistémicas, o quedarse con el diagnóstico de vasculitis de pequeños vasos sin afectación extracutánea. De esta manera queda claro que LA VASCULITIS LIMITADA A LA PIEL ES UN DIAGNÓSTICO DE EXCLUSIÓN. Hay que interrogar sobre pérdida de peso, fatiga, escalofríos, sudores nocturnos, mialgias o artralgia, cambios de color de la orina (orina de color té o hematuria macroscópica), dolor abdominal o melena, dolor en el pecho, disnea, tos o hemoptisis, asma de nueva aparición o empeoramiento, síntomas nasales, neuropatía periférica. Se debe solicitar laboratorio completo hemograma con recuento plaquetario, panel metabólico completo con evaluación de compromiso renal o hepático, sedimento de orina recién emitida, serologías para HCV y HBV, complemento sérico  (complemento hemolítico total [CH50], C3 y C4), FAN, anti-dsDNA, anti-Ro, anti-La, anti-RNP y anti-Sm, FR, crioglobulinas, ANCA, y VIH. La biopsia no siempre es necesaria (en este caso creo que el cuadro de vasculitis cutánea es claro), pero cuando se reliza  debe ir acompañada de evaluación con IF que puede ser  útil en ocasiones por ej vasculitis por IgA.

En cuanto al manejo de estos pacientes, si se descarta afectación extracutánea, es decir descartada una enfermedad sistémica, y con el diagnóstico de vasculitis cutánea de pequeños vasos (VVCS) de un solo órgano, el tratamiento se centra principalmente en el control de los síntomas. En los casos en los que se sospecha que la causa es un fármaco, la suspensión del fármaco o antígeno desencadenante debería resolver la enfermedad en un plazo de días a pocas semanas. Hay que asegurarse rápidamente de que el cuadro no sea secundaria a una infección activa (por ej endocarditis), ya que en estos casos, la administración de inmunosupresores puede ser perjudicial. En el caso que se demuestre  una afectación sistémica, el tratamiento es el de la enfermedad de base.

Finalmente, el antecedente de ingesta de alimentos que en algunos miembros de la familia ocasionó diarrea, puede tener que ver con el cuadro de la paciente si existió un cuadro infeccioso transmitido por alimentos. De hecho la púrpura de Schonlein-Henoch puede ser ocasionada por virus pero ocasionalmente se ha descripto en relación a alimentos contaminados


14/10/2025

La Dra. Rosa Franco Canales envió el siguiente mensaje:

"Dr Macaluso. Buenas noches. Del caso que le consulté. Los resultados de laboratorio de la paciente fueron: perfil hepático normal. urea 27mg/dl, creatinina 0.73mg/dl , PCR 7.44, VSG 45, proteínas en orina 0.18. rango maximo normal 0.15. Hb 13.5 g/dl plaquetas 440 mil, leucocitos normales. Examen de orina: hemoglobinuria +, hematíes +, cilindros granulosos 1 a 2 x. Proteinuria +. ANCA MPO, PR3 y ANA negativos. Para este último examen la paciente ya estaba tomando 5 días de Prednisona 50 MG y 5 días de prednisona de 20 MG diarios. Actualmente las lesiones han disminuido, niega malestar y continúa con prednisona de 20 MG.

Dr según los resultados el dx sería vasculitis de vasos pequeños o medianos? Por qué la están clasificando como una vasculitis de vasos medianos, poliarteritis nodosa. Pero la paciente no tiene livedo reticularis, ni milagias o necrosis"

Esta imagen es actual:





Opinión: Creo que el compromiso renal, expresado por hemoglobinuria +, hematíes +, cilindros granulosos 1 a 2 x. Proteinuria + orienta a pensar en enfermedad de Schonlein Henoch.

Si bien la PAN, o la PAN limitada a piel (PAN cutánea), puede cursar con la clínica de púrpura palpable igual que esta paciente, en general presenta nódulos subcutáneos dolorosos, livedo reticularis, púrpura retiforme, ulceración cutánea, infarto digital y necrosis, nada de lo cual presenta hasta ahora esta paciente. Por otro lado, no hay biopsia que pudiera orientar a PAN, ni arteriografía, tampoco hay serología positiva para HCV o HBV, ni ha tomado medicamentos como minociclina (a la que se asocia con PAN secundaria), ni padece tricoleucemia (asociada causalmente con PAN), aunque tenemos que decir que la mayoría de las PAN son idiopáticas. Para pensar en PAN debiéramos al menos tener una biopsia que muestre inflamación transmural segmentaria de las arterias musculares, por un infiltrado celular contiene leucocitos polimorfonucleares y células mononucleares con necrosis fibrinoide, o una arteriografía compatible, o compromiso sistémico que esta paciente a excepción de la alteración del sedimento urinario no tiene



 

miércoles, 19 de noviembre de 2025

Casos Clínicos: Varón de 68 años con placa pruriginosa en la región de la nuca

 

Un colega de Concepción Chile envía estas imágenes con el siguiente texto:

Buenas tardes doctor. Queríamos pasarle unas imágenes de un caso que discutimos con algunos compañeros residentes, y ver qué opina el Rincón. Gracias totales.

Este es un paciente de 68 años, que le apareció en la región posterior del cuello esta lesión pruriginosa, según él, después usar una nueva tintura para el cabello. ¿Cómo la manejaría y qué consejos daría para prevenirla en el futuro?





 

Opinión: Se trata de una placa en parte baja del cuero cabelludo posterior, parte posterior del cuello y alta de la espald, que presenta signos de liquenificación por rascado, impresiona xerótica y con lesiones elevadas puntiformes cubiertas con costras que parecen haber sido pequeñas vesículas. Probablemente en su inicio, este cuadro haya sido eritematoso y cubierto de vesículas tal como se ve en el eccema agudo. El diagnóstico más probable es DERMATITIS ALÉRGICA DE CONTACTO, por la tintura de cabello. Las tinturas de cabello contienen parafenilendiamina (PPD), que es un alérgeno común presente en la mayoría de los tintes permanentes y la causa más frecuente de reacciones alérgicas sobre todo con tintes oscuros. Es una reacción de hipersensibilidad retardada (Tipo IV) que ocurre entre 24 y 72 horas después de la exposición Otros componentes que pueden causar reacciones son el resorcinol, el amoníaco, los parabenos y el peróxido de hidrógeno.

Optar por tintes naturales: Considera el uso de tintes naturales u orgánicos, que suelen estar libres de químicos agresivos como el PPD. El tratamiento es fundamentalmente  evitar una nueva exposición, y en su lugar utilizar algún tipo de tintura natural si es que se insiste en teñir el cabello. Si la lesión es muy sintomática, muy pruriginosa se puede tratar con corticoides tópicos  como crema de betametasona o clobetasol. Eventualmente algún antihistamínico como loratadina o cetirizina. Para la xersosis se puede aplicar algún emoliente como vaselina  

Como diferencial se podría plantear tiña capitis si no hubiese una relación tan de causa efecto entre la aplicación de la tintura y la aparición de esta placa. De todas  maneras es  de buena práctica realizar una tinción con OHK de un raspado de la lesión.

 

martes, 18 de noviembre de 2025

Casos Clínicos: Varón de 75 años con insuficiencia renal en fase dialítica que presenta tumefacción de párpado izquierdo intermitente.

El Dr. Alex Cuéllar de Jalisco México envía estas imágenes con el siguiente texto:

Qué tal, Dr.

Muy buenos días, le mando mensaje desde Jalisco, México.

Me gustaría presentarle a paciente masculino de 75 años de edad, tabaquismo y alcoholismo positivos, interrumpidos hace más de 10 años, no sé conoce alérgico a medicamentos o alimentos, hasta ahora.

Con APP de Enfermedad Renal Crónica estadio V (KDIGO) en tratamiento en hemodiálisis 3 veces por semana, secundario a hipertensión arterial sistémica de 10 años de evolución, en tratamiento con Prasozina y Losartan (tomaba captopril, pero es suspendido). Además de HPB en tratamiento con tamsulosina.

Ha estado acudiendo a sus sesiones con angioedema, el cual ha sido tratado con corticoides y antihistamínicos H2, además de suspensión de lácteos, AINES y IECAS.

A pesar de eso, continúa acudiendo a sus sesiones con angioedema unilateral idiopatico, acompañado de prurito, doloroso, sin eritema ni flogosis. No se aprecian signos de picadura o mordedura.

Empeoró durante la sesión, Dr.





¿Cree que podría ayudarme con el abordaje diagnóstico, dr?

Le agradezco y le envío un gran abrazo.

Dr. Alex Cuéllar

Jalisco México



 

Opinión: Hay un adagio en medicina que dice que “los pacientes vienen de a dos”. Ayer casualmente debatimos acerca de angioedema palpebral unilateral y hoy tenemos otro caso. Hay que decir antes que nada que dentro de los criterios o características de angioedema está la DISTRIBUCIÓN ASIMÉTRICA, aunque obviamente que la bilateralidad o la simetría no descartan en absoluto el diagnóstico. Hay dos tipos de angioedema sin contar el angioedema hereditario. Estos dos tipos son el ANGIOEDEMA MEDIADO POR MASTOCITOS, también llamado ANGIOEDEMA HISTAMINÉRGICO, y el ANGIOEDEMA MEDIADO POR BRADICININA. Sin embargo, el mecanismo de muchos de los desencadenantes conocidos del angioedema no está claro. En el angioedema mediado por mastocitos, puede verse asociado a urticaria, rubor, prurito generalizado, broncoespasmo, opresión de garganta o hipotensión y aun anafilaxiay en tal caso responden a epinefrina. En cambio, el angioedema inducido por bradicinina no se asocia con urticaria, broncoespasmo ni otros síntomas de reacciones alérgicas,  presenta una evolución algo más prolongada, generalmente desarrollándose en un plazo de 24 a 36 horas y resolviéndose en un plazo de dos a cuatro días, y puede estar producido por inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA), la inflamación puede aparecer en el plazo de una semana tras el inicio o aumento de la medicación, o tras años de uso. Además, a diferencia del angioedema mediado por histamina, afecta con frecuencia la mucosa gastrointestinal, lo que lleva a un edema de la pared intestinal y se presenta con episodios de dolor abdominal, náuseas, vómitos o diarrea.

Este caso, es interesante porque el paciente refiere prurito y dolor, sin signos de flogosis, por lo que suponemos que estos síntomas son locales y no cursan con urticaria ni signos que orienten a angioedema mediado por mastocitos, aunque no queda del todo claro si el prurito que refiere puede relacionarse con el equivalente a urticaria. Por lo tanto, yo creo que a los fines prácticos y hasta que esté firme el mecanismo fisiopatológico de base, el paciente debe tratarse cubriendo ambos mecanismos. Es decir pesquisar alimentos, fármacos (incluyendo aspirina  y AINES, látex, picaduras etc por un lado, además de tratar con antihistamínicos ad hoc. Pero además, contemplar la posibilidad de que se trate de angioedema mediado por bradikinina, y en tal sentido, el paciente, aunque se hayan suspendido los IECA, recibe losartan, es decir un bloqueador de los receptores de angiotensina II, que aunque mucho menos frecuentemente que los IECA, puede asimismo provocar angioedema por bradikinina. El hecho de que haya empeorado el cuadro durante la hemodiálisis, puede estar relacionado con el manejo de líquidos durante la misma. Habiendo una región donde el líquido escapa del espacio intravascular con facilidad como en el angioedema, dichas zonas están más propensas a edematizarse y por lo tanto habrá que chequear con qué tipo de soluciones  se efectuó la hemodiálisis, aunque teniendo en cuenta que al final del procedimiento, generalmente existe un balance negativo de agua y electrolitos.

Dado que el paciente no presenta cuadros graves asociados con a este angioedema como compromiso laríngeo, o de vías aéreas en general, así como tampoco hipotensión o anafilaxia, yo cambiaría losartan por algún otro fármaco antihipertensivo no IECA ni sartanes (por ejemplo clonidina o alfa metildopa, o bloqueantes cálcicos),  lo seguiría tratando con antihistamínicos (por ej cetirizina hasta 20 mg dos veces por día), y eventualmente corticosteroides

 

 

 

lunes, 17 de noviembre de 2025

Un hombre de 36 años que consulta con dolor abdominal, fiebre e hipoxemia.

En el siguiente caso, proporcionamos la presentación del caso tanto al Dr. Gurpreet Dhaliwal, clínico maestro y experto en razonamiento clínico, como al "Dr. CaBot", un sistema de inteligencia artificial (IA) creado, en parte, con el uso de todos los registros de casos publicados del Hospital General de Massachusetts. Tanto el Dr. Dhaliwal como el Dr. CaBot, designados a lo largo del caso como Dr. CaBot (IA), recibieron exactamente la misma presentación del caso y los estudios de imagen seleccionados iniciales, y ninguna de las partes tuvo acceso al análisis del caso de la otra. Este caso fue seleccionado debido al complejo razonamiento clínico requerido para generar un diagnóstico diferencial, y fue el primer y único caso que se proporcionó para que el sistema de IA lo analizara. El resultado del análisis de IA que se presenta a continuación es el texto original textual (incluidas las referencias seleccionadas por el sistema de IA), que no ha sido editado de ninguna manera. La discusión generada por IA del Dr. CaBot no ha sido analizada para verificar su exactitud; Se han conservado los errores factuales presentes para que el lector pueda observar las fortalezas y limitaciones del sistema. Los registros de casos del Hospital General de Massachusetts y la Revista no tienen ningún tipo de relación financiera con el sistema de IA Dr. CaBot, que se utilizó únicamente para brindar a los lectores de la Revista la oportunidad de familiarizarse con el uso de la IA en la medicina y la toma de decisiones clínicas. El lector debe determinar si la IA tiene un uso legítimo en la toma de decisiones clínicas.

 

Presentación del caso

Un hombre de 36 años fue ingresado en este hospital debido a dolor abdominal, fiebre, hipoxemia y trombocitopenia.

El paciente había estado en su estado de salud habitual, que incluía trastorno por consumo de alcohol caracterizado por consumo excesivo de alcohol, hasta 2 semanas antes de la presentación actual, cuando desarrolló un dolor leve y sordo en el abdomen inferior derecho y la espalda baja derecha. Cinco días antes de la presentación actual, el paciente tuvo dolores corporales y fiebre subjetiva. Al día siguiente, fue evaluado en el centro de atención de urgencias afiliado al consultorio de su médico de atención primaria. El examen fue normal; los resultados de las pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1. El análisis de orina fue normal y las pruebas de detección de los tipos A y B del virus de la influenza y el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo fueron negativas. Se administró tratamiento con líquidos intravenosos y ketorolaco intravenoso. El dolor abdominal se resolvió y el paciente fue dado de alta.

 



Tabla 1. Datos de laboratorio.

 

Tres días antes de la presentación actual, el dolor abdominal recurrió y desarrolló diarrea. El paciente tomó acetaminofén e ibuprofeno de venta libre, pero el dolor no disminuyó. Un día antes de la presentación actual, desarrolló náuseas con vómitos y el paciente fue evaluado nuevamente en el mismo centro de atención de urgencias. No informó consumo de alcohol desde la evaluación anterior. Además, informó nueva disnea y tos. La temperatura temporal fue de 36,9 °C, el pulso de 115 latidos por minuto, la presión arterial de 89/64 mm Hg y la frecuencia respiratoria de 20 respiraciones por minuto. La saturación de oxígeno fue del 85% mientras el paciente respiraba aire ambiente y aumentó al 98% mientras se administraba oxígeno suplementario a través de una cánula nasal a una velocidad de 4 litros por minuto. El paciente tenía mal aspecto, con aumento del trabajo respiratorio y crepitaciones sobre los campos pulmonares posteriores en la auscultación. Había ictericia escleral. Tenía dolor a la palpación y defensa en el abdomen superior derecho. Tras la administración de 2 litros de líquidos intravenosos, la presión arterial era de 78/60 mmHg. El paciente fue trasladado al servicio de urgencias de este hospital para una evaluación más exhaustiva.

En el servicio de urgencias, el paciente refirió que la fiebre subjetiva intermitente había continuado tras el alta de la clínica de urgencias 4 días antes. No se observaron factores que exacerbaran ni aliviaran el dolor abdominal. La tos producía esputo de color canela. Solía ​​beber de 4 a 5 cervezas por noche entre semana y hasta 12 cervezas por noche la mayoría de los fines de semana; su tratamiento previo para el trastorno por consumo de alcohol incluía naltrexona, que había dejado de tomar 3 meses antes de la presentación actual. Entre sus antecedentes médicos se encontraba la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), que se creía que se había agravado por el consumo de alcohol y bebidas con alto contenido en

cafeína; se le había recetado un tratamiento de un mes con pantoprazol 8 meses antes de la presentación actual, y los síntomas de ERGE se habían resuelto y no habían reaparecido. No tomaba ningún medicamento y no tenía reacciones adversas conocidas a los mismos. El paciente nació en Centroamérica y había vivido en Estados Unidos durante 16 años. Trabajaba en la construcción y vivía en un suburbio de Boston con su pareja y sus dos hijos. Había sido no fumador durante toda su vida y no consumía drogas ilegales. No tenía antecedentes personales ni familiares de coágulos sanguíneos.

En el examen, la temperatura temporal fue de 38,6 °C, la presión arterial de 92/50 mm Hg, el pulso de 110 latidos por minuto, la frecuencia respiratoria de 28 respiraciones por minuto y la saturación de oxígeno del 94% mientras se administraba oxígeno suplementario a través de una cánula nasal a una velocidad de 4 litros por minuto. El índice de masa corporal fue de 28,3. El paciente estaba alerta y orientado sin asterixis. Las escleróticas estaban ictéricas. Se observaron crepitaciones en ambos campos pulmonares posteriores. El paciente tenía dolor a la palpación en el abdomen superior derecho; podía tomar respiraciones profundas completas sin pausa mientras se palpaba el abdomen superior derecho y el dolor no aumentaba durante la inspiración. Las membranas mucosas estaban húmedas y no tenía petequias, úlceras orales ni signos de infección dental. No había edema en las piernas, sarpullido ni ruptura de la piel.

Las pruebas de laboratorio revelaron trombocitopenia y niveles elevados de fosfatasa alcalina, bilirrubina total y bilirrubina directa; los resultados de las pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1. El análisis de orina mostró bilirrubina 2+ (valor de referencia, negativo), urobilinógeno 2+ (valor de referencia, negativo) y cetonas 1+ (valor de referencia, negativo) pero por lo demás era normal. El frotis de sangre periférica mostró glóbulos rojos normocrómicos que eran normales en tamaño y tenían características morfológicas normales; se observaron células de rebaba ocasionales, esquistocitos y esferocitos. Las plaquetas eran bajas en número con características morfológicas y granularidad normales; se observaron plaquetas gigantes ocasionales.

La radiografía de tórax reveló una vasculatura pulmonar congestionada e indistinta con opacidades reticulares en ambos pulmones y opacidades irregulares en el espacio aéreo con predominio en los lóbulos inferiores.

Se administraron dos litros adicionales de líquidos intravenosos y la presión arterial aumentó a 116/59 mmHg. Se realizaron estudios de imagen adicionales.

Se realizó una tomografía computarizada (TC) del tórax, abdomen y pelvis después de la administración de material de contraste intravenoso con sincronización de angiografía pulmonar en el tórax y con sincronización venosa portal en el abdomen y la pelvis. No se encontró evidencia de embolia pulmonar. Se observaron opacidades irregulares multifocales del espacio aéreo en todos los pulmones, la mayoría de las cuales se concentraron de forma dependiente en el lóbulo superior posterior derecho y ambos lóbulos inferiores; se observaron más opacidades en el lóbulo inferior derecho que en el lóbulo inferior izquierdo ( Figura 1A ). Se observó engrosamiento del tabique interlobulillar en ambos pulmones, junto con opacidades en vidrio deslustrado centrolobulillares asociadas y trazas de líquido pleural ( Figura 1B ). Múltiples ganglios linfáticos mediastínicos estaban agrandados, incluidos los ganglios hiliares derechos, perivasculares y subcarinales. El hígado estaba agrandado con edema periportal difuso; las paredes del conducto biliar parecían estar engrosadas y se observó linfadenopatía periportal. La vesícula biliar estaba contraída y se observó un ligero edema pericolecístico. Se observó un trombo parcialmente oclusivo de la vena renal superior derecha que se extendía hacia la vena cava inferior ( Figura 1C ). Tras el informe inicial, una segunda revisión presencial con el equipo de ingreso reveló hallazgos adicionales, como un sutil engrosamiento proximal de la pared duodenal e hiperemia mucosa, junto con una posible conexión de tejidos blandos entre el duodeno y el riñón derecho ( Figura 1D ). Se recomendó una resonancia magnética (RM) abdominal.

 


Figura 1. Estudios de imagen iniciales.

Se obtuvieron imágenes de TC de tórax tras la administración de contraste intravenoso para evaluar las arterias pulmonares. Una vista axial (Panel A) muestra opacidades multifocales en parches dependientes del espacio aéreo (flechas blancas), engrosamiento del tabique interlobulillar con opacidades en vidrio deslustrado centrolobulillares (flecha negra) y trazas de derrame pleural en el lado derecho. Una vista coronal (Panel B) también muestra engrosamiento del tabique interlobulillar con opacidades en vidrio deslustrado centrolobulillares (flechas), un hallazgo compatible con edema intersticial y alveolar. Una imagen coronal de TC de abdomen, obtenida tras la administración de contraste intravenoso (Panel C), muestra un pequeño defecto de llenado triangular compatible con un trombo en la vena renal superior derecha que se extiende a la vena cava inferior (flecha) y un hígado agrandado. Una imagen axial de TC (Panel D) muestra un engrosamiento de la pared duodenal con una conexión anormal de tejido blando que se extiende hasta el riñón derecho (flecha negra), un ganglio linfático periportal agrandado (flecha blanca) y edema periportal. Una imagen coronal de RMN abdominal (Panel E), obtenida tras la administración de contraste intravenoso, confirma la presencia de un trombo triangular sin realce («simple») en la vena renal superior derecha y la vena cava inferior (flecha). Una imagen sagital (Panel F) confirma la presencia de una conexión entre el duodeno y el riñón derecho (flecha), visible únicamente en esta imagen.


Se obtuvo sangre para cultivo y se inició tratamiento empírico con piperacilina-tazobactam intravenoso, vancomicina y aciclovir. La ecografía de las piernas no mostró evidencia de trombosis venosa profunda ni superficial. Se transfundieron dos unidades de plaquetas y el paciente ingresó en el hospital.

Quince horas después de su ingreso en urgencias, la temperatura corporal aumentó a 39,2 °C. Las pruebas de laboratorio repetidas mostraron nueva leucocitosis y un aumento del recuento plaquetario; los resultados de las pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1. En tres de los cuatro hemocultivos obtenidos al ingreso en el hospital se observaron cocos grampositivos en pares y cadenas.

Se realizó una resonancia magnética abdominal tras la administración de contraste intravenoso; sin embargo, la calidad de la imagen se vio sustancialmente afectada por el movimiento del paciente. No se identificaron lesiones de masa en el hígado, las vías biliares ni el páncreas. Se confirmó la presencia de un trombo no oclusivo en la vena renal superior derecha, que se extendía a la vena cava inferior y no presentaba realce ( Figura 1E ). El duodeno proximal presentaba un engrosamiento circunferencial, con imágenes asociadas ponderadas en T2 que mostraban hiperintensidad compatible con edema. Se confirmó la sospecha de tejido blando en el espacio pararrenal anterior entre el duodeno y el hilio renal derecho, pero su evaluación fue deficiente debido al movimiento ( Figura 1F ).

El primer día de hospitalización, los cocos grampositivos aislados en tres de los cuatro hemocultivos se identificaron como Streptococcus anginosus . Las pruebas de detección del virus de la inmunodeficiencia humana tipos 1 y 2 fueron negativas; no se detectaron anticuerpos antinucleares. Se interrumpió el tratamiento con piperacilina-tazobactam, vancomicina y aciclovir, y se inició el tratamiento con ceftriaxona intravenosa y doxiciclina oral. La hipotensión se resolvió, pero la fiebre persistió con una temperatura temporal máxima de 38,7 °C. El recuento de plaquetas había aumentado después de la transfusión de plaquetas; los resultados de las pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1. Se inició el tratamiento con heparina intravenosa por trombosis en la vena renal y la vena cava inferior. La prueba del anticoagulante lúpico fue positiva, sin evidencia de anticuerpos IgG o IgM contra la β 2 -glicoproteína o cardiolipina.

El segundo día de hospitalización, la fiebre persistió. La temperatura máxima temporal fue de 39,0 °C.

Se realizó una prueba diagnóstica y se tomaron decisiones de manejo.


Diagnóstico diferencial

Dr. Gurpreet Dhaliwal: Este hombre de 36 años presentó dolor abdominal y de espalda que remitió espontáneamente. Dos semanas después, desarrolló sepsis con anomalías gastrointestinales, pulmonares, hematológicas, hepáticas, linfáticas y retroperitoneales.

Al considerar la causa más probable de la presentación de este paciente, no pude identificar un diagnóstico convincente para los hallazgos sin descartar selectivamente una o más anomalías importantes, un enfoque que no era lógico ni defendible. Por lo tanto, adopté una estrategia más adecuada para casos complejos: construir una vía causal. Este método organiza los hallazgos clínicos en una secuencia temporal de relaciones fisiopatológicas ( Figura 2 ). 1

 


Figura 2. Diagrama causal.

La construcción de un diagrama causal obliga al clínico a organizar los hallazgos clave en una secuencia temporal y fisiopatológica que pone de manifiesto la teoría del caso. La elaboración de este esquema mecanicista puede ser una herramienta de razonamiento diagnóstico, un instrumento para la narración de historias o un andamiaje cognitivo para la docencia. Cada flecha trazada entre los puntos de datos requiere justificación y la consideración de escenarios contrafácticos, y debe contribuir a una historia coherente que resista los contraargumentos. Este rigor inevitablemente expone lagunas de conocimiento, saltos inferenciales y suposiciones no examinadas. Subsanar estas vulnerabilidades en la lógica agudiza el juicio clínico y mejora el desempeño futuro, que es el propósito final de estos ejercicios. El inicio del diagrama causal (Panel A) tiene un ancla clínica indiscutible: la sepsis (resaltada en verde). Las múltiples anomalías asociadas con la presentación de este paciente pueden entonces organizarse por causalidad (resaltadas en naranja, morado y amarillo). A continuación, se muestran dos secuencias fisiopatológicas paralelas que permanecen inconexas (Panel B): neumonía por aspiración relacionada con el consumo de alcohol (resaltada en azul) y una cascada que comienza con un proceso duodenal indefinido que conduce a sepsis. El diagrama causal muestra cómo un antecedente común (el consumo de alcohol, que provocó un deterioro de la protección y la función aerodigestiva) desencadenó dos cascadas paralelas (Panel C) al permitir que el contenido orofaríngeo entrara en los pulmones y que un palillo de dientes entrara en el tracto intestinal (resaltado en rojo), donde perforó la pared duodenal.

 

Septicemia

La construcción de la vía causal comienza con un punto de referencia clínico indiscutible sobre el cual se pueden mapear otros hallazgos secuencialmente. Este paciente ingresó con sepsis, definida como infección sospechada o confirmada acompañada de lesiones orgánicas características.

En pacientes con sepsis, la trombocitopenia y la ictericia son manifestaciones comunes de disfunción hematológica y hepática, respectivamente. La disminución y recuperación abruptas del recuento plaquetario (con la ayuda de la transfusión) y el rápido aumento y disminución de los niveles de bilirrubina y fosfatasa alcalina se observaron en paralelo con la evolución de la bacteriemia por S. anginosus no tratada y la tratada posteriormente , lo que respalda un vínculo mecanicista entre estas anomalías de laboratorio y la sepsis ( Figura 2A ).

S. anginosus pertenece al grupo de estreptococos viridans, que coloniza la orofaringe. El factor predisponente más fuertemente asociado a la bacteriemia por S. anginosus es la enfermedad gastrointestinal que provoca un aumento de la permeabilidad intestinal. 2 En el diagrama causal, la vía que conduce a la bacteriemia por S. anginosus motiva, por lo tanto, la búsqueda de una lesión en el tracto digestivo.

 

Retroperitoneo

El engrosamiento proximal de la pared duodenal observado en las imágenes localiza la brecha intestinal responsable de la salida del estreptococo. Esta duodenopatía también desencadenó dos procesos retroperitoneales, debido a la proximidad del duodeno, el riñón derecho y la vena cava inferior. En primer lugar, se formó un puente de tejido blando que unió el duodeno anormal a un riñón derecho estructuralmente normal; esta conexión pudo haber albergado S. anginosus, que tiene predilección por la formación de abscesos. En segundo lugar, se desarrolló un trombo que se extendió a ambos lados de la vena cava inferior y la vena renal superior derecha. Cuando un trombo se limita a un único sitio anatómico contiguo a una infección o inflamación, probablemente se trate de una respuesta vascular local en lugar de una manifestación de hipercoagulabilidad sistémica. 3

Sin embargo, debe considerarse un estado protrombótico tras la detección del anticoagulante lúpico. Si bien este hallazgo sugiere la posibilidad de síndrome antifosfolípido, este diagnóstico puede rechazarse por dos razones. En primer lugar, no se detectaron anticuerpos antifosfolípidos específicos contra la β2 - glicoproteína ni la cardiolipina. En segundo lugar, este paciente presentaba una concentración elevada de proteína C reactiva, que se une a las superficies de los fosfolípidos utilizadas en los ensayos de coagulación. Esto imita el efecto inhibidor de los anticuerpos antifosfolípidos y prolonga los tiempos de coagulación, lo que puede producir un resultado engañoso en la prueba del anticoagulante lúpico .

El diagrama causal puede ampliarse considerando la duodenopatía como desencadenante de una fístula renal, trombosis local y bacteriemia estreptocócica ( Figura 2A ). La sepsis se relaciona con múltiples anomalías de laboratorio posteriores, incluyendo un falso positivo en la prueba del anticoagulante lúpico. Queda por identificar la causa de la duodenopatía.

 

Duodeno

La isquemia, la inflamación, la infección y la infiltración son los principales mecanismos de la enfermedad intestinal. La isquemia mesentérica del duodeno es poco frecuente debido a su doble irrigación arterial y a su extensa circulación colateral. La enfermedad de Crohn podría explicar la fistulización renal, pero la afectación duodenal aislada y la ausencia de síntomas crónicos son hallazgos poco comunes. La infección por Helicobacter pylori podría provocar una úlcera duodenal que posteriormente se perforaría ; sin embargo, no se observó ningún defecto mucoso ni neumoperitoneo en la TC. Los procesos infiltrativos, como el linfoma o el carcinoma, rara vez afectan al duodeno; el linfoma gastrointestinal se presenta con mayor frecuencia en el estómago o el íleon.

 

Pulmones

Me preguntaba si resolver la enfermedad pulmonar, inexplorada hasta el momento, proporcionaría una pista sobre la causa de la duodenopatía en este paciente. Dada la constante exposición de los pulmones al medio ambiente, se debe considerar su historial social. Si bien las obras de construcción que implican la alteración del suelo podrían provocar la inhalación de hongos y micobacterias no tuberculosas, es poco probable que dichos patógenos causen una infección en este paciente, presuntamente inmunocompetente.

La estrongiloidiasis, una infección parasitaria que el paciente podría haber adquirido en Centroamérica o Estados Unidos, 6 tiene un ciclo de vida que incluye migración pulmonar y colonización duodenal. La translocación de patógenos entéricos puede ocurrir cuando los gusanos adultos invaden el intestino; sin embargo, este proceso se asocia principalmente con bacterias gramnegativas, en lugar de estreptococos. 7 Además, las fases pulmonar y duodenal de la estrongiloidiasis suelen ser asincrónicas. 8

En este paciente, la distribución y apariencia de las opacidades son poco comunes en embolias pulmonares sépticas, y la endocarditis es un diagnóstico improbable dada la ausencia de soplo, signos embólicos o anomalías de la conducción. Además, entre los estreptococos viridans, S. anginosus es la especie con menor probabilidad de infectar las válvulas cardíacas. 9,10

En general, es mejor dejar de lado estas hipótesis pulmonares debido a su complejidad innecesaria y la baja prevalencia de las enfermedades candidatas. La explicación más común para la fiebre, tos productiva, disnea, hipoxemia y opacidades en las imágenes es la neumonía. El consumo excesivo de alcohol de este paciente y la distribución dependiente de las opacidades sugieren neumonía por aspiración. Un contraargumento sustancial a esta proposición es un eslabón perdido con la duodenopatía, que deja a la neumonía por aspiración sin ancla en el diagrama causal ( Figura 2B ). Es poco elegante invocar dos procesos concurrentes independientes en un paciente joven con una sola condición crónica: el trastorno por consumo de alcohol. Debe haber una conexión.

 

Tracto aerodigestivo

Trazar una cadena causal obliga al clínico a preguntarse no solo qué sucedió, sino también por qué. ¿Cómo conduce el consumo de alcohol a la aspiración? El etanol altera la consciencia y atenúa los reflejos protectores (p. ej., la tos y las náuseas), lo que altera los mecanismos normales de control del tracto aerodigestivo superior. 11-13 Añadir este paso intermedio a la cadena causal invita a razonar por analogía: si el consumo excesivo de alcohol puede provocar la desviación del contenido oral hacia los pulmones, ¿podría también desviar elementos no alimentarios hacia el tracto gastrointestinal?

Entre los objetos comunes que se ingieren inadvertidamente se incluyen monedas, pilas, alfileres, agujas y joyas. Sin embargo, estos objetos metálicos suelen ser radiopacos. De igual manera, las espinas pequeñas de pollo o pescado pueden perforar el intestino, pero muchas son radiopacas debido a su calcificación. Sin embargo, un cuerpo extraño de origen vegetal podría ser más difícil de detectar mediante imágenes.

Este razonamiento lleva a la búsqueda de un objeto orgánico que podría ingerirse al comer y beber, aparentemente inofensivo, pero que se vuelve invasivo al entrar en el tracto gastrointestinal. El principal sospechoso es un palillo de madera, un objeto común en sándwiches y utilizado para la higiene dental. La ingestión de palillos suele pasar desapercibida, pero una vez identificada, se considera una emergencia médica debido a su propensión a causar perforación visceral y lesión vascular. 14,15

El dolor abdominal y de espalda en el lado derecho, que comenzó dos semanas antes de la presentación actual, probablemente marcó el paso del palillo a través del duodeno hasta el retroperitoneo y el riñón, lo que creó un nido para la supuración de S. anginosus y su entrada al torrente sanguíneo. Aproximadamente al mismo tiempo, una borrachera alcohólica podría haber facilitado la aspiración que progresó a neumonía. En el diagrama causal ( Figura 2C ), ambos eventos se relacionan con una única vulnerabilidad: una incapacidad momentánea para controlar el tracto aerodigestivo.

Yo recomendaría hacer una endoscopia para visualizar y retirar el palillo.

Diagnóstico del Dr. Gurpreet Dhaliwal

Perforación del duodeno por cuerpo extraño (palillo de madera).



Introducción al Dr. CaBot (IA)

Dr. Arjun (Raj) K. Manrai y Sr. Thomas A. Buckley: El sistema de IA del Dr. CaBot 16 fue creado para generar diagnósticos diferenciales al estilo de un experto en discusión a partir de los registros de casos del Hospital General de Massachusetts. El sistema produce tanto un diagnóstico diferencial escrito como un video de una presentación basada en diapositivas, utilizando solo la información proporcionada en la presentación inicial del caso. Busca millones de artículos de la literatura clínica y más de 6000 registros de casos y luego crea un diagnóstico diferencial con el uso de un gran modelo de lenguaje al estilo de casos similares, respaldado por referencias relevantes. El sistema de IA del Dr. CaBot puede interpretar tanto texto como imágenes, y puede emular el estilo de un experto en discusión de cualquier década. Actualmente, el sistema tarda aproximadamente 5 minutos en generar un diagnóstico diferencial escrito y un video que lo acompaña. El diagnóstico diferencial escrito generado por el sistema de inteligencia artificial del Dr. CaBot se muestra en cursiva a continuación, en su forma original y sin editar.

El nombre “Dr. CaBot” es un homenaje al Dr. Richard C. Cabot, fundador y primer editor de los Registros de Casos del Hospital General de Massachusetts, que la revista ha publicado continuamente durante el último siglo. 17

Diagnóstico diferencial del Dr. CaBot (IA)

Dr. CaBot (AI): La narrativa clínica comienza con un hombre de 36 años, previamente sano, cuya enfermedad evolucionó de un dolor abdominal y lumbar leve en el lado derecho a sepsis franca, hipoxemia, trombocitopenia e ictericia colestásica. Las imágenes transversales revelaron opacidades pulmonares parenquimatosas multifocales, hepatomegalia con edema periportal, engrosamiento de la pared biliar, edema circunferencial del duodeno proximal, inflamación de tejidos blandos que une el duodeno con el hilio renal derecho, y un trombo no oclusivo que se propaga desde la vena renal superior derecha hacia la vena cava inferior (VCI). Los hemocultivos mostraron un rápido crecimiento de Streptococcus anginosus en tres de los cuatro frascos, y la fiebre persistió a pesar del tratamiento antimicrobiano de amplio espectro inicial. Analizaré las principales áreas anatómicas afectadas y luego buscaré un hilo fisiopatológico unificador.

 

Bacteriemia por Streptococcus Anginosus

Los miembros del grupo S. anginosus (milleri) son comensales de la cavidad oral y el tracto gastrointestinal que, característicamente, invaden de forma contigua, formando abscesos ricos en pus y fibrina. En una revisión microbiológica de 10 años de abscesos hepáticos piógenos, se aisló S. milleri en 13 de 16 casos y fue el patógeno más común. 18 La propensión de estos organismos a sembrar colecciones profundas también se destaca en series pulmonares de empiema y absceso pulmonar, en las que S. milleri representó dos tercios de los aislamientos de estreptococos viridans y presentó una morbilidad sustancial. 19,20 Por lo tanto, la identificación temprana de S. anginosus exige una búsqueda diligente de un foco supurativo oculto.

 

Opacidades pulmonares sépticas

La TC de tórax muestra nodularidad bilateral en árbol en brote, opacidades reticulares periféricas y consolidaciones en forma de cuña, hallazgos que favorecen la siembra hematógena sobre la neumonía adquirida en la comunidad. Los émbolos sépticos surgen con mayor frecuencia de endocarditis derecha o tromboflebitis séptica. Aunque el grupo milleri puede causar endocarditis infecciosa, su prevalencia entre las infecciones del torrente sanguíneo por estreptococos es modesta, aproximadamente el 5% en un estudio poblacional amplio. 10 El descubrimiento simultáneo de un trombo en la VCI ofrece una fuente más parsimoniosa: un coágulo venoso infectado que se propaga cranealmente con una lluvia de material embólico a la circulación pulmonar, un análogo anatómico del síndrome de Lemierre centrado en el sistema venoso intraabdominal en lugar del yugular.

 

Trombocitopenia e hipercoagulabilidad

El recuento de plaquetas cayó precipitadamente a 24 000 por milímetro cúbico y luego se recuperó parcialmente después de la transfusión. La trombocitopenia grave ocurre en hasta el 20% de los pacientes sépticos críticamente enfermos y a menudo refleja una coagulopatía de consumo. 21 El dímero D elevado (>7650 ng por mililitro) y los niveles muy altos de fibrinógeno respaldan una reacción de fase aguda en la coagulación intravascular diseminada temprana. La positividad concomitante para un anticoagulante lúpico, en ausencia de anticuerpos de cardiolipina o β2-glicoproteína, no es inesperada; se han descrito anticuerpos antifosfolípidos transitorios en contextos infecciosos y no necesariamente implican autoinmunidad primaria. 22 Estos trastornos hemostáticos predisponen a la trombosis venosa y facilitan la extensión del coágulo séptico.

 

Afectación hepatobiliar

El dolor en el cuadrante superior derecho, la marcada elevación de la fosfatasa alcalina y el edema periportal plantean la sospecha de una infección hepatobiliar. El absceso hepático piógeno criptogénico se asocia fuertemente con el grupo milleri. 18,23 El exceso de alcohol, presente en este caso, es un factor adicional del huésped vinculado a la formación de abscesos hepáticos y a un pronóstico adverso. 24 La vesícula biliar en la TC se observa contraída en lugar de distendida, y no se describen cálculos obstructivos ni dilatación del conducto biliar común, lo que hace menos convincente la colecistitis litiásica aguda o la colangitis supurativa. En cambio, las imágenes podrían reflejar un edema reactivo adyacente a un absceso parenquimatoso o flemón no reconocido situado en el hilio hepático.

 

Inflamación duodenal y espacio retroperitoneal

Tanto la TC como la RMN muestran un engrosamiento concéntrico del duodeno proximal con hiperintensidad en T2 y una masa inflamatoria mal definida que parece unir la segunda porción del duodeno con el hilio renal derecho. El duodeno retroperitoneal colinda con la vena renal, la VCI y la cabeza pancreática; una úlcera duodenal penetrante, un divertículo perforado o un absceso intramural localizado podrían inocular estas estructuras. La propagación continua y contigua de la infección explicaría la trombosis de la vena renal superior derecha, el edema biliar (a través de la linfangitis regional y la congestión venosa) y, en última instancia, la bacteriemia sistémica. El reservorio gastrointestinal del grupo milleri encaja de forma natural con dicha fuente.

 

Tromboflebitis séptica de la vena renal y la vena cava inferior

La trombosis séptica en la VCI es poco común, pero se reconoce fácilmente en el contexto de una infección retroperitoneal adyacente o de dispositivos intravenosos. En una serie de trombosis sintomáticas del filtro de la VCI, un tercio de los pacientes presentó embolia pulmonar a pesar de la oclusión de la cava. 25 Es posible que se esté desarrollando una fisiología comparable en este caso: un trombo infectado en la confluencia de la vena renal y la VCI disemina los pulmones, provocando simultáneamente una respuesta inflamatoria sistémica e ictericia por congestión venosa hepática.

 

Consideraciones sobre la endocarditis

Dada la bacteriemia persistente y la exposición intravenosa al alcohol, pero no a drogas, se justifica la ecocardiografía. Sin embargo, el riesgo relativamente bajo de endocarditis por bacteriemia por S. anginosus, específico de la especie, 10 junto con la explicación anatómica más próxima que ofrece el trombo renocavo, hace que una causa valvular sea menos convincente.

La convergencia de bacteriemia por S. anginosus, embolia pulmonar séptica, trombosis renocava, flemón duodeno-retroperitoneal y lesión hepática colestásica puede sintetizarse mediante una sola lesión: un proceso duodenal perforado o penetrante que generó un absceso retroperitoneal, erosionó la vena renal y la VCI, produciendo tromboflebitis séptica, y metastatizó a los pulmones. El microorganismo milleri aislado en hemocultivos es totalmente compatible con un absceso gastrointestinal, y la ceftriaxona, que ha demostrado ser un tratamiento de primera línea eficaz para las infecciones por milleri 26 , constituye un tratamiento antimicrobiano de base adecuado mientras se busca el control de la fuente.

Diagnóstico del Dr. CaBot (IA)

Úlcera duodenal perforada o penetrante con absceso retroperitoneal causada por Streptococcus anginosus, complicada por tromboflebitis séptica de la vena renal superior derecha y la vena cava inferior y embolia pulmonar séptica resultante.

 

Pruebas de diagnóstico

El tercer día de hospitalización, la angiografía por TC abdominal mostró una resolución parcial de la inflamación duodenal, que reveló un cuerpo extraño hiperdenso lineal (de 5,2 cm de longitud) que atravesaba la segunda porción del duodeno, anclando su pared posterior, extendiéndose por el espacio pararrenal anterior y penetrando el hilio y el polo superior del riñón derecho ( Figura 3 ). No se observaron indicios de extravasación activa ni lesión vascular.

 


Figura 3. Angiografía por TC del abdomen realizada el tercer día de hospitalización.

Las imágenes axiales (Panel A) y sagitales (Panel B) de la angiografía por TC del abdomen, obtenidas antes de la administración de material de contraste intravenoso, muestran un cuerpo extraño hiperdenso lineal (que mide 5,2 cm) que ahora se ve perforando el segmento descendente del duodeno hacia el riñón derecho.

 

Se consultó al servicio de gastroenterología para la evaluación endoscópica superior del cuerpo extraño identificado en las imágenes. El momento del procedimiento se vio influenciado por el tipo de objeto y su ubicación en el tracto gastrointestinal. 27 Aunque el momento de la ingestión era incierto, se presumió que había ocurrido dos semanas antes. Era improbable que el objeto se expulsara espontáneamente, ya que estaba incrustado en el riñón, donde probablemente había permanecido durante semanas. Debido a la proximidad a órganos vitales, se procedió a la intervención inmediata.

La planificación de este procedimiento implicó un equipo multidisciplinario, que incluyó servicios de gastroenterología, cirugía y radiología. Debido a la complejidad del procedimiento y al riesgo de sangrado, la esofagogastroduodenoscopia se realizó en quirófano, con el paciente en decúbito supino.

El endoscopio se avanzó lentamente hasta el duodeno, donde se visualizó un objeto extraño que correspondía al objeto hiperdenso encontrado en la TC ( Figura 4A ). Debido a la orientación del objeto, se utilizaron fórceps de diente de rata para extraerlo ( Figura 4B ). Después de la extracción del cuerpo extraño, se reintrodujo el gastroscopio para evaluar el sangrado en el sitio. No se observó sangrado ni durante la extracción del cuerpo extraño ni durante 5 a 10 minutos después de la extracción ( Figura 4C ). El cuerpo extraño se identificó como un palillo de madera, que se había extraído intacto ( Figura 4D ). Después del procedimiento, la condición del paciente se mantuvo estable y tuvo una recuperación sin complicaciones.

 


Figura 4. Imágenes obtenidas durante la esofagogastroduodenoscopia.

Durante la esofagogastroduodenoscopia, se identificó un cuerpo extraño en el duodeno (Panel A). Posteriormente, se extrajo con pinzas de diente de rata (Panel B). Tras la extracción, se vigiló la zona para detectar sangrado (Panel C) y se inspeccionó el palillo, que se encontró intacto (Panel D).

 

 

Discusión sobre la gestión

Esta paciente presentó una bacteriemia grave por S. anginosus . Se identificó S. anginosus en dos de los cuatro hemocultivos obtenidos aproximadamente 48 horas después del inicio de la terapia antibacteriana de amplio espectro. Tras 5 días de incubación, en uno de los dos hemocultivos obtenidos aproximadamente 24 horas después del ingreso también se observó crecimiento de la especie Veillonella, anaerobios gramnegativos que habitan el tracto digestivo y se sabe que forman biopelículas. La presencia de esta bacteriemia polimicrobiana indicó una alteración de la superficie de la mucosa intestinal y generó aún mayor preocupación por la posible propagación bacteriana del gran coágulo a la vena cava inferior y la vena renal. El estado de la paciente mejoró rápidamente tras la extracción del palillo. Recomendé tratamiento con ceftriaxona intravenosa durante 3 semanas, seguido de 3 semanas de amoxicilina oral, dada la duración de su bacteriemia documentada, persistencia de fiebre y posible tromboflebitis séptica en vasos principales.

El paciente recibió tratamiento con apixabán para la trombosis de la vena renal. Durante la hospitalización, reanudó el tratamiento con naltrexona oral y se le administró una formulación de liberación prolongada por vía intramuscular antes del alta. Se le conectó con un asesor de recuperación para el trastorno por consumo de alcohol y asistió a reuniones de Alcohólicos Anónimos en español. En su última visita de seguimiento, 9 meses después del alta, el paciente se encontraba bien y se mantenía abstemio.


Diagnóstico final

Perforación del duodeno por cuerpo extraño (palillo de madera).



Traducido de

Case 28-2025: A 36-Year-Old Man with Abdominal Pain, Fever, and Hypoxemia

Authors: Gurpreet Dhaliwal, M.D., C. Michael Hood, M.D. https://orcid.org/0009-0005-8708-1118, Arjun K. Manrai, Ph.D. https://orcid.org/0000-0001-9657-9800, Thomas A. Buckley, B.S., Akwi W. Asombang, M.D., M.P.H., and Elizabeth L. Hohmann, M.D.Author Info & Affiliations

Published October 8, 2025 N Engl J Med 2025;393:1421-1434 DOI: 10.1056/NEJMcpc2412539 VOL. 393 NO. 14

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcpc2412539?query=featured_secondary_home

 

 

 

References

1.

Manesh R, Geha RM, Dhaliwal G, et al. When the past informs the present: an exercise in clinical reasoning. J Gen Intern Med 2020;35:922-927.

2.

Pilarczyk-Zurek M, Sitkiewicz I, Koziel J. The clinical view on Streptococcus anginosus group — opportunistic pathogens coming out of hiding. Front Microbiol 2022;13:956677-956677.


3.

Levi M, van der Poll T, Schultz M. Systemic versus localized coagulation activation contributing to organ failure in critically ill patients. Semin Immunopathol 2012;34:167-179.


4.

Schouwers SME, Delanghe JR, Devreese KMJ. Lupus anticoagulant (LAC) testing in patients with inflammatory status: does C-reactive protein interfere with LAC test results? Thromb Res 2010;125:102-104.


5.

Ghimire P, Wu G-Y, Zhu L. Primary gastrointestinal lymphoma. World J Gastroenterol 2011;17:697-707.


6.

Inagaki K, Bradbury RS, Hobbs CV. Hospitalizations associated with strongyloidiasis in the United States, 2003-2018. Clin Infect Dis 2022;75:1548-1555.


7.

Al-Hasan MN, McCormick M, Ribes JA. Invasive enteric infections in hospitalized patients with underlying strongyloidiasis. Am J Clin Pathol 2007;128:622-627.


8.

Buonfrate D, Fittipaldo A, Vlieghe E, Bottieau E. Clinical and laboratory features of Strongyloides stercoralis infection at diagnosis and after treatment: a systematic review and meta-analysis. Clin Microbiol Infect 2021;27:1621-1628.


9.

Sunnerhagen T, Törnell A, Vikbrant M, Nilson B, Rasmussen M. HANDOC: a handy score to determine the need for echocardiography in non-β-hemolytic streptococcal bacteremia. Clin Infect Dis 2018;66:693-698.


10.

Chamat-Hedemand S, Dahl A, Østergaard L, et al. Prevalence of infective endocarditis in streptococcal bloodstream infections is dependent on streptococcal species. Circulation 2020;142:720-730.


11.

Berkowitz H, Reichel J, Shim C. The effect of ethanol on the cough reflex. Clin Sci Mol Med 1973;45:527-531.


12.

Krumpe PE, Cummiskey JM, Lillington GA. Alcohol and the respiratory tract. Med Clin North Am 1984;68:201-219.


13.

Mehta AJ, Guidot DM. Alcohol and the lung. Alcohol Res 2017;38:243-254.


14.

Steinbach C, Stockmann M, Jara M, Bednarsch J, Lock JF. Accidentally ingested toothpicks causing severe gastrointestinal injury: a practical guideline for diagnosis and therapy based on 136 case reports. World J Surg 2014;38:371-377.


15.

Case Records of the Massachusetts General Hospital (Case 4-2019). N Engl J Med 2019;380:473-485.


16.

Buckley TA, Conci R, Brodeur PG, et al. Advancing medical artificial intelligence using a century of cases. September 15, 2025 (https://arxiv.org/abs/2509.12194). preprint.


17.

Brinkmann R, Rosenberg E, Louis DN, Podolsky SH. Building a community of medical learning — a century of Case Records of the Massachusetts General Hospital in the Journal. N Engl J Med 2024;391:858-863.


18.

Moore-Gillon JC, Eykyn SJ, Phillips I. Microbiology of pyogenic liver abscess. Br Med J (Clin Res Ed) 1981;283:819-821.


19.

Wong CA, Donald F, Macfarlane JT. Streptococcus milleri pulmonary disease: a review and clinical description of 25 patients. Thorax 1995;50:1093-1096.


20.

Jerng JS, Hsueh PR, Teng LJ, Lee LN, Yang PC, Luh KT. Empyema thoracis and lung abscess caused by viridans streptococci. Am J Respir Crit Care Med 1997;156:1508-1514.


21.

Drews RE, Weinberger SE. Thrombocytopenic disorders in critically ill patients. Am J Respir Crit Care Med 2000;162:347-351.


22.

Waddell CC, Brown JA. The lupus anticoagulant in 14 male patients. JAMA 1982;248:2493-2495.


23.

Krige JEJ, Beckingham IJ. Liver abscesses and hydatid disease. BMJ 2001;322:537-540.


24.

Tian L-T, Yao K, Zhang X-Y, et al. Liver abscesses in adult patients with and without diabetes mellitus: an analysis of the clinical characteristics, features of the causative pathogens, outcomes and predictors of fatality: a report based on a large population, retrospective study in China. Clin Microbiol Infect 2012;18(9):E314-E330.



25.

Tardy B, Mismetti P, Page Y, et al. Symptomatic inferior vena cava filter thrombosis: clinical study of 30 consecutive cases. Eur Respir J 1996;9:2012-2016.


26.

Darlow CA, McGlashan N, Kerr R, et al. Microbial aetiology of brain abscess in a UK cohort: prominent role of Streptococcus intermedius. J Infect 2020;80:623-629.


27.

Ikenberry SO, Jue TL, Anderson MA, et al. Management of ingested foreign bodies and food impactions. Gastrointest Endosc 2011;73:1085-1091.