domingo, 15 de junio de 2025

De dónde vienes?

En este ejercicio clínico se presenta un caso que es discutido por un médico internista al que se le van proporcionando datos de la historia clínica en forma secuencial, y este analiza el cuadro a la luz de los nuevos elementos, de una manera análoga al proceso diagnóstico en la práctica real de la medicina

 

 

Historia

Una mujer de 62 años presentó dolor torácico izquierdo de un día de evolución. El dolor se irradiaba al hombro y la espalda, y se asociaba con disnea, sudoración y mareos. Nunca había fumado, ni bebía alcohol ni consumía drogas. No tenía antecedentes conocidos de hipertensión, hiperlipidemia, diabetes mellitus ni tromboembolia venosa. No había sido sometida a cirugía reciente ni había tenido inmovilidad previa.

 

Ponente

Las afecciones potencialmente mortales, como la isquemia miocárdica, la embolia pulmonar y la disección aórtica, son diagnósticos que no deben pasarse por alto y requieren una atención inmediata, incluso en ausencia de factores de riesgo evidentes. La isquemia miocárdica suele manifestarse con síntomas atípicos en mujeres.

 

Evolución

Tenía antecedentes de α-talasemia no dependiente de transfusiones (enfermedad de la hemoglobina H) complicada con hemocromatosis adquirida. Su historial médico también era notable por trombocitopenia, que se había atribuido a su uso de deferiprona, aunque la trombocitopenia leve persistió varios meses después de que había dejado de tomar este medicamento. Presentó esplenomegalia limítrofe. Además, tenía antecedentes de migrañas, mareos y alergias estacionales. Había completado el tratamiento con rifampicina para la tuberculosis latente una década antes de la presentación actual. Nunca había estado embarazada. Sus medicamentos incluían amitriptilina, venlafaxina, sumatriptán, omeprazol, ibuprofeno, difenhidramina, cetirizina, meclizina, acetaminofén y fluticasona inhalada. La paciente estaba casada y vivía con su esposo en una ciudad de Nueva Inglaterra, después de emigrar de Vietnam 11 años antes de la presentación actual. Era una enfermera jubilada. Sus antecedentes familiares eran notables por la hipertensión en una de sus cinco hermanas y por “ataques cardíacos” en su madre, su hermano y una hermana a edades desconocidas.

 

Ponente

Los antecedentes familiares de la paciente son una posible preocupación porque su riesgo de isquemia miocárdica aumentaría con antecedentes familiares de infarto de miocardio antes de los 65 años en mujeres y antes de los 55 años en hombres. Me gustaría saber si había tomado un triptán antes del inicio del dolor torácico, ya que el uso de este medicamento también puede aumentar transitoriamente el riesgo de isquemia miocárdica. Es poco probable que su trombocitopenia persistente esté relacionada con su dolor torácico agudo, pero justifica una mayor investigación. La trombocitopenia inducida por fármacos generalmente se resuelve después de la interrupción del agente agresor. La esplenomegalia es común en pacientes con talasemia y puede causar trombocitopenia a través del secuestro esplénico.

 

Evolución

En el departamento de urgencias, la temperatura oral era de 36,8 °C, la presión arterial de 129/71 mm Hg, la frecuencia cardíaca de 87 latidos por minuto y la saturación de oxígeno del 98% mientras respiraba aire ambiente. El índice de masa corporal era de 25. Un examen cardíaco mostró una frecuencia y un ritmo cardíacos regulares sin soplos, frotes ni galopes. Los campos pulmonares estaban limpios en la auscultación. El abdomen estaba blando y no doloroso, y los resultados de un examen neurológico fueron normales. No tenía erupciones cutáneas, hinchazón de las articulaciones, dolor a la palpación ni otras anomalías musculoesqueléticas. Un electrocardiograma mostró elevaciones del segmento ST de 1 a 2 mm en las derivaciones V 2 , V 3 y V 4 , con inversiones de la onda T en las derivaciones V 2 a V 6 ( Figura 1 ). El nivel de hemoglobina fue de 8,0 g por decilitro, el volumen corpuscular medio fue de 61 fl, el recuento de glóbulos blancos fue de 9500 por microlitro (con una fórmula leucocitaria normal) y el recuento de plaquetas fue de 125 000 por microlitro, todos valores similares a los resultados de las pruebas de laboratorio rutinarias de la paciente obtenidos en los meses previos a su ingreso. El nivel de troponina I fue de 31,62 ng por mililitro (valor normal: <0,01). El nivel de hemoglobina glucosilada fue del 4,2 % (valor normal: <5,7). El nivel de colesterol total fue de 151 mg por decilitro (3,9 mmol por litro), el de triglicéridos de 241 mg por decilitro (2,7 mmol por litro), el de lipoproteínas de baja densidad (LDL) de 75 mg por decilitro (1,9 mmol por litro) y el de lipoproteínas de alta densidad (HDL) de 28 mg por decilitro (0,7 mmol por litro); estos niveles se midieron sin ayunas. La radiografía de tórax no mostró anomalías.

 


Figura 1. Electrocardiograma obtenido en la presentación inicial.

Un electrocardiograma muestra elevaciones del segmento ST en las derivaciones V 2 , V 3 y V 4, junto con inversiones de la onda T en las derivaciones V 2 a V 6 .

 

Ponente

El dolor torácico agudo de la paciente, la elevación de la troponina I y los hallazgos electrocardiográficos son compatibles con un síndrome coronario agudo, específicamente un infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST (IAMCEST). El síndrome coronario agudo se debe con mayor frecuencia a la rotura de placa con aterosclerosis subyacente. La paciente no tiene antecedentes de tabaquismo, hipertensión ni diabetes mellitus. Su nivel de colesterol LDL se encuentra dentro del rango normal, pero su bajo nivel de colesterol HDL (<40 mg por decilitro) sugiere otro posible factor de riesgo de enfermedad coronaria. Sin embargo, se debe repetir la medición de sus niveles de colesterol posteriormente, ya que es frecuente que los niveles disminuyan transitoriamente después de un infarto de miocardio.

 

Evolución

Los niveles de sodio, potasio, magnesio, cloruro y glucosa fueron normales. La creatinina fue de 0,74 mg por decilitro (65 μmol por litro; rango normal: 0,5 a 1,1 mg por decilitro [44 a 97 μmol por litro]), y la tasa de filtración glomerular estimada fue superior a 90 ml por minuto por 1,73 m² de superficie corporal (valor normal: >59). La aspartato aminotransferasa fue de 75 UI por litro (rango normal: 13 a 39) y la alanina aminotransferasa, de 29 UI por litro (rango normal: 6 a 67). El nivel de bilirrubina total fue de 1,8 mg por decilitro (31 μmol por litro; rango normal, 0,3 a 1,2 mg por decilitro [5 a 21 μmol por litro]), con un nivel de bilirrubina directa de 0,5 mg por decilitro (9 μmol por litro; rango normal, 0,0 a 0,4 mg por decilitro [0 a 7 μmol por litro]). El nivel de albúmina fue de 3,6 g por decilitro (rango normal, 3,5 a 5,0). El índice internacional normalizado (INR) fue de 1,0 (rango normal, 0,8 a 1,2).

 

Ponente

Los niveles elevados de aspartato aminotransferasa y bilirrubina de la paciente probablemente se deban al estrés oxidativo y a la degradación del músculo miocárdico, más que a una lesión hepática. La sobrecarga de hierro debida a la hemocromatosis adquirida en el contexto de la enfermedad de la hemoglobina H puede causar miocardiopatía y trastornos de la conducción, incluyendo fibrilación auricular paroxística, pero no se asocia con el síndrome coronario agudo. También deben considerarse otras causas de infarto agudo de miocardio, como la disección coronaria espontánea, la tromboembolia coronaria y el infarto de miocardio no aterosclerótico con arterias coronarias no obstructivas (myocardial infarction with nonobstructive coronary arteries) (MINOCA).

Se inició tratamiento con aspirina, heparina y una estatina de alta intensidad. Una angiografía coronaria invasiva urgente mostró un trombo completamente oclusivo (100%) en la arteria descendente anterior izquierda y arterias coronarias con aspecto normal ( Figura 2 ). La trombectomía por aspiración reveló un vaso ampliamente permeable. La muestra aspirada se envió para análisis patológico. Dado que el flujo arterial era excelente tras la trombectomía, no se colocó un stent. Se continuó el tratamiento con heparina intravenosa, ante la preocupación de un émbolo en la arteria coronaria.

 


Figura 2. Estudios de cateterismo cardíaco.

Las angiografías coronarias muestran una oclusión completa (100%) de la arteria descendente anterior izquierda (Panel A, flecha) y reperfusión tras la embolectomía (Panel B, flecha). No se observa estenosis en las demás arterias coronarias.

 

Ponente

Un trombo en una arteria coronaria es una causa poco frecuente de infarto de miocardio en arterias coronarias no obstructivas. No se han establecido directrices para el tratamiento del infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST causado por un trombo en una arteria coronaria. Si bien no se recomienda la trombectomía por aspiración aislada para la revascularización coronaria rutinaria en pacientes con infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST, este abordaje puede ser razonable cuando se sospecha una embolia.

Un trombo en una arteria coronaria se produce por uno de tres mecanismos: trombosis in situ dentro de la arteria coronaria, embolia arterial del lado izquierdo del corazón o embolia paradójica. En este punto, se justifica la investigación de posibles fuentes de embolia en este paciente. Dichas pruebas suelen incluir ecocardiografía para buscar coágulos o cortocircuitos intracardíacos y monitorización del ritmo cardíaco para detectar fibrilación auricular, una posible fuente embólica. También se indican pruebas para buscar posibles afecciones subyacentes que podrían conferir una predisposición a la hipercoagulabilidad. Aunque se ha informado de hipercoagulabilidad en pacientes con talasemia, ocurre principalmente en pacientes con β-talasemia que se han sometido a esplenectomía, a diferencia de este paciente que tiene α-talasemia y sin antecedentes de esplenectomía.

 

Evolución

El primer día de hospitalización, el paciente se sometió a una ecocardiografía transtorácica (ETT), que reveló una fracción de eyección del ventrículo izquierdo del 40%, acinesia apical e hipocinesia medioanterior y anteroseptal. La válvula mitral estaba levemente engrosada y la ETT realizada después de la administración de solución salina agitada no mostró un shunt intracardíaco. La ecocardiografía transesofágica (ETE) realizada el tercer día de hospitalización reveló una vegetación en la valva anterior de la válvula mitral que medía 0,7 cm por 1,1 cm y una vegetación en la valva posterior de la válvula mitral que medía 0,5 cm por 0,3 cm, con insuficiencia mitral leve asociada. No se detectaron trombos en la orejuela auricular izquierda. La telemetría cardíaca no mostró fibrilación auricular ni otras arritmias. La ecografía de brazos y piernas fue negativa para trombosis venosa profunda.

 


Figura 3. Ecocardiogramas transesofágicos de la aurícula izquierda, la válvula mitral y el ventrículo izquierdo obtenidos el tercer día de hospitalización.

Se observa una vegetación de 0,7 x 1,1 cm en la superficie auricular de la valva anterior de la válvula mitral durante la diástole (Panel A, flecha). Durante la sístole, se observa una confluencia de vegetaciones que abarcan las valvas anterior y posterior (Panel B, flecha).

 

Ponente

Aunque la ETT es el primer paso para evaluar el origen cardíaco de la embolia, la ETE debe realizarse cuando la sospecha de embolia sea alta y los resultados de la ETT sean normales o no concluyentes, dado que la ETE tiene mayor sensibilidad que la ETT. La presencia de vegetaciones en la válvula mitral en la ETE sugiere firmemente que el STEMI de este paciente se debe a una embolia coronaria originada en la válvula mitral. La endocarditis infecciosa es la causa más común de vegetaciones valvulares; se deben obtener hemocultivos y examinar al paciente para detectar estigmas de endocarditis. Aunque la endocarditis infecciosa suele estar causada por especies de estreptococos o estafilococos, también puede deberse a otros patógenos, como especies de enterococos, organismos gramnegativos (es decir, especies de Haemophilus, Aggregatibacter actinomycetemcomitans , Cardiobacterium hominis , Eikenella corrodens y Kingella kingae ; conocidos como organismos HACEK) y, con menor frecuencia, patógenos zoonóticos como especies de Coxiella, Brucella o Bartonella. La endocarditis no infecciosa también puede causar vegetaciones valvulares, aunque es una causa menos común que la endocarditis infecciosa.

 

Evolución

La paciente no reportó fiebre reciente, sudores nocturnos, pérdida de peso, sarpullido ni otros síntomas. No había regresado a Vietnam desde que emigró a Estados Unidos. No había tenido exposición a animales ni procedimientos dentales recientes. Un examen físico completo no mostró sarpullido, dolor o hinchazón articular, hemorragias en astilla, lesiones de Janeway ni nódulos de Osler. Se obtuvieron hemocultivos y no se observó crecimiento. Las pruebas serológicas para las especies de Bartonella, Brucella y Coxiella fueron negativas. El análisis patológico del material aspirado durante el cateterismo reveló un coágulo de fibrina ( Figura 4 ). La tinción de plata-metenamina de Grocott y la tinción de ácido peryódico-Schiff fueron negativas para organismos fúngicos.

 


Figura 4. Muestra aspirada de un émbolo coronario de la arteria descendente anterior izquierda.

La tinción con hematoxilina y eosina muestra un coágulo de fibrina (Panel A). A mayor aumento (Panel B), se observan neutrófilos y glóbulos rojos dispersos dentro del coágulo.

 

Ponente

La ausencia de signos o síntomas sugestivos y los hemocultivos negativos hacen que la endocarditis infecciosa sea una causa improbable de sus vegetaciones valvulares. Además, no presenta factores de riesgo de endocarditis infecciosa, como antecedentes de valvulopatía o consumo de drogas inyectables. Deben considerarse causas no infecciosas de endocarditis, como el lupus eritematoso sistémico (LES), el síndrome antifosfolípido (SAF) y la artritis reumatoide, junto con el cáncer. También deben considerarse las afecciones de hipercoagulabilidad, como la presencia de una mutación del factor V Leiden o la deficiencia de antitrombina, aunque estas afecciones suelen presentarse con tromboembolia venosa.


Evolución

Se realizó un diagnóstico de endocarditis trombótica no bacteriana. La paciente no reportó antecedentes personales ni familiares de enfermedades autoinmunes ni enfermedad tromboembólica. No presentó signos ni síntomas de enfermedades autoinmunes o del tejido conectivo subyacentes, como úlceras orales, pérdida de cabello, sequedad bucal, tirantez de la piel o cambios de color en los dedos inducidos por el frío. El tiempo de protrombina (INR) y el tiempo de tromboplastina parcial fueron normales, al igual que el nivel de actividad de la antitrombina III. La prueba del factor V Leiden fue negativa. El recuento de plaquetas osciló entre 92.000 y 125.000 por microlitro durante el ingreso; estos resultados fueron similares a los obtenidos en los meses previos a su ingreso. Una prueba de anticuerpos antinucleares (ANA) fue positiva a un título de 1:80 (con un patrón moteado); las pruebas de anticuerpos anti-Smith, anticuerpos anti-ADN de doble cadena y anticuerpos anti-RNP fueron negativas. Se detectó anticoagulante lúpico. El nivel de IgG anticardiolipina fue superior a 112 UI/ml y el de IgM anticardiolipina fue de 21 UI/ml; los niveles de IgG e IgM anti-β2-glicoproteína I fueron superiores a 112 UI/ml y 30 UI/ml, respectivamente (valor normal: <20 para todos estos anticuerpos). Los anticuerpos se midieron mediante inmunoensayo de flujo múltiple. La tomografía computarizada mostró esplenomegalia limítrofe; no se observaron masas, linfadenopatía, hepatomegalia, infartos orgánicos, líquido libre ni otros hallazgos anormales.

 

Ponente

Los estudios hematológicos de la paciente no indicaron trombofilia hereditaria. Su presentación, que incluyó un evento trombótico arterial, en combinación con la presencia de anticoagulante lúpico y anticuerpos positivos contra anticardiolipina y β2-glicoproteína I, es altamente sugestiva de SAF; el SAF también podría explicar su trombocitopenia. Si bien un tiempo de tromboplastina parcial prolongado también puede ocurrir en pacientes con SAF, el hecho de que esta paciente tuviera un tiempo de tromboplastina parcial normal no descarta el diagnóstico. Cabe destacar que los títulos elevados de anticuerpos anticardiolipina y anti-β2-glicoproteína I de esta paciente se evaluaron mediante inmunoensayo de flujo multiplex, que es menos específico (pero más fácilmente disponible) que un ensayo inmunoabsorbente ligado a enzimas.

El SAF puede ser una afección primaria o estar causado por otras enfermedades autoinmunes, más comúnmente el LES. Es improbable que el resultado débilmente positivo de ANA en esta paciente indique LES. Los resultados falsos positivos de ANA son frecuentes, y sus resultados negativos en las pruebas de anticuerpos anti-ADN de doble cadena, anticuerpos anti-músculo liso y anticuerpos anti-RNP contradicen la posibilidad de LES. Además, no presenta características clínicas comunes del LES, como exantema, úlceras orales, artralgia, serositis, daño renal o síntomas neuropsiquiátricos. Su presentación clínica y de laboratorio es más consistente con el SAF primario.

 

Evolución

Se inició warfarina para la prevención de eventos vasculares adicionales; el INR objetivo fue de 2,0 a 3,0. La repetición de la prueba de anticuerpos 3 meses después del alta mostró nuevamente la presencia de anticoagulante lúpico, anticuerpos anticardiolipina y anticuerpos anti-β2-glicoproteína I.

La presencia persistente de anticuerpos anticoagulantes lúpicos y antifosfolípidos en pruebas repetidas, junto con el cuadro clínico del paciente, confirma el diagnóstico de SAF. La warfarina es el anticoagulante de elección para la prevención de eventos tromboembólicos en pacientes con SAF.

 

Comentario

Esta mujer de 62 años con antecedentes familiares de enfermedad coronaria, pero sin otros factores de riesgo ateroscleróticos conocidos, presentó un infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST (IAMCEST). La angiografía coronaria reveló evidencia de infarto de miocardio no aterosclerótico con arterias coronarias no obstructivas debido a tromboembolia coronaria, y la ecocardiografía transesofágica (ETE) mostró endocarditis trombótica no bacteriana de la válvula mitral. Los resultados positivos para anticuerpos antifosfolípidos y anticoagulante lúpico, en ausencia de evidencia de enfermedad reumatológica o cáncer, llevaron al diagnóstico de SAF.

El SAF es una enfermedad autoinmune sistémica que a menudo se manifiesta con tromboembolia venosa o arterial o con complicaciones del embarazo, siendo las más comunes los abortos espontáneos recurrentes o tardíos y la preeclampsia. La prevalencia del SAF en la población general es de 50 casos por cada 100.000 personas.<sup> 1 </sup> El SAF puede ser una entidad primaria o estar asociado a otras enfermedades autoinmunes como el LES.

El diagnóstico de SAF puede ser un desafío. Los criterios de 2023 del Colegio Americano de Reumatología y la Alianza Europea de Asociaciones de Reumatología, y los criterios de Sapporo revisados ​​de 2006 están destinados a fines de investigación, pero pueden ser útiles para fundamentar el diagnóstico clínico. 2,3 Se deben cumplir criterios clínicos y de laboratorio para realizar el diagnóstico. Los criterios clínicos abarcan varios dominios, incluidos los eventos macrovasculares, los eventos microvasculares, las complicaciones obstétricas, las anomalías de las válvulas cardíacas y las anomalías hematológicas. Los criterios de laboratorio, incluidas las pruebas positivas para el anticoagulante lúpico o los anticuerpos antifosfolípidos, deben evaluarse mediante un ensayo inmunoabsorbente ligado a enzimas; los resultados positivos requieren confirmación mediante pruebas repetidas al menos 12 semanas después, ya que la presencia de trombosis aguda o el uso de terapia anticoagulante pueden confundir las pruebas. Este paciente cumplió los criterios clínicos y de laboratorio para SAF con presencia de un trombo arterial (particularmente en ausencia de alto riesgo cardiovascular), vegetaciones valvulares y trombocitopenia, así como una prueba positiva para anticoagulante lúpico y títulos altos (>1:80) de anticuerpos anticardiolipina y anti–β2-glicoproteína I.

La presencia de SAF en asociación con el síndrome coronario agudo es poco común, pero está bien documentada. El SAF puede causar síndrome coronario agudo a través de varios mecanismos distintos, incluyendo daño endotelial inmunológicamente mediado que conduce a aterosclerosis coronaria acelerada, disfunción microvascular y trombosis coronaria como resultado de un estado procoagulante. Además, la oclusión coronaria asociada al SAF puede ocurrir después del desarrollo de aterotrombosis in situ, como resultado de la ruptura de la placa coronaria, o como embolia paradójica, o puede ocurrir como una complicación tromboembólica de la endocarditis trombótica no bacteriana.

La endocarditis trombótica no bacteriana, también conocida como endocarditis de Libman-Sacks o endocarditis marántica, se presenta en presencia de un estado de hipercoagulabilidad sistémica que conduce a la formación de microtrombos en las válvulas cardíacas que finalmente se fusionan en vegetaciones estériles. La válvula mitral es la más comúnmente afectada (como en el caso de este paciente), seguida de la válvula aórtica. 7 Además del SAF, las afecciones asociadas con la endocarditis trombótica no bacteriana incluyen cáncer avanzado, sepsis, LES, artritis reumatoide y vasculitis. 7 Las lesiones observadas en la endocarditis trombótica no bacteriana pueden ser más propensas a la embolización sistémica que las observadas en la endocarditis infecciosa. Esta característica puede explicarse por la ausencia de inflamación en la endocarditis trombótica no bacteriana, lo que resulta en vegetaciones de adhesión más laxa. 7

La proporción de casos de síndrome coronario agudo atribuibles a endocarditis trombótica no bacteriana asociada a SAF no está clara, pero probablemente sea muy baja8 ; la ausencia de factores de riesgo ateroscleróticos tradicionales puede sugerir la posibilidad de dicho diagnóstico. El hallazgo de una oclusión coronaria abrupta con arterias coronarias normales en la angiografía debe motivar la consideración de una tromboembolia arterial9. Se puede sospechar endocarditis trombótica no bacteriana cuando existen afecciones predisponentes (p. ej., enfermedad reumática, cáncer o sepsis), y se debe considerar el SAF en el contexto de complicaciones del embarazo u otros eventos tromboembólicos.

Se informa que las incidencias de revascularización del vaso diana y trombosis temprana del stent son más altas entre los pacientes con síndrome coronario agudo relacionado con SAF que entre aquellos con síndrome coronario agudo no relacionado con SAF. 10,11 Faltan datos para informar si las terapias dirigidas por guías para el síndrome coronario agudo, como la intervención coronaria percutánea, las estatinas y las terapias antiplaquetarias, confieren beneficios similares entre los pacientes con SAF.

El uso de aspirina en dosis bajas para la prevención primaria de la trombosis en portadores asintomáticos de anticuerpos antifosfolípidos se determina de forma individual. 12,13 Se recomienda el tratamiento con un antagonista de la vitamina K en pacientes con antecedentes de tromboembolia. En un metaanálisis de ensayos aleatorizados en los que se comparó el tratamiento con anticoagulantes orales directos con antagonistas de la vitamina K en personas con SAF y antecedentes de trombosis (aproximadamente la mitad de las cuales fueron "triple positivo" [es decir, las pruebas dieron positivo para anticoagulante lúpico, anticuerpos anticardiolipina y anticuerpos anti-β2-glicoproteína I]), la probabilidad de trombosis arterial recurrente fue significativamente mayor con el tratamiento con anticoagulantes orales directos. El régimen de tratamiento óptimo basado en antagonistas de la vitamina K en pacientes con SAF y eventos arteriales es incierto. Las recomendaciones incluyen el uso de un antagonista de la vitamina K con el objetivo de mantener un INR entre 2,0 y 3,0 (con o sin aspirina) o mantener un INR entre 3,0 y 4,0.

Este paciente presentaba una afección común con una causa poco común: síndrome coronario agudo, resultado de una endocarditis trombótica no bacteriana asociada a SAF. Este caso destaca la importancia de considerar las causas no ateroscleróticas del síndrome coronario agudo, como la endocarditis trombótica no bacteriana, especialmente cuando la presentación clínica o los resultados de las pruebas diagnósticas no son compatibles con la enfermedad coronaria. En este paciente, el diagnóstico de SAF resultó en un cambio del tratamiento médico habitual tras un infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST (terapia antiplaquetaria) a anticoagulación de por vida con warfarina.

 

 

Traducción de: “From Where It Stems”

Authors: Ayelet Shapira-Daniels, M.D. https://orcid.org/0000-0002-4920-2397, Karishma Pareek, M.D., Matthew Cozzolino, M.D., Jean-Antoine Ribeil, M.D., Ph.D., and Eric Awtry, M.D.Author Info & Affiliations. Published June 4, 2025

N Engl J Med 2025;392:2151-2158  VOL. 392 NO. 21

 

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcps2409294

 

References

 1. Duarte-García A, Pham MM, Crowson

CS, et al. The epidemiology of antiphospho

lipid syndrome: a population-based study.

Arthritis Rheumatol 2019;71:1545-52.

 2. Barbhaiya M, Zuily S, Naden R, et al.

2023 ACR/EULAR antiphospholipid syn

drome classification criteria. Ann Rheum

Dis 2023;82:1258-70.

 3. Miyakis S, Lockshin MD, Atsumi T,

et al. International consensus statement

on an update of the classification criteria

for definite antiphospholipid syndrome

(APS). J Thromb Haemost 2006; 4: 295

306.

 4. Vandevelde A, Chayoua W, de Laat B,

et al. Semiquantitative interpretation of

anticardiolipin and antiβ2glycoprotein I

antibodies measured with various analyti

cal platforms: communication from the

ISTH SSC Subcommittee on Lupus Anti

coagulant/Antiphospholipid Antibodies.

J Thromb Haemost 2022;20:508-24.

 5. Gandhi H, Ahmed N, Spevack DM. Prev

alence of myocardial infarction with non

obstructive coronary arteries (MINOCA)

amongst acute coronary syndrome in pa

tients with antiphospholipid syndrome. Int

J Cardiol Heart Vasc 2019; 22: 148-9.

 6. Tektonidou MG. Cardiovascular dis

ease risk in antiphospholipid syndrome:

thrombo-inflammation and atherothrom

bosis. J Autoimmun 2022; 128: 102813.

 7.

Zmaili M, Alzubi J, Lo Presti Vega S,

Ababneh E, Xu B. Non-bacterial thrombotic

endocarditis: a state-of-the-art contemporary

review. Prog Cardiovasc Dis 2022; 74: 99-110.

8. Karameh M, Golomb M, Arad A,

Kalmnovich G, Herzog E. Multi-valvular

non-bacterial thrombotic endocarditis

causing sequential pulmonary embolism,

myocardial infarction, and stroke: a case

report and literature review. Cureus 2022;

14(12):e32261.

 9. Shibata T, Kawakami S, Noguchi T,

et al. Prevalence, clinical features, and

prognosis of acute myocardial infarction

attributable to coronary artery embolism.

Circulation 2015;132:241-50.

 10. Perl L, Netzer A, Rechavia E, et al.

Long-term outcome of patients with an

tiphospholipid syndrome who undergo

percutaneous coronary intervention. Car

diology 2012;122:76-82.

 11. Nazir S, Tachamo N, Lohani S, Hin

gorani R, Poudel DR, Donato A. Acute

myocardial infarction and antiphospho

lipid antibody syndrome: a systematic re

view. Coron Artery Dis 2017; 28: 332-5.

 12. Tektonidou MG, Andreoli L, Limper M,

et al. EULAR recommendations for the man

agement of antiphospholipid syndrome in

adults. Ann Rheum Dis 2019; 78: 1296-304.

 13. Cohen H, Cuadrado MJ, Erkan D, et

al. 16th International Congress on An

tiphospholipid Antibodies Task Force

report on antiphospholipid syndrome

treatment trends. Lupus 2020; 29: 1571

93.

 14. Khairani CD, Bejjani A, Piazza G, et

al. Direct oral anticoagulants vs vitamin

K antagonists in patients with antiphos

pholipid syndromes: meta-analysis of ran

domized trials. J Am Coll Cardiol 2023; 81:

16-30.

 

 

 

 

 

sábado, 14 de junio de 2025

Casos Clínicos: Varón de 32 años con lumbalgia aguda seguida de paraparesia progresiva.

Un colega de Medellín, Colombia, envía estas imágenes con el siguiente texto:

Buen día doctor Macaluso

Paciente de 32 años, masculino, dedicado a cargar pesos altos, en diciembre pasado, luego de levantar un peso importante, refiere sentir un crack en la espalda, desde ello intenso dolor y paulatino pero progresivo compromiso motor y sensitivo de miembros inferiores. Ingresa con marcha particular, absolutamente neurológica, no antalgica, al examen físico además en región de L1 una pigmentación ovalada eritemato violacea. Le solicito imagenes y estas son:




 


 


 

Opinión: Me impresiona como fractura por estallido conminuta de L1, con fragmentos que invaden el canal medular y abombamiento del ligamento longitudinal posterior. La altura de la vértebra está prácticamente respetada con leve tendencia al acuñamiento anterior. También hay despegamiento del ligamento vertebral común anterior con abombamiento leve por detrás de la aorta probablemente como consecuencia de hematoma postraumático. En el corte coronal se ve abombamiento del psoas izquierdo con material denso que parece nacer en la propia fractura (probablemente fragmentos óseos en el contexto de hematoma fracturario que invade el psoas). Llama la atención una lesión redonda de aspecto osteolítico en L2 que se ve mejor en el corte sagital.

Creo que hay que considerar dos aspectos en este caso, el primero es el más urgente y es el ortopédico/neuroquirúrgico, ya que este tipo de fracturas suelen ser inestables y el paciente de hecho tiene sintomatología neurológica deficitaria, aunque no sabemos tiempo exacto de instalación de la sintomatología neurológica desde el evento traumático (no sabemos si son horas, días…). Por lo tanto, debe ser evaluado en forma multidisciplinaria y manejarse como una probable emergencia neuroquirúrgica. Obviamente si se decide exploración quirúrgica, deben obtenerse muestras para estudios microbiológicos, citológicos y anatomopatológicos  de la zona. El otro aspecto a considerar es el mecanismo de la fractura, y creo que debiera llamar la atención una fractura de estas características en un paciente varón de 32 años, sin mediar una contusión directa o un trauma por accidente traumático a alta velocidad. Lo único que se describe en la historia es cargar un peso importante. Por lo tanto, creo que más allá de la estabilización ortopédica/neuroquirúrgica y control de daños neurológicos evolutivos, debe estudiarse este paciente con una historia clínica detallada, interrogando sobre antecedentes médicos, tóxicos, adicciones (alcoholismo), síntomas generales previos (fiebre, sudoración, alteraciones del estado general), solicitar una laboratorio completo que incluya eritrosedimentación PCR, metabolismo fosfocálcio, proteinograma electroforético, función renal y hepática, serología para VIH, PPD, etcétera para ver si estamos frente a una fractura de causa exclusivamente traumática, o bien se trata de una fractura patológica. Por último, sería interesante tener una imagen de la lesión eritematoviolácea descripta en la región de L1, para ver si evoca alguna idea que pueda aclarar un poco más el cuadro. Podría tratarse de hematoma en curso de exteriorización cutánea?

 

 

Evolución: El colega, me ha enviado algunas novedades del caso. El paciente es VIH positivo. Además me ha enviado imágenes de la RMN de columna (todavía sin informe), y el informe de la TC. A continuación, subo las imágenes








viernes, 13 de junio de 2025

Casos Clínicos: Varón de 73 años con úlceras linguales de 10 días de evolución.

La Dra Guadalupe Tila,  de Oruro Bolivia envía estas imágenes con el siguiente texto:

Buenas noches Dr. Le envío un caso para que lo publique por favor






Masculino de 73 años de edad se hizo extirpar dos muelas el pasado sábado

Posterior a los 3 dias apareció una lesión “afta like” en la lengua. Se le indicó tratamiento con Aciclovir vía oral, buches de bicarbonato disuelto en agua y aplicaciones tópicas de violeta de genciana, pero no obtuvimos buenos resultados. El tratamiento mencionado se indicó pensando en gingivoestomatitis herpética. Luego aparecieron otras lesiones ulcerosas. El proceso tiene hoy 10 días de evolución. Hay que decir que el paciente refiere aparición de aftas en forma frecuente, pero me llama la atención que las lesiones actuales son ulceraciones más importantes.

Muchas gracias

 



Dra Guadalupe Tila.

Oruro. Bolivia

 

 

Opinión: Existe una relación de causa efecto entre el procedimiento odontológico realizado y la aparición de las lesiones ulcerosas linguales. Por otro lado existe una relación anatómica directa entre la gran lesión ulcerosa en la cara inferior de la lengua y la arcada dentaria donde están en contacto la úlcera con piezas dentarias con fundas metálicas (oro?). Por lo tanto creo que lo prioritario es volver a consultar al odontólogo para descartar causas traumáticas de úlceras orales. A veces hay bordes cortantes en las piezas dentarias que pueden producir este tipo de lesiones. Lo agudo de la aparición de las úlceras, así como las múltiples localizaciones exime de pensar en otras causas, por ejemplo neoplásicas. Descartadas causas traumáticas después de una consulta odontológica, me abocaría a la investigación de otras etiologías prevalentes de este tipo de lesiones como las causas infecciosas (virales, bacterianas), deficiencias nutricionales (hierro, vitamina B12, ácido fólico), causas alimentarias (alergias, irritantes), entidades concomitantes, como enfermedad celíaca, enfermedad de Crohn, uso de medicamentos, inmunocompromiso etcétera.

 

jueves, 12 de junio de 2025

Casos Clínicos: Mujer de 66 años con debilidad y fragilidad ungueal en el contexto de dolor digital.

La Dra. Alejandra Galvis Mojica  envía estas imágenes con el siguiente texto:

Buenas noches doctor, saludo desde Muzo Boyacá, capital mundial de la esmeralda!




Paciente femenina de 66 años, sin antecedentes patológicos de importancia, niega exposición a irritantes u otros, asiste para control de agudeza visual, durante interrogatorio refiere cuadro clínico de 30 años de evolución, inicio con debilidad y fragilidad ungueal de todos los dedos de manos, asociado a dolor urente intenso, consultó al servicio de urgencias donde realizaron onicectomia total, paciente refiere que ha visitado especialistas tales como dermatologia , medicina interna y reumatología, han realizado múltiples estudios sin embargo paciente no trae reportes, aparentemente no se ha realizado diagnóstico, cuando inicia con dolor y edema de pulpejo, seguido de pérdida espontánea de uña y Aparente acortamiento de pulpejo. No se cuenta actualmente con ninguna ayuda diagnóstica.

 

 

Dra. Alejandra Galvis Mojica.

Muzo. Boyacá. Colombia.

  

Opinión: Lo que más me llama la atención más que las uñas (a pesar de que no se alcanza a ver mucho el detalle de las mismas), es el aspecto de los dedos de la paciente, especialmente la longitud de algunos de ellos que parecen haberse acortado a expensas de su porción distal, sobre todo el dedo índice y medio derechos. La imagen de la mano, asociado a la clínica dolorosa me evocan acroosteolisis primaria o secundaria. Los pulpejos de los dedos me parecen más anormales que la región dorsal de la mano. Se los ve edematosos y de mayor diámetro que la porción más proximal de los dedos. Me gustaría ver una radiografía de manos y pies para evaluar si existe reabsorción de falanges distales. Y habría que interrogar sobre fenómeno de Raynaud o síntomas/signos relacionados con esclerodermia, y solicitar laboratorio ad hoc (anti-centrómeros, scl 70 etc). La exposición a cloruro de polivinilo es causa de acroosteolisis secundaria así que habría que interrogar sobre exposiciones ocupacionales. También saber si hay algún caso similar en su familia ya que existe una acroosteolisis familiar. Una capilaroscopía hecha por un médico entrenado en la misma nos podría dar información sobre la microcirculación distal, especialmente de las arterias digitales. Si esta es anormal podríamos asegurar al menos que más allá de la causa de base, el mecanismo de las crisis dolorosas es isquémico y las alteraciones ungueales de la paciente secundarias a la misma.

En definitiva sospecho que podría tratarse de acroosteolisis primaria o secundaria más que una onicopatía y la paciente debe ser estudiada en tal sentido.

miércoles, 11 de junio de 2025

Casos Clínicos: Paciente femenina que consulta por eritema y prurito episódico en manos

Hola estimado doctor quiero compartir un caso para que me ayude con las opiniones de los colegas del grupo







Paciente femenina de 19 años estudiante de medicina antecedentes de ovario poliquistico en tratamiento con anticonceptivos Belara (Acetato de clormadinona/Etinilestradiol) estudiante de 2 año de medicina, en su familia su padre es diabético, refiere desde hace 3 meses sin causa presentar “hinchazón” de manos, eritema y prurito cuando se encuentra en lugares  con conglomerados de personas (mercado, mall) cuadro que dura 30 a 40 minutos y cede, no se presenta con cambios en temperatura, no presenta ningún otro signo más.

En el examen físico (exhaustivo) desde la cabeza a pies no se logra identificar ninguna alteración y a nivel de sus manos no se encuentra ninguna alteración, se le cataloga como crisis de pánico y se solicitan exámenes que se adjuntan en las imágenes, se le indica metformina por insulino resistencia y que se tome fotos en caso de presentar dicho cuadro.

Hace 24 horas al encontrarse en un parque con muchas personas se presentan nuevamente los síntomas se adjuntan imágenes la 1era en los primeros minutos las segunda a los 40 minutos y la tercera a los 50 minutos

 



 



Dr. Paúl Martínez.

Cuenca Ecuador.




Opinión: El cuadro podría ser descripto como un fenómeno de disregulación vasomotora paroxística caracterizado por vasodilatación, enrojecimiento, y prurito que se da en ambas manos en determinadas situaciones. Este cuadro podría encasillarse en los llamados acrosíndromes que a su vez engloba todas aquellas entidades con fenómenos vasculares afectando vasos de menos de 300 micras en manos y pies. Dentro de los acrosíndromes están incluidos el fenómeno de Raynaud, la acrocianosis, la livedo reticularis, la eritromelalgia etc. De todos ellos este cuadro parece se parece más a eritromelalgia que a cualquier otro, aunque habría que interrogar sobre la presencia de dolor o sensación de ardor además del prurito del que se queja, porque en general, en la eritromelalgia los pacientes se quejan de dolor durante los episodios o sensación de quemadura. Frente a un paciente que se queja de aparición de síntomas en ambientes cerrados como esta paciente, siempre hay que descartar cuadros de neurosis de ansiedad asociado a pánico, pánico a las multitudes etc. Por un lado, hay que tener en cuenta que las crisis de pánico en sí mismas pueden explicar las alteraciones referidas por la paciente a través de los síntomas  vasomotores propios de la situación, como son los cambios en la temperatura corporal, sudoración, escalofríos, sofocos, cambios en el color de la piel, entumecimiento, hormigueos sobre todo en manos, pies y cara.  Por otro lado, habría que considerar también, la posibilidad de que estas condiciones psiquiátricas, aunque no están descriptas como desencadenantes clásicos (como son el calor y el ejercicio), obren como gatillos de una crisis de eritromelalgia en una paciente con dicha condición de base. Creo sin embargo, que existe un dato clínico clave para descartar eritromelalgia en este caso, que es la ausencia de dolor, el cual es obligado en eritromelalgia. Ahora bien, hay tener en cuenta que siempre que estemos frente a un cuadro “eritromelalgia like”, es de buena práctica solicitar una rutina básica de laboratorio para descartar enfermedades de base especialmente trastornos mieloproliferativos (policitemia vera, trombocitosis esencial, LMC, mielofibrosis etc), que esta paciente no tiene a juzgar por su hemograma. Otras entidades como colagenopatías, infeccciones o algunas neoplasias se han visto asociadas a eritromelalgia pero la relación no es tan clara como con los síndromes mieloproliferativos. De tal modo que, dado que el cuadro parece comportarse como benigno y leve, no seguiría estudiando a la paciente ni tampoco indicaría ningún fármaco de los utilizados en eritromelalgia, y sólo indicaría medidas físicas de enfriamiento durante las crisis y aconsejaría controles clínicos con cierta periodicidad para observar la evolución del cuadro. Según el criterio del médico de cabecera y su apreciación personal del cuadro, sus factores desencadenantes, la personalidad de la paciente etc podría estar indicada una consulta con psicología para caracterizar si lo hubiese, un cuadro de neurosis de ansiedad.

Finalmente aprovecharía la oportunidad para determinar la causa del aumento de la PCR y la discreta microcitosis con leve aumento del RWD de la paciente paciente (déficit de hierro?). Interrogar sobre menstruaciones abundantes entre otras cosas, causa prevalente de déficit de hipoferremia en este grupo etario además de los trastornos de la alimentación (dietas carenciadas).

martes, 10 de junio de 2025

Casos Clínicos: Paciente femenina de 68 años con esplenectomía quirúrgica por mielofibrosis.

 

Un colega de México DF envió estas imágenes de esta esplenomegalia gigante.

Mujer de 68 años con mielofibrosis que rechazó la cirugía hasta que empezó a lucir como embarazada. El bazo por palpación y en la propia cirugía, cruzaba la línea media del abdomen. El diagnóstico fue de mielofibrosis.

 


 


 






Opinión: Es interesante que se haya indicado esplenectomía en esta situación ya que visto desde el punto de vista fisiopatológico, la esplenomegalia en el contexto de mielofibrosis es consecuencia de metaplasia mieloide esplénica es decir de un intento del bazo para fabricar las células que la médula no puede por la misma patología de base. El tratamiento en general es el trasplante de progenitores hematopoyéticos y la esplenectomía prácticamente no se indica por la alta morbi/mortalidad de la misma en estos pacientes. En otras palabras, el bazo en esta patología es un espectador activo pero inocente, que además cumple una función que es la de reemplazar a la médula enferma. La mielofibrosis primaria (MFP), es una neoplasia mieloproliferativa con cromosoma Filadelfia (Ph) negativo, que se caracteriza por la proliferación clonal de células mieloides con madurez morfológica y eficiencia hematopoyética variables. La MFP es una de las causas de esplenomegalia gigante que suele ser el signo característico de la enfermedad y que puede causar sensación de tirantez en el abdomen superior, saciedad precoz por compresión del estómago, los cuales a veces son los únicos síntomas durante mucho tiempo, algo similar a lo que se ve en la leucemia mieloide crónica, otro trastorno mieloproliferativo. Puede presentarse periódicamente dolor intenso en el cuadrante superior izquierdo, con o sin dolor en el hombro izquierdo, que son consecuencia de episodios múltiples o recurrentes de infarto esplénico o inflamación de los tejidos que rodean el bazo (es decir, periesplenitis). En general el tratamiento de la MFP pasa por el trasplante alogénico de médula ósea, y la esplenectomía pretrasplante no se asocia a mejores resultados. Cuando la esplenomegalia en sí misma es causante de síntomas incapacitantes, se puede indicar radioterapia esplénica para reducir su tamaño. La esplenectomía quirúrgica puede aliviar las molestias mecánicas causadas por una esplenomegalia marcada, pero se asocia con una morbilidad y mortalidad considerables. La esplenectomía puede proporcionar alivio a pacientes seleccionados con infarto esplénico recurrente, anemia dependiente de transfusiones, trombocitopenia refractaria, síntomas hipercatabólicos, hipertensión portal o insuficiencia cardíaca de alto gasto. La esplenectomía quirúrgica generalmente proporciona alivio a corto plazo, pero se asocia con aproximadamente un 10 por ciento de mortalidad quirúrgica, complicaciones a corto y largo plazo (p. ej., sangrado intraabdominal, absceso subfrénico, sepsis, trombocitosis extrema, hepatomegalia acelerada, trombosis esplácnica) y no mejora la supervivencia

Habrá que ver cuál fue el motivo de la esplenectomía, ya que hay situaciones donde puede estar indicada.

Aquí debajo dejo un artículo sobre el tema.

 

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32482540/

 

lunes, 9 de junio de 2025

Casos Clínicos: Varón de 45 años con rash pruriginoso generalizado de 9 días de duración.

 





La Dra. Alisson Lanza envió estas imágenes con el siguiente texto:

Un hombre de 45 años presentó placas escamosas y pruriginosas de 9 días de duración. No tiene antecedentes médicos y las pruebas de VIH y sífilis son negativas. ¿Tiene alguna recomendación diagnóstica?

 



 


Dra. Alisson Lanza.

Hospital Básico Gabriela Alvarado, UNAH. Honduras

 



Opinión: Lamentablemente las imágenes no son claras excepto la última de ellas donde se puede apreciar un rash generalizado consistente en placas eritematoescamosas de diferente tamaño amarronadas. Importante xerosis generalizada. Creo que hay varios diagnósticos a considerar sobre todo enfatizando que es un cuadro agudo de 9 días de evolución, aunque faltan datos de la historia clínica. Entre otros debiera considerarse PITIRIASIS ROSADA, PSORIASIS EN GOTAS, REACCIÓN LIQUENOIDE POR FÁRMACOS (interrogar sobre medicamentos actuales o recientes), el prurito descarta secundarismo luético. Por último es de buena práctica hacer un raspado de las lesiones para descartar con OHK TIÑA CORPORIS. Si no se utilizó prueba de cuarta generación para VIH yo la repetiría para descartar SÍNDROME RETROVIRAL AGUDO en período ce ventana

 

 

 

 

 

 

domingo, 8 de junio de 2025

Casos Clínicos: Varón de 82 años con dermopatía asociada a fiebre y escalofríos que evoluciona al óbito en 48 horas

Una colega de Lima Perú nos envía estas imágenes con el siguiente texto: 

Gusto saludarlo doctor saludos desde Perú ! Este es un caso de un señor de más o menos 82 años que consulta a primer nivel inicialmente por presentar fiebres y escalofríos sin ninguna otra sintomátologia, manejado con analgésicos y solicitando paraclinicos de primer nivel ! A los 2 días vuelve a consulta por presentar fiebre escalofríos pústulas desprendimiento de epidermis y un estado de deshidratación severa, familiar relata se aplicó alcohol y froto con papel ! Se canaliza se le pasa carga de líquidos y es manejado como varicela y enviado a casa ! Posteriormente 2 dias más tarde llega en peores condiciones y es remitido a UCI, donde finalmente muere!

Me interesaría cuál es la opinión suya y del grupo.





Opinión: Me impresiona inicialmente como una dermatitis exfoliativa, más PROBABLEMENTE NECROLISIS EPIDÉRMICA TÓXICA (NET), pero creo que no pueden descartarse sólo con estas imágenes otras entidades como PÉNFIGO (especialmente pénfigo paraneoplásico!!!), DERMATOSIS BULLOSA LINEAR POR IGA que puede ser confundida con NET, PENFIGOIDE AMPOLLAR, REACCIONES FOTOTÓXICAS, DERMATITIS HERPETIFORME etc. Pero independientemente del diagnóstico exacto estos pacientes son cuadros graves desde el inicio porque pueden producir grandes pérdidas de líquidos a través de las extensas áreas de piel comprometidas, shock hipovolémico, insuficiencia renal, bacteriemia y sepsis, estados hipercatabólicos y fallo multiorgánico a punto de partida de la gran superficie cruenta expuesta sin la defensa de barrera de una piel indemne. Estos pacientes se comportan como grandes quemados y deben ser manejados desde el punto de vista del tratamiento inespecífico de manera similar, aislados en una unidad de cuidados especiales etc

La fiebre, los escalofríos en este contexto me hacen sospechar sepsis como causa de muerte a lo que probablemente se hayan agregado pérdidas de volumen, alteraciones electrolíticas y metabólicas. La sepsis de estos pacientes se debe especialmente a S. aureus y a P. aeruginosa

El interrogatorio al paciente y sus familiares acerca de la ingesta de nueva medicación incluyendo medicinas alternativas y una historia clínica detallada es fundamental para estrechar la lista de diferenciales y por supuesto para retirar cualquier medicación o agente desencadenante del cuadro.

Una biopsia de piel tomada con un punch inmediatamente internado el paciente puede ayudar para discriminar entre una y otra entidad. En la biopsia por supuesto además de la histopatología deben incluirse inmunohistoquímica etc y debe ser procesada y observada preferentemente por un dermopatólogo.

sábado, 7 de junio de 2025

Casos Clínicos: Varón de 71 años con dermopatía generalizada de un año de evolución.

 

La Dra. Carly Sanchez Lopez, de Salitre, Provincia de Guayas, Ecuador envía estas imágenes con el siguiente texto:

Doctor muy buenos días le saludo desde Salitre –Guayas. Paciente de 71 años, hipertenso mal controlado desconocemos otras patologías agregadas, acude por presentar las siguientes lesiones, refieren inicio de cuadro clínico hace +/-1 año. Las lesiones no le pican pero presenta escalofríos y se destaca edema generalizado.











Esperando mi caso puedo ser compartido en el grupo y recibir su orientación

 



 

 

 

Dra. Carly Sanchez Lopez.

Salitre, Provincia de Guayas. Ecuador.

 

Opinión: Se trata de una dermopatía generalizada caracterizada por eritema, edema generalizado, intensa xerosis con descamación, que en las piernas y dorso de pies adopta aspecto ictiosiforme. Se observa liquenificación en algunas zonas preferentemente en la piel laxa del cuello y región anterior del tórax. No puedo descartar condritis de pabellón auricular aunque parece ser consecuencia del edema y eritema generalizado.

Mi primer consideración diagnóstica es ERITRODERMIA también llamada DERMATITIS EXFOLIATIVA. La eritrodermia es una condición dermatológica grave que en ocasiones puede poner en peligro la vida del paciente, y puede ser causada por una variedad de etiologías entre las que se destacan la psoriasis (eritrodermia psoriásica), la dermatitis atópica, hipersensibilidad a fármacos y más raramente a síndrome de Sézary entre otras. Por eso es importante saber si antes de desencadenarse el cuadro, el paciente presentaba psoriasis o dermatitis atópica como condición de base ya que en etapa eritrodérmica a veces se hace difícil encontrar pistas de la dermopatía inicialmente causal.  A veces en el examen físico actual se puede encontrar algunas pistas sobre la probable enfermedad de base, como por ejemplo la presencia de “uña en dedal o “pitting” ungueal, sugerentes de psoriasis. No olvidar en tal caso descartar infección por VIH ya que puede ser causal de evolución eritrodérmica de la psoriasis. Este paciente es hipertenso y seguramente toma medicamentos por lo que hay que interrogar sobre toda medicación que use actualmente o haya usado en el pasado reciente. La hipersensibilidad a fármacos como penicilinas, carbamazepina , fenitoína y alopurinol, sulfas etc son causa frecuentes de eritrodermia.  Los intensos escalofríos que refiere el paciente en algunos casos pueden considerarse como equivalentes febriles, y de hecho, la infección es un fenómeno frecuente condicionado por puertas de entrada en las múltiples fisuras o soluciones de continuidad de la piel, pero también puede ser manifestación de la intensa pérdida de calor corporal a través de la intensa vasodilatación generalizada propia de la eritrodermia, y así es que son comunes las alteraciones de la termorregulación (hipotermia o hipertermia). También hay que estar atentos a las alteraciones hidroelectrolíticas, muy prevalentes en eritrodermia. Puede haber alteraciones metabólicas y hasta insuficiencia cardíaca de alto gasto por la intensa vasodilatación sobre todo en ancianos con cardiopatías subyacentes.  La intensa descamación o exfoliación, como la observada en este caso, puede conducir a pérdida de proteínas y consecuentemente a hipoalbuminemia, edema y atrofia muscular. La biopsia de piel está muchas veces indicada sobre todo en casos como este, donde se desconocen antecedentes previos del paciente. Si se lleva a cabo la biopsia es importante que la misma sea procesada y observada por un dermopatólogo.

En cuanto al manejo de estos pacientes hay que determinar, antes que nada, el estado general del paciente, y si existe por ejemplo fiebre o inestabilidad hemodinámica o alteraciones hidroelectrolíticas  severas puede ser necesaria la hospitalización. Es necesario el manejo sintomático del prurito (antihistamínicos, emolientes, apósitos húmedos, corticoides tópicos de baja potencia), de la inflamación sobre todo de la mucosa oral, ojos y aparato genitourinario. Es importante mantener un estado óptimo de hidratación, monitoreo de la temperatura, soporte nutricional, tratamiento de infecciones de piel si cupiese. Si se sospecha hipersensibilidad a un fármaco, se deben retirar inmediatamente todos los medicamentos supuestamente causantes del problema, y en tales casos puede caber un tratamiento corto con corticoides sistémicos en dosis moderadas. El tratamiento definitivo va a depender de la causa del trastorno. Como dijimos antes, eritrodermia en los adultos es un diagnóstico sindrómico o descriptivo, pero puede ser la presentación clínica de una amplia gama de enfermedades cutáneas y sistémicas (incluidas la psoriasis y la dermatitis atópica), reacciones de hipersensibilidad a fármacos, pitiriasis rubra pilaris y, más raramente, síndrome de Sézary, un subtipo leucémico de linfoma de células T cutáneo. Un examen completo de laboratorio es importante en estos pacientes y es común encontrar aumento de la VSG, leucocitosis con neutrofilia y anemia. La presencia de eosinofilia importante puede sugerir en este contexto SÍNDROME DE DRESS, sobre todo si existe afectación renal o hepática en el laboratorio. A veces pueden encontrarse linfocitos atípicos con núcleos cerebriformes (células de Sézary) en la eritrodermia independientemente de la causa, es decir, sin que necesariamente indiquen Sézari. Los recuentos de células de Sézary superiores al 20 por ciento de los linfocitos de sangre periférica circulantes se encuentran en el síndrome de Sézary, una variante leucémica del linfoma cutáneo de células T.

En cuanto al manejo, en la etapa inicial del proceso los pacientes con eritrodermia aguda o sintomática y los pacientes que son de alguna manera inestables (en particular los pacientes que son hemodinámicamente inestables) pueden requerir hospitalización para la evaluación y el tratamiento iniciales. Independientemente de la etiología específica, el manejo inicial implica: evaluación y manejo de la piel, tratamiento sintomático de la inflamación de la piel y el prurito, evaluación y manejo de mucosa oral, ojos, tracto genitourinario si están comprometidos, seguimiento del estado hemodinámico, reemplazo de líquidos y electrolitos, monitoreo de la temperatura corporal, soporte nutricional, y tratamiento de las sobreinfecciones cutáneas y sistémicas (sepsis), si existiesen. Los pacientes deben colocarse en un ambiente cálido (30 a 32 ° C) y húmedo para prevenir la hipotermia. El alivio sintomático del dolor y la picazón de la piel puede incluir un cuidado intensivo de la piel con emolientes y apósitos húmedos.

Para el tratamiento sintomático de la inflamación y el prurito de la piel, se pueden emplear corticosteroides tópicos de potencia baja a media dos o tres veces al día hasta que mejoren.

En este caso no existe aparentemente prurito pero si lo hubiese se pueden utilizar los antihistamínicos orales