miércoles, 17 de marzo de 2021

VARÓN DE 19 AÑOS CON SHOCK, FALLO MULTIORGÁNICO, Y RASH CUTÁNEO...

Un hombre de 19 años fue ingresado en la unidad de cuidados intensivos pediátricos (PICU) de este hospital debido a un shock, falla orgánica múltiple y rash cutáneo.

 

El paciente había estado bien hasta 20 horas antes de esta admisión, cuando le surgieron dolor abdominal difuso y náuseas después de comer arroz, pollo y sobrantes de una comida en un restaurante. Ocurrieron múltiples episodios de emesis, con vómito bilioso a marrón rojizo. El dolor abdominal y los vómitos fueron seguidos por el desarrollo de escalofríos, debilidad generalizada, mialgias difusas de empeoramiento progresivo, dolor de pecho, dificultad para respirar, dolor de cabeza, rigidez de cuello y visión borrosa. Cinco horas antes de esta admisión, se desarrolló una coloración violácea de la piel y un amigo llevó al paciente al departamento de emergencias de otro hospital para su evaluación.

 

A su llegada al servicio de urgencias del otro hospital, 4,5 horas antes de este ingreso, el paciente refirió mialgias difusas que calificó con 8 en una escala de 0 a 10, indicando 10 el dolor más severo. Al examinarlo, parecía pálido, ansioso y moderadamente angustiado; respondió a las preguntas de manera adecuada y se orientó a la persona, el lugar, el tiempo y la situación. La temperatura era de 37,4 ° C, el pulso de 147 latidos por minuto, la presión arterial de 154/124 mm Hg, la frecuencia respiratoria de 24 respiraciones por minuto y la saturación de oxígeno del 97% mientras respiraba aire ambiente. Las membranas mucosas orales estaban secas. A la auscultación del corazón, la taquicardia estaba presente con un ritmo regular. Los pulsos radiales fueron normales. Los pulmones estaban limpios, sin crepitaciones, roncus ni sibilancias. El abdomen era blando y no distendido, sin dolor a la palpación; el paciente vomitó material amarillo verdoso durante el examen. La piel era cálida y seca y tenía un aspecto moteado.

 

Se obtuvieron muestras de sangre y se enviaron al laboratorio para cultivo, hemograma completo y pruebas de función renal, función hepática y coagulación, así como medición de niveles de electrolitos, glucosa, lipasa, ácido láctico y troponina. Se envió una muestra de orina para análisis de orina y cultivo, y se obtuvo un hisopado nasofaríngeo para la prueba de ácido nucleico del virus de la influenza. Aproximadamente 40 minutos después de la llegada del paciente al otro hospital, se administraron por vía intravenosa ondansetrón, ceftriaxona y un bolo de 2 litros de solución salina normal al 0,90%.

 

Durante los siguientes 30 minutos, la taquipnea empeoró y se desarrolló dificultad para respirar, hipoxemia y cianosis. Se administró oxígeno suplementario a través de una mascarilla facial con reservorio, lo que resultó en una saturación de oxígeno del 83%; luego, se administró oxígeno a través de una cánula nasal de alto flujo a una velocidad de 40 litros por minuto. Se administraron dosis intravenosas de dexametasona y vancomicina.

 

Durante los siguientes 40 minutos, la presión arterial sistólica descendió a 70 mm Hg y se observó que los pulsos pedios eran débiles. Aproximadamente 110 minutos después de la llegada del paciente al otro hospital, se colocó un catéter venoso central de triple lumen en la vena femoral derecha y se inició una infusión intravenosa continua de norepinefrina. Tras la administración de dosis intravenosas de midazolam, etomidato y fentanilo, se realizó intubación traqueal y se inició ventilación mecánica con control de volumen regulado por presión, con un volumen corriente de 6 ml por kilogramo de peso corporal, a una frecuencia de 24 respiraciones por minuto, una presión positiva al final de la espiración de 10 cm de agua y una fracción de oxígeno inspirado (F io 2 ) del 100%. Se inició una infusión continua de propofol.

 

Persistió la hipotensión y se desarrolló una erupción purpúrica difusa. Aproximadamente 2 horas después de la llegada del paciente al otro hospital, se le administró una dosis de piperacilina-tazobactam, se administró un bolo de 1 litro de solución salina normal al 0,45% con 150 meq de bicarbonato de sodio y se insertó un catéter de Foley. Veinte minutos más tarde, se añadió una infusión intravenosa continua de fenilefrina, seguida 7 minutos después de una infusión de vasopresina. El paciente fue trasladado en helicóptero a la UCIP de este hospital.

 

Al ingreso del paciente a este hospital, se obtuvieron antecedentes adicionales de los miembros de la familia. Un amigo que había comido lo mismo que el paciente la noche anterior a la admisión había vomitado una vez poco después, pero no se había enfermado progresivamente. El paciente tenía antecedentes de ansiedad y depresión, así como infecciones de oído intermitentes durante la infancia. No tenía alergias a medicamentos conocidas. Según los informes, había recibido todas las vacunas infantiles de rutina. Fumaba dos paquetes de cigarrillos a la semana, fumaba marihuana a diario y tomaba dos bebidas alcohólicas aproximadamente 2 veces por semana. Utilizaba dextrometorfano y difenhidramina de forma recreativa, pero no consumía otras drogas ilícitas.

El paciente vivía en el norte de Nueva Inglaterra con su madre, su hermano y tres gatos, pero se había quedado con un amigo durante 5 días antes de la admisión, tiempo durante el cual había visitado una playa junto al océano y un lugar de música. Trabajaba a tiempo parcial en un restaurante; no había viajado recientemente ni había tenido ninguna otra exposición a animales o personas enfermas. Su padre tenía enfermedad de las arterias coronarias, su madre tenía hipotiroidismo y su hermano había tenido meningitis viral a las 6 semanas de edad.

 

En el examen, el paciente estaba  sedado farmacológicamente. La temperatura era de 40,8 ° C, el pulso de 166 latidos por minuto, la presión arterial de 120/53 mm Hg, la frecuencia respiratoria de 28 respiraciones por minuto y la saturación de oxígeno del 95% mientras estaba recibiendo ventilación mecánica con una F io 2 de 50. %. Abría los ojos de vez en cuando. Las pupilas eran iguales y reactivas a la luz. Los pulsos femorales eran palpables, pero los pulsos periféricos no eran palpables y los dedos estaban fríos. Había anasarca difusa y supuración de los sitios de punción venosa y del sitio de inserción del catéter venoso central. Existía una erupción purpúrica reticular difusa en cara, pecho, abdomen, espalda, brazos y piernas, sin afectar las palmas de las manos y las plantas de los pies ( fig.1). Se colocó un catéter de Foley, sin recolección de orina. Los resultados de las pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1 . La radiografía de tórax reveló espacio aéreo perihiliar y opacidades intersticiales difusas y derrames pleurales bilaterales pequeños en capas.

 

 


Figura 1. Imágenes del paciente.

Al ingreso en este hospital, el paciente presentaba una erupción purpúrica reticular difusa de rápida evolución en la cara (no mostrada), pecho y abdomen (Panel A), brazos (Panel B) y piernas (Panel C).

 

 





Tabla 1. Datos de laboratorio.

 

Se obtuvo un ecocardiograma transtorácico mientras el paciente recibía norepinefrina, epinefrina y vasopresina. El ventrículo izquierdo tenía una disfunción moderada con anomalías regionales en el movimiento de la pared; el movimiento del tabique disminuyó, pero el movimiento apical pareció conservado. El ventrículo derecho presentaba una disfunción de leve a moderada con llenado insuficiente. No había derrame pericárdico.

 

Aproximadamente 7 horas después de la admisión a este hospital, se recibió el resultado de una prueba de diagnóstico y se tomaron decisiones de manejo adicionales.

 

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

El paciente presentó manchas en la piel y una erupción reticular rápidamente progresiva que fue más prominente en las regiones acras. Estos hallazgos se produjeron junto con el síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SRIS), que incluye fiebre, shock, acidosis láctica grave e insuficiencia respiratoria y renal aguda. Quizás las características más llamativas de este caso fueron la coagulopatía profunda y el rápido inicio de la enfermedad, con un pródromo que duró menos de 24 horas. Consideraciones adicionales fueron su corta edad y la ausencia de factores de riesgo típicamente asociados con la sepsis (p. Ej., Una enfermedad crónica o condición coexistente).

 

NECROSIS CUTÁNEA

La calcifilaxis y la necrosis cutánea inducida por warfarina pueden causar una erupción reticular en las primeras etapas del desarrollo. Este paciente no estaba recibiendo warfarina. Las lesiones de calcifilaxis ocurren típicamente en regiones de alta adiposidad (la parte inferior del abdomen, las nalgas o la parte superior de las piernas), son extremadamente dolorosas cuando se tocan y progresan durante un período de días o semanas. Por el contrario, los hallazgos cutáneos de este paciente se presentaron en una distribución acral, no eran dolorosos y progresaron mucho más rápidamente. Además, la calcifilaxis afecta predominantemente a pacientes de edad avanzada y a aquellos con insuficiencia renal crónica, y la calcifilaxis sola no se asocia con coagulopatía sistémica o SIRS.

 

PÚRPURA TROMBOCITOPÉNICA

Dos formas de púrpura trombocitopénica pueden causar lesiones cutáneas y trombocitopenia profunda: púrpura trombocitopénica inmune y púrpura trombocitopénica trombótica. Estas son condiciones hematológicas distintas, pero para los propósitos de esta discusión, me enfocaré en sus similitudes. En ambos trastornos, el ataque autoinmune conduce a trombocitopenia. La presentación casi siempre es subaguda. Los hallazgos cutáneos tienden a incluir moretones fáciles y una erupción petequial, que se observa con mayor frecuencia en las piernas. Es de destacar que ninguno de los trastornos está asociado con SIRS o coagulopatía, que son características definitorias de este caso.

 

VASCULITIS CRIOGLOBULINÉMICA

La vasculitis crioglobulinémica es una vasculitis de vasos pequeños que por lo general produce un exantema eritematoso en parches, así como artralgias, polineuropatía y fatiga. A diferencia de este paciente, los pacientes con vasculitis crioglobulinémica a menudo tienen un trastorno subyacente (con mayor frecuencia hepatitis C), tienen una evolución subaguda de la enfermedad y no tienen SIRS ni coagulopatía.

 

SÍNDROME ANTIFOSFOLÍPIDO CATASTRÓFICO

A pesar de su nombre, el síndrome antifosfolípido catastrófico generalmente evoluciona durante un período de días o semanas, un período mucho más largo que el observado en este caso. Este síndrome se asocia con múltiples episodios trombóticos discretos (p. Ej., Trombosis venosa profunda, embolia pulmonar y accidente cerebrovascular), en lugar de trombosis microvascular sistémica difusa. Aunque el tiempo de tromboplastina parcial activada a menudo se prolonga, no suele ocurrir coagulopatía de consumo generalizada con hipofibrinogenemia. Además, el síndrome antifosfolípido catastrófico a menudo ocurre en el contexto de un diagnóstico subyacente de síndrome antifosfolípido u otra enfermedad autoinmune. Los pacientes con este síndrome no presentan shock; de hecho, pueden tener hipertensión grave por afectación renal.

 

PÚRPURA FULMINANTE INFECCIOSA

La púrpura fulminante infecciosa aguda es un tipo de coagulación intravascular diseminada extremadamente trombótica ( figura 2A ) que se asocia con mayor frecuencia con la infección invasiva por Neisseria meningitidis , Streptococcus pneumoniae o Capnocytophaga canimorsus .La púrpura fulminante es el resultado de una trombosis sistémica incontrolada desencadenada por una respuesta inflamatoria desadaptativa en el huésped, que conduce a la tríada de coagulopatía de consumo grave, SIRS y exantema purpúrico. El inicio de la enfermedad es extremadamente rápido, con una erupción reticular y manchas en la piel que a menudo ocurren en las primeras etapas y un SRIS potencialmente mortal y una coagulopatía que generalmente se desarrollan dentro de las 24 horas o menos. Todas estas características concuerdan con la presentación de este paciente.

 

Además, el diagnóstico de púrpura fulminante concuerda con varias anomalías de laboratorio observadas en este paciente. El nivel de ácido láctico sustancialmente elevado en el momento de la presentación sugiere SIRS grave y shock. El cociente internacional normalizado del tiempo de protrombina notablemente prolongado y el tiempo de tromboplastina parcial activada, la trombocitopenia grave y el nivel de fibrinógeno plasmático indetectable son características de la coagulopatía de consumo profundo. Los pacientes con púrpura fulminante suelen tener un nivel de fibrinógeno bajo o pseudonormal en presencia de estímulos inflamatorios abrumadores. En algunos pacientes, la hipofibrinogenemia profunda da como resultado el desacoplamiento del nivel de proteína C reactiva y la velocidad de sedimentación globular con un aumento aislado en el nivel de proteína C reactiva y una velocidad de sedimentación globular desproporcionadamente baja, un hallazgo que también se observó en este paciente. Además, los niveles bajos de las proteínas C y S de los anticoagulantes endógenos y la antitrombina son características de la púrpura fulminante que se observaron en este paciente.

 

En conjunto, las características de la presentación de este paciente fueron más consistentes con la púrpura fulminante infecciosa aguda grave. Dada su edad y la presencia reportada de rigidez de cuello y hallazgos neurológicos, sospechamos que el desencadenante era la enfermedad meningocócica.

 

 



Figura 2.

Presentaciones de coagulación intravascular diseminada y funciones in vivo de la proteína C.

La coagulación intravascular diseminada (Panel A) es una designación general que abarca muchas entidades clínicas distintas con diferentes fisiopatología y fenotipos hemostáticos. Por ejemplo, la leucemia promielocítica aguda y los traumatismos tienden a provocar una coagulopatía hemorrágica, mientras que la púrpura fulminante y el cáncer suelen ser muy trombóticos. Se muestran las funciones in vivo de la proteína C (Panel B). En un proceso conocido como cambio de trombina (thrombin switch), la unión de la trombina (factor IIa) a la trombomodulina induce un cambio conformacional que convierte la trombina en una enzima anticoagulante que es capaz de escindir y activar la proteína C unida al receptor de la proteína C endotelial. La proteína C activada luego escinde e inactiva los factores Va y VIIIa, regulando así negativamente la coagulación (como se muestra en el lado izquierdo del panel), o escinde y activa el receptor 1 activado por proteasa para iniciar una vía de señalización antiinflamatoria y citoprotectora endotelial que se asocia con mejores  resultados en la sepsis (como se muestra en el lado derecho del panel).

 

DIAGNÓSTICO PRESUNTIVO

PÚRPURA FULMINANTE POR MENINGOCOCEMIA.

 

DISCUSIÓN PATOLÓGICA

Se habían obtenido hemocultivos en el otro hospital antes de la administración de la terapia antimicrobiana. Después de aproximadamente 11 horas de incubación, se detectó crecimiento microbiano en la botella de hemocultivo aeróbico. Una tinción de Gram del caldo de hemocultivo reveló diplococos gramnegativos uniformes. Sobre la base de este hallazgo, el caldo se subcultivó en placas de agar sangre y chocolate. Después de la incubación durante la noche en medio sólido, se detectaron colonias no hemolíticas pequeñas, grises y brillantes. Las pruebas fenotípicas revelaron actividad oxidasa y catalasa, así como una falla en la separación del indol de la molécula de triptófano después de la adición de reactivo de indol localizado; Estos hallazgos sugieren pero no son específicos de las especies de Neisseria. Se realizó un panel de pruebas bioquímicas rápidas que combinó pruebas de fermentación de carbohidratos y pruebas de detección directa de enzimas. Después de un período de incubación de 4 horas, el aislado se identificó como N. meningitidis .

 

Se envió un aislado del organismo al laboratorio estatal para su confirmación, pruebas de susceptibilidad y serogrupo. El serogrupo mediante aglutinación en portaobjetos con un conjunto de antisueros contra serogrupos comunes identificó el aislado como N. meningitidis serogrupo C. Una prueba de disco Cefinase resultó negativa para beta-lactamasa. La prueba de susceptibilidad antimicrobiana se realizó con el uso de la prueba Epsilometer y métodos de microdilución en caldo. La concentración inhibitoria mínima fue de 0,002 μg por mililitro de ceftriaxona, lo que indica que el organismo era susceptible a la terapia que estaba recibiendo el paciente. Los hemocultivos adicionales que se habían obtenido después del traslado del paciente a este hospital fueron negativos.

 

DIAGNÓSTICO PATOLÓGICO

BACTEREMIA POR NEISSERIA MENINGITIDIS .

 

 

 

DISCUSIÓN DEL MANEJO

MANEJO DEL SHOCK Y LA INSUFICIENCIA MULTIORGÁNICA

Este paciente presentó shock séptico (definido como el uso de vasopresores para mantener una presión arterial media de más de 65 mm Hg o un nivel de ácido láctico en suero mayor de 18 mg por decilitro) y fallo multiorgánico. 1 Los retrasos en la reversión del shock y en la administración de antibióticos apropiados se asocian con un aumento de la mortalidad relacionada con la sepsis. 2-5En las primeras 3 horas después de la presentación inicial del paciente en el otro hospital, recibió 30 ml por kilogramo de líquidos de reanimación e infusiones de noradrenalina, vasopresina y epinefrina para revertir la hipotensión asociada con síndrome de extravasación capilar, vasoplejía y un grado moderado de disfunción miocárdica . También recibió ceftriaxona dentro de los 45 minutos posteriores a su llegada al otro hospital. Todos estos tratamientos son consistentes con las recomendaciones de las guías de la Campaña Sobreviviendo a la Sepsis (Surviving Sepsis Campaign guidelines), para el manejo del shock séptico en adultos. 6

 

Después de la intubación traqueal se inició una estrategia de ventilación mecánica protectora pulmonar, con el uso de recomendaciones de presión positiva al final de la espiración (10 cm de agua en este caso), volumen corriente (4 a 6 ml por kilogramo) y  presión meseta (menos de 30 cm de agua) de las pautas de la Red del síndrome de dificultad respiratoria aguda. 7 El objetivo fue promover la oxigenación asegurando una capacidad residual funcional adecuada y la reducción de la fracción de shunt intrapulmonar, así como a límite barotrauma mediante el uso de un volumen corriente bajo y permitiendo la hipercapnia.

 

A la llegada del paciente a este hospital, tuvo un shock persistente y recibió 9 litros adicionales (100 ml por kilogramo) de líquidos durante el período subsiguiente de 12 horas, incluidos cristaloides para tratar la hipotensión intermitente y hemoderivados para corregir la coagulopatía grave. Continuó recibiendo infusiones de norepinefrina (70 μg por minuto), vasopresina (0.04 U por minuto) y epinefrina (10 μg por minuto). Además, se administró dextrosa para la hipoglucemia grave asociada con arritmias y se administró calcio por vía intravenosa para la hipocalcemia, que puede contribuir a la hipotensión en pacientes con shock séptico.

 

Se consideró la oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO); sin embargo, el paciente sólo tenía una disfunción cardíaca modesta (fracción de eyección del ventrículo izquierdo, 35%) y se consideró poco probable que la ECMO tuviera un efecto beneficioso sobre la hipotensión asociada con el síndrome de extravasación capilar y la vasoplejía. Además, planteaba un riesgo sustancial de deterioro adicional después del contacto entre la sangre y los componentes del circuito.

 

En los niños críticamente enfermos, un balance de líquidos positivo se asocia con peores resultados que un balance de líquidos uniforme o negativo. 8 Debido a que el paciente tenía anuria, se colocó un catéter de hemodiálisis en la vena yugular interna derecha el día 1 de hospitalización y se instituyó hemofiltración venovenosa continua el día 2 de hospitalización, con un balance hídrico negativo alcanzado el día 3 de hospitalización.

 

Las radiografías de tórax obtenidas a las 10 horas y 5 días después del ingreso no mostraron progresión del edema pulmonar. El régimen de antibióticos de amplio espectro se redujo a ceftriaxona una vez que estuvieron disponibles los resultados de las pruebas de sensibilidad a los antimicrobianos. Los medicamentos vasoactivos se suspendieron el día 6 de hospitalización y el paciente fue extubado el día 15 de hospitalización. El paciente fue dado de alta de la UCIP, mientras recibía hemodiálisis intermitente, el día 26 de hospitalización.

 

La púrpura fulminante es una emergencia médica. La administración rápida de antibióticos apropiados y la atención de apoyo de alta calidad son fundamentales. Más allá de estos tratamientos, el manejo de la enfermedad aguda se centra en detener el proceso de trombosis descontrolada mediante la repleción de anticoagulantes endógenos y la administración de anticoagulación terapéutica.

 

REPLECIÓN DE PROTEÍNA C Y ANTITROMBINA

El tratamiento de la púrpura fulminante infecciosa aguda se basa en nuestro conocimiento de los mecanismos subyacentes al proceso de la enfermedad, que sigue siendo incompleto. Sin embargo, sabemos que la púrpura fulminante se asocia con una reacción inflamatoria grave que da como resultado la activación difusa de la coagulación y el fracaso de los mecanismos anticoagulantes endógenos, en particular el sistema de proteína C. 9,10 La trombomodulina, un cofactor crucial para la activación de la proteína C, se pierde del endotelio. Por lo tanto, se necesita una rápida repleción de proteína C y antitrombina para revertir estos procesos.

 

Las funciones in vivo de la proteína C incluyen la inactivación de los factores Va y VIIIa y el inicio de la señalización antiinflamatoria y citoprotectora a través del receptor 1 activado por proteasa endotelial ( Fig. 2B ). 11 En los Estados Unidos se encuentran disponibles dos formas de repleción de proteína C dirigida: concentrado de proteína C derivada de plasma y concentrado de complejo de protrombina de cuatro factores (prothrombin complex concéntrate) (PCC), que contiene los factores de coagulación dependientes de la vitamina K, incluida una cantidad sustancial de proteína C ( Tabla 2). En este paciente, elegimos utilizar PCC como fuente de proteína C porque estaba más disponible. En teoría, existe el riesgo de que la administración de los factores procoagulantes contenidos en el PCC pueda inducir trombosis; sin embargo, en la práctica, la administración de PCC restaura el nivel de proteína C al rango normal mientras que otros factores procoagulantes permanecen agotados. Además, el beneficio de proporcionar proteína C compensa cualquier riesgo asociado con la administración de otros factores procoagulantes.

 

 


Tabla 2. Contenido y dosificación de productos que contienen proteína C.

 

Buscamos la repleción de antitrombina con concentrado de antitrombina derivado de plasma. El uso de concentrados para reemplazar estos factores nos permitió corregir rápidamente el desequilibrio protrombótico con un pequeño volumen de producto. Es importante señalar que la terapia inmediata es clave. La repleción de proteína C puede tener un beneficio solo dentro de las 48 a 72 horas posteriores a la aparición de los primeros síntomas de púrpura fulminante, debido a la disminución de la retención de trombomodulina en el endotelio vascular. 12,13 La repleción de proteína C se ha asociado con un aumento de la supervivencia entre los pacientes con púrpura fulminante, así como con una reducción de la pérdida de tejido y de los procedimientos de amputación entre los supervivientes. 14-18

 

El plasma fresco congelado proporciona una repleción equilibrada de factores de coagulación. Se administró a este paciente a una dosis de 20 ml por kilogramo por día, comenzando el día 1 de hospitalización. Una vez que se alcancen de manera sostenible los niveles objetivo de proteína C y antitrombina (más de  70% para cada una) mediante la administración de plasma fresco congelado y concentrados de factor, la terapia de mantenimiento puede consistir solo en plasma fresco congelado, con una disminución lenta del volumen de plasma administrado cada día.

 

ANTICOAGULACIÓN TERAPÉUTICA

A pesar de la coagulopatía subyacente, los pacientes con púrpura fulminante se benefician del uso de heparina terapéutica. 19 La heparina intravenosa no fraccionada debe administrarse de forma agresiva en pacientes con púrpura fulminante, independientemente de cualquier alteración en las pruebas de coagulación de laboratorio. Hay tres consideraciones importantes con respecto al uso de heparina en estos pacientes. Primero, la dosis de heparina debe ser suficiente para superar la resistencia inicial a la heparina que se desarrolla en muchos pacientes como resultado de una inflamación abrumadora. 20En segundo lugar, la antitrombina, el sustrato de la heparina necesario para su actividad, debe reponerse adecuadamente mediante el uso de concentrado y plasma fresco congelado. En tercer lugar, el paciente debe ser monitoreado con el uso del ensayo anti-factor Xa hasta que se resuelva la coagulopatía aguda y el tiempo de tromboplastina parcial activada sea confiable. Aunque no se ha establecido un límite claro en la literatura, la práctica general en nuestro hospital es mantener un recuento de plaquetas de más de 30.000 por microlitro mientras el paciente está recibiendo anticoagulación y continuar con la administración de heparina terapéutica hasta la disminución del Dímero-D  o que  el nivel de dímero se haya estabilizado.

 

CURSO HOSPITALARIO

Tras el ingreso del paciente en este hospital, el exantema purpúrico y la isquemia digital empeoraron progresivamente. La anuria persistió; el nivel de creatinina aumentó a 4,67 mg por decilitro el día 2 de hospitalización y se inició la hemofiltración venovenosa continua. El nivel de calcio ionizado fue de 0,76 mmol por litro (rango de referencia, 1,14 a 1,30) y se inició una infusión intravenosa continua de carbonato de calcio. El nivel de troponina T de alta sensibilidad aumentó de 327 ng por litro (rango de referencia, 0 a 9) en el día 2 de hospitalización a 8950 ng por litro el día 3 de hospitalización,  mejora de la función del ventrículo izquierdo y del ventrículo derecho, con resolución de anomalías en el movimiento del tabique.

El día 5 de hospitalización, se observó que el paciente tenía bradicardia sinusal intermitente mientras estaba despierto, con bloqueo auriculoventricular de primer grado intermitente y bloqueo auriculoventricular de segundo grado tipo I. Un ecocardiograma mostró disfunción ventricular izquierda leve global (fracción de eyección del ventrículo izquierdo, 51%). El día 6 de hospitalización se observó que el paciente presentaba bloqueo auriculoventricular de tercer grado con pausas variables, con grados variables de bloqueo auriculoventricular ( fig. 3 ).

 

 

 




Figura 3. Estudios electrocardiográficos.

Un electrocardiograma obtenido el día 2 de hospitalización (Panel A) muestra taquicardia sinusal a una frecuencia de 135 latidos por minuto, eje normal, conducción intraventricular inespecífica bloqueo con una duración QRS de 125 mseg, anomalías difusas de la repolarización con inversión de la onda T, y cambios inespecíficos de ST-T con prolongación del intervalo QT corregido. Un electrocardiograma obtenido el día 3 de hospitalización (Panel B) muestra taquicardia sinusal leve, reducción de la prolongación del QRS y anormalidades de repolarización persistentes. El sexto día de hospitalización, bloqueo atrioventricular de tercer grado se notó en el monitor, pero para la hora en que se obtuvo el electrocardiograma (Panel C), había ritmo sinusal con bloqueo auriculoventricular  de tipo I y tipo II de segundo grado.

 

El manejo de la disfunción cardíaca de este paciente se centró en tratar la causa y apoyar el sistema cardiovascular con un tratamiento agresivo de las arritmias. Se colocó un marcapasos transvenoso temporal por vía transcutánea a través de la vena subclavia derecha. El dispositivo se fijó a una frecuencia de 75 latidos por minuto y una corriente de 5 miliamperios para garantizar una respuesta ventricular adecuada y una contractilidad miocárdica eficaz. Aunque no se realizó biopsia endomiocárdica, el diagnóstico más plausible de disfunción cardíaca de esta paciente fue  miocarditis intersticial aguda con afectación del sistema de conducción. El marcapasos se retiró el día 13 de hospitalización.

 

Este paciente tuvo un curso hospitalario prolongado con muchas complicaciones de su meningococemia fulminante, incluida la necrosis de brazos y piernas y gangrena, lo que provocó amputaciones de partes de los 10 dedos y amputaciones bilaterales por debajo de la rodilla. Permaneció dependiente de hemodiálisis durante toda la hospitalización, pero tras el alta, tenía función renal suficiente para interrumpir la hemodiálisis. Es de destacar que durante su hospitalización nos enteramos de que había recibido solo una dosis de la vacuna antimeningocócica conjugada, sin refuerzo, y una dosis de la vacuna antimeningocócica del serogrupo B. En general, tuvo una recuperación relativamente buena de lo que fue una presentación muy grave y aguda de púrpura fulminante meningocócica.

 

DIAGNOSTICO FINAL

PÚRPURA FULMINANTE MENINGOCÓCICA.



Traducción de:

“A 19-Year-Old Man with Shock, Multiple Organ Failure, and Rash”

Pavan K. Bendapudi, M.D., Michael J. Whalen, M.D., Manuella Lahoud-Rahme, M.D., and Julian A. Villalba, M.D.

 

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcpc2027093

 

 

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sábado, 13 de marzo de 2021

VARÓN DE 54 AÑOS CON PARO CARDÍACO...

 

Un hombre de 54 años fue evaluado en este hospital después de un paro cardíaco asociado con fibrilación ventricular.

El paciente había estado en su estado de salud habitual hasta el mediodía del día de la admisión, cuando estaba en un restaurante de comida rápida y jadeó de repente, con temblores en todo el cuerpo seguido de pérdida del conocimiento. Los movimientos temblorosos cesaron rápidamente, pero permaneció sin respuesta. El personal de los servicios médicos de emergencia llegó después aproximadamente 4 minutos, y se inició la reanimación cardiopulmonar (RCP).

El ritmo cardíaco se identificó como fibrilación ventricular; se administraron cuatro choques, y el paciente recibió naloxona intravenosa, amiodarona y un bolo de epinefrina seguida de una infusión continua. Un ritmo cardíaco lento y de complejos amplios con una frecuencia de 40 latidos por minuto, según se informó con retorno simultáneo del estado mental, pero la RCP tuvo que reanudarse después de que reapareciera la falta de pulso.

El paciente llegó a este hospital 30 minutos después del paro inicial. El paciente era un hombre de mediana edad que no respondía y que se había sometido a RCP mecánica y no tenía signos externos de trauma. Cloruro de calcio intravenoso empírico, dextrosa con insulina y bicarbonato de sodio. Además, vasopresina, norepinefrina, rocuronio y ketamina se administraron por vía intravenosa, y  aspirina se administró por vía rectal. Se llevó a cabo una intubación de emergencia de la tráquea y se colocó  una sonda orogástrica, un catéter arterial femoral y un catéter venoso central por vía  femoral.

Un electrocardiograma (ECG) (Fig. 1) mostró una actividad auricular incierta, un ritmo idioventricular acelerado regular a una frecuencia de 70 latidos por minuto, con un complejo QRS muy ancho y contracciones ventriculares prematuras multifocales; posibles elevaciones del segmento ST en las derivaciones aVR, aVL y V1; y presencia de ondas U.

 

 



Figura 1 ECG iniciales.

Electrocardiogramas (ECG) obtenidos en la presentación. (Panel A) y después del retorno de la circulación espontánea (Panel B) muestran actividad auricular incierta; un ritmo idioventricular acelerado a una frecuencia de 70 latidos por minuto, con un complejo QRS muy amplio y contracciones ventriculares prematuras multifocales (flechas blancas); posibles elevaciones del segmento ST en derivaciones aVR, aVL y V1; y la presencia de ondas U (flechas negras).

 

Resultados de las pruebas de laboratorio iniciales obtenidos 25 minutos después de que el paciente arribó a este hospital  se muestran en la Tabla 1.

 
















TABLA 1

 

Imágenes de ecografía cardíaca obtenidas junto a la cama mostró una marcada disfunción ventricular izquierda global.

Se restauró la circulación espontánea con una la frecuencia cardíaca era de 108 latidos por minuto y una TA de 139/92 mm Hg mientras el paciente estaba recibiendo epinefrina y norepinefrina por vía intravenosa.

Un ECG repetido (Fig. 1B) mostró hallazgos similares a los que se ven en la presentación.

Se consultó al servicio de neurología. Una reevaluación neurológica, realizada después de suspendidos los sedantes mostró anisocoria y pupilas de reacción lenta (la izquierda tenía 7 mm de diámetro y la derecha 5 mm);  los reflejos corneales y la respuesta a los estímulos nociceptivos estaban ausentes. No se inició hipotermia terapéutica.

Se llevó a cabo una TC  axial de la cabeza (Figura 2),

 

 


Figura 2. TC de cabeza sin contraste.

La TC  era normal, sin evidencia de infarto, hemorragia intracraneal o masas.

 

Se llevó a cabo una coronariografía izquierda (Figura 3 D) y una  angiografía de coronaria derecha (Figura 3 E).

 


Figura 3. Angiografía coronaria  muestra s mínimas irregularidades luminales.

 

 

 

La TC de la cabeza (Fig. 2), realizada sin contraste intravenoso, reveló preservación de la diferenciación entre la sustancia gris y blanca, sin evidencia de infarto territorial, hemorragia intracraneal o masas.

El paciente fue trasladado al laboratorio de cateterismo cardíaco, donde un dispositivo transaórtico de asistencia ventricular percutánea fue colocado a través de la arteria femoral, y luego, se le retiró  la epinefrina y norepinefrina. La angiografía coronaria (fig. 3 D y E) revelaron solo irregularidades luminales mínimas.  Un cateterismo de los lados derecho e izquierdo del corazón reveló una presión auricular derecha de 13 mm Hg, una presión de enclavamiento capilar pulmonar de 27 mm Hg y una presión telediastólica del ventrículo izquierdo de 30 mm Hg. La saturación de oxígeno arterial pulmonar fue del 85%.

Resultados de pruebas de laboratorio adicionales durante el procedimiento de cateterismo (Tabla 1) fueron notables por un nivel de potasio en sangre de 2,0 mmol por litro (rango normal, 3,4 a 5,0). El paciente recibió 60 mmol de cloruro de potasio enteral  y 80 mmol de cloruro de potasio intravenoso. Tres horas después, el paciente llegó a este hospital, fue ingresado en cuidados intensivos cardíacos (UCI), con lo cual la obtención de una historia adicional se vio limitada solo al interrogatorio de familiares y amigos.

El paiente no tenía antecedentes de dolor torácico, disnea, o síntomas de insuficiencia cardíaca o arritmia. Tenía una dieta deficiente, que consistía principalmente en varios paquetes de dulces y golosinas diarios; 3 semanas antes, había cambiado el tipo de caramelos que estaba comiendo. No había estado en contacto con enfermos, ni había tenido fiebre o escalofríos, náuseas, vómitos, o diarrea.

Su  historial médico incluyó el uso previo de heroína e infección por el virus de la hepatitis C no tratada. El paciente nunca había recibido ninguna reacción adversa a  fármacos. Trabajaba en la  construcción. No bebía alcohol, fumaba un paquete de cigarrillos por día y lo había hecho durante 36 años, y había referido a sus familiares  que no había consumido opiáceos en los últimos 3 años.  No había antecedentes familiares de enfermedades cardíacas, respiratorias, renales, neurológicas o endocrinas.

La temperatura era de 34,0 ° C, la frecuencia cardíaca 119 latidos por minuto, la TA 81/53 mm Hg (con el dispositivo de asistencia ventricular percutánea), y la saturación de oxígeno del 95% mientras  estaba recibiendo oxígeno a través de un ventilador (fracción de oxígeno inspirado, 0,50;

frecuencia respiratoria, 24 respiraciones por minuto; presión positiva al final de la espiración, 5 cm de agua; volumen corriente, 450 ml). En el examen, no respondió; las pupilas permanecieron lentamente reactivas y asimétricas. No se notó tos ni arcadas, y los reflejos corneales permanecieron ausentes. No había laceraciones en la lengua. El ritmo cardíaco era taquicárdico e intermitentemente irregular, pero no se auscultaban soplos. La piel estaba tibia, sin erupciones ni  equimosis. El resto del examen era normal.

Los niveles en sangre de tirotropina, tiroxina libre, amilasa, lipasa y carboxihemoglobina eran normales; otros resultados de las pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1. Cloruro de potasio (a una dosis de 40 mmol) se administró por vía intravenosa.

Un ECG (Fig. 4) mostró taquicardia sinusal con bloqueo fascicular anterior izquierdo alternando con bloqueo de rama izquierda, así como prolongación de QT corregido (QTc).

 

 


Figura 4.ECG obtenido al arribo del paciente a la unidad cardíaca intensiva.

Se ve taquicardia sinusal con hemibloqueo anterior izquierdo (flecha blanca), alternando con bloqueo de rama izquierda (flecha negra), así como una prolongación del QTc.

 

 

Una radiografía de tórax (Fig. 5) mostró pulmones limpios, sin evidencia de neumotórax, y una silueta cardíaca de tamaño normal. El tubo endotraqueal, el catéter de arteria pulmonar y el dispositivo percutáneo de asistencia ventricular estaban todos apropiadamente posicionados.

 

 


Figura 5. Rx de tórax  con equipo portátil.

Posicionamiento normal del tubo endotraqueal, catéter arterial pulmonar, y el dispositivo de asistencia ventricular percutáneo ventricular percutáneo. Los pulmones están limpios y la silueta cardíacaes de tamaño normal.

 

Una ecocardiografía transtorácica (Fig. 6) mostró un tamaño normal del ventrículo izquierdo pero disfunción biventricular severa, que era nueva en relación con un estudio ambulatorio obtenido 16 meses antes que había mostrado una función biventricular normal. El dispositivo de asistencia ventricular percutánea se confirmó que estaba en una posición adecuada, y no había evidencia de derrame pericárdico.

 

 


Figura 6. Ecocardiograma transtorácico.

Un ecocardiograma transtorácico (vista subcostal) muestra el ventrículo izquierdo de tamaño normal (asterisco) pero disfunción biventricular.

 

Se administró clevidipina intravenosa para la presión arterial elevada. Un monitoreo telemétrico mostró frecuentes duplas y tripletes  ventriculares, así como corridas de taquicardia  ventricular no sostenida. Se infundió amiodarona por vía intravenosa. Mediciones adicionales de gases en sangre arterial se obtuvieron 2 horas después de que el paciente llegara a la UCI (Tabla 1), y el paciente recibió 60 mmol de cloruro de potasio intravenoso, seguido de 40 mmol adicionales de cloruro de potasio intravenoso 2 horas después.

Un ECG repetido (Fig. 7) mostró taquicardia sinusal con una duración de QRS normal, latido ectópico ventricular, alteraciones inespecíficas del segmento ST  y  de la onda T, ondas U y prolongación del QTc.

 

 


Figura 7. Electrocardiograma de control en la unidad de cuidados intensivos cardíacos.

Un ECG repetido muestra taquicardia sinusal con una duración normal del QRS, latidos ectópicos ventriculares  estado normal (flecha blanca), y anomalías inespecíficas del segmento ST y de la onda T, ondas U (flechas negras) y prolongación del QTc.

 

 

Cuatro horas después, se administraron 40 mmol de cloruro de potasio por vía intravenosa después de recibir más resultados de pruebas.

La familia del paciente proporcionó antecedentes adicionales, y se hizo un diagnóstico.

 

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

Este hombre de 54 años se presentó con falla multiorgánica, trastornos metabólicos profundos y marcada hipopotasemia después de un paro cardíaco asociado con fibrilación ventricular.

Ante tal complejidad clínica, me centraré primero en los procesos que gobiernan la regulación del potasio y su  homeostasis,  que son esenciales para comprender y conectar los trastornos  metabólicos, renales, vasculares y defectos de conducción cardíacos observados.

 

REGULACIÓN DE POTASIO

El nivel de potasio en sangre es producto de la ingestión, recirculación interna y eliminación en los sistemas gastrointestinal y renal. La hipopotasemia puede surgir por inanición o anorexia, por drivers de la recirculación interna (incluidos los cambios en el estado ácido-base, así como el equilibrio iónico e internalización) y pérdida gastrointestinal o renal de potasio. Las pérdidas gastrointestinales de potasio pueden descartarse en este caso, ya que no hay antecedentes de vómitos, diarrea, uso de sonda nasogástrica, o ureterosigmoidostomía previa. La causa más probable de la hipopotasemia de este paciente es la pérdida renal  de potasio resultante de exceso de mineralocorticoides, en lugar de acidosis tubular renal o medicamentos como agentes diuréticos o anfotericina.

 

EXCESO DE MINERALOCORTICOIDES

En el estado fisiológico, los ligandos aldosterona y  cortisol se unen al receptor de mineralocorticoides y juntos vinculan los poderosos reguladores de iones, sal y agua en los túbulos colectores  corticales del riñón con la presión, volumen, y vasomoción del sistema cardiovascular. Existen múltiples medios por los cuales este sistema puede funcionar mal a nivel de ligando o receptor (o ambos), resultando en causas primarias o secundarias de hiperaldosteronismo o exceso de corticosteroides, también como causas relacionadas con un exceso o escasez de renina.En este paciente podemos descartar hiperaldosteronismo hiperreninémico (sobreestimulación de ligandos), dado que no hay evidencia de tumores secretores  de renina, estenosis de la arteria renal, disminución del volumen o insuficiencia cardíaca crónica, edema o ascitis, o elementos sindrómicos que pueden afectar al receptor.

Del mismo modo, no hay evidencia de exceso de aldosterona con hiporreninismo (sobreproducción de ligandos), que puede ocurrir con la   hiperplasia suprarrenal o en el contexto de crecimiento adenomatoso o canceroso de células secretoras de aldosterona de la corteza suprarrenal (Síndrome de Conn). Además, no hay evidencia de tumores de la médula suprarrenal o pituitaria que puede generar un exceso de corticoesteroides.

Sospecho que el mecanismo fisiológico que está causando que la hipopotasemia de este paciente sea más probablemente de exceso de mineralocorticoide o glucocorticoide estimulado por un compuesto exógeno   (como un medicamento o producto alimenticio) o endógeno agentes secretados por pituitaria, suprarrenal o tumores ectópicos. Muchas de las anomalías de este paciente valores de laboratorio, como las elevaciones en las líneas celulares hematopoyéticas, podrían atribuirse al efecto de un corticosteroide. Históricamente, el  glucósido digital se ha utilizado para tratar insuficiencia cardíaca y arritmias. Si este paciente, quien tenía desnutrición, insuficiencia renal y trastornos del metabolismo, estaba tomando productos digitales, los efectos tóxicos resultantes estarían a la cabeza de mis diagnósticos diferenciales.  Hoy, los compuestos digitálicos  rara vez son prescritos y no estaban presentes en este paciente. Uso y abuso de diuréticos o laxantes puede causar algunos elementos de la presentación de este paciente, al igual que una droga como la abiraterona o una sustancia como el jugo de toronja, pero ninguna de estas sustancias  se informan en la historia del caso.

 

EXCESO  DE MINERALOCORTICOIDES APARENTEMENTE ADQUIRIDOS

Síndromes de exceso de  mineralocorticoides like pueden imitar los efectos de la sobreabundancia de cortisol.

El cortisol y la aldosterona tienen afinidades de unión similares por el receptor de mineralocorticoides, pero la enzima 11β-hidroxiesteroide deshidrogenasa tipo 2 (11βHSD2) convierte el cortisol en cortisona, evitando así que el cortisol se una y active el receptor. Si esta enzima está bloqueada o inhibida, el cortisol puede activar el receptor, que estimularía la pérdida de potasio, la retención de sodio, la  hipertensión y la alcalosis metabólica. Rabdomiólisis e insuficiencia renal, ambas características de la presentación de este paciente, podrían ocurrir, resultando en una mayor probabilidad de irritabilidad ventricular y arritmias. Tales defectos enzimáticos puede ser una manifestación de un trastorno genético como una herencia autosómica recesiva mutación de HSD11B2, que codifica para la isoenzima renal 11βHSD2. Pacientes con esta mutación generalmente presente a una edad temprana con severa hipertensión y manifestaciones de órganos terminales, como como hipertrofia ventricular izquierda y cambios vasculares retinianos, renales, y  neurológicos, junto con retraso del crecimiento y retraso del crecimiento. Este paciente es de mediana edad y tiene un aspecto relativamente poco notable y un historial médico que no hace pensar en talmutación; de ahí la presencia de un trastorno enzimático adquirido es más probable que una anomalía genética subyacente no diagnosticada.

El aspecto notable de cada uno de los crecientes número de compuestos que pueden inducir aparente exceso de mineralocorticoides (cortisol, digital, ácido glicirretínico y abiraterona) es que son estructuralmente similares entre sí y a la aldosterona (Fig. 8). Por tanto, no es difícil imaginar que cada uno de estos compuestos podría causar un un exceso aparente de mineralocorticoides adquiridos.

 


 

Figura 8. Similitudes químicas de fármacos que pueden inducir exceso aparente de mineralocorticoides.

El aspecto notable de cada uno de los crecientes compuestos que puede inducir un aparente exceso de mineralocorticoides (cortisol, digital, ácido glicirretínico y abiraterona) es que son químicamente similares entre sí y a la aldosterona. Aquí se muestran los componentes aglicona de estos compuestos, que son todos congéneres del esterol de 21 carbonos. Por tanto, no es difícil imaginar que cada uno de estos compuestos pueda crear un exceso aparente de mineralocorticoides adquirido al unirse y activar el receptor de mineralocorticoide  y otros receptores críticos en la vía. De hecho, esta similitud química bien podría usarse para predecir el potencial de los compuestos para inducir un aparente exceso de mineralocorticoides. R1 y R2 en la estructura de la digital refleja los grupos de sustitución que distinguen a los glucósidos cardíacos.

 

De hecho, esta similitud química bien podría utilizarse para predecir el potencial de compuestos emergentes para inducir un aparente exceso de mineralocorticoides.

 

REGALIZ Y ÁCIDO GLICIRRETÍNICO

Se nos dice que este paciente tiene una mala alimentación y que come muchos dulces. ¿Podría estar relacionada su enfermedad al consumo de dulces? El regaliz ha sido durante mucho tiempo utilizado como medicamento y edulcorante de alimentos, aunque no sin efectos secundarios. En 1946, el médico-científico Revers informó que el ingrediente activo (succus liquiritiae, o " jugo de regaliz ”) de una preparación patentada  alivió la enfermedad ulcerosa.1 Sin embargo, cuando se modificó la preparación, el efecto beneficioso estuvo acompañado de edema, dolor de cabeza y disnea de esfuerzo.2 En estudios posteriores, los investigadores del ácido glicirrícico aislado de la planta de  regaliz inicialmente supusieron  un efecto directo sobre el receptor de mineralocorticoides; después, determinaron que había un efecto indirecto efecto a través de la inhibición de 11βHSD2.3 La falta de inhibición resultante de la metabolización del cortisol puede causar hipertensión, hipopotasemia, alcalosis metabólica, arritmias fatales e insuficiencia renal: la constelación de los signos y síntomas observados en este paciente, muchos de los cuales fueron observados por Revers.

En resumen, la retención de agua y sodio y la pérdida de potasio surge de los efectos tóxicos de la actividad de ATPasa en el conducto colector, que también aumenta la presión arterial a través de la expansión de volumen de sangre. Las medidas contrarreguladoras reducen secreción renal de renina y angiotensina II y producción de aldosterona en la corteza suprarrenal.

Sin embargo, el aumento de los niveles de cortisol y la actividad irrestricta del receptor  mineralocorticoide por el cortisol puede elevar el nivel de aldosterona (pseudohiperaldosteronismo), que luego puede provocar una cascada de aumento adicional en el volumen de sangre y la precarga cardíaca. Además, el ácido  glicirretínico en sí mismo puede inhibir la reducción de la aldosterona por enzimas hepáticas (5β-reductasa y 3β-hidroxiesteroide deshidrogenasa), por lo que genera aún más aumento de los niveles de aldosterona circulante. Estos fenómenos que compiten tienen efectos variables en los niveles de aldosterona. El tono vasomotor elevado se mantiene a medida que se reduce la biodisponibilidad del óxido nítrico y aumenta la endotelina vascular, mejorando las respuestas contráctiles a las hormonas presoras (Figura 9) 4

 

 



Figura 9. Efectos fisiológicos del ácido glicirretínico.

Primero se supuso que el ácido glicirretínico tenía un efecto directo sobre el receptor de mineralocorticoides, pero posteriormente se descubrió que tenía un efecto  indirecto a través de la inhibición de la 11β-hidroxiesteroide deshidrogenasa tipo 2 (11βHSD2) .3 La presencia sin obstáculos resultante de cortisol puede inducir hipertensión, hipopotasemia, alcalosis metabólica, arritmias fatales e insuficiencia renal: la constelación de los efectos observados en este paciente. La retención de agua y sodio y la pérdida de potasio surgen de los efectos tóxicos de la actividad de la ATPasa en el conducto colector, además aumento de la presión arterial a través de la expansión del volumen sanguíneo. Las medidas contrarreguladoras reducen la secreción de la renina renal y la angiotensina II y producción de aldosterona en la corteza suprarrenal. Sin embargo, el aumento de los niveles de cortisol y la activación ilimitada del receptor  mineralocorticoide puede elevar el nivel de aldosterona (pseudohiperaldosteronismo), provocando una cascada de elevaciones adicionales en el volumen de sangre y de la precarga cardíaca. El ácido glicirretínico también puede inhibir el metabolismo de la aldosterona por las enzimas hepáticas (5β-reductasa y 3β-hidroxiesteroide deshidrogenasa), lo que aumenta aún más los niveles de aldosterona circulante. El tono vasomotor elevado se mantiene a medida que se reduce la biodisponibilidad del óxido nítrico (NO) y aumenta la endotelina vascular (ET-1), lo que mejora las respuestas contráctiles a las hormonas presoras.

Esta figura está adaptada de Deutch et al.4 ACE se refiere a enzima convertidora de angiotensina.

 

 

Los efectos sobre la conducción cardíaca son similares a otros inhibidores de la ATPasa de sodio-potasio.5

Referencia anterior al glucósido cardíaco derivado de plantas digitalis no es tangencial. Aunque el ácido  glicirretínico y la digital actúan en diferentes sitios, ambos afectan el equilibrio iónico en el control generadora de impulsos y de la conducción.

Dado que el glucósido ácido glicirretínico ácido inhibe competitivamente la unión de ATP a la enzima y las preparaciones  de digital inhiben la bomba de sodio al unirse a su sitio extracelular de unión al potasio, 6 existe el potencial para efectos similares sobre la conducción cardíaca. Estas anomalías del ECG del paciente (además de las asociadas con hipopotasemia) bien puede imitar los efectos tóxicos clásicos vistos con digitalis, con regularización de la fibrilación auricular y bloqueo fascicular alternante.

Algunas de las intervenciones  farmacológicas  iniciales prescritas tradicionalmente utilizadas para reanimaciones que también se utilizaron en este paciente pueden haber  agravado su condición. El uso de catecolaminas, como epinefrina y norepinefrina, y vasopresina podría haber exacerbado los efectos del bloqueo de 11βHSD2. La conversión a reanimación mecánica  permitió a este paciente evitar posibles efectos secundarios metabólicos de potentes inótrópicos y vasoconstrictores mientras proporcionan tándem y soporte cardíaco sincronizado. El cloruro de calcio intravenoso, así como dextrosa e insulina, podría haber hecho que la hipopotasemia de este paciente empeorase  y conducir  a su hipercalcemia transitoria,  que, en un paciente con un trastorno metabólicos  complicados  por desnutrición crónica, hipoalbuminemia e hiperglucemia, exacerbaran el efecto general. La hipercalcemia persistente no se observó en este paciente, y de hecho, el nivel de calcio ionizado era normal, incluso con niveles marcadamente elevados de calcio y fósforo. El nivel de potasio inicial del paciente. de 3,5 mmol por litro probablemente era falso,  dado que la muestra se había hemolizado; el nivel probablemente fue menor (tan bajo como 1,6 mmol por litro). Posteriormente, cuando se observó hipertensión, el paciente fue tratado con un bloqueador de los canales de calcio (una clase de droga que tradicionalmente ha sido considerada que tiene efectos mínimos en el nivel de potasio en sangre y, de hecho, puede elevar los niveles yconducir el ion intracelularmente). El tratamiento con terapia de temperatura, que no se implementó en este paciente, bien podría haber impulsado el potasio a niveles aún más bajos.

Un diagnóstico preciso de hipopotasemia debido a consumo de regaliz a menudo se realiza por asociación. Puede estar respaldado por documentación de niveles  inapropiadamente  elevados de potasio en orina, con un gradiente de potasio transtubular por encima de 7, coincidente con niveles bajos de renina plasmática. Los niveles de aldosterona y  angiotensina II a menudo están bajos en el consumo de regaliz, pero pueden variar ampliamente y no son discriminatorios. Una recolección de orina de 24 horas puede ser necesaria para descartar una disfunción tubular subyacente, así como una disminución del nivel  de cortisona libre urinaria y una relación aumentada de cortisol libre en orina sobre  la cortisona libre urinaria. En contraste, el hiperaldosteronismo primario se asocia con un aumento de la proporción de aldosterona a renina, y el hiperaldosteronismo secundario con disminución o proporción normal pero con niveles elevados del nivel de  renina plasmática. Los efectos del regaliz sobre la actividad de 11βHSD2 son similares a los observados en niños con síndrome de aparente exceso de mineralocorticoides. Sin embargo, la proporción urinaria elevada de 5β-tetrahidrocortisol al 5α-tetrahidrocortisol que ocurre con la ingestión de regaliz es diferente a los hallazgos en estos niños, en los que la actividad de la 5α-reductasa aumenta en relación con la actividad de la 5β-reductasa para identificar los niveles de glucósidos y agliconas en plasma y orina están disponibles y podrían ser de valor diagnóstico en este caso.

A diferencia del síndrome de Liddle, el exceso aparente de mineralocorticoide  y aldosteronismo remediable con glucocorticoides, todos los cuales no se pueden corregir y requieren suplementos de potasio de por vida y diuréticos ahorradores de potasio - las manifestaciones del exceso de regaliz son eventualmente reversibles con el cese de la ingestión. Ácido glicirretínico tiene una vida media larga, un gran volumen de distribución, y recirculación enterohepática extensa, y la hipopotasemia puede tardar de 1 a 2 semanas en resolverse.

La normalización del eje renina-aldosterona y la presión arterial puede tardar varios meses. Como

tales, las consecuencias devastadoras después del paro  cardíaco probablemente dominará mucho después de la suspensión de los dulces.

 

DIAGNÓSTICO PRESUNTIVO

EFECTOS TÓXICOS METABÓLICOS, RENALES, VASCULARES Y CARDÍACOS POR EXCESO APARENTE DE MINERALOCORTICOIDES DEBIDO AL CONSUMO DE REGALIZ.

 

DISCUSIÓN PATOLÓGICA

En una muestra de orina al azar, el el nivel de sodio fue de 119 mmol por litro, el nivel de potasio 13,8 mmol por litro, el nivel de cloruro 98 mmol por litro y el nivel de creatinina 0,06 g por litro. La elevada proporción de potasio a creatinina. en la orina (230 mmol de potasio por gramo de creatinina) sugirió pérdida renal de potasio, ya que una proporción superior a 13 mmol de potasio por gramo de creatinina está asociado con pérdida renal de potasio. Se debería notar que la proporción de potasio a creatinina puede no ser confiable en el contexto de injuria renal aguda.8 Ciertos tipos de diuréticos pueden causar o exacerbar las pérdidas renales de potasio. Sin embargo, un ensayo que evaluó la presencia de varios diuréticos de asa y tiazídicos en la orina fue negativo.

Se realizó una medición de la actividad de la renina plasmática y de los niveles de aldosterona sérica  para evaluar la presencia de exceso de mineralocorticoides. La actividad de la renina plasmática se evaluó con el uso de un ensayo que mide la capacidad de renina endógena para actuar sobre el angiotensinógeno endógeno in vitro para formar angiotensina I. La actividad de la renina plasmática era indetectable (menos de 0,4 ng por mililitro por hora; rango de referencia, igual o menor de 0,6 a 3,0). Los nivel de aldosterona sérica, medido por medio de cromatografía líquida de alta resolución y espectrometría de masas, también estaba por debajo del nivel de detección (menos  de 4.0 ng por decilitro; rango de referencia, igual o menor de 21). En conjunto, el nivel bajo de aldosterona y la baja actividad de la renina no proporcionan evidencia de ya sea hiperaldosteronismo primario (en el que el el nivel de aldosterona estaría elevado y el nivel de renina es bajo) o hiperaldosteronismo secundario (en el que tanto el nivel de aldosterona como el nivel de renina están elevados).

En una muestra de orina aleatoria, el nivel de cortisol libre urinaio estaba muy elevado a 1857 μg por gramo de creatinina (rango de referencia, 1 a 119).

Medición de los niveles de cortisol y cortisona en orina pueden ayudar en el diagnóstico de enfermedades hereditarias o anomalías adquiridas de 11βHSD2. La relación de cortisol libre urinario sobre cortisona urinaria se esperaría que estuviese elevado en caso de deficiencia o inhibición (por ejemplo, por metabolitos de regaliz) de la actividad de la11βHSD2, que reduciría la conversión de cortisol a cortisona. Se recomienda que la evaluación de los niveles de cortisol y cortisona en orina se base en una muestra de orina de 24 horas debido a la naturaleza pulsátil de la secreción de cortisol. La capacidad para medir metabolitos del ácido glicirrético tanto en la sangre como en la orina, y dichas pruebas pueden estar disponibles en laboratorios.9 Pruebas de metabolitos del ácido glicirretínico no se realizaron en este caso.

 

DIAGNÓSTICO PATOLÓGICO

PSEUDOHIPERALDOSTERONISMO SUGESTIVO DE EXCESIVO CONSUMO DE REGALIZ.

 

 

IMPRESIÓN CLÍNICA Y MANEJO

Las causas de pérdida de potasio renal se pueden dividir en dos categorías: aquellos típicamente asociados con presión arterial normal o baja, como la acidosis tubular renal, el uso de diuréticos, las  deficiencias de magnesio, el síndrome de  Bartter y el síndrome de Gitelman, y aquellos asociados  con hipertensión, incluida la estenosis de la arteria renal, el hiperaldosteronismo y el exceso aparente de mineralocorticoides.10 La presión arterial basal o habitual  de este paciente era desconocida (dado que estaba en shock en la presentación), su screenig para diuréticos fue negativa, y su magnesio basal el nivel era normal. Es notable que sus  niveles de renina plasmática y aldosterona sérica fueron ambos bajos, en consonancia con un trastorno que se asocia con un mineralocorticoide distinto de la aldosterona, como el síndrome de Cushing o el síndrome de ACTH ectópico, síndrome de Liddle o un exceso aparente de mineralocorticoides  debido a la deficiencia de 11βHSD2 o consumo de regaliz. Aunque el nivel elevado de cortisol libre urinario de este paciente  podría ser consistente con varios de estas posibilidades diagnósticas, su edad en el momento de la presentación y los niveles de potasio previamente normales no apoyan un síndrome hereditario. Una investigación exahustiva reveló un cambio reciente a un dulce que contiene regaliz  como la causa probable de su hipopotasemia.7,11

La hipopotasemia persistente produce hiperpolarización de las membranas celulares y debilidad muscular.Niveles de potasio en sangre extremadamente bajos (menos  de 2,5 mmol por litro) puede provocar rabdomiólisis, arritmias, y parálisis respiratoria. Con nivel de  potasio en sangre de 2,0 mmol por litro, el déficit corporal total de este paciente es de aproximadamente 400 a 600 mmol; por lo tanto, se justifica una amplia repleción. Las opciones para la repleción incluyen cloruro de potasio oral a una dosis de hasta 150 mmol por día, cloruro de potasio intravenoso (con un periférico concentración de cloruro de potasio por vía intravenosa limitado a 40 mmol por litro para prevenir la flebitis), o cloruro de potasio intravenoso central, si  concentraciones mayores son necesarias. Estudios previos sugieren una tasa máxima de reposición de potasio de 20 mmol por hora, 1 aunque este paciente recibió tratamiento de emergencia con más de 400 mmol de cloruro de potasio en el transcurso de 12 horas. En tales casos, es necesario monitorear al paciente con telemetría continua y mediciones   del nivel de potasio frecuntes para evitar una corrección excesiva. El manejo adicional incluye el cese del consumo de regaliz, repleción continua de potasio en curso (teniendo en cuenta tanto el déficit como la necesidad diaria de potasio), y el uso de diuréticos ahorradores de potasio si se considera necesario, ya que los efectos del regaliz pueden persistir durante semanas después del cese.

 

SEGUIMIENTO

Durante las primeras 12 horas de hospitalización  este paciente, 420 mmol de potasio se requirieron  para lograr un nivel de potasio de 4,3 mmol por litro. Varias horas después de su llegada a la UCI cardíaca, su presión arterial se volvió más lábil y recibió múltiples vasopresores. Fue evaluado para oxigenación por membrana  extracorpórea, pero se consideró no ser candidato debido a su mal pronóstico  neurológico. Comenzó a tener oliguria, que progresó a anuria. Se discutieron los objetivos de la atención con su familia, que declinó la terapia de reemplazo renal, y el paciente fue posteriormente trasladado a una habitación solo donde murió en compañía de sus familiares 32 horas después de la presentación. En base a una historia adicional se supo que el paciente estaba comiendo dos paquetes grandes de caramelos por día. Tres semanas antes de la presentación, el habá cambiado de comer caramelos con gusto a fruta a caramelos dulces con ácido glicirricico que es convertido a ácido glicirrético  después de consumido

DIAGNÓSTICO FINAL

PSEUDOHIPERALDOSTERONISMO SUGESTIVO DE EXCESO DE CONSUMO DE REGALIZ  COMPLICADO POR PARO CARDÍACO ASOCIADO A  FIBRILACIÓN VENTRICULAR  

 

Traducción de:

 A 54-Year-Old Man  with Sudden Cardiac Arrest

Elazer R. Edelman, M.D., Ph.D., Neel M. Butala, M.D., M.B.A., Laura L. Avery, M.D., Andrew L. Lundquist, M.D., Ph.D., and Anand S. Dighe, M.D., Ph.D.

 https://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJMcpc2002420


 

 

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Copyright © 2020 Massachusetts

2464 / 5000

Resultados de traducción

cómodamente con su familia junto a su cama, 32 horas

después de la presentación. Sobre la base de adicionales

historia obtenida de su familia, el paciente fue

comer uno o dos paquetes grandes de caramelos blandos

diario. Tres semanas antes de la presentación, había

pasó de comer caramelos blandos con sabor a fruta a

comer caramelos blandos con sabor a regaliz que contenían

ácido glicirrícico, que se convierte en glicirretínico

ácido después de que se consume.

Diagnostico final

Pseudohiperaldosteronismo sugestivo de excesiva

consumo de regaliz complicado por problemas cardíacos

parada asociada con fibrilación ventricular.

Los formularios de divulgación proporcionados por los autores están disponibles con

el texto completo de este artículo en NEJM.org.

Agradecemos al Dr. Christopher H. Newton-Cheh por su ayuda.

con la presentación del caso y preparación de una versión anterior

del manuscrito.

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