domingo, 21 de marzo de 2021

VARÓN DE 35 AÑOS CON LINFADENOPATÍAS Y PETEQUIAS

Un hombre de 35 años fue ingresado en este hospital debido a linfadenopatía y trombocitopenia.

El paciente había estado bien hasta 4 meses antes de este ingreso, cuando presentó  una inflamación indolora en ambas regiones inguinales sin  otros síntomas.

Tres meses antes de este ingreso, el paciente fue evaluado en atención primaria de este hospital. Tenía múltiples ganglios linfáticos inguinales agrandados, que eran móviles y no dolorosos a la palpación; el más grande tenía 3 cm de diámetro. El recuento de glóbulos blancos en ese momento era de  5460 por microlitro (rango de referencia, 4500 a 11,000), el recuento de  plaquetas 168.000 por microlitro (rango de referencia, 150.000 a 400.000), y la hemoglobina de 11,4 g por decilitro (rango de referencia, 13,5 a 17,5). Un ensayo de liberación de interferón-γ  para Mycobacterium tuberculosis (IGRA), fue negativo, al igual que la detección para el antígeno p24 del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) tipo 1 y el VIH tipo 1 y anticuerpos de tipo 2. El paciente fue derivado para una biopsia de ganglio linfático pero decidió no realizarla.

Tres semanas antes de este ingreso, el paciente fue nuevamente evaluado en atención primaria de este hospital. El tamaño de los ganglios linfáticos agrandados no había cambiado, y no hubo nuevos síntomas. De nuevo fue remitido para una biopsia.

Tres días después, se realizó una biopsia con aguja gruesa de un ganglio inguinal izquierdo. El examen patológico de la muestra de biopsia (Fig. 1) reveló tejido necrótico con fibrosis e inflamación linfohistiocítica; no había tejido ganglionar definido. La tinción para bacilos acidorresistentes, la tinción de Brown-Hopps y la tinción de Grocott con metenamina-plata fueron negativas. No se identificaron células malignas.

 

 


Figura 1. Muestra de biopsia de ganglio linfático inguinal izquierdo.

La tinción con hematoxilina y eosina de la muestra de biopsia se muestra a bajo aumento (Panel A) y a gran aumento (Paneles B, C y D). La muestra muestra una necrosis extensa (Panel B, flecha) con algunas células inflamatorias; células gigantes de tipo Langerhans (Panel C, flechas) adyacentes a histiocitos y necrosis; e inflamación linfohistiocítica (Panel D), sin evidencia de linfoma u otros cánceres.

 

 

Tres días antes de la admisión actual, desarrolló una hemorragia nasal que se resolvió resuelto espontáneamente. La mañana de la admisión, desarrolló una erupción petequial en ambas piernas, y el paciente se presentó al departamento de emergencias de este hospital para una evaluación adicional.

En el servicio de urgencias, el paciente refirió 3 meses de tos no productiva que había atribuido a reflujo gastroesofágico. No tenía fiebre, escalofríos, pérdida de peso, sudores nocturnos, disnea, dolor de cabeza o masas palpables además de la linfadenopatía inguinal.

Tenía antecedentes de rasgo de β-talasemia y deficiencias de vitamina B12 y folato. En los últimos 15 años, una erupción pruriginosa crónica en los muslos había aparecido de forma intermitente. Dos meses antes de esta admisión, había recibido un diagnóstico de infección por Helicobacter pylori y había sido tratada con amoxicilina, claritromicina y omeprazol. Los medicamentos actuales incluían cianocobalamina, aerosol nasal de folato, albuterol, fluticasona, y crema de clotrimazol. No se tenía alergias a medicamentos.

El paciente trabajaba como científico y su investigador. Su trabajo como investigador  incluía ratones, pero no tenía mascotas. Él era casado y monógamo con su esposa. Once años antes, el paciente se había trasladado a una zona urbana de Nueva Inglaterra desde el noreste de la India, donde había nacido. Había viajado por última vez a la India 6 años antes. Los miembros de la familia lo habían visitado 4 años antes. El paciente también había viajado por todas las regiones de los Estados Unidos durante los últimos 11 años. Bebía una bebida alcohólica a la semana y no fumaba ni usaba drogas ilícitas. La madre del paciente tenía hipertensión y su padre había muerto de una valvulopatía cardíaca. Una de sus hermanas había recibido tratamiento para tuberculosis pulmonar 1 año antes, y una segunda hermana tenía tuberculosis latente; una tercera hermana tenía diabetes.

En el examen, la temperatura era de 36,2 ° C, la presión arterial 127/79 mm Hg, el pulso 82 por minuto y la saturación de oxígeno al 100% mientras el paciente respiraba aire ambiente. El índice de masa corporal era de 25,4. Impresionaba en buen estado. Tenía púrpura, e incluso una ampolla hemorrágica de 1 cm de diámetro, en la mucosa oral. Había petequias difusas en piernas y algunas petequias en el torso, flancos, y antebrazos. Había ganglios linfáticos inguinales  agrandados, no dolorosos, que estaban fijos de hasta 4 cm de diámetro en el lado izquierdo y eran móviles en el lado derecho; no se encontró ninguna  otra linfadenopatía  palpable.

El recuento de plaquetas fue 0 por microlitro (referencia rango, 150.000 a 400.000). Los niveles en sangre de  electrolitos y la glucosa eran normales, al igual que los resultados de las pruebas de función hepática, renal y análisis de orina. La detección de VIH y virus de la hepatitis C fue negativo. Otros resultados de pruebas de laboratorio se muestra en la Tabla 1. El frotis de sangre periférica mostró muy pocas plaquetas y no mostró grumos de plaquetas. Había glóbulos rojos en diana y eliptocitos; las características morfológicas de la los linfocitos eran normales.

 

 



Tabla 1.

Una ecografía de las zonas  palpables en la ingle izquierda (Fig. 2A) reveló una masa bien circunscrita superficial a los vasos ilíacos, con una gruesa corteza hiperémica y necrosis central. Una tomografía computarizada (TC) de tórax, abdomen y  pelvis (Fig.2B, 2C y 2D), realizado tras la administración intravenosa de material de contraste, reveló un conglomerado de ganglios linfáticos, que medía  4,0 cm por 2,1 cm por 3,1 cm, en la región inguinal izquierda superficial, con realce periférico e hipodensidad central. Había ganglios de aspecto similar en el retroperitoneo y en la  cadena ilíaca izquierda. También había linfadenopatía  hiliar  bilateral y mediastínica, con la medición de los ganglios linfáticos hasta 1,4 cm de diámetro, así como un pequeño ganglio linfático en la cisura menor derecha.

El bazo medía 13,5 cm de longitud (rango de referencia, menos de 12,2 cm). Tomografía de emisión de positrones (PET) desde la base del cráneo hasta los muslos (Fig.2E y 2F), realizada después de la administración del trazador 18F-fluorodesoxiglucosa (FDG), reveló áreas extensas de captación intensa de FDG en el tórax, abdomen y pelvis, así como captación fisiológica en la faringe y área  mandíbula.

 

 




Figura 2. Estudios de imagen.

Una imagen ecográfica de la región inguinal izquierda, obtenida con Doppler color (Panel A), muestra una masa hipoecoica bien circunscrita (marcada con el óvalo) superficial a los vasos ilíacos izquierdos, con una gruesa corteza hiperémica. El centro de la masa es marcadamente hipoecoico y tiene focos ecogénicos dispersos que son indicativos de detritos. Una imagen de tomografía computarizada (TC) axial (Panel B) muestra una masa ganglionar (contorno) con realce periférico e hipodensidad central, un hallazgo que corresponde a la anomalía observada en la ecografía y examen físico. Las imágenes reconstrucción coronal y sagital de TC (paneles C y D, respectivamente) muestran ganglios linfáticos con realce periférico e hipodensidad  central en el retroperitoneo (flechas) y cadena ilíaca izquierda (puntas de flecha), además de la masa ganglionar dominante en la ingle izquierda (contorno). Una tomografía por emisión de positrones  18F-fluorodesoxiglucosa (PET-FDG)  (Panel E)  de cuerpo entero FDG-PET (Panel F) muestran una captación marcada de FDG en la masa ganglionar inguinal izquierda  (descripciones), así como una captación moderada de FDG en múltiples ganglios linfáticos hiliares bilaterales y mediastínicos  (flechas negras), ganglios linfáticos retroperitoneales (flecha blanca) y  ganglios de la cadena ilíaca izquierda (punta de flecha).

 

Se administró prednisona y el paciente fue ingresado en el hospital. El segundo día de hospitalización, se interrumpió la prednisona y se administró inmunoglobulina intravenosa (IVIG).

Durante los siguientes 3 días, el recuento de plaquetas aumentó y las petequias disminuyeron. En el sexto día de hospitalización, el recuento de plaquetas fue de 83 por microlitro.

Se realizó un procedimiento de diagnóstico.


 DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

Este hombre de 35 años inicialmente se presentó  con linfadenopatía inguinal bilateral y ningún otro síntoma. Cuatro meses después, fue admitido en este hospital con persistente linfadenopatía inguinal y trombocitopenia grave, en el ínterin se sometió  a un biopsia con aguja  que no fue diagnóstica. Aunque el diagnóstico diferencial de linfadenopatía es muy amplio, las causas de la trombocitopenia son más limitadas. Siguiendo la cronología de este caso, primero consideraremos las posibles causas de linfadenopatía en el momento de la presentación de la enfermedad del paciente. Luego  podremos reducir el diagnóstico diferencial teniendo en cuenta la superpuesta trombocitopenia que se identificó durante su posterior presentación. Finalmente, podemos utilizar la información disponible de la biopsia del ganglio linfático para estrechar aún más nuestros diagnósticos  diferenciales

 

LINFADENOPATÍAS

Un agrandamiento anormal de los ganglios linfáticos pueden ser el resultado de  muchos procesos, que van desde benignos a cancerosos y de indolentes a agresivos. Un enfoque típico para determinar la causa de la linfadenopatía en adultos es considerar la ubicación, la extensión (localizada o generalizada), y características de los ganglios linfáticos, que incluyen tamaño, dolor, firmeza y fijación a los tejidos  subyacentes. Aunque las características de los ganglios linfáticos observadas en el examen pueden alterar la probabilidad de cáncer, estos hallazgos rara vez proporcionan suficiente información para establecer un diagnóstico. Por ejemplo, linfadenopatías generalizadas pueden parecer localizadas, ya que algunos ganglios linfáticos agrandados pueden no ser detectado en el examen físico. Por lo tanto, una evaluación precisa de la extensión de las linfadenopatías requiere imágenes desde el cuello hasta la pelvis, que pueden no ser necesarias o prácticas para todos los pacientes con linfadenopatías. Incluso si uno hace un diagnóstico correcto, existe el riesgo de pasar por alto el proceso  subyacente o un proceso superpuesto importante; de hecho, muchas entidades que causan linfadenopatía (p. ej., infección por VIH, algunas enfermedades  del tejido conectivo y síndromes de inmunodeficiencia) también aumentan el riesgo de que otras causas de linfadenopatías (por ejemplo, linfoma) estén presentes.

En cambio, puede ser útil considerar que muchas causas de linfadenopatía, incluidas algunas que amenazan la vida (cáncer) y algunas enfermedades esotéricas (p. ej., enfermedad de Kikuchi-Fujimoto), pueden ser diagnosticado solo con una biopsia de un ganglio afectado. Enfermedades que pueden diagnosticarse solo con una biopsia abarcan una amplia gama de presentaciones, que se superponen con las presentaciones de enfermedades que pueden diagnosticarse sin una biopsia (por ejemplo, infecciones y enfermedades del tejido conectivo). Por lo tanto, un enfoque alternativo sería considerar primero las razones para no realizar una biopsia de ganglio linfático en un paciente que se presenta con linfadenopatía.

En muchos casos, la causa de la linfadenopatía es evidente en el contexto clínico y puede ser confirmado por los resultados de pruebas no invasivas o por una respuesta al tratamiento empírico, y por lo tanto la biopsia es innecesaria. Para maximizar la probabilidad de hacer un diagnóstico de forma no invasiva, es importante obtener un historial completo, incluyendo información sobre el ritmo de crecimiento del ganglio linfático (aunque en mi experiencia esto a menudo es difícil para los pacientes recordar con precisión), viajes y exposiciones a animales, y factores de riesgo para infecciones como la infección por VIH y tuberculosis  y  realizar un examen físico para determinar la ubicación y las características de los ganglios anormales.1 La ubicación puede proporcionar una pista importante para el diagnóstico subyacente después de la consideración de los patrones de drenaje  linfático normal (por ejemplo, linfadenopatía axilar podría sugerir una infección del brazo o una linfadenopatía  inguinal podría sugerir una enfermedad de transmisión sexual). Varias infecciones que pueden ser diagnosticadas de forma no invasiva debe al menos ser consideradas, debido a que pueden ser enfermedades  comunes, tratables, potencialmente mortales o de gran importancia para la salud pública. Estos incluyen mononucleosis infecciosa, enfermedad de Lyme, sífilis, infección por VIH, peste bubónica, ántrax y tularemia. Finalmente, vale la pena recordando que ciertos medicamentos pueden asociarse con linfadenopatía, 2 a menudo en el contexto del síndrome de hipersensibilidad inducido por fármacos, y presunta identificación y retiro de un agente infractor es esencial.

En otros casos, la causa de la linfadenopatía no es evidente pero el paciente está asintomático y las características de los ganglios linfáticos son coherentes con un proceso benigno (en el que los ganglios suelen ser pequeños y móviles, aunque incluso los ganglios pequeños pueden ser cancerosos2). En esta situación, una estrategia de "observar y esperar" es razonable si se puede asegurar  un seguimiento adecuado después de 2 a 4 semanas. En mi opinión, no es recomendable prescribir un curso empírico de antibióticos para tales pacientes a menos que el tratamiento se dirija claramente a una infección sospechada que es consistente con la presentación clínica (por ejemplo, en pacientes con enfermedad por arañazo de gato).

En general, las pruebas de rutina, como los anticuerpos antinucleares o tirotropina, es poco probable que sean útiles para determinar la causa de la linfadenopatía en ausencia de una sospecha fundada en la presentación clínica. Sin embargo, el  test para VIH se debe relizar.

Al aplicar este enfoque a este paciente, podemos comenzar preguntando si hubo un diagnóstico  clínico aparente que podría haber sido hecho de forma no invasiva en el momento de la presentación  inicial. La ubicación inguinal de las  linfadenopatías aumenta la posibilidad de infección o cáncer que surge de las piernas, región genital u área  anorrectal. Sin embargo, la historia y el examen físico no revelaron evidencias o factores de riesgo de tales enfermedades. No había  historia de exposición que sugeriría una infección transmitida sexualmente; es más, infecciones de transmisión sexual que pueden causar linfadenopatía inguinal (linfogranuloma  venéreo, chancroide o infección por virus del herpes simple) se asocian típicamente con hallazgos genitales cutáneos característicos los cuales estuvieron ausentes en este caso. La sífilis aún merece consideración, ya que puede causar linfadenopatía inguinal indolora y el chancro inicial puede pasar desapercibido. Por lo tanto, la presentación inicial de este paciente  podría ser coherente con sífilis.4 Más allá de esa posibilidad, no hay diagnóstico fácilmente aparente. Dada la ausencia de otros síntomas o hallazgos en el examen, unas pocas semanas de observación fue un enfoque razonable

Cuando el paciente se presentó varios meses más tarde, la situación había cambiado. Las linfadenopatías persistentes fueron ahora  generalizadas (sobre la base de de los resultados de la TC y la PET) y se asoció con trombocitopenia severa. La observación ciertamente ya no era una opción. El diagnóstico diferencial de linfadenopatías generalizadas es incluso más amplio que el de las linfadenopatías localizadas, y hay pocas pistas para el  diagnóstico, a excepción de la trombocitopenia.

Por lo tanto, el siguiente paso es considerar cómo la presencia de trombocitopenia puede estrechar el diagnóstico diferencial.

 

TROMBOCITOPENIA

El diagnóstico diferencial de la trombocitopenia incluye pseudotrombocitopenia; la disminución de la producción de plaquetas, que con mayor frecuencia se debe a infección, cáncer o uso de drogas; consumo de plaquetas debido a anemia hemolítica microangiopática, trombocitopenia inducida por heparina o síndrome hemofagocítico; mayor destrucción de plaquetas debido a una causa inmune o mecánica o uso de drogas; secuestro esplénico; el embarazo; trombocitopenia dilucional; y la trombocitopenia  congénita. Una revisión de la completa del hemograma y un frotis de sangre periférica, pruebas de embarazo (si es apropiado), una evaluación del  tamaño del bazo y una revisión cuidadosa de los medicamentos y los suplementos suelen conducir a la identificación de la categoría fisiopatológica pertinente, estrechando el diagnóstico diferencial.

En este caso, los recuentos sanguíneos distintos del  recuento de plaquetas era casi normal y la morfología características de las células no eran notables, excepto por anomalías que fueron fácilmente explicadas por la β-talasemia conocida del paciente. El bazo estaba ligeramente agrandado, pero esto no explicaría un recuento de plaquetas de 0 por microlitro. Por lo tanto, este paciente tenía trombocitopenia severa  “hematológicamente aislada”, que sugiere ya sea un proceso relacionado con un  fármaco o una trombocitopenia inmunológica. En ausencia de un fármaco aparentemente responsable, la trombocitopenia del paciente lo más probable es que se trate de trombocitopenia inmunitaria.

 

TROMBOCITOPENIA INMUNITARIA

La trombocitopenia inmunitaria tiene su propio diagnóstico diferencial, siendo los desencadenantes más comunes una enfermedad idiopática, infecciones (p. ej., infección con VIH, virus de Epstein-Barr, citomegalovirus, virus de la varicela-zóster, virus de la hepatitis C o infección por H. pylori), enfermedades autoinmunes, cánceres linfoides, síndromes de inmunodeficiencia y trastornos tiroideos. Al comparar esta lista con la de linfadenopatía generalizada, podemos reducir el diagnóstico diferencial considerablemente. La infección por VIH y hepatitis C se descartaron mediante pruebas de laboratorio y otras infecciones asociadas con trombocitopenia inmune no sería esperable que causen linfadenopatía  asintomática durante  4 meses. No hay evidencia de una enfermedad autoinmune o trastorno de la tiroides y no hay historia de inmunodeficiencia, que deje al cáncer  linfoide como posible diagnóstico. Muchos como cánceres pueden asociarse con trombocitopenia inmunitaria, y algunos - especialmente indolentes como  linfomas no Hodgkin de células B  y linfomas de Hodgkin que podrían tener un curso indolente de varios meses.

 

HALLAZGOS DE LA BIOPSIA

En este caso, se realizó una biopsia de ganglio linfático antes de la admisión. Aunque los resultados no fueron diagnósticos, fueron  muy informativos, con  biopsia que muestran evidencia de necrosis prominente y proliferación linfohistiocítica (Figura 1). Los estudios de imágenes también mostraron hallazgos consistentes con necrosis  sustancial  de los ganglios linfáticos. La cantidad de necrosis observada en la biopsia y la imagen no es consistente con linfomas indolentes no Hodgkin o linfoma de Hodgkin y es más sugerente de una infección o un trastorno histiocítico, incluyendo trastornos idiopáticos como la enfermedad de Kikuchi-Fujimoto. Desafortunadamente, esto complica nuestro diagnóstico diferencial, ya que estos trastornos no están  típicamente asociado con trombocitopenia inmune.

Dado que el enfoque  en este caso se centra en la combinación de linfadenopatías generalizadas, trombocitopenia inmune, e intensa necrosis de los ganglios linfáticos y que no existen  diagnósticos que expliquen  fácilmente esta situación, en su lugar nos centraremos en la combinación de linfadenopatía y necrosis prominente, dejando de lado la trombocitopenia inmune por ahora. Podemos estrechar aún más el diagnóstico diferencial considerando solo entidades que podrían manifestarse como linfadenopatía durante 4 meses sin ningún otro síntoma. La lista restante incluye infecciones (sífilis, toxoplasmosis, tuberculosis y linfadenitis micobacterianano tuberculosa), y enfermedad de Kikuchi-Fujimoto. Cánceres con prominentes histiocitosis, como sarcoma histiocítico e histiocitosis de células de Langerhans, rara vez se manifiestan  como linfadenopatía aislada, y si ocurre linfadenopatía  aislada en la histiocitosis de células de Langerhans, típicamente involucra el área cervical; además, el sarcoma histiocítico es un cáncer  agresivo, que no sería compatible con la presentación de este paciente.

Ninguna de las entidades restantes en el diagnóstico diferencial se asocia típicamente con trombocitopenia inmune, pero la mayoría puede serlo. Es más, la trombocitopenia inmunitaria puede ser idiopática.

Aunque ya hemos planteado la posibilidad de la sífilis, es notable que el paciente no refirió nuevas exposiciones sexuales, la sífilis primaria típicamente no persistiría durante 4 meses, y la linfadenopatía sería más consistente con sífilis secundaria, que estaría asociada con manifestaciones clínicas adicionales. Por tanto, la sífilis sigue siendo posible, pero  poco probable en este caso. El paciente no tuvo ninguna exposición que sugiera toxoplasmosis, y la afectación inguinal sería inusual para esta enfermedad. La enfermedad de Kikuchi-Fujimoto rara vez es asintomática y generalmente tiene compromiso cervical.  Las linfadenitis por  Micobacterias no tuberculosas  suelen afectar a pacientes más jóvenes y rara vez causa linfadenopatía inguinal o generalizada.

 

TUBERCULOSIS

Aunque este paciente tenía factores de riesgo epidemiológico para  tuberculosis, tenía un IGRA negativo, que se opone a este diagnóstico. Esta prueba no es ideal para el diagnóstico de tuberculosis activa, pero tiene una sensibilidad de aproximadamente 90% y una especificidad del 80% para el diagnóstico de linfadenitis tuberculosa, 5 y por lo tanto el IGRA negativo en este caso disminuye la probabilidad de pre test  de tuberculosis por un factor de aproximadamente seis. La ausencia de bacilos acidorresistentes en la tinción de la biopsia de los ganglios linfáticos disminuye aún más la probabilidad. Sin embargo, este paciente era originario de la India, donde M. tuberculosis es endémico, y tenía antecedentes personales directos de exposición a la tuberculosis. Su presentación clínica encajaría bien con el diagnóstico de tuberculosis, al igual que la aparición de la linfadenopatía en imágenes y biopsia. La trombocitopenia inmune sólo en raras ocasiones ha sido descrita con tuberculosis, pero esto es igual para todos los diagnósticos planteados en este paciente. Por lo tanto, a pesar de la negatividad del  IGRA  y  tinción para bacilos acidorresistentes, creo que el diagnóstico más probable en este paciente es linfadenitis tuberculosa.  Para confirmar este diagnóstico, recomendaría una biopsia de ganglio linfático por escisión, que sería el siguiente paso en la evaluación de este paciente con linfadenopatía no diagnosticada.

DIAGNÓSTICO PRESUNTIVO

LINFADENITIS TUBERCULOSA.

 

DISCUSIÓN PATOLÓGICA

Se realizó  escisión de un ganglio inguinal izquierdo. En un examen general, el ganglio linfático medía 4,5 cm por 3,4 cm por 2,4 cm y estaba rodeado de tejido  fibrograso. La sección del ganglio linfático mostró una superficies de corte nodular bronceado que miden hasta 1,2 cm en su mayor dimensión, con áreas de material blanco. En examen microscópico, la arquitectura de los ganglios linfáticos estaba distorsionada por numerosos granulomas con abundante necrosis, que correspondía al material blanco visto en el examen macroscópico (Fig. 3). Había granulomas coalescentes con grandes áreas de necrosis y microabscesos neutrofílicos focales, con algunos granulomas  infiltrando el tejido  subcutáneo . Las áreas adyacentes mostraron hiperplasia  folicular, fibrosis capsular e inmunoblastos  paracorticales dispersos. No había células de  Reed-Sternberg u otra evidencia de linfoma u otros cánceres. Una tinción para bacilos acidorresistentes mostró organismos ocasionales. La tinción de Fite  y con metenamina-plata de Grocott fue negativa.

 

 



Figura 3. Muestra escisional de ganglio linfático inguinal izquierdo.

La tinción con hematoxilina y eosina de una sección transversal del ganglio linfático extirpado se muestra en una imagen de diapositiva completa en bajo aumento (Panel A) y con gran aumento (Paneles B y C). La muestra muestra una necrosis extensa. (Panel A, flechas), con grandes áreas de necrosis (Panel B, asterisco) presentes en todo el ganglio linfático y gigantes células de tipo Langerhans (Panel C, flechas) adyacentes a histiocitos en empalizada alrededor de áreas de necrosis. La tinción de Ziehl-Neelsen modificada  (paneles D y E) muestra bacilos acidorresistentes (flechas).

 

 

Se realizaron más estudios para identificar los organismos acidorresistentes. El examen de un frotis ganglionar  para bacilos ácido-resistentes fue negativo, lo cual no es sorprendente, porque este método puede detectar solo una alta concentración de organismos, mientras que el cultivo puede detectar una concentración nivel mucho más baja. El día 23 de incubación en caldo líquido, se detectó crecimiento de micobacterias.

Al examinar un nuevo frotis realizado directamente del caldo líquido, el organismo mostró cordones, una característica morfológica consistente con M. tuberculosis. En última instancia, una sonda de ADN del organismo identificó M. tuberculosis, y se estableció el diagnóstico de linfadenitis tuberculosa.

 

DIAGNÓSTICO PATOLÓGICO

LINFADENITIS POR MYCOBACTERIUM TUBERCULOSIS.

 

 

DISCUSIÓN DEL MANEJO

Cuando este paciente  por lo demás saludable se presentó para evaluación 3 meses antes del ingreso actual, estaba asintomático y un IGRA fue negativo. Varias semanas antes del ingreso actual, se consideró una biopsia de ganglio linfático como no diagnóstica. La totalidad de la información en ese momento nos puso lejos de un diagnóstico de tuberculosis latente o activa. Sin embargo, en retrospectiva, tenía una sólida historia de exposición a familiares con tuberculosis activa. Aunque el diagnóstico de su linfadenopatía eventualmente habría llevado a una biopsia  por escisión  de un ganglio linfático inguinal, la evaluación se  aceleró por el desarrollo de trombocitopenia inmunitaria grave.

La trombocitopenia inmunitaria ha estado asociada  con tuberculosis  pulmonar y extrapulmonar activa en varias series de casos en contextos con una alta prevalencia de la enfermedad tuberculosa, 6-8 pero se estima que es la única manifestación de infección sólo en el 1% de los casos.9 El mecanismo subyacente de  la asociación no se conoce pero se piensa que puede ser inmunomediada; hipótesis alternativas incluyen infiltración de médula ósea y secuestro esplénico. En este caso, a pesar de una prueba negativa de anticuerpos antiplaquetarios, la destrucción mediada por anticuerpos de las  plaquetas se consideró como la causa más probable de la disminución aguda del recuento de plaquetas. Un frotis de sangre periférica no mostró evidencia de anemia hemolítica microangiopática. En la mayoría de los casos notificados de trombocitopenia inmune  asociada con tuberculosis activa, el recuento de plaquetas se recuperó variassemanas después del inicio de la terapia antituberculosa e inmunosupresión.

Después de la identificación de los bacilos acidorresistentes como M. tuberculosis, se descartó afectación pulmonar y luego la terapia estándar de cuatro medicamentos con rifampicina, isoniazida, etambutol y pirazinamida fue iniciado. IgIV y una dosis única de prednisona fueron administrados para el tratamiento de la trombocitopenia inmune. El recuento de plaquetas aumentó a 139.000 por microlitro después de 2 semanas de la terapia. Después de 2 meses de terapia, el tratamiento con etambutol y pirazinamida fue discontinuado.

Una tomografía computarizada de seguimiento de tórax, abdomen y pelvis se obtuvo 5 meses después de la admisión hospitalaria la que mostró la resolución de la linfadenopatía difusa. Siete meses después de su hospitalización, el paciente sigue bien, y su recuento de plaquetas se mantiene estable en 138.000 por microlitro.

En la revisión de la muestra  de biopsia origina se detectó un bacilo acidorresistente en gran aumento. Puede ser muy difícil detectar un solo bacilo acidorresistente, que mide 1 a 10 μm de longitud. La sensibilidad y la especificidad de tinción histoquímica en los granulomas  necrotizantes dependen de las características de la tinción y la concentración de las micobacterias.

Entre los pacientes con cultivo positivo, la tinción de tejido incluido en parafina para bacilos acidorresistentes se informa que es positivo en 18 a 85% de los casos.10 Además, la tuberculosis extrapulmonar es una forma más leve de la enfermedad y podría estar asociada con una menor carga de organismos.11 Es importante reconocer las limitaciones de la tinción de tejido incluido en parafina para bacilos acidorresistentes  para no descartar el diagnóstico de tuberculosis sobre la base de una tinción negativa. El cultivo Micobacteriano siempre debe realizarse si hay

cualquier sospecha de infección por micobacterias.

 

DIAGNOSTICO FINAL

LINFADENITIS GRANULOMATOSA NECROTIZANTE DEBIDA A COMPLEJO DE  MYCOBACTERIUM TUBERCULOSIS.

 

 

Traducción de:

“A 35-Year-Old Man with Lymphadenopathy and Petechiae”

Philippe Armand, M.D., Ph.D., Allen P. Heeger, D.O., Sanjat Kanjilal, M.D., M.P.H., and Melissa KrystelWhittemore, M.D.

NEJM

 

https://www.nejm.org/doi/pdf/10.1056/NEJMcpc2004979

 

 

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sábado, 20 de marzo de 2021

BUSCANDO UN FORASTERO...


En este ejercicio clínico se presenta un caso que es discutido por un médico internista al que se le van proporcionando datos de la historia clínica en forma secuencial, y este analiza el cuadro a la luz de los nuevos elementos, de una manera análoga al proceso diagnóstico en la práctica real de la medicina

 

Historia

Un hombre de 44 años se presentó con fatiga y una pérdida involuntaria de peso de 7 kg durante los 6 meses anteriores e informó un historial de 2 años de dolor en la cadera y la pared torácica. Anteriormente se había presentado a otro hospital con dolor agudo en la clavícula derecha que ocurrió después de que él se había empujado a una posición de pie presionando los brazos de una silla. Una radiografía del hombro mostró una fractura en el tercio distal de la clavícula en el sitio de una lesión lítica.

 

PONENTE

La fractura después de un traumatismo mínimo es patológica y puede estar relacionada con osteomielitis, enfermedad ósea metabólica o destrucción local por un tumor óseo primario o secundario. Los tumores óseos primarios pueden ser benignos o malignos, como ocurre en pacientes con mieloma múltiple. Los tumores óseos secundarios son causados ​​con mayor frecuencia por metástasis de mama, tiroides,  pulmón o los riñón.

 

EVOLUCIÓN

El paciente no refirió fiebre, sudores nocturnos, disnea, tos, confusión, trastornos gastrointestinales,  ni síntomas como  poliuria o hematuria. Recientemente había inmigrado a los Estados Unidos. No traía registros médicos, pero informó antecedentes de cálculos renales, enfermedad renal crónica, hipertensión y tres infartos de miocardio, así como antecedentes familiares de carcinoma de células renales. Sus medicamentos incluían metoprolol, aspirina, y clopidogrel. Informó que no consumía tabaco, alcohol ni drogas recreativas. En el examen físico, parecía estar en una leve mal estado general y apoyaba su codo derecho con la mano izquierda. Estaba afebril. Su presión arterial era 149/92 mm Hg, pulso 67 latidos por minuto, frecuencia respiratoria 18 respiraciones por minuto y saturación de oxígeno 99% mientras respiraba aire ambiente. No tenía adenopatías palpables, y su cuello era flexible. La exploración cardíaca, pulmonar, abdominal, y  sistemas nervioso eran normales. El examen musculoesquelético fue notable por dolor, hinchazón y deformidad en el área sobre el extremo distal de la clavícula derecha, con piel en tienda sobre el fragmento medial. El examen neurovascular del brazo derecho fue normal.

 

PONENTE

Los síntomas constitucionales del paciente despiertan una mayor preocupación por el cáncer, posiblemente mieloma múltiple o un tumor sólido en  hueso. Otras causas menos probables incluyen osteomielitis crónica y enfermedad ósea de Paget. El hiperparatiroidismo primario es también posible dado que la fractura se produjo en el sitio de una lesión ósea lítica (un hallazgo que puede ser compatible con osteítis fibrosa quística) y que tiene antecedentes de nefrolitiasis. El carcinoma de células renales sigue siendo una preocupación potencial, especialmente dada la historia familiar.

 

EVOLUCIÓN

El recuento de glóbulos blancos fue de 18,300 por microlitro con un recuento diferencial normal y el recuento de plaquetas era normal. El nivel de hemoglobina fue de 16,4 g por decilitro. El nivel de nitrógeno ureico en sangre fue de 28 mg por decilitro, y el nivel de creatinina 2,3 mg por decilitro, con un nivel de referencia de 1,8 mg por decilitro. El nivel de calcio sérico fue de 14,3 mg por decilitro (rango normal, 8.0 a 10.5 mg por decilitro), el nivel de calcio corregido 14,5 mg por decilitro, y el nivel de albúmina 3,8 mg por decilitro. El nivel sérico de fósforo fue de 2,5 mg por decilitro (normal rango, 2.7 a 4.5), fosfatasa alcalina 621 unidades por litro (rango normal, 25 a 100) y proteínas totales 7,3 g por decilitro (rango normal, 6,8 a 8,6). Los niveles de alanina aminotransferasa, aspartato aminotransferasa, γ-glutamiltransferasa y electrolitos estaban dentro de los límites normales. La electroforesis de proteínas en suero y orina no mostró gamapatías monoclonales.

 

PONENTE

Un nivel elevado de calcio sérico combinado con fatiga, pérdida de peso y fractura patológica coloca al cáncer en la cima del diagnóstico diferencial, pero el hiperparatiroidismo primario también es una consideración. Estas dos condiciones explican más del 90% de los casos de hipercalcemia.  El hiperparatiroidismo primario es la causa más común en el ámbito ambulatorio, mientras que el cáncer es la causa más común en pacientes hospitalizados. La leucocitosis podría ser compatible con lo último (es decir, leucocitosis paraneoplásica). El nivel bajo de fósforo sérico sugiere un aumento del nivel de hormona paratiroidea (PTH) o un cáncer epitelioide (p. ej., carcinoma de pulmón de células escamosas) asociado con un nivel elevado de péptido relacionado a la PTH  (PTHrP).

La hipercalcemia puede explicar el empeoramiento de la  función renal. La ausencia de anemia argumenta contra el mieloma múltiple o la pérdida crónica de sangre, pero sería útil repetir la evaluación del nivel de hemoglobina después de la  administración de líquido intravenoso, ya que la hemoconcentración se puede asociar probablemente  con hipercalcemia marcada.

La ausencia de una paraproteína o un pico monoclonal argumenta en contra del mieloma múltiple. El carcinoma de células renales puede secretar PTHrP y en raras ocasiones tanto PTHrP como PTH. La combinación de un nivel elevado de fosfatasa alcalina y un nivel normal de γ-glutamiltransferasa indica enfermedad ósea. Además, la importante elevación en el nivel de fosfatasa alcalina en un paciente con fractura es poco probable que se deba únicamente a aumento del recambio óseo asociado con la formación del callo óseo, sino que sugiere enfermedad ósea  más extensa. No hay linfadenopatía ni hepatoesplenomegalia que sugieran  que un linfoma o una enfermedad granulomatosa sean la causa de la hipercalcemia pero estos diagnósticos no pueden descartarse.

Dada la confirmación de la hipercalcemia, está indicada la medición del nivel de PTH en suero para diferenciar las hipercalcemias mediadas por PTH de las hipercalcemias no mediadas por PTH. Los niveles  elevados o inapropiadamente normales de PTH generalmente hiperparatiroidismo primario, pero también puede indicar una  hipercalcemia hipocalciúrica familiar  o hiperparatiroidismo terciario. Niveles bajos de PTH en general sugieren cáncer (excepto en casos de carcinoma de paratiroides y secreción ectópica de PTH de un tumor no paratiroideo), enfermedad granulomatosa o intoxicación por vitamina D.

A la espera de más resultados de pruebas, la hipercalcemia debe tratarse con prontitud, inicialmente con administración intravenosa solución salina normal isotónica ajustada a mantener la producción de orina de 100 a 150 ml por hora. Si la hidratación es insuficientemente efectiva, la solución salina debe ser seguida por la administración intravenosa  de bisfosfonato o denosumab. Aunque la insuficiencia renal del paciente contraindica el uso de un bisfosfonato para   el tratamiento de la osteoporosis, el nivel de creatinina, de 2,3 mg por decilitro, no contraindicaría su uso en el tratamiento de la hipercalcemia. Denosumab, si está disponible, se prefiere en casos de insuficiencia renal grave. La  administración subcutánea de calcitonina puede ser un complemento útil inicialmente, ya que funciona más rápidamente que los bisfosfonatos o el denosumab, aunque su uso está limitado por el rápido desarrollo de taquifilaxia. Los diuréticos de asa promueven calciuresis y puede ser útil en pacientes con signos de sobrecarga de volumen.

 

EVOLUCIÓN

El nivel de PTH en suero fue de 4023 pg por mililitro (rango normal, 11 a 90), el nivel de  25-hidroxivitamina D 24 ng por mililitro (un nivel mayor de 20 ng por mililitro se considera suficiente), y la 1,25-dihidroxivitamina D nivel 71 pg mililitro (rango normal, 28 a 72). El nivel de PTHrP fue 14 pg mililitros (rango normal, 14 a 27). Se obtuvo una radiografía de tórax que  mostró múltiples  lesiones líticas en las costillas y clavícula derecha, múltiples fracturas de costillas y la fractura descrita anteriormente de la clavícula derecha, todo lo cual sugiere enfermedad metastásica. Una tomografía computarizada (TC) de tórax, abdomen y pelvis y una tomografía por emisión de positrones con 18F-fluorodesoxiglucosa (FDG-PET) corporal total mostró múltiples lesiones hipermetabólicas en las costillas, clavícula derecha y pelvis. Había  también una masa mediastínica anterior bien circunscrita que medía 3,7 cm en su diámetro más grande, que mostró una leve avidez por FDG. Ambos riñones estaban atróficos y contenían múltiples cálculos  no obstructivos. Había asimismo calcificaciones ateroscleróticas de la aorta toráciica, sus ramas principales y las arterias coronarias (Fig. 1).

Se administraron líquidos y 4 mg de ácido zoledrónico. por vía intravenosa, y después de 3 días el nivel de calcio del paciente corregido por albúmina había disminuido a 10 mg por decilitro, y el nivel de creatinina sérica a 1,9 mg por decilitro. Al repetir la medición, la hemoglobina el nivel había disminuido a 15,1 g por decilitro.

 

 



Figura 1. Resultados de la TC axial y la PET de tórax.

Una tomografía computarizada (TC) muestra una masa en el mediastino anterior (Panel A, flecha) que mide 2,9 por 3,7 por 2 cm. Los huesos, incluidas las costillas, el esternón, y un cuerpo vertebral, se indican con puntas de flecha. Una  tomografía por emisión de positrones (PET) muestra una masa mediastínica hipermetabólica (Panel B, flecha) con actividad ósea difusamente hipermetabólica que incluye la costillas, el esternón y un cuerpo vertebral (puntas de flecha).

 

 

PONENTE

El alto nivel de PTH es consistente con hipercalcemia  mediada por PTH. El grado de elevación de calcio y PTH junto con una baja en el nivel de fósforo deja el hiperparatiroidismo primario como el diagnóstico más probable. Las causas más comunes de hiperparatiroidismo primario son los adenomas de paratiroides y la hiperplasia glandular, pero en este paciente el extremadamente alto nivel de PTH sugiere carcinoma de paratiroides.

La masa mediastínica anterior observada en la TC y FDG-PET puede representar una masa tímica, un linfoma, un tumor de células germinales o tejido tiroideo o paratiroideo intratorácico. Durante la embriogénesis, las glándulas paratiroides descienden al cuello; las glándulas inferiores viajan con el timo y pueden ser llevadas a ubicaciones dentro o adyacentes al timo en el mediastino anterior. Una neoplasia  ectópica de paratiroides explicaría la hipercalcemia de este paciente con niveles tan elevados de PTH.

 

EVOLUCIÓN

Sae obtuvo una gammagrafía plana con sestamibi marcado con tecnecio-99m que no mostró captación anormal compatible con un adenoma paratiroideo.

 

PONENTE

Dado el marcado grado de elevación de la PTH, la detección de un tumor paratiroideo en la imagen hubiera sido de esperar, pero los tumores ectópicos posiblemente que no se detecten en el escaneo de sestamibi si el escaneo se limita al cuello y no incluye el tórax. Otros estudios de imágenes, incluidos la TC y RMN  cuatridimensionales pueden ser valiosos cuando los resultados del escaneo  con sestamibi no son concluyentes.

 

EVOLUCIÓN

El equipo médico extrahospitalario había sospechado cáncer metastásico con múltiples lesiones óseas además del hiperparatiroidismo. Se realizó una biopsia de la lesión más accesible en la clavícula derecha cuyo  análisis patológico reveló células gigantes multinucleadas en un fondo fibroso, con deposición de hemosiderina y hemorragia intersticial, hallazgos consistentes con tumor pardo. No se identificaron células malignas.

El paciente fue derivado a endocrinología. Al revisar la gammagrafía con sestamibi, el endocrinólogo señaló que no incluía una vista completa del tórax e identificó una pequeña área de captación del isótopo en el borde inferior del campo (Fig. 2).

 

 


Figura 2. Scan plano con sestamibi de la paratiroides.

Un scan anteroposterior temprano del cuello muestra atrapamiento de una glándula tiroides adenomatosa agrandada (Panel A, flecha), y una exploración anteroposterior retrasada del cuello muestra un lavado incompleto del radiotrazador de la tiroides (Panel B, flecha). No hay retención de sestamibi en el cuello en las imágenes tempranas o tardías, lo cual es consistente con un adenoma paratiroideo. Sin embargo, el borde inferior de la imagen inicial muestra una estructura con captación del radiotrazador (punta de flecha) que no está en el campo de visión de la imagen retrasada.

 

PONENTE

Los tumores pardos son el resultado esquelético de hiperparatiroidismo primario no reconocido (osteítis fibrosa quística) y son típicamente lesiones óseas radiolúcidas expansibles que pueden tener un aspecto multilocular en las imágenes. Ellos se encuentran con poca frecuencia en la práctica actual dado que el hiperparatiroidismo se detecta típicamente temprano a través de la identificación de hipercalcemia en análisis químico de rutina.

 

EVOLUCIÓN

Se realizó una exploración con sestamibi de nuevo, esta vez  incluyendo imágenes del tórax la cualmostró una avidez isotópica en la masa que se había identificado  dentro del mediastino en PET-TC (fig. 3).

Una evaluación de la densidad mineral ósea mostró osteoporosis en el tercio distal del radio no dominante y osteopenia en la columna lumbar y cuello femoral.

 

 


Figura 3. Scan planar con sestamibi de la paratiroides, con y sin fusión con TC.

Una imagen anteroposterior retrasada del cuello y el tórax (panel A) muestra una captación persistente en el mediastino anterior (flecha), sin atrapamiento de sestamibi en el cuello (punta de flecha negra). Fusión manual de imágenes de sestamibi con una imagen coronal del corazón obtenida en la TC muestra la captación del radiotrazador en la masa mediastínica anterior (Panel B, flecha), hallazgo compatible con neoplasia de paratiroides. Las puntas de flecha azules en los Paneles A y B muestran una captación normal del  trazador en el corazón.

 

PONENTE

El escaneo con sestamibi, que ahora proporcionó un apropiado campo de visión, confirmó que lo que había sido visto como hiperparatiroidismo primario era en realidad secundario a una glándula paratiroidea ectópica, mediastínica hiperfuncionante. La hipercalcemia severa, los niveles de PTH notablemente altos, y el grado de afectación renal y esquelética sugieren un carcinoma de paratiroides ectópico.

La puntuación T más baja en el antebrazo, que tiene más hueso cortical que el esqueleto axial, es coherente con el mayor efecto de la PTH en hueso cortical que hueso trabecular.

 

EVOLUCIÓN

El paciente fue derivado a cirugía cardiotorácica para resección de LA masa mediastínica. Durante la cirugía su nivel de PTH bajó de 4166 a 261 pg por mililitro, y para el día 5 postoperatorio había disminuido a 87 pg por mililitro. Su postoperatorio se complicó por una profunda y prolongada hipocalcemia para la cual se administró una infusión intravenosa de calcio, calcitriol y colecalciferol.

 

PONENTE

La hipocalcemia severa es consistente con síndrome del hueso hambriento. La paratiroidectomía es seguido de una fuerte caída en los niveles de PTH. Las glándulas paratiroides restantes están típicamente atróficas y funcionalmente hipoparatiroideas, una condición que resulta en una rápida afluencia de calcio y fosfato en los huesos profundamente  desmineralizados.

 

EVOLUCIÓN

La masa resecada consistió en un tumor paratiroideo hipercelular encapsulado, de 2,5 cm en su mayor dimensión, con atipia celular y múltiples nidos de pequeños tumores dentro de la cápsula fibrosa. Un tumor de 0,5 cm bien definido y separado se identificó como un nódulo en tejido adiposo adyacente. La tinción inmunohistológica del nódulo fue positivo para PTH, citoqueratina y cromogranina, y tenía un índice de proliferación Ki-67 del 7%.

 

PONENTE

La diferenciación histológica de un adenoma paratiroideo atípico y un carcinoma pueden ser un desafío, y las pruebas inmunohistoquímicas pueden ser útiles. Es más útil obtener un panel de marcadores que cualquier marcador individual; la tinción para PTH, cromogranina y citoqueratina son consistentes con tejido paratiroideo. El elevado índice de proliferación Ki-67 sugiere cáncer. Parafibromina, una proteína codificada por el gen supresor tumoral  CDC73 (también conocido como HRPT2), es el indicador más constantemente útil y también debe serinvestigado. En el momento de la presentación esta prueba no estaba disponible en nuestra institución. La ausencia  completa difusa de parafibromina nuclear en la tinción es característica de las mutaciones de la línea somática y germinal del CDC73 asociadas con ambas formas esporádicas y heredadas de carcinoma de paratiroides

La edad del paciente (menos de 45 años), antecedentes familiares de carcinoma de células renales y los hallazgos patológicos apoyan las pruebas genéticas para la mutación CDC73 de la línea germinal para descartar el síndrome de hiperparatiroidismo-tumor de la mandíbula (hyperparathyroidism-jaw tumour síndrome) (HPT-JT), que se caracteriza por tumores paratiroideos que a menudo son carcinomas, fibromas osificantes de la mandíbula, tumores renales o varios otros tipos de tumor.

 

EVOLUCIÓN

El paciente fue dado de alta con grandes dosis de calcio y calcitriol para mantener la normocalcemia, y este tratamiento fue necesario durante los siguientes  6 meses. Las pruebas genéticas para HPT-JT fueron negativas.

Se planificó un seguimiento estrecho para evaluar recurrencia de la enfermedad. Cinco años después de la cirugía cardiotorácica, el nivel de PTH había aumentado a 368 pg por mililitro, el nivel de calcio corregido por albúmina fue 10,2 mg decilitro y el nivel de 25-hidroxivitamina D estaba en el rango normal. Un estudio de fusión de sestamibi– tomografía computarizada de emisión de fotón único mostró una nueva lesión de 1,3 cm en el mediastino que sugirió recurrencia del cáncer, pero no hubo nuevas fracturas y las lesiones óseas se mantuvieron estables.

Hubo un aumento en la densidad mineral ósea de 6,8% en el radio distal y 5,6% en columna vertebral lumbar pero una disminución del 10,6% en el cuello femoral. El nivel de creatinina se mantuvo estable en 1.8 mg por decilitro, pero un nuevo cálculo renal no obstructivo, que medía 7 mm en su dimensión más grande, fue detectado. Fue remitido de nuevo a cirugía torácica para obtener más imágenes de diagnóstico, pero posteriormente se perdió  durante el seguimiento, a pesar de los esfuerzos para ponerse  en contacto con él.

 

PONENTE

La recurrencia del cáncer de paratiroides es común y típicamente se manifiesta como un aumento gradual en suero de los niveles de calcio y PTH. La citorreducción quirúrgica  es el tratamiento de elección para la enfermedad recurrente o metastásica. La vigilancia  tumoral  de por vida, debe realizarse mediante el seguimiento de los niveles de PTH y calcio.

 

 

COMENTARIO

El paciente, un hombre de 44 años que se presentó con múltiples lesiones óseas líticas y una fractura por fragilidad en el sitio de un área de osteítis fibroquística previamente no reconocida, tenía hipercalcemia severa que resultó ser secundaria  a hiperparatiroidismo primario. Su nivel de PTH extremadamente alta, junto con resultados negativos en la imagen de las glándulas paratiroides y la detección de una masa mediastínica en las imágenes de tórax, condujo al diagnóstico de un carcinoma paratiroides ectópico. El paciente tenía enfermedad renal crónica, nefrolitiasis recurrente, calcificación vascular acelerada y osteoporosis, todos  órganos terminales de los efectos del hiperparatiroidismo primario.

El nivel de calcio marcadamente elevado en un paciente con enfermedad ósea generalizada sugería fuertemente cáncer. Sin embargo, el nivel  marcadamente elevado de PTH redirigió el diagnóstico diferencial porque la hipercalcemia asociada al cáncer típicamente resulta en niveles bajos de PTH, con raras excepciones de cáncer de paratiroides y o de la producción ectópica de PTH a partir de un tumor no paratiroideo.1 La biopsia diagnóstica confirmó enfermedad ósea típica del hiperparatiroidismo primario, y la ubicación ectópica del tumor mediastínico asociado a un nivel de  PTH marcadamente elevada despertó preocupación por el cáncer de paratiroides.

La hipercalcemia severa se define como un nivel de calcio en suero corregido por albúmina de más de 14 mg por decilitro.2 La causa más común en pacientes hospitalizados es la hipercalcemia de la malignidad.

Todos los pacientes con hipercalcemia grave requieren un tratamiento acelerado para corregir la hipercalcemia y restaurar la euvolemia mientras que el desorden está siendo determinado para lograr un tratamiento definitivo 3

El cáncer de paratiroides es poco común y representa menos del 1% de los casos de hiperparatiroidismo primario y el 0,005% de todos los cánceres en los Estados Unidos.

La enfermedad renal crónica y la  irradiación previa del cuello se han asociado con un aumento

incidencia, y el cáncer de paratiroides puede ocurrir como parte de un síndrome familiar.4 Puede ser difícil discernir la diferencia histológica entre adenomas atípicos y carcinoma. Hallazgos que indican un diagnóstico de cáncer de paratiroides incluyen invasión local más allá de la cápsula tumoral, metástasis a los ganglios linfáticos o a distancia y recidiva local.

Además de la evaluación histológica de rutina, el uso de un panel de marcadores inmunohistoquímico puede ayudar en el diagnóstico. En un informe, un panel que incluía parafibromina, galectina 3, PGP9.5 y Ki-67 tenían una sensibilidad combinada del 79% y especificidad del 100% para carcinoma de paratiroides.5 Cuando se sospecha   el síndrome HPT-J se realizan pruebas genéticas para una mutación de la línea germinal en CDC73.6 En algunos casos, un diagnóstico definitivo no se puede hacer sobre la base de la evaluación histológica sola, pero se hace evidente cuando recidiva local o metástasis a distancia 7-9 El cáncer de paratiroides puede hacer metástasis al pulmón, los huesos y el hígado. La diferenciación radiográfica de un tumor pardo  de un cáncer metastásico al hueso puede ser un desafío.  La PET-CT- 68Ga-Dotatate puede ser útil, ya que Dotatate se acumula en las lesiones óseas metastásicas pero no en los  tumores pardos.10

El único tratamiento curativo para el cáncer  de paratiroides es una cirugía con disección en bloque. La radioterapia auxiliar tiene un beneficio limitado (su uso se ha informado sólo en pequeños estudios observacionales), 4 y no se ha demostrado que la quimioterapia pueda ser beneficiosa. Si no se puede realizar la cirugía de manera oportuna o el paciente no es un candidato  quirúrgico, cinacalcet añadido a un régimen de bisfosfonato o denosumab o ambos pueden mejorar la hipercalcemia, el principal impulsor de morbilidad y mortalidad. Cinacalcet, que aumenta la sensibilidad del sensor del receptor de calcio, se ha asociado con una reducción de la secreción de PTH y niveles de calcio sérico y está indicado para el tratamiento de la hipercalcemia en pacientes con cáncer de paratiroides.

Los datos limitados de informes de casos o series han sugerido una mejora transitoria en la PTH y niveles de calcio después de la inyección percutánea de alcohol en pacientes con enfermedad recurrente localizada en el cuello o ablación por radiofrecuencia (con o sin embolización arterial transcatéter) en pacientes con metástasis irresecables de pulmón e hígado 4

El hiperparatiroidismo primario de larga duración probablemente ha contribuido a algunos de los problemas de este paciente. La hipercalcemia reduce la tasa de filtración glomerular por vasoconstricción de la arteriola glomerular aferente y depleción de volumen, que resulta de la natriuresis, poliuria, y la capacidad alterada del cuerpo para concentrar la orina cuando hay una disminución de la reabsorción del sodio en el túbulo proximal. Hipercalcemia también es una causa de diabetes insípida  nefrogénica y contribuye al desarrollo de tanto nefrolitiasis como nefrocalcinosis.11 Hipertensión es frecuente en pacientes con hiperparatiroidismo, y elevaciones sostenidas en niveles de PTH, calcio o ambos se han asociado con vasoconstricción, catecolaminas elevadas niveles y exceso de aldosterona. Además, la hipercalcemia crónica está asociada con el depósito de calcio en las arterias coronarias.12,13

Este caso destaca las manifestaciones  clínicas generalizadas, consideraciones de diagnóstico y enfoques para el tratamiento de la hipercalcemia grave e hiperparatiroidismo primario que surge de un carcinoma de paratiroides localizado ectópicamente.

 

 

Traducción de:

"Looking for the Outsider"

Danica M. Vodopivec, M.D., Dylan D. Thomas, M.D., Nadine E. Palermo, D.O., Devin W. Steenkamp, M.B., Ch.B., and Stephanie L. Lee, M.D., Ph.D.

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcps2004935

 

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