Una mujer de 47 años fue vista en una clínica reumatológica debido a adormecimiento y dolor en piernas asociado a rash.
La paciente había estado bien hasta hacía 2 años, cuando comenzó con adormecimiento, primero en cara lateral de pierna, tobillo y pie izquierdos, y después en una distribución idéntica del lado derecho. Aproximadamente 3 meses más tarde, desarrolló dolor en la región media del pie izquierdo seguido de dolor en la misma distribución en el pie derecho. Durante los siguientes 9 meses, el dolor se extendió hasta afectar ambas piernas en forma difusa. Un año antes de la consulta, desarrolló una inflamación aguda distal de la pierna izquierda después de un viaje en avión.
Una ultrasonografía llevada a cabo en otro hospital no mostró evidencias de trombosis venosa profunda. La inflamación desapareció espontáneamente en un período de 2 semanas. Seis a ocho meses antes de la actual evaluación, una coloración moteada en ambos pies tobillos y miembros inferiores, algunos nódulos aislados dolorosos de hasta 1,5 cm de diámetro que se blanqueaban parcialmente a la vitropresión.
Los resultados de laboratorio se muestran en la Tabla 1.
Clickear sobre la imagen para ampliarla.
Aproximadamente 8 semanas antes de la presentación, la paciente vio a su clínico. Los estudios ordenados en ese momento mostraron nivel sérico de electrolitos, albúmina, globulinas, TSH, ferritina, folato, vitamina B12 y test de función hepática y renal fueron todos normales. Los resultados de otros tests de laboratorio se muestran en la Tabla 1. Al día siguiente, un dermatólogo llevó a cabo una biopsia de piel en la región de la sien izquierda.
El examen histopatológico de la mostró inflamación perivascular y perifolicular con telangiectasias, que se interpretaron como dermatitis rosácea-like. Una semana más tarde, el examen histopatológico de una biopsia de un nódulo cutáneo en la región del tobillo izquierdo reveló un infiltrado linfohistiocitario focal, alrededor de una arteria muscular en el subcutáneo, sin evidencias de vasculitis o eritema nodoso.
Tres semanas antes de la consulta, la paciente vio a un reumatólogo particular. La paciente reportó en ese momento una historia personal de ojos secos (por lo que usaba gotas oftálmicas de ciclosporina), y adormecimiento, hormigueos, y cambios de color en los dedos de las manos en condiciones de frío extremo, sin palidez digital. La presión sanguínea era de 126/80 mmHg, el peso 57,8 kg, y la altura de 163,2 cm. Había una leve crepitación en la flexión pasiva de las rodillas, sin derrame articular.
Había lesiones eritematosas dispersas en cara, región anterior del tórax que desaparecían a la vitropresión. Había áreas irregulares de eritema en los pies y en las piernas que desaparecían parcialmente con la vitropresión. Se obsevaban nódulos. El resto del examen era normal. Los resultados de la electroforesis sérica, urinaria, y la inmunofijación (que detecta inmunoglobulinas y anticuerpos monoclonales en sangre y orina) eran normales. Otros resultados de laboratorio se muestran en la Tabla 1. Una semana más tarde, volvió al reumatólogo debido a dolor e hinchazón del tobillo izquierdo de 3 a 4 días de evolución. Un leve aumento de temperatura. Había un leve aumento de temperatura local y dolor a la palpación alrededor del maléolo, con un área de eritema de 1 cm de aspecto redondeado. El rango de movimiento en ambos tobillos era normal, y no había evidencias de entesopatía en la inserción del tendón de Aquiles. La fascia plantar no dolía a la palpación. No había sensibilidad a la exploración con pinchazos en las zonas maleolares. La eritrosedimentación era normal.
Dos semanas más tarde, vio a un reumatólogo de este hospital. En ese examen la paciente no reveló xerostomía, dolor o inflamación de articulaciones, debilidad, alopecía, rash malar, úlceras orales o de la lengua, linfadenopatía, dificultad respiratoria, dolor torácico, fiebre, sudoración nocturna, o cambios en el peso.
Ella había tenido varicela en su niñez, hipertensión leve de 10 años de evolución, y una peritonitis apendicular 15 años antes. Trabajaba como asesora fiscal, tomaba alcohol socialmente, y no fumaba. Su madre había tenido síndrome de Sjögren, hepatitis autoinmune, y enfermedad pulmonar intersticial pulmonar de la que había fallecido. Su padre había tenido neuropatía cuando era anciano. Una hermana mayor había presentado un año antes un cuadro diagnosticado como “vasculitis”. Una pariente materna tenía antecedentes de síndrome de Sjögren, pero no conocía detalles. La medicación de la paciente incluía vitaminas, anticonceptivos, y gotas oftálmicas de ciclosporina. Ella era alérgica a las sulfas.
En el examen, los signos vitales eran normales. El examen de la piel (Figura 1) demostró coloración moteada desde la mitad de la pantorrilla hacia distal, sugestiva de livedo reticularis. Un nódulo doloroso de 3 cm de diámetro estaba presente justo debajo del maléolo externo izquierdo; dos lesiones más chicas, y menos dolorosas estaban presentes en la misma área. Había pequeñas áreas coloreadas de aspecto aporcelanado en ambas piernas que la paciente dijo correspondían a antiguos nódulos. Había una disminución de la sensibilidad superficial en la parte central de ambos pies. No había dilatación capilar en los lechos ungueales, fenómeno de Raynaud, o inflamación o deformidad articulares. El resto del examen era normal.
La TAC de tórax y abdomen no mostró adenopatías ni infiltrados pulmonares. El recuento de glóbulos blancos era de 3000/mm3, con un recuento diferencial normal, hematocrito, hemoglobina, y recuento de plaquetas normales; el examen del frotis de sangre periférica no reveló anormalidades en las células blancas, rojas ni plaquetas.
Se llevó a cabo un procedimiento diagnóstico.
Cuál es el diagnóstico?
Una biopsia de piel puede estrechar un poco la lista de diagnósticos diferenciales separando los procesos inflamatorios de los procesos trombóticos. Biopsias de piel tomadas de al menos tres áreas de piel, que incluyan las zonas de atrophie blanche, la zona decolorada de la grasa subcutánea, aporta al diagnóstico en 80% de los casos de livedo reticularis. (2) Sin embargo, la biopsia de un nódulo subcutáneo podría haber sido de mayor ayuda.
Los pacientes con LES y vasculitis de mediano calibre tienen mayor prevalencia de mononeuritis múltiple, vasculitis visceral, y lesiones cutáneas isquémicas, pero menos probablemente esas pacientes tienen rash malar o lesiones discoides.(6)
Noventa y nueve por ciento de los pacientes con LES tienen FAN positivos. (7) Existen sin embargo LES con FAN verdaderos negativos, que son más raros aún después de introducida la técnica usando sustrato con células Hep-2. (8) Los pacientes con FAN negativos, a menudo tienen anticuerpos anti Ro(SS-A) o síndrome antifosfolipídico secundario. Esta paciente puede tener un LES FAN negativo.
Síndrome de Sjögren
Síndrome antifosfolipídico
Vasculopatía livedoide
Resumen
Poliarteritis nodosa cutánea.
LES FAN negativo con vasculopatía livedoide; no se puede descartar síndrome antifosfolipídico secundario
La vasculopatía livedoide se caracteriza histológicamente por una fina y aplanada epidermis, hialinización segmentaria de pequeños vasos en la dermis superficial, inflamación endotelial y capilares dilatados con asas tortuosas. La extravasación de células rojas con o sin hemosiderina, microtrombos, e infiltrados linfocitarios perivasculares son típicos. La ausencia de necrosis fibrinoide e inflamación de la pared de los vasos diferencia esta condición de las vasculitis. (21,22) La patofisiología de esta condición no es totalmente comprendida, y las hipótesis incluyen formación de pequeños trombos de fibrina alrededor de los pequeños vasos debido a escape de fibrina en la insuficiencia venosa crónica, atrapamiento de células blancas y subsecuente daño endotelial secundario a la hipertensión venosa, y activación de la vía procoagulante por anticuerpos antifosfolídicos; diferentes combinaciones de esos mecanismos pueden operar en diferentes contextos clínicos. (3,23) El daño de pequeñas venas cutáneas probablemente el cuadro clínico de la livedo reticularis (Figura 3)
Una potencial explicación para los conflictivos resultados de los FAN podría ser que entre la primera muestra, tomada en un laboratorio comercial, y la tomada en el ingreso a nuestro hospital hubo un intervalo de 8 semanas. Sin embargo, en pacientes con LES, los autoanticuerpos están presentes muchos meses a años antes del desarrollo de síntomas de LES. (24) Así, parece improbable que los FAN hayan sido negativos 8 semanas antes. Más aún, posteriormente se enviaron muestras de este paciente al mismo laboratorio comercial, y nuevamente los FAN fueron informados como negativos.
La explicación más probable para estos resultados conflictivos de FAN en este caso, es el uso de diferentes tests de screening para FAN. El laboratorio de inmunología clínica de este hospital usa inmunofluorescencia indirecta y células de la línea celular de carcinoma epidermoide (HEp-2) para investigar FAN.
La experiencia con este paciente sugiere que el cambio en el método de testeo puede ocasionar un fallo en diagnosticar una enfermedad sistémica autoinmune. Recientes reportes sugieren que la sensibilidad con el método de perlas fluorescentes para el diagnóstico de LES puede ser tan bajo como 49 a 58%. (26,27) Este caso ilustra la importancia del conocimiento del clínico, de cómo el laboratorio lleva a cabo los tests de screening para FAN. Si LES u otra enfermedad autoinmune sistémica es sospechada, pero el test de screening para FAN por método de ELISA o perlas fluorescentes son negativos, el test debe repetirse usando inmunofluorescencia indirecta con sustrato de células HEp-2.
La combinación de hallazgos en las tres biopsias, el FAN positivo, el anticuerpo anti dsDNA, y los elevados niveles de IgG anticardiolipinas sostienen el diagnóstico de vasculopatía livedoide asociada a LES.
Discusión del manejo
Nosotros optamos para tratar a esta paciente aspirina en dosis bajas e hidroxicloroquina, y planeamos el uso de warfarina, si la paciente no respondía al tratamiento inicial. Cuatro meses después de la presentación en nuestro hospital, había cesado la aparición de nódulos nuevos, la apariencia livedoide de las piernas se había resuelto, y, tanto el dolor como el adormecimiento habían mejorado.
La paciente: En el momento en que consulté con el Dr Stone, estaba virtualmente postrada. Mi mejoramiento fue muy gradual, pero después de 3 a 4 semanas de tratamiento, la inflamación y después el dolor mejoraron. Cuando llegué a Boston (desde entonces mi ciudad favorita) para ver al Dr Stone, no podía caminar o ir al museo. Ayer, caminé casi todo el centro de Boston virtualmente libre de dolor, mientras pensaba que esto era un milagro.
Diagnóstico anatomopatológico:Vaculopatía mediada por linfocitos, con microtrombos de fibrina e hialinización vascular (vasculopatía livedoide) secundaria a LES
Traducido de:
Case 5-2009 — A 47-Year-Old Woman with a Rash and Numbness and Pain in the Legs
Daniela Kroshinsky, M.D., John H. Stone, M.D., M.P.H., Donald B. Bloch, M.D., and Alireza Sepehr, M.D
Volume 360: 711-720. February 12, 2009. Number 7
CASE RECORDS OF THE MASSACHUSETTS GENERAL HOSPITAL
The New England Journal of Medicine
Source Information
From the Departments of Dermatology (D.K.); Rheumatology, Allergy, and Immunology (J.H.S., D.B.B.); and Pathology (A.S.), Massachusetts General Hospital; and the Departments of Dermatology (D.K.), Medicine (J.H.S., D.B.B.), and Pathology (A.S.), Harvard Medical School.
References
1) Gibbs MB, English JC III, Zirwas MJ. Livedo reticularis: an update. J Am Acad Dermatol 2005;52:1009-1019. [CrossRef][ISI][Medline]
2) Uthman IW, Khamashta MA. Livedo racemosa: a striking dermatological sign for the antiphospholipid syndrome. J Rheumatol 2006;33:2379-2382. [Free Full Text]
3) Maessen-Visch MB, Koedam MI, Hamulyák K, Neumann HA. Atrophie blanche. Int J Dermatol 1999;38:161-172. [CrossRef][ISI][Medline]
4) Alegre VA, Gastineau DA, Winkelmann RK. Skin lesions associated with circulating lupus anticoagulant. Br J Dermatol 1989;120:419-429. [CrossRef][ISI][Medline]
5) Fiorentino DF. Cutaneous vasculitis. J Am Acad Dermatol 2003;48:311-340. [CrossRef][ISI][Medline]
6) Ramos-Casals M, Nardi N, Lagrutta M, et al. Vasculitis in systemic lupus erythematosus: prevalence and clinical characteristics in 670 patients. Medicine (Baltimore) 2006;85:95-104. [CrossRef][Medline]
7) Gill JM, Quisel AM, Rocca PV, Walters DT. Diagnosis of systemic lupus erythematosus. Am Fam Physician 2003;68:2179-2186. [ISI][Medline]
8) Cross LS, Aslam A, Misbah SA. Antinuclear antibody-negative lupus as a distinct diagnostic entity -- does it no longer exist? QJM 2004;97:303-308. [Free Full Text]
9) Fox RI, Stern M, Michelson P. Update in Sjögren syndrome. Curr Opin Rheumatol 2000;12:391-398. [CrossRef][ISI][Medline]
10) Papiris SA, Tsonis IA, Moutsopoulos HM. Sjögren's syndrome. Semin Respir Crit Care Med 2007;28:459-471. [CrossRef][ISI][Medline]
11) Ramos-Casals M, Brito-Zerón P, Font J. The overlap of Sjögren's syndrome with other systemic autoimmune diseases. Semin Arthritis Rheum 2007;36:246-255. [CrossRef][ISI][Medline]
12) Anaya JM, Delgado-Vega AM, Castiblanco J. Genetic basis of Sjögren's syndrome: how strong is the evidence? Clin Dev Immunol 2006;13:209-222. [CrossRef][ISI][Medline]
13) Anaya JM, Tobon GJ, Vega P, Castiblanco J. Autoimmune disease aggregation in families with primary Sjögren's syndrome. J Rheumatol 2006;33:2227-2234. [Free Full Text]
14) Priori R, Medda E, Conti F, et al. Risk factors for Sjögren's syndrome: a case-control study. Clin Exp Rheumatol 2007;25:378-384. [ISI][Medline]
15) Diógenes MJ, Diógenes PC, de Morais Carneiro RM, Neto CC, Duarte FB, Holanda RR. Cutaneous manifestations associated with antiphospholipid antibodies. Int J Dermatol 2004;43:632-637. [CrossRef][ISI][Medline]
16) Baker WF Jr, Bick RL. The clinical spectrum of antiphospholipid syndrome. Hematol Oncol Clin North Am 2008;22:33-52. [CrossRef][ISI][Medline]
17) Sammaritano LR. Antiphospholipid syndrome. South Med J 2005;98:617-625. [CrossRef][ISI][Medline]
18) Krause I, Leibovici L, Blank M, Shoenfeld Y. Clusters of disease manifestations in patients with antiphospholipid syndrome demonstrated by factor analysis. Lupus 2007;16:176-180. [Free Full Text]
19) Daoud MS, Hutton KP, Gibson LE. Cutaneous periarteritis nodosa: a clinicopathological study of 79 cases. Br J Dermatol 1997;136:706-713. [CrossRef][ISI][Medline]
20) Cardoso R, Gonçalo M, Tellechea O, et al. Livedoid vasculopathy and hypercoagulability in a patient with primary Sjögren's syndrome. Int J Dermatol 2007;46:431-434. [CrossRef][ISI][Medline]
21) Callen JP. Livedoid vasculopathy: what it is and how the patient should be evaluated and treated. Arch Dermatol 2006;142:1481-1482. [Free Full Text]
22) Jorizzo JL. Livedoid vasculopathy: what is it? Arch Dermatol 1998;134:491-493. [Free Full Text]
23) Hairston BR, Davis MD, Pittelkow MR, Ahmed I. Livedoid vasculopathy: further evidence for procoagulant pathogenesis. Arch Dermatol 2006;142:1413-1418. [Free Full Text]
24) Arbuckle MR, McClain MT, Rubertone MV, et al. Development of autoantibodies before the clinical onset of systemic lupus erythematosus. N Engl J Med 2003;349:1526-1533. [Free Full Text]
25) Tan EM, Feltkamp TE, Smolen JS, et al. Range of antinuclear antibodies in "healthy" individuals. Arthritis Rheum 1997;40:1601-1611. [ISI][Medline]
26) Bonilla E, Francis L, Allam F, et al. Immunofluorescence microscopy is superior to fluorescent beads for detection of antinuclear antibody reactivity in systemic lupus erythematosus patients. Clin Immunol 2007;124:18-21. [CrossRef][ISI][Medline]
27) Nifli AP, Notas G, Mamoulaki M, et al. Comparison of a multiplex, bead-based fluorescent assay and immunofluorescence methods for the detection of ANA and ANCA autoantibodies in human serum. J Immunol Methods 2006;311:189-197. [CrossRef][ISI][Medline]
28) Meiss F, Marsch WC, Fischer M. Livedoid vasculopathy: the role of hyperhomocysteinemia and its simple therapeutic consequences. Eur J Dermatol 2006;16:159-162. [ISI][Medline]
CASE RECORDS OF THE MASSACHUSETTS GENERAL HOSPITAL