miércoles, 5 de julio de 2023

Mujer de 26 años de edad, que cursa gesta de 32 semanas, con lesión exofítica en labio inferior.

Hola doctor,  buen día ! Le habla una médico de Chinu Córdoba Colombia, ara comentarle sobre un caso que me llegó a la consulta prenatal me gustaría me ayudará con las conclusiones.



Paciente femenina de 26 años de edad , primigestante con dx de embarazo de 32 2 semanas de gestación , acude a la consulta prenatal por presentar está lesión de 1 mes de evolución Lesión tumoral  de aprox 1.5 cm de longitud de crecimiento exofitico  superficie lobulada , consistencia blanda y base pediculada  en mucosa labial inferior derecha superficie irregular  que sangra al tacto , está lesión inicia con una vesícula que se torna roja , dolorosa y con prurito intenso con el pasar de los días presenta esta lesion. Adjunto las imágenes del caso.

La paciente fue derivada a dermatología de manera prioritaria

 



 


Dra Sally Morales Yepez.

Chinu Córdoba. Colombia

 


Opinión: se trata de una lesión polipoide, pediculada, de aspecto hemorrágico, de superficie lisa, aunque irregular, localizada en labio inferior, rodeada de mucosa sangrante de aspecto aparentemente sano.

Ante una lesión de aspecto tumoral, de tan rápido crecimiento, fácilmente sangrante como es el caso, y sobre todo que aparece, en el curso de un embarazo, mi primera consideración diagnóstica es GRANULOMA PIÓGENO. El granuloma piógeno, es una lesión benigna, hiperplásica para algunos, neoplásica para otros, antiguamente denominado BOTRIOMICOMA, o HEMANGIOMA CAPILAR LOBULILLAR. A veces se inicia con algún traumatismo, por lo general leve, como un pinchazo, erosión, roce, y crece rápidamente en pocas semanas. Librado a su evolución natural, es decir, sin tratamiento, muchas veces se resuelve espontáneamente. Sin embargo, debido a las molestias que ocasiona, como en este caso sangrado, que puede ser profuso, y prurito, siempre se indica algún tipo de tratamiento. Es muy común en el curso del embarazo, la localización en encías del granuloma piógeno, conocido como “épulis del embarazo”.

El diagnóstico diferencial del granuloma piógeno, siempre debe establecerse con las lesiones neoplásicas como el carcinoma epidermoide,  carcinoma basocelular, el melanoma amelanótico, queratoacantoma, nevus de Spitz, sarcoma de Kaposi, angiomatosis bacilar etcétera. Y por eso también está indicado un tratamiento escisional, sea quirúrgico convencional, o por medio de láser, crioterapia, etcétera.

 

 

martes, 4 de julio de 2023

Casos Clínicos: Varón de 43 años fiebre y rash cutáneo.

 

Buen día doctor le envío un caso de Durango México para que lo comente en el grupo




Paciente de 43 años de edad único antecedente consumo de alcohol desde los 19 hasta los 30 años de edad cada tercer día,  índice alcoholico de 50 gramos de etanol por consumo

El 06 de junio del 2023, inició con astenia, adinamia y mal estado general. El 17 de junio del 2023, presentó dermatosis localizada en dorso del pie izquierdo, caracterizada por múltiples máculas y petequial, eritematosas, anulares, sin cambios de temperatura, prurito, ni desaparición a la digitopresión. El 18 de junio del 2023, se extendió la dermatosis en forma ascendente hasta generalizarse, abarcando miembros inferiores, abdomen, tórax y miembros superiores (respetando solamente región palmar); se acompañó de fiebre vespertina, cuantificada en 39.3 C°, intermitente, que cedió parcialmente con antipirético, por lo que acude a la consulta.

Laboratorios:

Leucocitos 15.8 neutrofilos  88%, hemoglobina 16.1, plaquetas 145, PCR 84, glucosa serica 120. TP 16.1 TPT 28.6

EGO: glucosa 120mg/dl, proteínas 100mg/dl, hemoglobina ++, eritrocitos 25-30 por campo.

Gracias




 


Dra. Tatiana Siguenza. 

Durango. México

 

 

Opinión: En la primera imagen se observa una dermopatía difusa macular, policíclica, de color rosado a eritematoso, con aclaramiento central, lo que a algunas de las lesiones les da el aspecto anular. En la segunda imagen hay lesiones francamente arciformes, con eritema descamativo periférico y blanqueamiento central. Creo que el aspecto de las lesiones, su comportamiento localizado inicial, con evolución a la generalización, así como su distribución, es muy compatible con ERITEMA ANULAR CENTRÍFUGO. El eritema anular centrífugo, pertenece al grupo de enfermedades de expresión cutánea englobados bajo el título inclusivo de ERITEMAS FIGURADOS (porque forman figuras). Ahora bien, eritema anular centrífugo, es sólo un diagnóstico descriptivo, y siempre que vemos un caso, tenemos que saber que se relaciona con innumerables causas de base, a veces manifiestas, otras veces ocultas, de la cual la manifestación cutánea es sólo un síntoma, o para ser correctos, un signo. Se cree que EAC es una reacción de hipersensibilidad a una variedad enorme de antígenos, que se expresan en forma de erupción cutánea, y que tienen una histología característica. Las entidades capaces de expresarse como EAC son principalmente infecciosas y farmacológicas, pero también se han descripto asociado a causas neoplásicas o familiares como rasgo de herencia autosómico dominante. De las causas infecciosas, hay que considerar causas virales como EBV, VZV, Fiebre Q, aunque también infecciones inespecíficas como infecciones urinarias etcétera. La tuberculosis, las borreliosis también se encuentran en la larga lista de infecciones, así como también hay descriptos casos asociados a hongos. Por eso es muy importante una historia clínica completa, y un minucioso examen físico, así como la solicitud de un laboratorio ad hoc, y eventualmente imágenes que surgen con el objetivo de confirmar o descartar nuestras hipótesis diagnósticas. Hay que interrogar sobre el uso de fármacos, especialmente aquellos que se han descripto asociados a EAC, como beta lactámicos (penicilinas), bloqueantes H2 (cimetidina) antidepresivos tricíclicos, hidroxicloroquina  etcétera. Además de las causas infecciosas y medicamentosas, como dijimos, hay que descartar enfermedades neoplásicas (linfomas, leucemias, enfermedades mieloproliferativas, gamapatías monoclonales entre las que hay que descartar mieloma múltiple, crioglobulinemia, cáncer de diversa localización (pulmón, hígado, recto), enfermedades reumatológicas como lupus, enfermedad de Sjögren. Causas endocrinas como hipertiroidismo, tiroiditis de Hashimoto, también están en la lista.

Es decir, que no debemos conformarnos con un diagnóstico descriptivo como el de EAC en este paciente, dado que, concretamente en este caso, existe un cuadro febril importante, con registros térmicos de hasta 39,3 C°, asociado a leucocitosis con neutrofilia, y un sedimento de orina patológica.

Yo creo que estudiaría a este paciente, como dije antes, después de una historia exhaustiva, en busca de organomegalias, adenopatías, lesiones, mucosas, fondo de ojo, etcétera. Interrogaría sobre uso reciente o remoto de medicamentos. Solicitaría una analítica  de laboratorio que incluya hepatograma, función renal, electroforesis proteica sérica, FAN, FR, ASTO, crioglobulinas, VDRL, un frotis de sangre periférica por hematología, un examen de sedimento fresco de orina (orina recién emitida), por nefrología (sobre todo en este paciente que tiene proteinuria y hematuria, hay que buscar cilindros hemáticos, cilindros hialinos, granulosos, búsqueda de eosinófilos en orina con técnica de Hansel por la posibilidad de nefritis por hipersensibilidad), hay que cuantificar la proteinuria con proteinuria de 24 horas o relación albúmina/creatinina,  un cultivo de orina, así como hemocultivos seriados, una Rx de tórax y una ecografía de abdomen y pelvis como primer approach de imágenes. Y en base a los resultados seguiría estudiando al paciente, excepto de que de los mismos surja una orientación diagnóstica firme.

Como diagnósticos diferenciales del cuadro dermatológico en este caso en particular, creo que debiéramos considerar una DERMATOFITOSIS (por lo tanto, un raspado de las lesiones con un examen de OHK, sería de buena práctica), PITIRIASIS ROSADA, considerar ENFERMEDAD DE STILL DEL ADULTO, dermatosis neutrofílicas como el SÍNDROME DE SWEET, ERITEMA MIGRANS (enfermedad de Lyme), ERITEMA MARGINADO (fiebre reumática), ERITEMA MULTIFORME (secundario principalmente a causas virales como EBV, HSV, CMV), ERITEMA GYRATUM REPENS (casi siempre paraneoplásico), GRANULOMA ANULAR (sobre todo si no son francas las escamas), SARCOIDOSIS, LUPUS ERITEMATOSO CUTÁNEO SUBAGUDO etcétera.  

 

 

lunes, 3 de julio de 2023

Casos Clínicos: Paciente masculino de 40 años, con formación umbilical de aparición post cirugía laparoscópica de vesícula.

 


Paciente de sexo masculino, de 40 años de edad acude a la consulta por presencia de masa a nivel de cicatriz umbilical de 3 años de evolución que apareció posterormente a cirugia laparoscopica de vesicula,  y que ha aumentado de forma paulatina desde entonces. Es indolora y dura al tacto, estoy entre un queloide o un granuloma se le realizo referencia a cirugía.



 

  

Dr. Patricio Veliz. 

Machala, Ecuador.




Opinión: se trata de una formación bilobulada, septada, de superficie lisa, acompañada de lesiones, más pequeñas en su parte superior, localizadas en la región del ombligo.  Lo primero que uno debiera pensar frente a una formación que aparece en el ombligo después de una cirugía laparoscópica, es una eventración. Sin embargo, la consistencia dura e irreductible, además del aspecto septado de la formación, aleja la posibilidad de eventración post operatoria, aunque no la descarta definitivamente.   El antecedente de haber aparecido después de una cirugía laparoscópica, también es de gran ayuda para la interpretación de estas lesiones, porque permite descartar, por ejemplo, neurofibromas (que es lo primero que pensé antes de leer el texto), nevo intradérmico, dermatofibroma, dermatofibrosarcoma protuberans, poroma, pilomatricoma, adenoma sebáceo. La posibilidad de una cicatriz queloide como bien dice el Dr. Veliz es una fuerte consideración en este caso. Aunque menos probable, no desecharía la posibilidad de un “Nódulo de la Hermana María José”, que es una metástasis cutánea umbilical, en general relacionada con neoplasia primaria intraabdominal. Descripta inicialmente en mujeres con cánceres ginecológicos, también se puede ver en varones. Si la posibilidad es considerada, una punción aspiración con aguja fina (PAAF), puede ayudar a confirmar la sospecha. 

Una ultrasonografía bedside permitiría descartar definitivamente la ocupación por alguna víscera hueca, y nos daría algún elemento más respecto de la interpretación del mecanismo de su formación, densidad, eco respuesta, homo o heterogeneidad, vascularización etcétera.

Si el diagnóstico sigue esquivo a pesar de los procedimientos de imágenes realizados, y una vez descartado que la formación contenga alguna víscera hueca dentro de su contenido, se podría realizar una biopsia y eventualmente una exploración quirúrgica. 

domingo, 2 de julio de 2023

Intensive Review of Internal Medicine. ALTERACIONES DEL METABOLISMO ÁCIDO-BASE.

La estricta regulación del equilibrio ácido-base en el cuerpo refleja la importancia del pH en las funciones biológicas y, por lo tanto, la concentración de iones de hidrógeno extracelular es mantenida en niveles muy bajos (40 nEq/L). Esta regulación es necesaria porque muchas funciones celulares son extremadamente sensibles al pH, por ejemplo, tanto la síntesis de proteínas como el metabolismo de los carbohidratos. La función de las proteínas se ve alterada por la presencia de iones de hidrógeno unidos, y esta unión cambia con alteraciones muy pequeñas en el pH. El suministro de oxígeno al cerebro y al músculo esquelético depende del pH extracelular a través del cambio en la curva de disociación de la oxihemoglobina. El pH celular es generalmente más bajo que el pH extracelular debido a la electronegatividad dentro de las estructuras celulares, mientras que el pH también es importante en los procesos de transporte transcelular, incluido el aumento de la extrusión de ácido de las células cuando cae el pH celular.

 

SIGNOS Y SÍNTOMAS DE LOS TRASTORNOS ÁCIDO-BÁSICOS

Muchos de los síntomas de los trastornos acidobásicos son de naturaleza neurológica. Por ejemplo, los pacientes que hiperventilan y desarrollan alcalemia respiratoria con frecuencia se sienten mareados e incluso pueden perder el conocimiento, en relación con una marcada elevación del pH y una disminución del suministro de oxígeno a las células cerebrales. Afortunadamente, el cerebro puede compensar rápidamente y casi por completo las alteraciones acidobásicas. La alcalemia también puede estar asociada con tetania debido a los bajos niveles de calcio ionizado.

Los pacientes con acidosis metabólica pueden tener insensibilidad a los fármacos simpaticomiméticos y notar fatiga, disnea de esfuerzo y excursiones ventilatorias profundas conocidas como respiración de Kussmaul. Las náuseas y los vómitos son síntomas comunes que pueden confundirse con uremia en un paciente con enfermedad renal.

 

DEFINICIONES

Los términos acidosis y alcalosis deben distinguirse de acidemia y alcalemia. Las anomalías en el pH de la sangre se denominan acidemia (pH de <7,36) o alcalemia (pH de >7,44). Acidosis y alcalosis se refieren a los procesos anormales que contribuyen a las alteraciones en el pH de la sangre. Múltiples procesos que actúan en direcciones opuestas pueden estar presentes simultáneamente. Estos incluyen acidosis respiratoria o metabólica y alcalosis respiratoria o metabólica. Debido a que un individuo puede tener muchos procesos que conducen a una sola alteración en el pH de la sangre en la dirección ácida o alcalina, uno debe poder distinguir esos procesos individuales incluso si están enmascarados por otras alteraciones coincidentes. El lugar para comenzar a hacer estas distinciones es a partir de pistas en la historia del paciente. Los ejemplos incluyen vómitos, que sugerirían un proceso alcalótico causado por pérdidas de cloruro (Cl) en el vómito, o diarrea, que probablemente produciría un proceso acidótico en lugar de alcalótico causado por pérdidas de bicarbonato (HCO3−), aunque este último es posible en el contexto de diarrea rica en Cl en pacientes con cólera. Un paciente con enfermedad pulmonar crónica puede tener hipoventilación crónica y acidosis respiratoria, mientras que un paciente con enfermedad renal crónica puede ser más propenso a desarrollar una acidosis metabólica atribuida a la incapacidad de excretar ácido en el riñón. Debido a que los pacientes pueden tener múltiples procesos, incluyendo más de una alteración metabólica, se hace necesario tratar de reconocer estas alteraciones independientes que juntas pueden resultar en un pH sanguíneo que es normal, ácidémico o alcalémico.

 

ANÁLISIS DE TRASTORNOS ÁCIDO-BÁSICOS

Es una práctica común utilizar las mediciones de dióxido de carbono (CO2) y HCO3− en sangre arterial o venosa cuando se analiza un problema ácido-base. Las mediciones de gases en sangre arterial incluyen una medición directa del pH y la presión parcial de CO2 (Pco2) y un valor calculado de HCO3−. Las mediciones venosas son menos invasivas pero no suelen dar información sobre la oxigenación. Obsérvese que el pH venoso suele ser 0,05 unidades de pH más ácido que el pH arterial, y la Pco2 venosa suele ser 6 mm Hg más alta que la Pco2 arterial correspondiente. Estas relaciones pueden cambiar en pacientes hipometabólicos, hipotérmicos o en estados de gasto cardíaco bajo.

La ecuación de Henderson-Hasselbach es una expresión logarítmica de las reacciones químicas generales entre el CO2 en el agua, el ácido carbónico (H2CO3) y las concentraciones de HCO3−. La determinación de CO2 en solución es aproximada por el producto de la Pco2 medida y la solubilidad del CO2 en medios acuosos. La ecuación es la siguiente:

pH = pK + log (HCO3−)/(0,03 × PCO2)

A partir de esta relación, es evidente que el pH es proporcional a la proporción de HCO3−/Pco2 en lugar de simplemente HCO3− o Pco2. Un aumento en la concentración de HCO3− sin un aumento proporcional en la Pco2 resultará en alcalosis. Así, el proceso compensatorio de un cambio primario en una de las variables, HCO3− o Pco2, es un cambio en la otra variable en la misma dirección, tendiendo a normalizar la relación y llevar el pH de vuelta a la normalidad.

 

COMPENSACIONES

Las compensaciones se refieren a modificaciones internas, generalmente relacionadas con la función pulmonar o renal, que ayudan a regular el pH de los fluidos corporales. Estas modificaciones se corrigen por sí solas: los trastornos metabólicos primarios dan lugar a una compensación respiratoria y los trastornos respiratorios primarios dan lugar a compensaciones metabólicas (renales) (cuadro 60.1).

 


Tabla 60. 1. Cambios iniciales en HCO3− y Pco2 en trastornos acidobásicos primarios.

 

La acidemia y la alcalemia son el resultado de la incapacidad de compensar adecuadamente la anomalía acidobásica primaria. Por ejemplo, es posible que los pacientes con enfermedad pulmonar grave no puedan compensar adecuadamente las alteraciones metabólicas y que los pacientes con enfermedad renal no puedan compensar adecuadamente los trastornos respiratorios. Los pacientes con enfermedades del sistema nervioso central (SNC) también pueden no compensar normalmente las alteraciones respiratorias o metabólicas.

El sistema pulmonar actúa junto con los riñones para mitigar los efectos de los trastornos acidobásicos respiratorios primarios. Por ejemplo, en pacientes con enfermedad pulmonar que provoca retención de CO2 (acidosis respiratoria primaria), el aumento de CO2 reconocido en los quimiosensores del cuerpo carotídeo enviará una señal aferente al tronco del encéfalo, que intentará aumentar la ventilación. Esta compensación puede ser inadecuada con una elevación persistente de CO2. Entonces, el riñón aumentará la reabsorción de HCO3- en los túbulos y aumentará la amoniogénesis, lo que permitirá que se elimine más hidrógeno (H+), lo que conducirá a una alcalosis metabólica secundaria. La limitación de esta compensación será la capacidad del riñón para generar amoníaco.

La hiperventilación, por el contrario, reduce la Pco2 y eleva el pH (alcalosis respiratoria primaria). La respuesta pulmonar al pH elevado y la Pco2 baja es enviar una señal a los centros medulares del cerebro para que reduzcan la ventilación; sin embargo, como en el contexto de acidosis respiratoria, la respuesta respiratoria será incompleta. La respuesta renal es disminuir tanto la reabsorción de HCO3− (lo que da como resultado una orina rica en HCO3− alcalina) como la excreción de amonio (NH4+).

El grado esperado de compensación de los trastornos respiratorios primarios se muestra en la Tabla 60.2.

 


Tabla 60. 2. Compensaciones por trastornos acidobásicos

 

Debido a que el mecanismo compensatorio tarda en ser efectivo, el grado de compensación esperada es diferente en la acidosis y alcalosis respiratorias agudas versus crónicas. En general, existe una compensación más completa en los trastornos crónicos con un mayor grado de corrección en pacientes con alcalosis respiratoria.

Las alteraciones metabólicas requieren respuestas tanto renales como pulmonares para compensar y adaptarse a un cambio en el pH (ver Tabla 60.2). Por ejemplo, una acidosis metabólica por diarrea, que produce acidemia y una concentración baja de HCO3-, estimulará los quimiosensores que envían señales al cerebro para iniciar la hiperventilación. Esta respuesta ayudará a que el pH vuelva a la normalidad, pero no alcanzará una compensación completa. Las posibles razones de esto incluyen limitaciones en la función pulmonar, pero también podría ser una adaptación de ahorro de energía que permite un grado menos severo de hiperventilación y el uso de los músculos respiratorios mientras se evitan las caídas más peligrosas en el pH. La limitación renal para compensar una acidosis metabólica tiene que ver con límites fisiológicos en la producción de amoníaco.

La alcalosis metabólica provoca estimulación del quimiosensor que conduce a hipoventilación medular y acidosis respiratoria secundaria. El riñón compensa aumentando la excreción de HCO3−. Sin embargo, esta compensación es incompleta debido a una serie de factores que se desarrollan en la alcalosis metabólica que conservan HCO3− y, por lo tanto, limitan la corrección del pH. Estos incluyen depleción de Cl, disminución de la tasa de filtración glomerular, depleción de volumen, depleción de potasio (K+) e hipercapnia, todos los cuales aumentan la reabsorción proximal de HCO3−. Esta limitación puede ser parcialmente beneficiosa al limitar las pérdidas de fluido y K+.

Las respuestas compensatorias suelen estar completas en horas o días. La tabla 60.2 muestra la compensación esperada en pacientes con una variedad de trastornos acidobásicos. Las diferencias significativas entre los valores calculados y observados de Pco2, pH y HCO3− sugieren la presencia de un trastorno mixto. Por ejemplo, la fórmula de Winter expresa la relación entre Pco2 y HCO3− en individuos con acidosis metabólica:

PCO2 = 1.5(HCO3−) +8 ± 2

En un paciente con acidosis metabólica primaria, la Pco2 calculada debe estar dentro del rango sugerido por esta fórmula. Sin embargo, si la Pco2 medida es inferior a la esperada, esto sugiere la presencia de una alcalosis respiratoria primaria simultánea. Alternativamente, si la Pco2 medida es más alta de lo esperado, esto sugiere la presencia de una acidosis respiratoria primaria. Esto ocurre clásicamente en pacientes con toxicidad por salicilatos. Estos individuos desarrollan una acidosis metabólica con desequilibrio aniónico debido al aumento de la producción de ácido láctico. Sin embargo, el salicilato estimula directamente el centro respiratorio provocando una hiperventilación desproporcionada y una alcalosis respiratoria simultánea.

El método para diagnosticar un trastorno acidobásico se muestra en el cuadro 60.1. Primero, hay que identificar si el paciente está acidémico o alcalémico. En segundo lugar, determinar si el trastorno primario es respiratorio o metabólico. Y a continuación, calcular la compensación esperada para identificar un segundo trastorno. Si hay acidosis, calcular la brecha aniónica, la brecha aniónica delta y la brecha osmolar.

 



Cuadro 60. 1. Abordaje general de un trastorno acidobásico

 

ACIDOSIS METABÓLICA

Una acidosis metabólica resulta del consumo de reservas endógenas de álcali y se caracteriza por una caída en el HCO3- sérico. Hay cuatro mecanismos principales a través de los cuales se puede desarrollar una acidosis metabólica: (1) la sobreproducción patológica de ácidos endógenos (cetoácidos y ácido láctico); (2) la ingestión de sustancias exógenas, que son ácidos (salicilatos) o se metabolizan a ácido en el cuerpo (metanol); (3) una falla en la excreción de ácido renal y la regeneración de HCO3− (insuficiencia renal y acidosis tubular renal distal [RTA]); y (4) pérdida de reservas de álcali (diarrea y RTA proximal).

 

ACIDOSIS METABÓLICA CON ANIÓN-GAP

La clasificación de las acidosis metabólicas comienza con el cálculo del anión gap sérico. Esto se define como la diferencia entre el catión principal medido (sodio [Na]) y los aniones principales

 (Cl y HCO3−): [Na] − [Cl + HCO3−] = brecha aniónica

Fisiológicamente, realmente no existe una brecha, y la brecha aniónica representa la presencia de aniones no medidos en el suero que no se miden directamente. El contribuyente principal a la brecha aniónica son las cargas negativas en las proteínas circulantes (principalmente albúmina). Esto se debe a que aunque están presentes otros cationes (K+, calcio, magnesio) y aniones (fosfatos, sulfatos), la concentración de estos es pequeña y tienden a equilibrarse entre sí. Por tanto, el valor normal del anión gap (8-12 mEq) debe ajustarse a la concentración de albúmina. Por cada reducción de 1 g/dL en la concentración de albúmina sérica, la brecha aniónica se reduce en 2,5 mEq/L. Si la brecha es más alta de lo normal, esto indica la presencia de un anión no medido como el lactato. Si la brecha es más baja de lo normal (después de ajustar la concentración de albúmina sérica), puede haber un catión no medido. Aunque la hipercalcemia y la hipermagnesemia teóricamente podrían causar un desequilibrio aniónico bajo, incluso en casos con valores marcadamente elevados, el cambio en el desequilibrio aniónico no supera los 2 a 3 mEq/L. Clásicamente, se observa una brecha aniónica baja en pacientes con toxicidad por litio y en mieloma múltiple (las paraproteínas IgG tienden a tener carga positiva).

Las acidosis con brecha aniónica a menudo no existen de forma aislada y puede haber una alcalosis metabólica simultánea o una acidosis sin brecha. Cuando se desarrolla una acidosis con desequilibrio aniónico, los iones de hidrógeno generados son amortiguados por el HCO3− sérico, de modo que hay una disminución de 1 punto en la concentración de HCO3− por cada aumento de un punto en el desequilibrio aniónico (anión no medido). Esta relación se conoce como delta-delta, y el cálculo de esta relación puede ayudar a determinar si existe un trastorno mixto.

Por ejemplo, si hay un gran aumento en la brecha aniónica sin una disminución menor en la concentración de HCO3− (delta-delta > 1), esto sugiere que hay una alcalosis metabólica simultánea. Esto se observa clásicamente en pacientes en hemodiálisis que comúnmente tienen una brecha aniónica elevada (causada por la retención de sulfatos y fosfatos) y un HCO3− normal (causado por la administración de HCO3− durante la diálisis). Un delta-delta <1 (caída mayor a la esperada en el nivel de HCO3− en relación con el anión gap), ocurre en individuos con una acidosis metabólica mixta gap y no-gap. Esto puede ocurrir en el marco de una enfermedad renal crónica y también se puede observar en pacientes tratados con grandes volúmenes de solución salina normal en el marco de un shock hipovolémico (acidosis láctica + acidosis hiperclorémica).

Las causas de una acidosis metabólica con desequilibrio aniónico se muestran en la tabla 60.3.

 


Tabla 60. 3. Causas de acidosis metabólica con desequilibrio aniónico elevado

 

Clásicamente, se sugirió el mnemotécnico MUDPILES para ayudar a recordar estos; sin embargo, esto ha sido reemplazado por el GOLDMARK más moderno, que incluye causas comunes recientemente reconocidas de una acidosis con desequilibrio aniónico.

En los casos en los que se sospeche una ingestión de alcohol tóxico, la brecha osmolar puede ser útil como prueba preliminar antes de obtener los niveles de alcohol, que pueden no estar disponibles de inmediato y donde el tratamiento no puede retrasarse. El gap osmolar es la diferencia entre la osmolaridad medida (por depresión del punto de congelación) y la osmolaridad calculada:

2 × [Na+]+[Glucosa]/18+ [BUN]/2,8

La diferencia entre la osmolaridad medida y calculada debe ser <10 mOsm/kg. Si es mayor que esto, se debe sospechar la presencia de un no electrolito. Los alcoholes tóxicos, al estar descargados, provocan inicialmente un aumento del gap osmolar. Si se metabolizan a ácidos, con el tiempo, la brecha osmolar disminuirá mientras que la brecha aniónica aumentará. En los casos en que se desconoce la ingestión subyacente, existen indicios clínicos particulares que pueden sugerir la causa. Estos se resumen en la Tabla 60.4.

 


Tabla 60. 4. Pistas en la ingestión de sustancias tóxicas. 

 Tener en cuenta que la ingestión de alcohol isopropílico conduce a la cetosis sin acidosis con brecha aniónica porque las cetonas se producen sin consumir HCO3−. El objetivo de la terapia es prevenir la descomposición de estos alcoholes en sus metabolitos más tóxicos. Todos estos alcoholes son metabolizados por la alcohol deshidrogenasa y el fomepizol, un inhibidor competitivo de esta enzima y una terapia eficaz en las primeras etapas. Puede ser necesaria la hemodiálisis para eliminar los metabolitos si se ha producido una acumulación significativa.

 

ACIDOSIS LÁCTICA

El ácido láctico es el producto final normal del metabolismo anaeróbico de la glucosa. Existe en dos formas: L-lactato y D-lactato. L-lactato es la única forma producida en células humanas. El D-lactato es producido por la lactato deshidrogenasa bacteriana en el intestino y puede acumularse en pacientes con sobrecrecimiento intestinal o síndrome de intestino corto. Recuerde que la prueba habitual de lactato no mide D-lactato, y si se sospecha, debe solicitarse específicamente.

En circunstancias normales, se producen diariamente aproximadamente de 15 a 20 mmol/kg de ácido L-láctico. Este lactato se metaboliza a glucosa y piruvato en el hígado y los riñones y no se acumula. La acidosis láctica ocurre cuando hay una producción excesiva de lactato o una eliminación inadecuada. La acidosis láctica se clasifica como tipo A o tipo B. El tipo A es el más común y resulta de hipoperfusión tisular (choque hipotensivo, hipoxemia o sepsis). La acidosis láctica tipo B no se asocia con hipoperfusión sistémica y, en cambio, es causada por una depuración reducida o una inhibición de la fosforilación oxidativa inducida por la toxina. Se divide en tres subtipos (clasificación de Cohen-Woods). El tipo B1 está asociado con enfermedades sistémicas que incluyen enfermedad renal crónica e insuficiencia hepática (que conduce a una disminución del aclaramiento) y malignidad. La acidosis láctica de las neoplasias malignas puede ser causada por isquemia local en tumores grandes o por aumento de la glucólisis aeróbica en las células tumorales (efecto Warburg). El tipo B2 es causado por fármacos que se metabolizan a ácido láctico (propilenglicol) o que inducen disfunción mitocondrial (inhibidores nucleósidos de la transcriptasa inversa, propofol, linezolida y las biguanidas, fenformina y metformina). El tipo B3 resulta de defectos mitocondriales congénitos (MELAS [encefalomiopatía mitocondrial, acidosis láctica y episodios similares a accidentes cerebrovasculares]).

El tratamiento de la acidosis láctica implica principalmente el manejo del trastorno subyacente. El papel de la terapia con HCO3− es controvertido. Para pacientes con un pH <7.1, la acidemia por sí misma puede causar depresión del miocardio, vasodilatación arterial y disminución de la capacidad de respuesta de las catecolaminas. En este contexto, se recomienda la terapia con HCO3−. Sin embargo, no existen estudios clínicos que muestren un beneficio de la terapia con HCO3− en la acidosis láctica y existen efectos adversos potenciales. Primero, el HCO3− puede empeorar la acidosis intracelular. Esto se debe a que el CO2 se produce cuando se amortigua el H+, y este pasa rápidamente a las células y se acumula. Esto puede empeorar la contractilidad cardíaca y aumentar la producción de ácido láctico. En segundo lugar, un aumento rápido del pH extracelular puede disminuir el calcio ionizado y, por lo tanto, aumentar el riesgo de arritmias cardíacas. En tercer lugar, en pacientes con ventilación inadecuada, la terapia con HCO3− puede empeorar la acidosis respiratoria. Por estas razones, la terapia con HCO3− no se recomienda de forma rutinaria si el pH es >7,1.

 

SOBREDOSIS DE SALICILATO

En dosis fisiológicas, la aspirina se absorbe rápidamente en el estómago y se une principalmente a proteínas, lo que significa que permanece en el espacio vascular. Se metaboliza en el hígado a ácido salicílico, que luego se excreta en la orina. En caso de sobredosis, los sitios de unión se saturan y la capacidad del hígado para metabolizar los salicilatos disminuye, lo que conduce a un aumento de los niveles de salicilato libre y a una prolongación de la vida media del fármaco.

Cuando los niveles de salicilatos en la sangre superan los 40 a 50 mg/dL, la mayoría de los pacientes se quejarán de síntomas que incluyen tinnitus, náuseas, vómitos y vértigo. El estado mental alterado es común y es causado por la toxicidad directa del salicilato en el SNC, así como por el edema cerebral.

Los salicilatos causan dos anomalías acidobásicas principales. La alteración inicial es una alcalosis respiratoria causada por la estimulación directa del centro respiratorio. Luego, los pacientes desarrollan una acidosis metabólica con desequilibrio aniónico. Esto no es causado por la acumulación de salicilato en sí mismo (incluso en niveles muy altos, por lo general no excede los 8 mmol/L), sino que resulta de la interferencia con la fosforilación oxidativa que conduce a una acidosis láctica tipo B y acumulación de cetoácidos.

La alcalinización debe considerarse una terapia de primera línea en todos los pacientes con toxicidad por salicilatos. El ácido salicílico es un ácido débil y en un entorno alcalino existe principalmente en estado ionizado, lo que impide la entrada en el sistema nervioso central. Al mantener el ácido salicílico en forma ionizada, la alcalinización de la orina promueve la excreción al evitar la retrodifusión desde la luz tubular y, por lo tanto, aumenta las pérdidas urinarias. La alcalosis no es una contraindicación para la terapia con HCO3− a menos que el pH de la sangre sea >7,6. La hemodiálisis es un tratamiento eficaz para la toxicidad por salicilatos que debe reservarse para casos graves. Las indicaciones para la hemodiálisis incluyen las siguientes:

  1. Niveles de salicilatos >100 mg/dL (7,2 mmol/L)

  2. Síntomas neurológicos

  3. Edema pulmonar o cerebral

  4. Insuficiencia renal

 5. Mala respuesta a la terapia conservadora

 

OXOPROLINA

La acidemia por 5-oxoprolina es una causa relativamente nueva, pero importante, de acidosis metabólica con desequilibrio aniónico. En el pasado, se observó en personas con deficiencia congénita de glutatión sintasa u oxoprolinasa, pero más recientemente se ha observado en pacientes con uso crónico de paracetamol.

El paracetamol se metaboliza a N-acetil-p-benzoquinona imina (NAPQI). NAPQI se elimina mediante la conjugación con glutatión, que se agota en el contexto de la ingestión crónica de paracetamol. La falta de glutatión interrumpe el ciclo del γ-glutamil, lo que lleva a la acumulación de oxoprolina que provoca una acidosis metabólica con brecha aniónica alta. Esto a menudo se acompaña de hipopotasemia ya que la oxoprolina se filtra libremente en la orina. Por razones poco claras, la mayoría de los pacientes afectados son mujeres. Esto puede estar relacionado con niveles más bajos de ciertas isoenzimas en el ciclo del γ-glutamil en las mujeres. La mayoría de los pacientes tienen otros factores que contribuyen, como la desnutrición, el embarazo, el consumo de alcohol y las dietas bajas en proteínas. El tratamiento incluye suspender el paracetamol y administrar HCO3−. En algunos casos, puede ser necesaria la hemodiálisis. Otros fármacos que se han asociado con la oxoprolinemia incluyen vigabatrina, lucloxacilina y netilmicina a través de un mecanismo similar.

Tenga en cuenta que la acidosis con desequilibrio aniónico que se observa en la toxicidad aguda por paracetamol no está relacionada con la oxoprolina. La sobredosis de paracetamol agota rápidamente las reservas de glutatión en el hígado. Esto conduce a una acidosis láctica por daño mitocondrial con formación de nuevo lactato junto con una disminución de la eliminación de lactato como resultado de la toxicidad hepática.

 

ACIDOSIS HIPERCLORÉMICA

En este grupo de trastornos (cuadro 60.5), la brecha aniónica sérica es normal porque la caída de la concentración de HCO3− se equilibra con un aumento de la concentración de Cl− en lugar de un anión no medido.


 

Tabla 60. 5. Causas de acidosis metabólica sin brecha

 

A menudo se asocian con hipopotasemia. Por ejemplo, en el caso de diarrea acuosa con grandes volúmenes de heces, la pérdida de K+ y Na+ se acompaña de HCO3− o de aniones orgánicos de origen bacteriano. Varias formas de acidosis tubular renal (ATR),  también se asocian con pérdidas de Na+, K+ y HCO3-, lo que da como resultado una concentración relativamente mayor de Cl- en la sangre para compensar la pérdida de HCO3-. Estos trastornos generalmente se distinguen entre sí por la historia clínica, pero la evaluación de los electrolitos en la orina puede ser útil. Puede ser útil para calcular el anión gap urinario (UAG):

UAG = (U Na + U K) − U Cl

El mecanismo principal para la excreción de ácido en los riñones es a través de NH4+. En circunstancias normales, este NH4+ se excreta con Cl– y otros aniones, por lo que la UAG es cero o negativa. En el marco de una acidosis metabólica, si los riñones funcionan normalmente, hay un marcado aumento en la producción de NH4+ que conduce a una UAG cada vez más negativa. Un anión gap positivo sugiere que hay una producción inadecuada de amoníaco y es característico de una ATR distal. Una situación en la que puede tener preservación de la generación de amoníaco renal con un UAG positivo es si hay una gran cantidad de anión filtrado libremente en la orina, por ejemplo, en personas con ingesta de tolueno o cetoacidosis. Sin embargo, en estos casos, el pH urinario será bajo y, por lo general, tendrán una acidosis metabólica con brecha aniónica alta. La ATR es una causa poco frecuente de acidosis metabólica en la práctica clínica. Las características clave de los tipos 1 y 2 de RTA se muestran en los recuadros 60.2 y 60.3.

 


Cuadro 60. 2. Acidosis tubular renal tipo 1 (distal)

 

 


Cuadro 60. 3. Acidosis Tubular Renal Tipo 2 (Proximal)

 

Hay algunas formas de acidosis hiperclorémica que se asocian con niveles elevados de K+. Cuando estas condiciones implican trastornos renales, con frecuencia se denominan RTA tipo 4. Los trastornos importantes de la nefrona distal en los sitios donde se secretan tanto K+ como H+ y se reabsorbe Na+ incluyen las siguientes afecciones. El hipoaldosteronismo con renina plasmática baja puede ser el resultado de antagonistas de la renina, bloqueadores beta, fármacos antiinflamatorios no esteroideos o neuropatías autonómicas como en la diabetes y la amiloidosis. El hipoaldosteronismo con renina plasmática alta sugiere insuficiencia suprarrenal o hipoaldosteronismo selectivo. Hay trastornos tubulares renales que se asocian con elevaciones tanto de renina como de aldosterona. De particular importancia, cuando uno nota una acidosis hiperclorémica hiperpotasémica, es considerar trastornos sistémicos como lupus sistémico, mieloma, enfermedad de cadena ligera o nefropatía de células falciformes. Es fundamental excluir la obstrucción del tracto urinario. En todas estas condiciones, la UAG será positiva, lo que sugiere una baja excreción de NH4+.

Se necesita más HCO3− para tratar una RTA proximal que distal, porque el trastorno proximal se asocia con una gran eliminación de HCO3− a medida que aumenta el HCO3− sérico. A menudo requiere cantidades muy grandes de sales de HCO3-, mientras que en la RTA distal, una cantidad de HCO3- igual a la carga de ácido estimada por día es todo lo que se requiere para mantener el equilibrio ácido-base. Esa cantidad es de aproximadamente 1 a 2 mEq de H+ por kilogramo de peso corporal por día.

 

ALCALOSIS METABÓLICA

La alcalosis metabólica se caracteriza por una elevación de la concentración sérica de HCO3− con hipoventilación compensatoria que da como resultado una elevación de la Pco2. El [HCO3−] puede estar elevado ya sea por la ingesta exógena de álcalis (p. ej., HCO3−, citrato, acetato) o por pérdidas gastrointestinales o renales de exceso de líquidos ácidos o ricos en Cl. Debe haber tanto una fuente de nuevo HCO3− (generación) como estímulos para el riñón para mantener un nuevo nivel alto de HCO3− (mantenimiento).

El mantenimiento de la alcalosis metabólica generalmente se logra mediante el aumento de las tasas de reabsorción de HCO3- tubular proximal. Esto, a su vez, está relacionado con la depleción del volumen extracelular, mediada principalmente por la angiotensina II, la hipopotasemia y la hipercapnia. El segundo elemento principal del mantenimiento es la presencia de hiperaldosteronismo.

 

ALCALOSIS RESPONDEDORA AL  CLORURO

Las alcalosis sensibles al Cl generalmente se asocian con depleción de volumen y pérdida de líquidos ricos en Cl del cuerpo. Los trastornos comunes incluyen alcalosis gástrica por vómitos y diuréticos que pierden Cl, como furosemida y tiazidas. Ocasionalmente, la diarrea resultará en un Cl alto en las heces, particularmente en casos de adenomas vellosos del colon y algunas diarreas infecciosas, incluido el cólera. Las pérdidas renales de Cl- en los síndromes de Bartter y Gitelman se comportan de manera similar a las de los diuréticos de asa y tiazídicos, respectivamente. Muchos de estos estados de depleción de volumen se asocian con hiponatremia, hipopotasemia, niveles elevados de renina y aldosterona. Esta forma de alcalosis se corrige con la administración de solución salina normal. Obsérvese que la hipopotasemia que se observa en pacientes con alcalosis metabólica inducida por vómitos no es causada por pérdidas gástricas de K+, sino que es resultado de la pérdida renal de K+ con hiperaldosteronismo secundario.

 

ALCALOSIS QUE NO RESPONDE AL CLORURO

En estas condiciones, la depleción de volumen suele estar ausente y, de hecho, la hipertensión puede ser el hallazgo de presentación. Muy a menudo hay un aumento primario de mineralocorticoides como resultado de adenomas suprarrenales o glándulas suprarrenales hiperplásicas. Debido a que el aumento primario es en la aldosterona, lo que conduce a la expansión del volumen, los niveles de renina suelen ser bajos. Bioquímicamente, los pacientes tienen una alcalosis metabólica hipopotasémica causada por el efecto de la aldosterona en la nefrona distal. En la estenosis unilateral de la arteria renal, por el contrario, el aumento de la renina del riñón afectado conduce a un aumento de la angiotensina II y luego de la aldosterona, lo que promueve la retención de Na+, la pérdida de K+ y la pérdida de ácido. Hay una serie de trastornos intrarrenales que se presentan con un cuadro clínico similar pero están asociados con niveles bajos de aldosterona. Las mutaciones activadoras del conducto epitelial de Na en el conducto colector (síndrome de Liddle) o la inhibición de la 11-beta-hidroxiesteroide deshidrogenasa conducirán al mismo cuadro periférico de hipertensión, hipopotasemia y alcalosis. En todas estas condiciones, el [Na+] en la sangre puede estar elevado. En el síndrome de Liddle, los niveles de renina y aldosterona disminuirán. El regaliz que contiene ácido glicirretínico inhibe la enzima deshidrogenasa, lo que permite que el cortisol normalmente presente active el receptor de aldosterona. Habrá una proporción alta de cortisol a cortisona y niveles bajos de renina y aldosterona.

La distinción de los tipos de alcalosis metabólica que responden a Cl y los que no responden se realiza combinando las características clínicas con el Cl urinario (tabla 60.6).

 


Tabla. 60. 6. Importancia del cloruro de orina en el diagnóstico de alcalosis hipopotasémica.

 

Las alcalosas que responden al Cl se asocian con un Cl urinario bajo (<20 mEq/L), mientras que el estado que no responde al Cl tendrá un Cl urinario alto (>20 mEq/L). La única excepción es en el contexto de diuréticos o trastornos tubulares (que imitan a los diuréticos) donde el Cl- en la orina será alto. Sin embargo, estos pacientes normalmente no serán hipertensos y, en el caso de abuso de diuréticos, pueden tener un resultado positivo en la detección de diuréticos en orina. Otra distinción es que las alcalosas que responden al Cl mejorarán con la infusión de solución salina, mientras que los estados que no responden al Cl no lo harán. En ambos casos, una posible complicación de la infusión de solución salina es un empeoramiento de la hipopotasemia, en el primer caso debido a la rápida excreción de HCO3−, que aumentará la excreción de K+, y en el segundo caso debido al aumento de la entrega de Na+ al organismo que actúa sobre la aldosterona. sitio en la situación donde la aldosterona no puede ser suprimida.

 

ACIDOSIS RESPIRATORIA

La acidosis respiratoria implica la retención primaria de CO2 a través de la hipoventilación alveolar. Las causas más frecuentes de acidosis respiratoria se enumeran en el cuadro 60.4.

 


Cuadro. 60. 4. Causas de acidosis respiratoria

 

La respuesta compensatoria de los riñones es generar nuevo HCO3− mediante la excreción de una mayor cantidad de NH4+. Una Pco2 alta también aumenta la reabsorción renal de HCO3− para ayudar a mantener la respuesta compensatoria. Un paciente con enfermedad renal puede no compensar bien la acidosis respiratoria. El pH es más ácido de forma aguda, ya que lleva días lograr la compensación renal, que, aunque incompleta, eleva significativamente el pH de la sangre hacia la normalidad. Una caída rápida de la Pco2, como puede ocurrir después de la ventilación en un paciente con acidosis respiratoria compensada, puede provocar una alcalosis metabólica poshipercápnica, ya que la Pco2 cae más rápidamente que el HCO3−. Esto se puede controlar ya sea disminuyendo lentamente la Pco2 o mediante la administración de sales de Cl adecuadas para permitir la excreción renal de HCO3−.

 

ALCALOSIS RESPIRATORIA

En la alcalosis respiratoria, la eliminación de CO2 supera transitoriamente la producción, lo que conduce a una disminución de la Pco2 y un aumento del pH. Las causas comunes se enumeran en el Cuadro 60.5. 


Cuadro. 60. 5. Causas de alcalosis respiratoria.

La disminución compensatoria de la reabsorción de HCO3− conduce a la excreción renal de Na HCO3− y la retención de Cl. La alcalemia es más grave en una alcalosis respiratoria aguda y puede provocar dolores de cabeza, náuseas, vómitos e incluso síncope o tetania. El pH puede aproximarse a lo normal en el estado crónico, como en el embarazo. Los efectos sobre el SNC de la alcalosis respiratoria incluyen vasoconstricción cerebral transitoria. Los efectos metabólicos de la alcalosis respiratoria incluyen niveles bajos de fósforo y niveles altos de lactato, ambos relacionados con una mayor actividad glucolítica celular.

 

FUENTE:

The  Brigham  Intensive  Review of  Internal  Medicine. (2022)

Ajay K. Singh, MBBS, FRCP, MBA

Joseph Loscalzo, MD, PhD

 

sábado, 1 de julio de 2023

Casos Clínicos: Paciente masculino de 73 años con lesiones hemorráficas en piel y mucosas.

 Doctor buenas tardes. Soy interna del hospital departamental de Villavicencio Colombia quería enviar este caso al rincón.





Ingresa paciente al servicio de urgencias de 73 años de edad por cuadro clínico de una semana de evolución consistente en aparición de lesión en mucosa oral y cuerpo no son dolorosas como antecedentes

Hipertensión arterial dislipidemia secuelas de ACV antiguo

Farmacológico : enalapril 20/día,  atorvastatina 10 mg/día

Envío más fotos doc. No contamos con dermatólogo en la institución somos un II nivel de orientación agradezco orientación diagnóstica.

El paciente autorizó la publicación de las imágenes

 

Dra Ange Quintero.

Villavicencio. Colombia.

 

 

Opinión: Creo que se trata de una púrpura petequial y equimótica generalizada asociada a hemorragia mucosa (tiene una hemorragia submucosa en la lengua además de sangrado en labios). En otras palabras está cursando una diátesis hemorragípara por lo que además de un interrogatorio dirigido fundamentalmente a antecedentes recientes (fiebre, decaimiento, repercusión del estado general, ingesta de fármacos nuevos etc), debiera solicitarse en forma urgente un estudio básico de hemostasia (KPTT, tiempo y concentración de protrombina, recuento de plaquetas), así como un frotis de sangre periférica.

Los diagnósticos diferenciales sería bueno plantearlos una vez visto cómo está la hemostasia pero creo que hay varias posibilidades diagnósticas como púrpura trombocitopenia secundaria a alguna medicación o tóxico (mucho más raramente por la edad de comienzo, una púrpura trombocitopénica autoinmune) , leucemia aguda, en determinados contextos y según la procedencia y la epidemiología del paciente deberán considerarse enfermedades infecciosas como virosis hemorrágicas, leptospirosis etc pero en el contexto de un cuadro clínico compatible

viernes, 30 de junio de 2023

Intensive Review of Internal Medicine. Trastornos electrolíticos. Una síntesis.

 

TRASTORNOS ELECTROLÍTICOS

Los trastornos del equilibrio electrolítico son comunes, especialmente en pacientes hospitalizados. Las anomalías en los niveles de electrolitos y, potencialmente, su corrección pueden estar asociadas con una morbilidad y mortalidad significativas, y se debe tener cuidado tanto en el diagnóstico como en el tratamiento. En este capítulo, la atención se centrará en los trastornos del metabolismo del sodio (Na+) y el potasio (K+).

 

TRASTORNOS DEL SODIO

Los trastornos de la concentración sérica de sodio ([Na+]) son causados por anormalidades en la homeostasis del agua que conducen a cambios en la proporción relativa de Na+ a agua corporal. La ingesta de agua y la arginina vasopresina (AVP) circulante son los mediadores dominantes en la defensa de la osmolalidad sérica (tabla 59.1); los defectos en uno o ambos de estos mecanismos de defensa causan la mayoría de los casos de hiponatremia e hipernatremia.

 


Tabla 59.1. Osmorregulación versus regulación de volumen.


Tanto la secreción de AVP como la sed son inducidas por aumentos en la osmolalidad sérica, a través de la activación de osmorreceptores centrales. La vasopresina circulante actúa sobre los receptores de vasopresina de tipo V2 en la rama ascendente gruesa de Henle y las células principales del conducto colector, aumentando el monofosfato de adenosina cíclico (AMP) y activando la fosforilación dependiente de proteína quinasa A (PKA) de múltiples proteínas de transporte. La activación dependiente de PKA del transporte de sal por la rama ascendente gruesa es, por lo tanto, un determinante clave del mecanismo de contracorriente, que finalmente aumenta la osmolalidad intersticial en la médula interna del riñón y genera un gradiente osmótico que impulsa la absorción de agua a través del túbulo colector renal. La fosforilación dependiente de PKA del canal de agua de acuaporina-2 en las células principales aumenta la inserción de canales de agua activos en la luz del conducto colector, lo que da como resultado la absorción transepitelial de agua por este gradiente osmótico (figura. 59.1).

 


Figura 59.1. Vasopresina y la regulación de la permeabilidad al agua en el conducto colector renal. La vasopresina se une al receptor de vasopresina tipo 2 (V2R) en la membrana basolateral de las células principales, activa la adenilciclasa (AC), aumenta la adenosina monofosfatasa cíclica intracelular (cAMP) y estimula la actividad de la proteína quinasa A (PKA). Las vesículas citoplasmáticas que transportan las proteínas del canal de agua acuaporina-2 (AQP) se insertan en la membrana luminal en respuesta a la vasopresina, lo que aumenta la permeabilidad al agua de esta membrana. Cuando finaliza la estimulación con vasopresina, los canales de agua se recuperan mediante un proceso endocítico y la permeabilidad al agua vuelve a su tasa basal baja. Los canales de agua AQP3 y AQP4 se expresan en la membrana basolateral y completan la vía transcelular para la reabsorción de agua. pAQP2, acuaporina-2 fosforilada. (Tomado de Sands JM, Bichet DG. Nephrogenic diabetes insipidus. Ann Int Med. 2006;144:186–194.)

 

 

Las anomalías en esta “vía final común” causan la mayoría de los trastornos de [Na+] sérico, por ejemplo, con una inserción exagerada de canales de agua de acuaporina-2 en la membrana de las células principales en condiciones hiponatrémicas.

El estado del volumen también modula la liberación de AVP por la hipófisis posterior, de modo que la hipovolemia se relaciona con niveles circulantes más altos de la hormona en cada nivel de osmolalidad sérica; por lo tanto, la hipovolemia puede asociarse con hiponatremia causada por la retención de agua libre ingerida en respuesta al aumento de AVP. De manera similar, en el contexto de deterioro de la integridad circulatoria arterial, como se observa en la cirrosis y la insuficiencia cardíaca, la activación neurohumoral asociada lleva a un aumento de la AVP circulante, lo que predispone a la hiponatremia. Estas interacciones entre el estado del volumen, la liberación de AVP y la homeostasis del agua pueden generar confusión diagnóstica, que puede reducirse considerando la fisiología relevante (ver Tabla 59.1). Un concepto clave a este respecto es que el [Na+] sérico absoluto, no transmite información diagnóstica sobre el estado de volumen de un paciente dado, y la hiponatremia, en particular, ocurre en todos los extremos del contenido de agua corporal total y Na+-Cl–.

 

HIPONATREMIA

ENFOQUE DE DIAGNÓSTICO

La hiponatremia, definida como una [Na+] sérica <135 mEq/L, es un trastorno muy común, que ocurre hasta en el 22% de los pacientes hospitalizados. Este trastorno es casi siempre el resultado de un aumento de la AVP circulante y/o una mayor sensibilidad renal a la AVP, combinado con una ingesta de agua libre. Una excepción notable es la hiponatremia causada por una ingesta baja de solutos, como puede ocurrir con las dietas veganas extremas o la “potomanía de la cerveza”, en las que las concentraciones de solutos en la orina son inadecuadas para apoyar la excreción del agua libre ingerida; la capacidad reducida para la excreción renal de agua se supera fácilmente en estos pacientes, lo que lleva a retención de agua e hiponatremia.

La fisiopatología subyacente de la típica respuesta de vasopresina exagerada o inapropiada difiere en pacientes con hiponatremia en función de su volumen de líquido extracelular. Por lo tanto, la hiponatremia se subdivide desde el punto de vista diagnóstico en tres grupos, según la historia clínica y el estado del volumen: hiponatremia hipovolémica, euvolémica e hipervolémica (fig. 59.2).

 


Figura 59.2. El enfoque diagnóstico de la hiponatremia. Ver texto para más detalles. (De Kumar S, Berl T. Enfermedades del metabolismo del agua. En: Schrier RW, ed. Atlas of Diseases of the Kidney. Vol. 1. New York: Wiley; 1999.)

 

En particular, la hiponatremia suele ser multifactorial, en particular cuando es grave; la evaluación clínica debe examinar todas las posibles causas del aumento de la AVP, incluidas las náuseas, el dolor y los fármacos.

La investigación de laboratorio de un paciente con hiponatremia siempre debe incluir una medición de la osmolalidad sérica para excluir la seudohiponatremia, es decir, la hiponatremia con una tonicidad plasmática normal o aumentada. La mayoría de los laboratorios clínicos miden la [Na+] sérica analizando muestras diluidas con electrodos automáticos sensibles a iones, corrigiendo esta dilución suponiendo que el plasma contiene un 93 % de agua. Este factor de corrección puede ser inexacto en pacientes con pseudohiponatremia causada por hiperlipidemia extrema y/o hiperproteinemia, en quienes los lípidos o las proteínas séricas constituyen un mayor porcentaje del volumen plasmático. La osmolalidad medida también debe convertirse a la osmolalidad efectiva (tonicidad) restando la concentración medida de urea (dividida por 2,8 si está en mg/dL); los pacientes con hiponatremia tienen una osmolalidad efectiva <275 mOsm/kg. También debe medirse la glucosa sérica; El [Na+] sérico cae ~1.4 mEq/L por cada aumento de 100 mg/dL en la glucosa, debido a la salida de agua de las células inducida por la glucosa; esta forma de hiponatremia se resuelve con la normalización de la glucosa sérica.

Los electrolitos y la osmolalidad de la orina son pruebas particularmente críticas en la evaluación inicial de la hiponatremia. Un [Na+] en orina <20 mEq es compatible con hiponatremia hipovolémica, en ausencia clínica de un síndrome ávido de Na+ hipervolémico, como insuficiencia cardíaca congestiva (CHF) o cirrosis (v. fig. 59.2). La osmolaridad urinaria <100 mOsm/kg es a su vez sugestiva de polidipsia. Una osmolaridad urinaria >400 mOsm/kg indica que el exceso de AVP está jugando un papel más dominante, mientras que los valores intermedios son más compatibles con la fisiopatología multifactorial (p. ej., exceso de AVP con un componente de polidipsia). Los pacientes con hiponatremia causada por la disminución de la ingesta de solutos, como en la potomanía por cerveza, suelen tener orinas con [Na+] <20 mEq y osmolalidad urinaria en el rango de <100 a 200s. Los electrolitos y la osmolalidad de la orina siempre deben interpretarse en el contexto de los datos clínicos disponibles.

También se debe realizar la medición del ácido úrico sérico; mientras que los pacientes con fisiología del tipo síndrome de antidiuresis inapropiada (SIADH) típicamente serán hipouricémicos (ácido úrico sérico <4 mg/dL), los pacientes con depleción de volumen a menudo serán hiperuricémicos. Finalmente, en el entorno clínico adecuado, también se debe evaluar la función tiroidea, suprarrenal y pituitaria. El hipotiroidismo y la insuficiencia suprarrenal secundaria causada por insuficiencia hipofisaria son causas importantes de hiponatremia euvolémica, mientras que la insuficiencia suprarrenal primaria causa hiponatremia hipovolémica. También se deben considerar las imágenes radiológicas, en busca de una causa pulmonar o del sistema nervioso central (SNC) para la secreción inadecuada de AVP e hiponatremia; los pacientes con antecedentes de tabaquismo deben someterse a una TC de tórax para descartar un carcinoma de pulmón de células pequeñas asociado con SIADH, que a veces puede pasar desapercibido en las radiografías de tórax de rutina.

 

HIPONATREMIA HIPOVOLÉMICA

La hipovolemia provoca una marcada activación neurohumoral, activando sistemas como el eje renina-angiotensina-aldosterona (RAA), el sistema nervioso simpático y la AVP circulante (v. tabla 59.1). El aumento de la AVP circulante ayuda a preservar la presión arterial a través de los receptores vasculares y barorreceptores V1A, y aumenta la reabsorción de agua y Na+ -Cl– a través de los receptores renales V2; este último efecto puede provocar hiponatremia, en el contexto de una mayor ingesta de agua libre. Las causas no renales de hiponatremia hipovolémica incluyen gastrointestinales (GI) (vómitos, diarrea, drenaje por sonda, etc.) y pérdida insensible de Na+ -Cl– (sudoración, quemaduras, vías respiratorias); La [Na+] en orina suele ser <20 mEq en estos casos. Estos pacientes pueden clasificarse clínicamente como euvolémicos, con solo la reducción de [Na+] en orina para indicar la causa de su hiponatremia asociada.

Las causas renales de la hiponatremia hipovolémica comparten una pérdida inapropiada de Na+ -Cl– en la orina que conduce a la depleción de volumen; la [Na+] en orina suele ser >20 mEq (v. fig. 59.2). La deficiencia asociada de aldosterona circulante puede provocar hiponatremia en la insuficiencia suprarrenal primaria y otras causas de hipoaldosteronismo; la hiperpotasemia y la hiponatremia en un paciente hipotenso y/o hipovolémico con [Na+] urinario alto deben sugerir fuertemente este diagnóstico. Las nefropatías perdedoras de sal se caracterizan por alteración de la función tubular renal y, por lo tanto, una capacidad reducida para reabsorber Na+ -Cl– filtrado, lo que lleva a hipovolemia y activación neurohumoral. Las causas típicas incluyen la nefropatía por reflujo, las nefropatías intersticiales, la lesión renal asociada al cisplatino, la uropatía posobstructiva, la enfermedad quística medular y la fase de recuperación de la necrosis tubular aguda. La terapia con diuréticos, particularmente con tiazidas, causa hiponatremia a través de varios mecanismos. La excreción aumentada de un soluto no reabsorbible o poco reabsorbible osmóticamente activo también puede conducir a depleción de volumen e hiponatremia; las causas importantes incluyen glucosuria, cetonuria y bicarbonaturia (p. ej., en la acidosis tubular renal proximal, donde la bicarbonaturia asociada conduce a la pérdida de Na+). Finalmente, el síndrome de “pérdida de sal cerebral” es una causa rara de hiponatremia hipovolémica causada por natriuresis inapropiada en asociación con enfermedad intracraneal; los trastornos causales incluyen hemorragia subaracnoidea, lesión cerebral traumática, craneotomía, encefalitis y meningitis. La distinción del SIADH es difícil pero fundamental para el tratamiento exitoso, porque la pérdida de sal cerebral típicamente responderá a la reposición agresiva de Na+ -Cl–.

 

HIPONATREMIA HIPERVOLEMICA

Los pacientes con hiponatremia hipervolémica desarrollan un aumento del Na+ -Cl– corporal total que se acompaña de un aumento proporcionalmente mayor del agua corporal total, lo que lleva a una reducción del [Na+] sérico. Nuevamente, los trastornos causales pueden separarse por el efecto sobre la [Na+] en la orina, con insuficiencia renal aguda o crónica asociada únicamente con un aumento de la [Na+] en la orina (v. fig. 59.2); la insuficiencia renal avanzada puede reducir la capacidad de excretar agua libre, lo que lleva a la hiponatremia. La fisiopatología de la hiponatremia en los trastornos edematosos ávidos de Na+ (insuficiencia cardíaca congestiva, cirrosis y síndrome nefrótico) es similar a la de la hiponatremia hipovolémica, excepto que la presión de perfusión arterial está disminuida debido a factores etiológicos específicos, como la disfunción cardíaca en CHF. La [Na+] en orina suele ser muy baja (es decir, <10 mEq); este estado ávido de Na+ puede oscurecerse por la terapia con diuréticos dependiendo del momento de la recolección de la muestra, el programa y la elección de los diuréticos, y así sucesivamente. El grado de hiponatremia es un índice indirecto de la activación neurohumoral asociada (v. tabla 59.1) y, por tanto, un indicador pronóstico importante en la hiponatremia hipervolémica. El tratamiento consiste en tratar el trastorno subyacente (p. ej., inhibición de la enzima convertidora de angiotensina [ECA] en la insuficiencia cardíaca), restricción de Na+, terapia con diuréticos y, cuando corresponda, restricción de agua. Los antagonistas de la vasopresina (vaptanos) son efectivos para normalizar la hiponatremia asociada tanto con la cirrosis como con la ICC. Sin embargo, el tolvaptán está contraindicado en la cirrosis debido a la toxicidad hepática asociada con el fármaco y no debe usarse durante más de 30 días en pacientes con insuficiencia cardíaca congestiva. Conivaptan, un antagonista mixto de los receptores V1a/V2, también debe usarse con precaución en la cirrosis dada la posibilidad de hipotensión y/o insuficiencia renal causada por el bloqueo de los receptores de vasopresina V1a.

 

HIPONATREMIA EUVOLÉMICA

El síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética (SIADH),  es la causa más frecuente de hiponatremia euvolémica (tabla 59.2). Otras causas incluyen hipotiroidismo e insuficiencia suprarrenal secundaria causada por enfermedad pituitaria; mientras que el déficit de aldosterona circulante en la insuficiencia suprarrenal primaria provoca hiponatremia hipovolémica, la deficiencia predominante de glucocorticoides en la insuficiencia suprarrenal secundaria provoca hiponatremia euvolémica. Las causas comunes de SIADH incluyen enfermedad pulmonar (p. ej., neumonía, tuberculosis, derrame pleural) y enfermedades del SNC (p. ej., tumor, hemorragia subaracnoidea, meningitis); El SIADH también ocurre con neoplasias malignas, principalmente carcinoma de pulmón de células pequeñas y fármacos; más comúnmente los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS; véase la tabla 59.2).

 


Tabla 59.2. Causas del Síndrome de Antidiuresis Inapropiada.

AVP, Arginina vasopresina; SNC, sistema nervioso central; GI, gastrointestinal; GU, genitourinario; MDMA, 3,4-metilendioximetanfetamina ("Éxtasis"); AINE, fármacos antiinflamatorios no esteroideos; ISRS, inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina.

De Ellison DH, Berl T. Síndrome de antidiuresis inapropiada. N Engl J Med.2007;356:2064–2072.

 

El tratamiento inicial de la hiponatremia euvolémica debe incluir el tratamiento o la retirada de la causa subyacente si es factible y apropiado. La restricción de agua a <1 L por día es la piedra angular de la terapia, pero puede ser ineficaz o mal tolerada; la sed también se estimula en estos pacientes a osmolalidades "fisiológicas" más bajas que las habituales. Los pacientes que no responden a la restricción de agua pueden tratarse con diuréticos de asa para inhibir el mecanismo de contracorriente y reducir la concentración urinaria, combinados con tabletas orales de sal para reemplazar la pérdida de sal inducida por diuréticos. Históricamente, la demeclociclina oral se ha utilizado para tratar el SIADH que falla en la restricción de agua o furosemida (Lasix)/tabletas de sal; sin embargo, este agente puede causar lesión renal aguda y requiere un seguimiento estrecho de la función renal. Los vaptanos son muy eficaces para normalizar la [Na+] sérica en casi todos los pacientes con SIADH. Conivaptan, el único vaptan intravenoso disponible en los Estados Unidos, se puede usar como una alternativa a la solución salina hipertónica para mantener la eunatremia en pacientes críticos con SIADH. Sin embargo, el tolvaptán oral (actualmente el único vaptán oral disponible en los Estados Unidos) no debe usarse durante más de 30 días y no debe usarse en pacientes con enfermedad hepática debido al riesgo de toxicidad hepática. Dadas estas limitaciones, la terapia con tolvaptán debe reservarse para pacientes con SIADH que tienen [Na+] sérico que permanece <120 mEq o que tienen síntomas neurológicos persistentes atribuidos a hiponatremia.

 

 

TRATAMIENTO DE LA HIPONATREMIA

Tres consideraciones principales guían el tratamiento de la hiponatremia. Primero, la presencia y/o la gravedad de los síntomas determinan la urgencia de la terapia. Los pacientes con hiponatremia aguda (Cuadro 59.1) presentan síntomas que pueden incluir dolor de cabeza, náuseas y/o vómitos, estado mental alterado, convulsiones, obnubilación y/o muerte.

 


Cuadro 59.1. Causas de la hiponatremia aguda.

 

Los pacientes con hiponatremia crónica (presente durante más de 48 horas) tienen menos probabilidades de ser sintomáticos, pero pueden mostrar déficits sutiles en la función neuropsicológica, incluidas anomalías de la marcha y un mayor riesgo de caídas. La hiponatremia crónica también aumenta el riesgo de fracturas óseas causadas por el mayor riesgo de caídas y por la reducción de la densidad ósea asociada a la hiponatremia. En segundo lugar, los pacientes con hiponatremia crónica tienen riesgo de síndrome de desmielinización osmótica, típicamente mielinólisis pontina central, si la [Na+] sérica se corrige en >10 a 12 mEq dentro de las primeras 24 horas y/o en >18 mEq dentro de las primeras 48 horas. Las células cerebrales en la hiponatremia crónica reducen la concentración intracelular de osmolitos orgánicos (creatina, betaína, glutamato y taurina) para hacer frente a la hipoosmolalidad. La reacumulación intracelular de estos solutos se atenúa y retrasa después del restablecimiento de la tonicidad normal, lo que lleva a la desmielinización osmótica en el marco de una corrección excesivamente rápida de la hiponatremia. En tercer lugar, la respuesta de la [Na+] sérica a intervenciones como la solución salina hipertónica o los antagonistas de la vasopresina puede ser muy impredecible, por lo que se requiere una monitorización frecuente de la [Na+] sérica (cada 2 a 4 h) durante el tratamiento con estas medidas.

La hiponatremia sintomática aguda puede ocurrir en varios contextos clínicos (ver cuadro 59.1). Este síndrome es una emergencia médica; una caída repentina en el suero de [Na+] puede abrumar la capacidad del cerebro para regular el volumen celular, lo que lleva a un edema cerebral masivo. En particular, esto puede ocurrir después de reducciones agudas relativamente modestas en el suero [Na+]. Las mujeres premenopáusicas son particularmente propensas a síntomas graves de hiponatremia aguda; las consecuencias neurológicas son comparativamente raras en pacientes masculinos. Una complicación crítica ya menudo pasada por alto es la insuficiencia respiratoria, que puede ser hipercápnica por depresión del SNC o normocápnica por edema pulmonar neurógeno no cardiogénico; la hipoxia asociada amplifica el impacto de la encefalopatía hiponatrémica. Muchos de estos pacientes desarrollan hiponatremia por causas iatrogénicas, que incluyen líquidos hipotónicos en el período posoperatorio, prescripción de un diurético tiazídico, preparación para colonoscopia o uso intraoperatorio de irrigantes con glicina. La polidipsia que ocurre con una causa de aumento de AVP también puede causar hiponatremia aguda, como ocurre con el aumento de la ingesta de agua en el marco de un ejercicio extenuante (p. ej., hiponatremia asociada con maratones). La droga recreativa Éxtasis (3,4-metilendioximetanfetamina) también puede causar hiponatremia aguda, lo que induce rápidamente tanto la liberación de AVP como un aumento de la sed.

El tratamiento de la hiponatremia sintomática aguda debe incluir solución salina hipertónica para aumentar de forma aguda la [Na+] sérica en 1 a 2 mEq/h hasta un aumento total de 4 a 6 mEq; este aumento suele ser suficiente para aliviar los síntomas agudos, después de lo cual son apropiadas las pautas correctivas para la hiponatremia crónica (véase más adelante). Se han desarrollado varias ecuaciones para estimar la tasa requerida de solución hipertónica; un enfoque popular es calcular un "déficit de Na+", donde el déficit de Na+ = 0,6 × peso corporal × (objetivo [Na+] – [Na+] inicial). Sin embargo, una advertencia importante es que el aumento de [Na+] sérico puede ser muy impredecible durante el tratamiento con solución salina hipertónica, causado por cambios rápidos en la fisiología subyacente; La [Na+] sérica debe controlarse cada 2 a 4 horas con los ajustes apropiados en la tasa de solución salina administrada. En pacientes hipopotasémicos, el reemplazo de K+ -Cl– también puede conducir a un aumento de la [Na+] sérica, dado que la [Na+] sérica es una función de Na+ y K+ intercambiables, dividida por el agua corporal total; este fenómeno también puede dar lugar a una corrección demasiado rápida de la [Na+] sérica en la hiponatremia crónica (véase más adelante).

La administración de oxígeno suplementario y soporte ventilatorio también puede ser fundamental en la hiponatremia aguda en caso de que los pacientes desarrollen edema pulmonar agudo o insuficiencia respiratoria hipercápnica. Los diuréticos de asa intravenosos ayudarán a tratar el edema pulmonar agudo y también aumentarán la excreción de agua libre, al interferir con el mecanismo de multiplicación de contracorriente renal. Debe enfatizarse que los vaptanos no tienen un papel en el manejo de la hiponatremia sintomática aguda.

El tratamiento de la hiponatremia crónica se complica significativamente por la asimetría de la respuesta celular a la corrección de la [Na+] sérica. Específicamente, la reacumulación de osmolitos orgánicos protectores por parte de las células cerebrales se atenúa y retrasa a medida que aumenta la osmolalidad después de la corrección de la hiponatremia, lo que a veces da como resultado la pérdida degenerativa de oligodendrocitos y el “síndrome de desmielinización osmótica” (SDO). La corrección demasiado rápida de la hiponatremia también se asocia con una alteración de la integridad de la barrera hematoencefálica, lo que permite la entrada de mediadores inmunitarios que pueden contribuir a la desmielinización en el SDO. Las lesiones de SDO afectan clásicamente a la protuberancia; clínicamente, los pacientes con “mielinólisis pontina central” pueden presentar uno o más días después de la sobrecorrección de la hiponatremia con paraparesia o cuadraparesia, disfagia, disartria, diplopía, un “síndrome de enclaustramiento” y/o pérdida del conocimiento. También pueden estar involucradas otras regiones del cerebro; La presentación clínica de ODS varía en función de la extensión y localización de esta mielinólisis extrapontina, con el desarrollo informado de ataxia, mutismo, parkinsonismo, distonía y catatonía. La “reducción” de la [Na+] sérica después de una corrección demasiado rápida puede prevenir o atenuar el SDO. Sin embargo, incluso la corrección apropiadamente "lenta" puede estar asociada con SDO, particularmente en pacientes con factores de riesgo adicionales; estos incluyen alcoholismo, desnutrición, hipopotasemia y trasplante de hígado.

Para reducir el riesgo de SDO, la tasa de corrección debe ser comparativamente lenta en la hiponatremia crónica, no mayor de 10 a 12 mEq en las primeras 24 horas y no mayor de 18 mEq en las primeras 48 horas, pero preferiblemente un aumento mucho menor. Si los pacientes sobrecorrigen la [Na+] sérica en respuesta a los antagonistas de la vasopresina, la solución salina hipertónica o la solución salina isotónica (en la hiponatremia hipovolémica crónica), la hiponatremia se puede reducir o estabilizar de forma segura mediante la administración del agonista de la vasopresina acetato de desmopresina (DDAVP) y la administración de agua, normalmente dextrosa al 5% en agua por vía intravenosa (D5W). En pacientes con hiponatremia inicial marcada, se puede lograr un aumento más lineal y controlado de la [Na+] sérica mediante el uso de dosis altas de DDAVP para “bloquear” la actividad de la vasopresina, en combinación con una infusión lenta de solución salina hipertónica.

 

 

HIPERNATREMIA

La hipernatremia suele ser el resultado de un déficit combinado de agua y volumen, con pérdidas de agua superiores a las de Na+. Las personas mayores con sed reducida y/o acceso reducido a líquidos tienen el mayor riesgo de desarrollar hipernatremia. Los pacientes con hipernatremia rara vez pueden tener un defecto central en la función de los osmorreceptores hipotalámicos, con una combinación de disminución de la sed y disminución de la secreción de AVP; las causas incluyen tumor primario o metastásico, oclusión o ligadura de la arteria comunicante anterior, traumatismo, hidrocefalia e inflamación. Más comúnmente, la hipernatremia se desarrolla después de la pérdida de agua por vía renal o no renal, combinada con una ingesta reducida de agua. Las “pérdidas insensibles” de agua causadas por la evaporación de la piel o las vías respiratorias pueden aumentar en caso de fiebre, ejercicio, exposición al calor, quemaduras graves o ventilación mecánica. La diarrea es a su vez la causa gastrointestinal más frecuente de hipernatremia. La diarrea osmótica y la gastroenteritis viral típicamente generan heces con Na+ y K+ <100 mEq, lo que conduce a pérdida de agua e hipernatremia; las diarreas secretoras típicamente resultan en heces isotónicas e hipovolemia ± hiponatremia hipovolémica.

Las causas frecuentes de pérdida renal de agua incluyen diuresis osmótica secundaria a hiperglucemia, diuresis posobstructiva o fármacos (p. ej., manitol). La diuresis del agua per se ocurre en la diabetes insípida (DI) central o nefrogénica. Las diversas causas de DI central y nefrógena se enumeran en el cuadro 59.2.

 


Cuadro 59.2. Causas de la diabetes insípida

 

La DI nefrogénica es más comúnmente causada por la terapia con litio, que inhibe la respuesta renal a la AVP y puede causar lesión tubular distal crónica. La DI gestacional es una complicación rara del embarazo en la que el aumento de la actividad de una proteasa placentaria con actividad de vasopresinasa conduce a una reducción de la AVP circulante; DDAVP es una terapia eficaz, dada su resistencia a la enzima. Por último, la ingestión o administración iatrogénica de exceso de Na+ es una causa poco común de hipernatremia, que típicamente ocurre con la administración intravenosa (IV) de exceso de Na+-Cl hipertónico o bicarbonato de sodio (Na+-HCO3–).

 

ENFOQUE DE DIAGNÓSTICO

La historia debe centrarse en la presencia o ausencia de sed, poliuria y/o una fuente extrarrenal de pérdida de agua, como la diarrea. El examen físico debe incluir un examen neurológico detallado y una evaluación del volumen de líquido extracelular; También se requiere una documentación precisa de la ingesta diaria de líquidos y la producción diaria de orina.

La investigación de laboratorio debe incluir una medición de la osmolalidad del suero y la orina además de los electrolitos en la orina. La respuesta adecuada a la hipernatremia ya una osmolalidad sérica >295 mOsm/kg es la excreción de volúmenes bajos (<500 ml/día) de orina concentrada al máximo, >800 mOsm/kg; si este fuera el caso, entonces una fuente extrarrenal de pérdida de agua es la principal responsable. Los pacientes con hipernatremia suelen presentar poliuria; si la causa es una diuresis osmótica, con excreción excesiva de Na+-Cl–, glucosa y/o urea, la excreción diaria de solutos será >750–1000 mOsm por día (>15 mOsm/kg de agua corporal por día; Fig. 59.3 ).

 


Figura 59.3. El enfoque diagnóstico de la hipernatremia. Ver texto para más detalles. ECF, líquido extracelular; NaCl, cloruro de sodio; NaHCO3, bicarbonato de sodio. (De Singer GG, Brenner BM. Trastornos de fluidos y electrolitos. En: Fauci AS, Braunwald E, Kasper DL, et al, eds. Harrison's Principles of Internal Medicine. 17th ed. New York: McGraw-Hill; 2008:274–284 .)

 

Más típicamente, los pacientes con hipernatremia y poliuria tendrán una diuresis de agua predominante con micción excesiva de orina hipotónica. La diferenciación adecuada entre causas nefrogénicas y centrales de DI, si no es evidente en el escenario clínico, requiere una evaluación de la respuesta en la osmolalidad urinaria a DDAVP combinada con la medición de AVP circulante; los pacientes con DI nefrogénica no responderán a la DDAVP, con un alto nivel de AVP circulante. En particular, la prueba de privación de agua es inapropiada en pacientes hipernatrémicos, porque ya están hipertónicos (con un estímulo adecuado para la liberación de AVP). Para los pacientes con hipernatremia causada por la pérdida renal de agua, es fundamental cuantificar las pérdidas diarias en curso utilizando la fórmula para el aclaramiento de agua libre de electrolitos además del cálculo del déficit de agua de referencia (las fórmulas relevantes se analizan en el Cuadro 59.3).

 


Cuadro 59.3. Manejo de la hipernatremia

 

TRATAMIENTO DE LA HIPERNATREMIA

El enfoque para el manejo de la hipernatremia se describe en el Cuadro 59.3. Al igual que con la hiponatremia, es recomendable corregir el déficit de agua lentamente para evitar el compromiso neurológico, disminuyendo la [Na+] sérica en 48 a 72 horas. Dependiendo del estado de la presión arterial o del volumen clínico, puede ser apropiado tratar inicialmente con soluciones salinas hipotónicas (1/4 o 1/2 de solución salina normal). Se debe monitorear la glucosa en sangre en pacientes tratados con grandes volúmenes de D5W en caso de que ocurra hiperglucemia. El cálculo del aclaramiento urinario de agua libre de electrolitos es útil para estimar la pérdida continua diaria de agua libre en pacientes con DI nefrogénica o central (ver Cuadro 59.3). Otras formas de tratamiento pueden ser útiles en casos seleccionados de hipernatremia después de que se haya logrado la normalización de la [Na+] sérica con la reposición de agua libre. Los pacientes con DI central pueden responder a la administración de desmopresina intranasal (DDAVP). Los pacientes con DI nefrógena causada por litio pueden reducir su poliuria con amilorida (2.5 a 10 mg/día) o hidroclorotiazida (12.5 a 50 mg/día). Se cree que estos diuréticos aumentan la reabsorción proximal de agua y disminuyen el suministro distal de solutos, lo que reduce la poliuria. La amilorida también disminuye la entrada de litio en las células principales de la nefrona distal al inhibir el canal de sodio epitelial sensible a amilorida (ENaC), reduciendo así el efecto del litio dentro de las células principales. En la práctica, sin embargo, la mayoría de los pacientes con DI asociada a litio pueden compensar su poliuria simplemente aumentando su ingesta de agua. Ocasionalmente también se han utilizado fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) para tratar la poliuria asociada a la DI nefrogénica, reduciendo el efecto negativo de las prostaglandinas locales sobre la concentración urinaria; sin embargo, el potencial nefrotóxico de los AINE normalmente limita su utilidad en este contexto.

 

TRASTORNOS DEL POTASIO

El K+ es el principal catión intracelular y el K+ extracelular constituye <2% del contenido total de K+ en el cuerpo. En consecuencia, los cambios en el intercambio y la distribución de K+ intracelular y extracelular pueden conducir a una marcada hipopotasemia o hiperpotasemia. La insulina, los agonistas adrenérgicos β2, la hormona tiroidea y la alcalosis tienden a promover la captación de K+ por las células, lo que provoca hipopotasemia. Por ejemplo, los pacientes con hipertiroidismo pueden presentar parálisis periódica hipopotasémica con debilidad intermitente acompañada de hipopotasemia, hipomagnesemia e hipofosfatemia; más común en varones de origen asiático o latinoamericano, este trastorno responde espectacularmente al betabloqueante no selectivo propranolol, seguido del tratamiento de la enfermedad tiroidea subyacente. Por el contrario, la acidosis, la insulinopenia o la hiperosmolaridad aguda (p. ej., después del tratamiento con manitol) promueven la salida de K+ de los tejidos, lo que lleva a la hiperpotasemia. Un corolario es que la necrosis masiva y la consiguiente liberación de K+ tisular pueden causar hiperpotasemia grave, en particular en el marco de una lesión renal aguda y una excreción reducida de K+. La hiperpotasemia causada por rabdomiólisis es, por tanto, particularmente común, debido a la enorme reserva de K+ en el músculo.

Los cambios en el contenido corporal de K+ están mediados principalmente por el riñón, que reabsorbe el K+ filtrado en estados hipopotasémicos, deficientes en K+ y secreta K+ en estados hiperpotasémicos, repletos de K+. Aunque el K+ se transporta a lo largo de toda la nefrona, son las células principales del segmento conector y del conducto colector cortical las que desempeñan un papel dominante en la excreción renal de K+. La entrada apical de Na+ en las células principales a través del ENaC sensible a la amilorida genera una diferencia de potencial negativa en la luz, que impulsa la salida pasiva de K+ a través de los canales apicales de K+ (fig. 59.4).

 


Figura 59.4. Vías secretoras de potasio (K+) en las células principales del segmento de conexión y del conducto colector cortical. La absorción de sodio (Na+) a través del canal de sodio epitelial sensible a la amilorida (ENaC) genera una diferencia de potencial negativa en la luz, que impulsa la excreción de K+ a través del canal de K+ secretorio apical ROMK/SK (canal de K+ medular externo renal/canal de K+ secretorio) . La secreción de K+ dependiente del flujo está mediada por un canal BK (potasio grande) sensible al calcio y controlado por voltaje. Aqp4, acuaporina 4; ATP, trifosfato de adenosina. (De Mount DB, Zandi-Nejad K. Trastornos del equilibrio de potasio. En: Brenner BM, ed. Brenner and Rector's the Kidney. 9th ed. Philadelphia: Saunders; 2012:640–688.)

 

El conocimiento de esta relación es fundamental para la comprensión de cabecera de los trastornos K+. Por ejemplo, la disminución del suministro distal de Na+ en estados prerrenales reduce la diferencia de potencial negativo de la luz y reduce la capacidad de excretar K+, lo que lleva a la hiperpotasemia. La hiperpotasemia también es una consecuencia predecible de los fármacos que inhiben directamente el ENaC, como la amilorida, el triamtereno, la trimetoprima (en trimetoprima/sulfametoxazol) y la pentamidina. La aldosterona tiene una gran influencia en la excreción de K+, aumentando la actividad de los canales ENaC y, por lo tanto, amplificando la fuerza impulsora de la secreción de K+ a través de la membrana luminal de las células principales; las anomalías en el sistema renina-angiotensina-aldosterona pueden causar tanto hipopotasemia como hiperpotasemia.

 

HIPOPOTASEMIA

La hipopotasemia, definida como una [K+] sérica de <3.6 mEq, ocurre hasta en 20% de los pacientes hospitalizados. Las principales causas de hipopotasemia se describen en el cuadro 59.4.

 

 


Cuadro 59.4. Causas de la hipopotasemia

 

La gravedad de las manifestaciones de la hipopotasemia tiende a ser proporcional al grado y la duración de la reducción de la [K+] sérica. Por lo general, los síntomas no se manifiestan hasta que la [K+] sérica es <3 mEq/L, a menos que la [K+] sérica disminuya rápidamente o el paciente tenga un factor potenciador, como una predisposición a la arritmia causada por el uso de digitálicos. Las arritmias auriculares y ventriculares son las consecuencias más graves. La hipopotasemia también prolonga el intervalo QT y puede actuar en sinergia para provocar arritmia en pacientes con otras causas de prolongación del intervalo QT, como el síndrome de QT prolongado genético. Otras manifestaciones clínicas incluyen debilidad muscular, que puede ser profunda con [K+] sérico <2.5 Eq/L. Si se mantiene la hipopotasemia, los pacientes pueden desarrollar hipertensión, poliuria, quistes renales e insuficiencia renal.

La causa de la hipopotasemia suele ser evidente a partir de la anamnesis, la exploración física y/o las pruebas de laboratorio básicas. Sin embargo, la hipopotasemia persistente puede requerir una evaluación más completa (fig. 59.5).

 


Figura 59.5. 5 El enfoque diagnóstico de la hipopotasemia. Ver texto para más detalles. AME, Exceso aparente de mineralocorticoides; PA, presión arterial; CCD, conducto colector cortical; CAD, cetoacidosis diabética; FHPP, parálisis periódica hipopotasémica familiar; GI, gastrointestinal; GRA, aldosteronismo remediable con glucocorticoides; HTA, hipertensión; PA, aldosteronismo primario; EAR, estenosis de la arteria renal; RST, tumor secretor de renina; RTA, acidosis tubular renal; TTKG, gradiente transtubular de potasio. (De Mount DB, Zandi-Nejad K. Trastornos del equilibrio de potasio. En: Brenner BM, ed. Brenner and Rector's the Kidney. 9th ed. Philadelphia: Saunders; 2012.

 

La historia debe enfocarse en medicamentos (p. ej., laxantes, diuréticos, antibióticos), dieta y hábitos dietéticos (p. ej., regaliz) y síntomas que sugieran una causa particular (p. ej., debilidad periódica, diarrea). El examen físico debe prestar especial atención a la presión arterial, el estado del volumen y los signos que sugieran trastornos hipopotasémicos específicos, como el hipertiroidismo y el síndrome de Cushing. La evaluación de laboratorio inicial debe incluir electrolitos, nitrógeno ureico en sangre (BUN), creatinina, osmolalidad sérica, magnesio (Mg2+) y Ca2+, hemograma completo y pH urinario, osmolalidad, creatinina y electrolitos. La presencia de una acidosis sin desequilibrio aniónico sugiere una acidosis tubular renal hipopotasémica distal o diarrea; el cálculo del anión gap urinario puede ayudar a diferenciar estos dos diagnósticos. El anión gap urinario se calcula como [Na+] urinario más [K+] urinario menos [Cl–] urinario. El ion amonio NH4+ debería ser el principal “catión no medido” en pacientes acidémicos, de modo que el anión gap urinario fisiológicamente apropiado (como en la diarrea con función renal normal) debería ser un valor negativo; los pacientes con acidosis tubular renal tendrán un valor positivo para el anión gap urinario. La medición de la [K+] en orina deportiva no es particularmente útil, dado el efecto de las variaciones en el volumen de orina. Para corregir los cambios en el volumen de orina, la osmolaridad sérica y urinaria se puede utilizar para calcular el gradiente transtubular de K+ (TTKG), que debe ser <3 en presencia de hipopotasemia (ver también Hiperpotasemia); la orina de pacientes con hipopotasemia “redistributiva” (p. ej., en parálisis tirotóxica) tendrá un TTKG de <2 a 3, mientras que la orina de pacientes con pérdida renal de K+ típicamente tendrá un TTKG de >4. La medición de la proporción de K+ en orina a creatinina también puede corregir las variaciones en el volumen de orina. La relación entre el K+ y la creatinina en la orina suele ser <13 mEq/g de creatinina (1,5 mEq/mmol de creatinina) cuando la hipopotasemia es causada por una ingesta dietética deficiente, cambios transcelulares de K+, pérdidas gastrointestinales, es decir, causas “no renales”. En casos específicos, pueden ser necesarias pruebas adicionales, como Mg2+ y Ca2+ en orina, pruebas de detección de diuréticos en orina y/o niveles de renina y aldosterona en plasma. Las causas más frecuentes de hipopotasemia crónica resistente al diagnóstico son el síndrome de Gitelman (alcalosis hipopotasémica hereditaria con hipomagnesemia e hipocalciuria), vómitos subrepticios y abuso de diuréticos; cada uno tiene patrones específicos de electrolitos en la orina. Las pruebas de orina para diuréticos pueden ser positivas en pacientes con abuso de diuréticos.

 

TRATAMIENTO DE LA HIPOPOTASEMIA

La evaluación del paciente hipopotasémico comienza con la evaluación de la fuerza muscular y la obtención de un electrocardiograma (EKG), con especial atención al intervalo QT. Con [K+] sérico <2.5 mEq/L, puede haber debilidad muscular severa y/o cambios electrocardiográficos marcados que requieren tratamiento inmediato. La telemetría o la monitorización continua de EKG están indicadas para pacientes hipopotasémicos con QT prolongado, otros cambios EKG asociados con hipopotasemia y/o problemas cardíacos subyacentes que predisponen a la arritmia en el contexto de hipopotasemia (toxicidad por digoxina, hipomagnesemia, infarto de miocardio, síndrome de QT largo subyacente , etc.).

La causa subyacente de la hipopotasemia debe identificarse lo antes posible, en particular la presencia de hipomagnesemia o hipopotasemia redistributiva. La hipopotasemia es refractaria a la corrección en presencia de deficiencia de Mg2+, que también debe corregirse cuando está presente. Una posible complicación de la terapia con K+ en la hipopotasemia redistributiva es la hiperpotasemia de rebote, ya que el proceso inicial que causa la redistribución se resuelve rápidamente o se corrige; tales pacientes pueden desarrollar arritmias hiperpotasémicas fatales.

Los objetivos del reemplazo de K+ en pacientes con hipopotasemia causada por pérdidas de K+ son aumentar rápidamente el [K+] sérico a un nivel seguro y luego reemplazar el déficit restante a un ritmo más lento durante días o semanas. La estimación del déficit de K+ y el control cuidadoso de la [K+] sérica ayudan a prevenir la hiperpotasemia causada por una suplementación excesiva. esto supone que hay una distribución normal de K+ entre las células y el líquido extracelular; las situaciones más comunes donde esto no se aplica son la cetoacidosis diabética o la hiperglucemia no cetósica y en causas redistributivas de hipopotasemia como la parálisis periódica hipopotasémica. En pacientes con hipopotasemia causada por pérdidas de K+, el déficit varía directamente con la gravedad de la hipopotasemia. En la hipopotasemia, el [K+] sérico cae aproximadamente 0.27 mEq/L por cada 100 mEq de reducción en las reservas corporales totales de K+. Sin embargo, las estimaciones de este déficit son solo una aproximación de la cantidad de reemplazo de K+ requerida para normalizar la [K+] sérica y, por lo tanto, se requiere un control cuidadoso con la medición frecuente de la [K+] sérica durante la reposición.

El cloruro de K+ es la forma preferida para la reposición oral. Si la hipopotasemia es severa (<2.5 mEq/L) y/o si la suplementación oral no es factible o tolerada, se puede administrar K+ -Cl– intravenoso a través de una vena central con monitoreo cardíaco y medición frecuente de [K+] sérico en un entorno de cuidados intensivos , a tasas que no deben exceder los 20 mEq/h. El K+ -Cl– intravenoso siempre debe administrarse en soluciones salinas, en lugar de dextrosa; el aumento de la insulina inducido por la dextrosa puede exacerbar de forma aguda la hipopotasemia.

Por lo general, la hipopotasemia crónica puede controlarse mediante la corrección del proceso patológico subyacente o la suspensión del fármaco causante, combinado con suplementos orales de K+ -Cl–. Si no se puede suspender el tratamiento con diuréticos de asa o tiazídicos, se puede agregar al régimen un agente ahorrador de K+ tubular distal, como amilorida o espironolactona, si es apropiado e indicado.

 

HIPERPOTASEMIA

La hiperpotasemia generalmente se define como una [K+] sérica de ≥5.5 mEq/L, que ocurre hasta en el 10% de los pacientes hospitalizados. La hiperpotasemia se debe con mayor frecuencia a una disminución de la excreción renal de K+ (cuadro 59.5).



Cuadro 59.5. Causas de la hiperpotasemia

 

Sin embargo, la ingesta de K+ en la dieta puede tener un efecto importante y rápido sobre la [K+] sérica en pacientes susceptibles, como los diabéticos con hipoaldosteronismo hiporreninémico y enfermedad renal crónica. Los fármacos que afectan la RAA también son una causa frecuente de hiperpotasemia cuando estos agentes se administran conjuntamente, por ejemplo, la espironolactona con un bloqueador del receptor de angiotensina.

La primera prioridad en el manejo de la hiperpotasemia es evaluar la necesidad de un tratamiento de emergencia (cambios en el EKG y/o [K+] ≥6.5–7.0 mEq/L). Esto debe ir seguido de un estudio exhaustivo para determinar la causa (fig. 59.6).

 


Figura 59.6. El enfoque diagnóstico de la hiperpotasemia. Ver texto para más detalles. IECA, inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina; GN aguda, glomerulonefritis aguda; ARB, bloqueador del receptor de angiotensina II; CCD, conducto colector cortical; VCE, volumen circulatorio efectivo; electrocardiograma, electrocardiograma; FG: tasa de filtración glomerular; VIH, virus de la inmunodeficiencia humana; HBPM, heparina de bajo peso molecular; AINE, fármacos antiinflamatorios no esteroideos; PHA, pseudohipoaldosteronismo; LES, lupus eritematoso sistémico; TTKG, gradiente transtubular de potasio. (De Mount DB, Zandi-Nejad K. Trastornos del equilibrio de potasio. En: Brenner BM, ed. Brenner and Rector's the Kidney. 9th ed. Philadelphia: Saunders; 2012.)

 

La anamnesis y el examen físico deben centrarse en los medicamentos (p. ej., inhibidores de la ECA, AINE, trimetoprima/sulfametoxazol), la dieta y los suplementos dietéticos (p. ej., sustitutos de la sal), los factores de riesgo de insuficiencia renal aguda, la reducción de la diuresis, la presión arterial y el estado volumétrico. . Las pruebas de laboratorio iniciales deben incluir electrolitos, BUN, creatinina, osmolalidad sérica, Mg2+ y Ca2+, hemograma completo y pH urinario, osmolalidad, creatinina y electrolitos. Una [Na+] en orina <20 mEq indica que el suministro distal de Na+ puede ser un factor limitante en la excreción de K+; la reposición de volumen con solución salina al 0,9% o el tratamiento con furosemida (Lasix) pueden ser efectivos para reducir la [K+] sérica, al aumentar el suministro distal de Na+. Se requiere la osmolalidad del suero y la orina para calcular el TTKG. Los valores esperados del TTKG se basan en gran medida en datos históricos y son <3 en presencia de hipopotasemia y >7 a 8 en presencia de hiperpotasemia.

 

TRATAMIENTO DE LA HIPERPOTASEMIA

La consecuencia más importante de la hiperpotasemia es la conducción cardíaca alterada con el riesgo de paro bradicárdico. La figura 59.7 muestra los patrones electrocardiográficos típicos de la hiperpotasemia; Las manifestaciones electrocardiográficas de hiperpotasemia deben considerarse una verdadera emergencia médica y deben tratarse con urgencia. Sin embargo, los cambios electrocardiográficos de la hiperpotasemia son notoriamente insensibles, en particular en pacientes con enfermedad renal crónica; dadas estas limitaciones, los pacientes con hiperpotasemia significativa ([K+] ≥6.5 a 7 mEq/L) en ausencia de cambios en el EKG también deben ser tratados de forma agresiva.

 


Figura 59.7. Cambios típicos en el EKG en serie en la hiperpotasemia. (Modificado de Slovis C, Jenkins R. ABC de la electrocardiografía; condiciones que no afectan principalmente al corazón. BMJ. 2002;324:1320–1323.

 

El tratamiento urgente de la hiperpotasemia incluye un electrocardiograma de 12 derivaciones, ingreso en el hospital, monitorización cardíaca continua y tratamiento inmediato. El tratamiento de la hiperpotasemia (tabla 59.3) se divide en tres categorías: (1) antagonismo de los efectos cardíacos de la hiperpotasemia, (2) reducción rápida de [K+] por redistribución en las células y (3) eliminación de K+ del cuerpo.

 


Tabla 59.3. Manejo de la hiperpotasemia.

 

El tratamiento de la hiperpotasemia se resume en los recuadros 59.1, 59.2 y 59.3. Kayexalate, una resina de intercambio iónico (sulfonato de poliestireno Na+) que intercambia Na+ por K+ en el tracto GI, se prescribe con frecuencia para el tratamiento agudo y crónico de la hiperpotasemia. Kayexalate se administra casi invariablemente con sorbitol, para prevenir el estreñimiento. Desafortunadamente, la administración de Kayexalate con sorbitol se ha asociado con necrosis intestinal, una complicación rara pero a menudo fatal. En septiembre de 2009, la Administración de Drogas y Alimentos de los EE. UU. (FDA) advirtió contra la coadministración de Kayexalate con sorbitol debido al riesgo de necrosis intestinal; más recientemente, han aparecido informes de casos de necrosis intestinal por Kayexalate sin sorbitol, por lo que evitar la administración conjunta puede no prevenir esta complicación. Debe enfatizarse que el inicio de la acción de Kayexalate es en el mejor de los casos de 4 a 6 horas, por lo que tiene poco impacto en el tratamiento agudo de la hiperpotasemia. Por lo tanto, los médicos deben considerar cuidadosamente si el tratamiento de emergencia con Kayexalate es realmente necesario para el tratamiento de la hiperpotasemia. Sin embargo, existen escenarios donde el análisis riesgo-beneficio favorece la administración de Kayexalate para el tratamiento de la hiperpotasemia, por ejemplo en insuficiencia renal oligúrica sin posibilidad de diálisis. En particular, las dosis únicas de 30 g de Kayexalate rara vez son eficaces, y se requieren dosis repetidas para lograr un efecto sustancial en la [K+] sérica. Finalmente, recientemente surgió una alternativa al Kayexalate, con la aprobación de la FDA de patiromer, otra resina aglutinante que no se espera que tenga la misma toxicidad gastrointestinal; Sin embargo, la hipomagnesemia puede ocurrir con patiromer, lo que requiere una terapia de reemplazo.

 

 

FUENTE:

The  Brigham  Intensive  Review of  Internal  Medicine. (2022)

Ajay K. Singh, MBBS, FRCP, MBA

Joseph Loscalzo, MD, PhD