domingo, 8 de octubre de 2023

FIEBRE PROLONGADA. Artículo de Revisión.

 

Desde hace más de un siglo se reconoce la fiebre persistente con una causa difícil de determinar. En 1907, Cabot, cofundador de las Conferencias Clínicopatológicas del Hospital General de Massachusetts, caracterizó la fiebre que duraba dos semanas o más como “fiebre prolongada”. 1 Durante las décadas siguientes, se han realizado muchos estudios sobre fiebre inexplicable utilizando diversos criterios de diagnóstico. En 1961, Petersdorf y Beeson definieron la fiebre de origen desconocido (FUO por sus siglas en inglés), como una temperatura de 38,3 °C o más durante al menos tres semanas sin diagnóstico, a pesar de una semana de investigaciones hospitalarias. 2 Con la evolución de la prestación de atención médica en el ámbito ambulatorio, los criterios revisados ​​de Durack y Street acortaron el período de investigación a 3 días de internación o al menos 3 visitas ambulatorias. 3

 

La FUO no es un fenómeno biológicamente uniforme, sino más bien una manifestación común de procesos patológicos múltiples y dispares. Existen diferentes clasificaciones para FUO que se basan en el estado inmunológico del huésped, si el paciente está hospitalizado y su historial de viajes. Por lo tanto, no sorprende que la temperatura, la duración y los criterios de evaluación de la FUO hayan evolucionado durante el último siglo. 4 Estas definiciones más nuevas generalmente se han basado en una combinación de criterios basados ​​en el tiempo y mínimamente diagnósticos. 4-6 Sin embargo, no existe un acuerdo universal sobre el tiempo límite preciso o los criterios de diagnóstico para FUO. Por ejemplo, dos estudios prospectivos de los Países Bajos definieron la FUO como una temperatura superior a 38,3 °C y que dura más de 3 semanas a pesar de un estudio extenso negativo, 5,6 reconociendo que un enfoque razonable para reducir el sesgo en los casos de FUO puede ser abandonar los criterios basados ​​en el tiempo, que pueden variar según el país de origen, en favor de una lista de investigaciones negativas (para las cuales no hay consenso). De hecho, en una revisión sistemática de FUO, el 28% de los estudios definieron FUO como fiebre después de un estudio diagnóstico mínimo no revelador, sin el uso de criterios rígidos dependientes del tiempo. 7Sin embargo, sigue siendo valioso incorporar la duración de la fiebre en la definición de FUO, para evitar el uso del término para afecciones febriles autolimitadas. Debido a la naturaleza heterogénea de la FUO, si la duración especificada debe ser de 2 semanas, 3 semanas u otro período de tiempo es una cuestión de debate y de opinión de expertos. 4

 

Por lo tanto, aunque cualquier definición propuesta de FUO es subjetiva, las características principales son la ausencia de una causa identificada de fiebre, a pesar de investigaciones razonables ya sea en el ámbito hospitalario o ambulatorio, y la persistencia de la fiebre durante un tiempo suficiente para descartar una enfermedad autolimitada. fiebres. 6,8Los médicos que atienden a pacientes febriles deben ser conscientes de estas controversias, complejidades y matices y deben abordar al paciente con posible FUO no a través de la lente de algoritmos rígidos y arbitrarios, sino más bien a través de una evaluación reflexiva y crítica de cuánto tiempo el paciente ha estado febril y si se ha realizado un conjunto exhaustivo de investigaciones. Esta última evaluación se refiere a criterios “basados ​​en la calidad” que requieren que se realice una lista de ciertas investigaciones, muchas de las cuales están impulsadas por posibles pistas de diagnóstico. Aunque las investigaciones específicas realizadas antes de que se pueda establecer un diagnóstico de FUO son discutibles, 8 generalmente se debe realizar un estudio mínimo antes de que se considere que un paciente tiene FUO ( Figura 1)., en el entendido de que las pruebas específicas realizadas pueden variar según factores epidemiológicos, del huésped, relacionados con los recursos y otros. También se entiende que las pruebas pueden realizarse no simultáneamente sino secuencialmente a medida que se descartan o descartan diagnósticos.

 

Figura 1. Algoritmo sugerido de diagnóstico y manejo de la fiebre de origen desconocido (FUO).

El enfoque debe individualizarse según el escenario clínico específico. ANA denota anticuerpos antinucleares, hemograma completo, PCR, proteína C reactiva, tomografía computarizada por TC, velocidad de sedimentación globular ESR, tomografía por emisión de positrones con FDG PET-CT 18 F-fluorodesoxiglucosa con TC, virus de inmunodeficiencia humana VIH, reacción en cadena de la polimerasa por PCR, factor reumatoide RF y tirotropina TSH.

 

 

La respuesta febril

La termometría no se generalizó hasta el trabajo pionero de Wunderlich sobre la temperatura en 1868. 9 Utilizando un instrumento de un pie de largo que tardó 20 minutos en registrarse, registró más de un millón de lecturas axilares y estableció la temperatura corporal normal en 37,0°C (98,6°F). Sin embargo, desde el siglo XIX, el cuerpo humano parece haberse ido enfriando progresivamente. 10 Nuevos datos poblacionales muestran que la temperatura corporal ha ido disminuyendo constantemente a un ritmo de aproximadamente 0,03 a 0,5°C por década; Actualmente, el rango normal es de 36,3 a 36,5°C. 10 Entre las razones propuestas para estas observaciones se encuentran cambios inflamatorios, ambientales y de otro tipo durante los dos siglos anteriores. 10

 

El área preóptica y el hipotálamo anterior desempeñan funciones clave en la homeostasis térmica. La inducción de citocinas pirogénicas (p. ej., interleucina-1 e interleucina-6) por patógenos o estímulos inflamatorios desencadena la producción de prostaglandina E 2 por las células endoteliales del cerebro, lo que restablece el punto de ajuste termorregulador en el área preóptica y, por lo tanto, provoca una respuesta febril. 11El área preóptica también controla otras respuestas termorreguladoras, incluida la vasoconstricción cutánea, la termogénesis sin temblores en el tejido adiposo marrón y la termogénesis con temblores en los músculos esqueléticos. La anorexia relacionada con la fiebre también está mediada por prostaglandinas. Mientras que los pirógenos inducen fiebre, las citocinas contrarreguladoras (p. ej., interleucina-10) y otros mediadores antipiréticos endógenos funcionan como criógenos (inhibidores de la fiebre) y previenen elevaciones perjudiciales de la temperatura. 11

 

Secuelas de la fiebre

Las perspectivas sobre el efecto de la fiebre en los resultados de las enfermedades han evolucionado a lo largo de milenios. 12 Los eruditos de la antigüedad consideraban beneficiosas las respuestas febriles. 12 Desde principios del siglo XIX, la fiebre ha llegado a ser percibida como dañina. 12 Sin embargo, la conservación filogenética de la fiebre durante millones de años en el reino animal sugiere que es potencialmente beneficiosa para el huésped. La mayoría de las bacterias patógenas son mesófilas (es decir, organismos para los cuales una temperatura de aproximadamente 35 °C es ideal para su crecimiento) y las temperaturas en el rango febril inhiben su proliferación. 13La fiebre también genera compuestos secuestradores de hierro hepático que se unen al hierro libre necesario para la replicación microbiana, aumenta la actividad antimicrobiana de los agentes antibióticos, induce proteínas de choque sensibles al calor que activan las defensas del huésped y mejora las respuestas de las células T. 14,15 Un estudio demostró que temperaturas de hasta 39,5°C en pacientes críticamente enfermos no tuvieron efectos adversos e incluso pueden haberse asociado con resultados favorables. 16 Sin embargo, el calentamiento por medios externos no es beneficioso.

 

Cambios temporales en las causas de FUO

Durante el siglo pasado se produjeron grandes cambios en las causas de la FUO. 2,17 Una percepción general en la literatura es que, en comparación con principios de 1900 y mediados de 1900, la era actual ha sido testigo de una reducción de las causas infecciosas de FUO, con un aumento de las enfermedades autoinmunes o autoinflamatorias. 2,17 Sin embargo, una evaluación más detallada de los estudios revela un panorama más complejo en el que las causas de la FUO varían según el país, el tipo de hospital (terciario o comunitario) y la población de pacientes. La literatura es contradictoria y refuta la percepción predominante de que las condiciones inflamatorias han superado a las infecciones como causa predominante de FUO, con dos revisiones sistemáticas, de 1994 a 2004 17 y de 2005 a 2015, 7lo que demuestra que las infecciones siguen siendo las principales causas de FUO. Parece haber una posible asociación entre las regiones de bajos ingresos y una mayor prevalencia de infección. 7 Por ejemplo, en India 18 y Turquía 19 en 2021, las infecciones representaron aproximadamente el 40% de los casos de FUO, mientras que las enfermedades autoinmunes e inflamatorias representaron solo una cuarta parte de los casos. Por el contrario, estudios contemporáneos de Japón 20 , Grecia 21 y Corea del Sur 22 han demostrado una proporción igual o una mayor frecuencia de enfermedades autoinmunes e inflamatorias. Hasta el 51% de los casos de FUO, incluso en la era actual, siguen sin diagnosticarse. 5La probabilidad de casos no diagnosticados puede ser mayor en las regiones de ingresos más altos, una asociación que probablemente se debe a la sobrerrepresentación de pacientes con enfermedades “difíciles de diagnosticar”. 7

 

Clasificación FUO

Históricamente, la FUO se ha dividido en casos clásicos, nosocomiales, relacionados con inmunodeficiencia y asociados con viajes ( Tabla 1 ). A pesar de sus limitaciones, dicha clasificación proporciona un marco útil para abordar al paciente con fiebre prolongada.

 

Tabla 1. Amplias categorías de fiebre de origen desconocido (FUO).

 

 

FUO CLÁSICA

El término “FUO clásica” generalmente se refiere a variaciones del síndrome FUO que fue definido inicialmente por Petersdorf y Beeson 23 y ha sido el foco de la mayoría de los informes relacionados con FUO durante el siglo pasado. Las principales causas de la FUO clásica son infecciones, cánceres, afecciones autoinflamatorias o autoinmunes y causas diversas. 3 No es posible aquí hacer una revisión de todas las infecciones que causan FUO; sin embargo, las siguientes entidades clave merecen discusión.

 

Infecciones bacterianas

La tuberculosis ha estado entre las causas infecciosas más comunes de FUO. La tuberculosis se diagnosticó en al menos un paciente en 32 de 35 estudios de FUO y fue más común en series fuera de EE. UU. (10,2%) que en series de EE. UU. (5,3%). 25 El diagnóstico de tuberculosis miliar o diseminada sigue siendo un desafío, dadas sus manifestaciones proteicas, la frecuente ausencia de antecedentes de tuberculosis, radiografías de tórax anodinas y herramientas de diagnóstico inadecuadas. Aproximadamente el 38% de los pacientes con enfermedad de Whipple presentan fiebre, a menudo con artralgia o artritis, diarrea y pérdida de peso. Los serovares de Salmonella tifoidea y no tifoidea pueden causar bacteriemia y FUO y pueden complicarse con aneurismas micóticos ( Figura 2A).). Otras infecciones bacterianas (p. ej., endocarditis infecciosa, en particular endocarditis con cultivo negativo) e infecciones profundas (p. ej., abscesos y prostatitis) siguen siendo entidades tradicionales asociadas con FUO. 6.

 

Figura 2

Ejemplos seleccionados de casos de FUO causados por infecciones.

El panel A muestra un pseudoaneurisma en el arco aórtico (flecha) con una extensa acumulación de gas (punta de flecha), que indica aortitis por Salmonella enterica , en un paciente con fiebre durante 1 mes. 26 El panel B muestra una tomografía computarizada de tórax y un frotis de aspirado de médula ósea de un paciente con linfadenopatía hiliar y granulomas no caseificantes que recibió glucocorticoides por presunta sarcoidosis. El líquido de lavado broncoalveolar y el aspirado de médula ósea obtenidos en un ingreso posterior desarrollaron Histoplasma capsulatum; Las pruebas séricas y urinarias para antígenos de histoplasma fueron positivas. La revisión repetida del portaobjetos patológico inicial del aspirado de médula ósea, con tinción de Grocott con metenamina y plata, reveló muchas levaduras de histoplasma (flecha). El panel C muestra una escara de inoculación en un paciente con fiebre, dolor de cabeza y mialgia después de un viaje de caza a Sudáfrica. Un ensayo de PCR de una muestra de biopsia por punción de la escara arrojó Rickettsia africae. 27El panel D muestra la enfermedad de Lyme diseminada temprana en un hombre con fiebre y sarpullido. El panel E muestra erupción en un paciente con VIH y un síndrome retroviral agudo. El panel F muestra una exploración PET-CT con FDG de una prótesis de cadera en un paciente que tenía enfermedad de Crohn con fiebre, sudoración y pérdida de peso durante un período de aproximadamente 6 meses. Los ensayos con glucocorticoides, antibióticos y agentes antifúngicos habían fracasado. En la revisión repetida de la exploración PET-CT con FDG, se observó una colección de líquido en la prótesis de cadera (flecha), y los cultivos arrojaron Streptococcus sanguinis . La cirugía y el tratamiento con ceftriaxona condujeron a una recuperación completa.

 

 

Infecciones virales

Aunque la mayoría de las infecciones virales son autolimitadas, establecer un diagnóstico puede reducir los costos de las pruebas de diagnóstico y el uso de antibióticos. En un estudio realizado en China, se detectaron herpesvirus humanos mediante un ensayo de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) en plasma en un tercio de los pacientes con FUO e incluyeron citomegalovirus (CMV), virus de Epstein-Barr (EBV), herpesvirus humano 6 (HHV- 6) y HHV-7 en el 15,1%, 9,7%, 14,0% y 4,8% de los pacientes, respectivamente, con coinfecciones presentes en el 10,2% de los pacientes. 28Las fiebres ocurrieron solas o con niveles elevados de aminotransferasas o anomalías hematológicas; la fiebre con anomalías hematológicas fue más común con la viremia por EBV. Sin embargo, muchos casos de replicación del herpesvirus representan la reactivación de una infección latente en el contexto de otro proceso, en lugar de ser la causa principal de FUO. La presentación clínica de la mononucleosis infecciosa puede variar con la edad (p. ej., es probable que las personas de mediana edad o ancianas tengan fiebre de mayor duración y leucopenia más pronunciada, pero una menor incidencia de esplenomegalia, faringitis y linfadenopatía que los adolescentes). 29 Por lo tanto, se debe considerar la mononucleosis en pacientes con FUO, independientemente de la edad.Por lo general, el HHV-6 y el HHV-8 deben analizarse sólo en pacientes inmunocomprometidos; la patogenicidad del HHV-7 es discutible. 30 Los virus zoonóticos son una consideración en la FUO, particularmente cuando se acompañan de meningoencefalitis ( Tabla 2 y Tabla S1 en el Apéndice complementario , disponible con el texto completo de este artículo en NEJM.org).

 

Tabla 2. Infecciones zoonóticas y transmitidas por vectores seleccionadas que pueden causar FUO.

 

Infecciones por hongos

Las micosis endémicas (histoplasmosis, blastomicosis, coccidioidomicosis y paracoccidioidomicosis) pueden estar asociadas con FUO tanto en huéspedes inmunocompetentes como inmunocomprometidos, con la excepción de la talaromicosis, que afecta principalmente a personas inmunocomprometidas. 32 Por el contrario, las micosis invasivas oportunistas, como la aspergilosis, la mucormicosis y la criptococosis debidas a Cryptococcus neoformans (pero no a C. gattii, que puede infectar a personas sanas), se producen principalmente en personas inmunodeprimidas. Las micosis endémicas tienen manifestaciones clínicas superpuestas e inespecíficas, que incluyen síntomas B y síntomas pulmonares o extrapulmonares. Un historial de viaje puede ayudar a establecer el diagnóstico. Sin embargo, las áreas en las que las micosis son endémicas pueden cambiar con el tiempo. De hecho, a pesar de décadas de dogmas, es evidente que la distribución de la histoplasmosis se está expandiendo más allá de los valles de los ríos Mississippi y Ohio. 33 Por lo tanto, se debe sospechar histoplasmosis en pacientes con síndromes compatibles ( Figura 2B ), incluso fuera del mapa de histoplasma clásico, que se publicó por primera vez en 1969 sobre la base de pruebas cutáneas realizadas entre 1958 y 1965.33Desafortunadamente, muchos casos de histoplasmosis continúan diagnosticándose sobre la base de biopsias de tejido en lugar de pruebas de antígenos, lo que sugiere que el índice de sospecha entre los proveedores sigue siendo bajo. 33

 

Otras infecciones

Aproximadamente la mitad de los patógenos humanos se transmiten por vectores o son zoonóticos, 34 y estas infecciones a menudo se manifiestan como FUO ( Tabla 2 , Figura 2C y 2D ). 35 Por lo general, no existe una historia clara de exposición zoonótica o a artrópodos. Además, las manifestaciones clínicas superpuestas e inespecíficas, que pueden incluir erupción cutánea, citopenia y niveles elevados de aminotransferasas, y la falta de pruebas de laboratorio disponibles a menudo provocan retrasos en el diagnóstico.

 

Cánceres

Los cánceres constituyen aproximadamente del 2 al 25% de los casos de FUO. 2,3,36 Las neoplasias asociadas con mayor frecuencia con FUO incluyen el carcinoma de células renales, los linfomas, el cáncer hepatocelular y de ovario, el mixoma auricular y la enfermedad de Castleman 37 ( Tabla 3 ). La producción de citoquinas pirogénicas o la necrosis tumoral espontánea (con o sin infecciones secundarias) es la base probable de la mayoría de las fiebres relacionadas con el cáncer. 23 Se ha propuesto el “desafío con naproxeno” para diferenciar la FUO debida a cánceres de la FUO debida a infecciones. 40 Aunque los médicos pueden optar por utilizar naproxeno para el alivio sintomático de la fiebre, la mejora o resolución de la fiebre con naproxeno no elimina la necesidad de una evaluación rigurosa de infección.

 

 Tabla 3. Causas malignas, autoinflamatorias y autoinmunes seleccionadas y diversas de FUO.

 

 

Trastornos autoinflamatorios y autoinmunes

Las enfermedades autoinflamatorias y autoinmunes representan del 5 al 32% de los casos de FUO. 2,7,17,19 El conocimiento mecanicista emergente de estos trastornos ha demostrado que las dos entidades son distintas. Las afecciones puramente autoinflamatorias (p. ej., síndromes de fiebre periódica) son trastornos de la inmunidad innata con respuestas desreguladas de interleucina-1β, respuestas de interleucina-18 o ambas, mientras que las enfermedades autoinmunitarias (p. ej., síndrome linfoproliferativo autoinmune) implican inmunidad adaptativa y están impulsadas por un tipo 1. respuesta al interferón. 39 Otros trastornos (p. ej., enfermedad de Still que aparece en la edad adulta y artritis reumatoide) tienen componentes autoinflamatorios y autoinmunes variables o concurrentes 39 ( Tabla 3). La arteritis de células gigantes y la polimialgia reumática en los ancianos y la enfermedad de Still que aparece en la edad adulta en pacientes más jóvenes se asocian comúnmente con fiebre. Los marcadores inflamatorios elevados, aunque comunes, no son específicos. Sin embargo, la hiperferritinemia (>10 000 ng de ferritina por mililitro) parece ser característica de la enfermedad de Still que aparece en la edad adulta. 41

 

El síndrome de reconstitución inmunitaria, que representa una inmunidad reconstituida aberrante frente a patógenos oportunistas tras la reversión de la inmunosupresión, es una nueva causa de FUO. Sin embargo, este síndrome no se limita únicamente a huéspedes inmunodeficientes. Mucho antes de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), se observaron enfermedades compatibles con el síndrome de reconstitución inmune, pero no reconocidas como, como la tuberculosis y la lepra, como resultado de la reversión de la inmunosupresión relacionada con patógenos. 38La fiebre asociada con enfermedad inflamatoria del tejido después del control microbiológico de la infección debe despertar sospechas de síndrome de reconstitución inmune. Están en riesgo las personas con infección por VIH, los receptores de trasplantes de órganos, las mujeres en el posparto, los huéspedes neutropénicos y los receptores de terapia con factor de necrosis tumoral α (TNF-α). La criptococosis, la histoplasmosis y las infecciones por micobacterias son las infecciones oportunistas más comunes asociadas con el síndrome de reconstitución inmune. 38

 

Causas diversas y fiebre asociada a medicamentos

Muchas otras entidades pueden causar FUO clásica, algunas de las cuales se enumeran en la Tabla 4 . Se estima que entre el 3 y el 7% de los episodios febriles en pacientes hospitalizados son atribuibles a los fármacos. 45 Sin embargo, la fiebre asociada a medicamentos con frecuencia se pasa por alto debido a la falta de signos de localización. La eosinofilia, la bradicardia relativa y la erupción están presentes en aproximadamente el 25, el 10 y el 5% de los casos, respectivamente. 45 Casi un tercio de las fiebres asociadas a medicamentos se deben a los antibióticos, más comúnmente betalactámicos. 45 La reacción farmacológica con eosinofilia y síntomas sistémicos (DRESS) es una entidad distinta caracterizada por erupción cutánea grave, fiebre, afectación visceral, linfadenopatía, eosinofilia y linfocitosis atípica.

 

Los síndromes hipertérmicos por fármacos, como el síndrome serotoninérgico y el síndrome neuroléptico maligno ( Tabla 4 ), pueden ser efectos secundarios idiopáticos o conocidos de los fármacos. 42 El síndrome serotoninérgico es causado por fármacos que estimulan la familia de receptores de serotonina de la 5-hidroxitriptamina. 42,43La incidencia de este trastorno está aumentando como resultado del uso cada vez mayor de fármacos serotoninérgicos. Varios medicamentos de venta libre, sustancias ilícitas y productos a base de hierbas también pueden desencadenar el síndrome serotoninérgico cuando se agregan a agentes serotoninérgicos terapéuticos. El síndrome neuroléptico maligno se asocia con agentes bloqueadores de los receptores de dopamina (p. ej., agentes antipsicóticos) y puede diagnosticarse erróneamente como síndrome serotoninérgico. Las anomalías de laboratorio (p. ej., leucocitosis) son características del síndrome neuroléptico maligno, lo que confunde aún más el diagnóstico. En la Tabla 4 se enumeran otras causas de fiebre asociada a medicamentos.

 

Tabla 4. Causas de FUO clásica relacionadas con los fármacos.

 

FUO NOSOCOMIAL

Los avances médicos han llevado a una mayor incidencia de fiebres prolongadas e inexplicables en pacientes hospitalizados, un síndrome que a menudo frustra a los médicos y que se ha denominado “fiebre de demasiados orígenes”. 46 El estudio para pacientes con FUO nosocomial se superpone con el estudio para FUO clásico, pero se diferencia del mismo, en el sentido de que generalmente no se realiza una evaluación para detectar infecciones esotéricas, enfermedades autoinmunitarias y cánceres. La evaluación, en particular en pacientes con enfermedades crónicas críticas, debe centrarse inicialmente en las infecciones nosocomiales, incluidas las infecciones asociadas a catéteres vasculares, infecciones del tracto urinario, neumonías, infecciones intraabdominales, sinusitis e infección por Clostridioides difficile .Sin embargo, a menudo los cultivos iniciales y los estudios de imagen no son notables. 46,47 De hecho, un estudio mostró que el 31% de los pacientes febriles en estado crítico tenían fiebres no infecciosas, incluidas fiebres neurogénicas debidas a lesiones cerebrales, eventos tromboembólicos o medicamentos. 47 La frecuencia y el grado de leucocitosis fueron similares en pacientes con fiebre infecciosa y en aquellos con fiebre no infecciosa y, por lo tanto, no se pudieron utilizar de manera confiable para distinguir entre las dos afecciones.

 

Las fiebres inexplicables también son comunes en los pacientes posquirúrgicos. La mayoría de las fiebres posoperatorias de inicio temprano desaparecen espontáneamente y se deben a la liberación de citocinas inflamatorias en respuesta al estrés fisiológico de la cirugía. Entre las muchas causas de FUO se encuentran fugas anastomóticas, fístulas, hematomas, brotes agudos de gota (precipitados por depleción de volumen e hipoxia tisular), eventos tromboembólicos, infecciones relacionadas con mallas o injertos e infecciones por Mycoplasma hominis después de procedimientos cardíacos, ortopédicos o neuroquirúrgicos. después de cirugía. Contrariamente a la creencia popular, poca evidencia implica que la atelectasia sea una causa de fiebre. 48

 

INMUNODEFICIENCIA Y FUO

En las últimas décadas se ha observado el desarrollo de terapias inmunosupresoras e inmunoestimulantes (p. ej., agentes biológicos, anticuerpos monoclonales, inhibidores de puntos de control y células T modificadas con receptor de antígeno quimérico [CAR]). Millones de adultos en los Estados Unidos reciben actualmente medicamentos inmunosupresores. 49 Dada la variación biológica entre las condiciones inmunocomprometidas, no es posible una definición uniforme de FUO asociada a inmunodeficiencia. No obstante, generalmente se deben aplicar criterios basados ​​en el tiempo y la calidad, aunque pueden diferir de los criterios utilizados para definir la FUO clásica como resultado de factores subyacentes del huésped.

 

Pacientes con infección por VIH

La fiebre en personas con infección por VIH puede deberse al síndrome retroviral agudo, que se desarrolla aproximadamente 2 semanas después de la infección (coincidiendo con el pico de viremia) y se manifiesta como un síndrome similar a la mononucleosis y una erupción (Figura 2E ) . 50 En personas con síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), las infecciones oportunistas y el cáncer representan las principales causas de FUO. En un estudio realizado en Francia a principios de la década de 1990 en el que se evaluaron 57 personas con SIDA y FUO, se encontró una causa en el 86% de los pacientes. Las causas más comunes de fiebre fueron las infecciones por micobacterias, la infección por CMV, la leishmaniasis y los linfomas. 51 Otras infecciones, incluidas la histoplasmosis, la criptococosis, la toxoplasmosis y la infección por HHV-8, pueden ocurrir en personas con SIDA. 52 Sin embargo, la terapia antirretroviral (TAR) ha transformado la infección por VIH en una enfermedad crónica en la que rara vez ocurren infecciones oportunistas relacionadas con el SIDA. 53 Por lo tanto, en el siglo XXI, la FUO asociada al VIH podría reclasificarse como FUO en personas que reciben TAR (para quienes el análisis debe ser similar al de las personas sin infección por VIH) y FUO en personas que no reciben TAR (Tabla 1 ) . Se debe considerar el síndrome de reconstitución inmune si se desarrolla FUO después del inicio del TAR en una persona con SIDA.

 

Receptores de trasplantes de órganos

Se ha documentado FUO en el 1,4% de 3.626 receptores de trasplantes de órganos; más de la mitad de los episodios se debieron a infecciones. 54,55 Con un mejor tratamiento preventivo antiviral, el CMV se ha convertido en una causa menos común de FUO. Otras causas virales (p. ej., enfermedad linfoproliferativa postrasplante relacionada con el VEB e infección por adenovirus, HHV-6, parvovirus B19 o HHV-8) siguen siendo una consideración en los receptores de trasplantes de órganos con FUO. 54,55 El síndrome de hiperinfección por Strongyloides stercoralis y la histoplasmosis diseminada a menudo eluden el diagnóstico en receptores de trasplantes febriles. Las complicaciones inmunológicas o quirúrgicas son fuentes adicionales de fiebre postrasplante ( Tabla 1 ). Enfermedad del suero por globulina antitimocítica o alemtuzumab,56 El rechazo que puede estar acompañado o precedido por eosinofilia, enfermedad de injerto contra huésped (EICH) y linfohistiocitosis hemofagocítica, aunque es raro, también debe considerarse en receptores de trasplante de órganos con FUO.

 

Pacientes con cánceres hematológicos

La fiebre es universal en pacientes con cánceres hematológicos que reciben quimioterapia de inducción de la remisión y antes del injerto en receptores de trasplantes de células hematopoyéticas. Estas personas tienen un alto riesgo de neutropenia prolongada y grave, definida como un recuento absoluto de neutrófilos inferior a 500 por microlitro durante más de 7 días. 57,58 La fiebre durante la neutropenia generalmente es causada por la translocación de flora bacteriana o fúngica endógena al torrente sanguíneo debido a fallas en las defensas del huésped debido a neutropenia, mucositis y catéteres. 57,58 Se identifica un agente causal sólo en aproximadamente un tercio de los pacientes, y la fiebre dura una media de cinco días a pesar del tratamiento antimicrobiano adecuado. 58Los pacientes con neutropenia que presentan fiebre deben ser tratados inmediatamente con antibióticos de amplio espectro. Si la neutropenia y la fiebre persisten durante más de siete días, se debe utilizar tratamiento antimicótico empírico (principalmente dirigido a los mohos). Estos casos son difíciles de manejar y deben evaluarse con exámenes diarios, cultivos frecuentes, imágenes y diagnósticos sin cultivo para buscar infecciones por moho, teniendo en cuenta el estado del cáncer subyacente. En ausencia de recuperación de neutrófilos, la FUO puede ser extremadamente prolongada. A menos que la condición del paciente se deteriore rápidamente, se debe evitar la “ampliación” de los agentes antimicrobianos.

 

Se puede desarrollar fiebre en receptores de trasplantes de células hematopoyéticas en el período posterior al injerto como resultado del injerto, síndromes pulmonares infecciosos o no infecciosos (p. ej., síndrome de neumonía idiopática), infección por hongos, reactivación de herpesvirus como CMV, EBV y HHV-6. (particularmente con meningoencefalitis), infección por adenovirus, EICH hiperaguda u otros factores. En el período posterior al injerto, las causas de fiebre inexplicable después del trasplante de células hematopoyéticas son extensas e incluyen EICH, infecciones por moho oportunistas, enfermedad linfoproliferativa postrasplante y recaída del cáncer (Tabla 1 ) .

 

La fiebre ocurre en aproximadamente el 92% de los pacientes que reciben terapia con células T con CAR. 57 La mayoría de los episodios febriles se desarrollan dentro de las 3 semanas posteriores a dicho tratamiento y se considera que se deben al síndrome de liberación de citocinas (SLC). Las temperaturas relacionadas con el RSC pueden ser muy altas y, aunque todos los pacientes reciben antibióticos, el análisis suele ser poco revelador. Dada la falta de pruebas de biomarcadores, el RSC sigue siendo un diagnóstico de exclusión cuando no se puede determinar otra explicación para la fiebre poco después de la terapia con células T con CAR. Debido al efecto nocivo de la RSC de alto grado sobre los resultados clínicos, se recomienda el uso de terapias con anticitocinas como tocilizumab o glucocorticoides. 57

 

Pacientes que reciben otras terapias inmunosupresoras

Se debe realizar una evaluación cuidadosa de infecciones comunes y oportunistas en todos los pacientes en quienes se desarrolla fiebre durante cualquier inmunosupresión iatrogénica. Por ejemplo, pueden desarrollarse listeriosis, herpes zóster e infecciones granulomatosas (p. ej., micosis endémicas, tuberculosis o criptococosis) en quienes reciben tratamiento anti-TNF-α. 59 El uso de rituximab se ha relacionado con infecciones osteoarticulares debidas a micoplasma 60 e infecciones invasivas por ureaplasma. 61 Por el contrario, las terapias con inhibidores de puntos de control que bloquean las señales inhibidoras de las células T y aumentan las respuestas inmunitarias a los cánceres pueden provocar una amplia gama de reacciones inflamatorias como resultado de la autorreactividad, incluidas fiebres sin infecciones, inflamación de órganos, sarpullido y diarrea. 62

 

VIAJEROS QUE REGRESAN

La Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas estima que para 2030, aproximadamente 2 mil millones de personas viajarán anualmente, principalmente a países con economías emergentes. 63 Aunque el turismo internacional ha disminuido debido a la pandemia de la enfermedad por coronavirus de 2019 (Covid-19), se seguirán encontrando enfermedades febriles entre los turistas. Entre 1996 y 2011, de 82.825 viajeros occidentales que buscaron atención médica, el 4,4% padecía una enfermedad aguda; las infecciones más comunes fueron malaria (en el 76,9% de los viajeros), fiebre entérica (en el 18,1%) y leptospirosis (en el 2,4%). 64La mediana del tiempo desde el viaje hasta la presentación fue de 16 días; El 91% de los viajeros que regresaron tuvo fiebre y el 0,4% murió. La malaria falciparum se contrajo principalmente en África occidental, la fiebre entérica en el subcontinente indio y la leptospirosis en el sudeste asiático. 64

 

El reconocimiento de infecciones transmisibles o potencialmente mortales relacionadas con los viajes debe ser una prioridad. Estos incluyen fiebres hemorrágicas virales ( Tabla 2 ), leptospirosis, rickettsiosis (incluido el tifus), sarampión, fiebre entérica, tuberculosis, influenza, infecciones graves por coronavirus e infecciones bacterianas resistentes a los antibióticos. 65 A menos que se considere específicamente, el diagnóstico de muchas de estas infecciones relacionadas con los viajes puede resultar difícil de alcanzar. Muchas de estas infecciones se pueden prevenir con vacunas. Sin embargo, un estudio mostró que sólo el 19,7% de los viajeros con enfermedades prevenibles mediante vacunas tuvieron un encuentro de atención médica antes de viajar. sesenta y cinco

 

Diagnóstico

La evaluación de FUO debe comenzar con una anamnesis exhaustiva, un examen y las pruebas de diagnóstico iniciales descritas en la Figura 1 . Con este marco, los médicos deben buscar posibles pistas diagnósticas 6,23 para llegar al diagnóstico final. Sin embargo, si bien las pistas diagnósticas conducen a un diagnóstico en el 62% de los pacientes, 6,48 a 81% de dichas pistas pueden ser engañosas. 5,23Dado que muchos síndromes FUO representan manifestaciones poco comunes de afecciones comunes, se debe desalentar la evaluación de laboratorio exhaustiva basada en algoritmos, ya que es costosa y puede dar lugar a resultados falsos positivos si la probabilidad previa a la prueba de la afección es baja. Por ejemplo, aunque la medición de los niveles de procalcitonina tiene un valor potencial en personas con neumonía bacteriana, y los análisis de beta- d -glucano pueden ser útiles en personas con candidiasis invasiva o infecciones por hongos seleccionadas, 66 los resultados de las pruebas pueden ser difíciles de interpretar en pacientes en condición estable que tienen síndromes febriles indiferenciados sin una fuente de localización. De hecho, sería imprudente iniciar una terapia antibacteriana o antifúngica únicamente sobre la base de niveles elevados de procalcitonina o beta- d.-valores de glucano, sin otros motivos para sospechar una infección bacteriana o micosis invasiva (p. ej., hallazgos de imagen, sepsis o factores del huésped). Si la evaluación inicial no es notable, se deben revisar elementos adicionales de la historia, ya que pueden surgir pistas diagnósticas al repetir el interrogatorio. Se han propuesto biopsias de la arteria temporal en pacientes ancianos con FUO no resuelta para buscar arteritis temporal 67 y pueden considerarse caso por caso. Las laparotomías se realizaban comúnmente en personas con FUO hace décadas 68 , pero han sido reemplazadas por imágenes por tomografía computarizada (TC).

 

Dos métodos de diagnóstico que merecen mención son la tomografía por emisión de positrones con 18 F-fluorodesoxiglucosa y la TC (FDG PET-CT) ( Figura 2F ) y la secuenciación de próxima generación. Los metanálisis han mostrado amplios rangos en el rendimiento de la PET-CT con FDG para FUO, con sensibilidades que oscilan entre el 86 y el 98% y especificidades que oscilan entre el 52 y el 85%. 69-72 El rendimiento diagnóstico de la PET-CT con FDG parece ser superior al 50%, 69,72 y el rendimiento es al menos un 30% mayor que el de la TC convencional. 69 El rendimiento parece ser mejor en pacientes con infecciones o neoplasias que en aquellos que tienen enfermedades autoinmunes. 72La PET-CT con FDG también parece ser superior a otros métodos de imágenes nucleares, como la PET sin CT y la gammagrafía con galio o leucocitos. 72 Además, los resultados negativos de la PET-CT con FDG parecen estar asociados con una alta probabilidad de remisión espontánea de la fiebre. 70 Los posibles inconvenientes de las imágenes PET-CT con FDG incluyen el costo y la disponibilidad limitada en algunos centros.

 

Los ensayos de diagnóstico molecular pueden superar las limitaciones de las pruebas microbiológicas tradicionales, como resultados retrasados, sensibilidad reducida con el uso de antibióticos y resultados serológicos falsos negativos en las primeras etapas del proceso de la enfermedad. 73 Estos métodos incluyen la secuenciación de próxima generación, que implica la secuenciación imparcial de todo el material genético de un espécimen. 73 Además, en los últimos años han ganado amplia atención los ensayos de PCR de amplio rango o específicos de patógenos dirigidos al gen del ARN ribosómico 16S o 18S, la región D1-D2 del ADN ribosomal, el espaciador interno transcrito y otras partes de los genomas bacterianos y fúngicos. 73 Sin embargo, los datos sobre el uso rutinario de métodos moleculares en casos de FUO son escasos, 73y en la actualidad, estos ensayos deben reservarse para casos que aún no se diagnostican ( Figura 1 ).

 

Gestión

A menudo resulta tentador administrar empíricamente tratamiento antimicrobiano o antiinflamatorio (p. ej., glucocorticoides) en un paciente con fiebre prolongada. Sin embargo, a menos que el paciente tenga neutropenia, esté gravemente inmunocomprometido o tenga un estado clínico en rápido deterioro, primero se debe hacer todo lo posible para establecer el diagnóstico. Esto es especialmente cierto para los pacientes en quienes la FUO permanece sin diagnosticar, ya que dichos pacientes tienen un pronóstico excelente e incluso pueden tener una remisión espontánea. 74Los ensayos antimicrobianos terapéuticos pueden conferir una predisposición a la resistencia o suprimir el crecimiento de patógenos exigentes y, en el caso de enfermedades autolimitadas (p. ej., virus), pueden dar lugar a una falsa seguridad de que se ha tratado la causa subyacente de la fiebre. Incluso los agentes antiinflamatorios pueden provocar un retraso en el diagnóstico si logran la resolución de la fiebre. En los casos en que la evaluación inicial revela pistas diagnósticas que respaldan firmemente un diagnóstico determinado ( Figura 1 ), se debe utilizar el criterio clínico para decidir si se deben buscar desafíos terapéuticos con medicamentos como la doxiciclina, medicamentos antituberculosos, agentes antifúngicos, glucocorticoides y otras terapias. a la espera de los resultados de las pruebas diagnósticas.

 

Direcciones futuras

Con más de dos décadas atrás del siglo XX, es hora de eliminar las definiciones dogmáticas de FUO de la educación médica contemporánea, en lugar de replantear la FUO como un fenómeno de fiebre inexplicable a pesar de un estudio diagnóstico no revelador y de alta calidad después de un período de tiempo razonable. transcurrido para descartar fiebres autolimitadas. Los avances en el diagnóstico molecular, como la secuenciación de ADN o ARN, que pueden detectar rápidamente múltiples patógenos, y las tecnologías de biomarcadores de respuesta del huésped que utilizan enfoques genómicos, transcriptómicos, proteómicos y metabolómicos pueden algún día alterar el panorama diagnóstico de FUO, eliminando la necesidad de una aguda perspicacia clínica para diagnosticar casos desafiantes. 75Lamentablemente, se espera que estos métodos sólo estén disponibles en entornos de altos ingresos. Los países en desarrollo necesitan acceso a pruebas rápidas y confiables en el lugar de atención que tengan implicaciones para mejorar el manejo de las enfermedades febriles en la atención primaria. No obstante, a medida que la capacidad de diagnosticar FUO pase del juicio clínico astuto al diagnóstico molecular, el campo de FUO podría algún día entrar en el ámbito de la medicina de precisión o tal vez incluso volverse completamente obsoleto.

 Traducción de:

Fever of Unknown Origin

Ghady Haidar, M.D., and Nina Singh, M.D.

N Engl J Med 2022; 386:463-477

DOI: 10.1056/NEJMra2111003

 

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMra2111003

 

References

1. Cabot RC. The three long-continued

fevers of New England. Boston Med Surg

J 1907;157:281-5.

2. Petersdorf RG, Beeson PB. Fever of

unexplained origin: report on 100 cases.

Medicine (Baltimore) 1961;40:1-30.

3. Durack DT, Street AC. Fever of un[1]known origin — reexamined and rede[1]fined. Curr Clin Top Infect Dis 1991;11:

35-51.

4. Wright WF, Mulders-Manders CM,

Auwaerter PG, Bleeker-Rovers CP. Fever of

unknown origin (FUO) — a call for new

research standards and updated clinical

management. Am J Med 2021 August 24

(Epub ahead of print).

5. Bleeker-Rovers CP, Vos FJ, de Kleijn

EMHA, et al. A prospective multicenter

study on fever of unknown origin: the

yield of a structured diagnostic protocol.

Medicine (Baltimore) 2007;86:26-38.

6. de Kleijn EM, Vandenbroucke JP, van

der Meer JW. Fever of unknown origin

(FUO). I. a prospective multicenter study

of 167 patients with FUO, using fixed epi[1]demiologic entry criteria. Medicine (Balti[1]more) 1997;76:392-400.

7. Fusco FM, Pisapia R, Nardiello S, Ci[1]cala SD, Gaeta GB, Brancaccio G. Fever of

unknown origin (FUO): which are the fac[1]tors influencing the final diagnosis? A

2005–2015 systematic review. BMC Infect

Dis 2019;19:653.

8. Bleeker-Rovers CP, Vos FJ, Mudde AH,

et al. A prospective multi-centre study of

the value of FDG-PET as part of a struc[1]tured diagnostic protocol in patients with

fever of unknown origin. Eur J Nucl Med

Mol Imaging 2007;34:694-703.

9. Wunderlich C, Reeve J. The course of

the temperature in diseases: a guide to

clinical thermometry. Am J Med Sci 1869;

67:425-47.

10. Gurven M, Kraft TS, Alami S, et al.

Rapidly declining body temperature in a

tropical human population. Sci Adv 2020;

6(44):eabc6599.

11. Kozak W, Kluger MJ, Tesfaigzi J, et al.

Molecular mechanisms of fever and en[1]dogenous antipyresis. Ann N Y Acad Sci

2000;917:121-34.

12. El-Radhi ASM. Fever management:

evidence vs current practice. World J Clin

Pediatr 2012;1:29-33.

13. Mackowiak PA. Direct effects of hy[1]perthermia on pathogenic microorgan[1]isms: teleologic implications with regard

to fever. Rev Infect Dis 1981;3:508-20.

14. Evans SS, Repasky EA, Fisher DT. Fe[1]ver and the thermal regulation of immu[1]nity: the immune system feels the heat.

Nat Rev Immunol 2015;15:335-49.

15. Kluger MJ, Rothenburg BA. Fever and

reduced iron: their interaction as a host

defense response to bacterial infection.

Science 1979;203:374-6.

16. Lee BH, Inui D, Suh GY, et al. Associa[1]tion of body temperature and antipyretic

treatments with mortality of critically ill

patients with and without sepsis: multi[1]centered prospective observational study.

Crit Care 2012;16(1):R33.

17. Gaeta GB, Fusco FM, Nardiello S. Fever

of unknown origin: a systematic review of

the literature for 1995–2004. Nucl Med

Commun 2006;27:205-11.

18. Pannu AK, Golla R, Kumari S, Suri V,

Gupta P, Kumar R. Aetiology of pyrexia of

unknown origin in north India. Trop Doct

2021;51:34-40.

19. Yenilmez E, Kakalicoglu D, Bozkurt F,

et al. Fever of unknown origin (FUO) on a

land on cross-roads between Asia and Eu[1]ropa: a multicentre study from Turkey. Int

J Clin Pract 2021;75(6):e14138.

20. Kubota K, Tanaka N, Miyata Y, et al.

Comparison of 18F-FDG PET/CT and 67Ga-SPECT for the diagnosis of fever of

unknown origin: a multicenter prospec[1]tive study in Japan. Ann Nucl Med 2021;

35:31-46.

21. Spernovasilis N, Tsioutis C, Markaki

L, Zafeiri M, Soundoulounaki S, Gikas A.

Fever of unknown origin caused by infec[1]tious diseases in the era of migrant and

refugee crisis. Travel Med Infect Dis 2020;

33:101425.

22. Kim Y-S, Kim K-R, Kang J-M, Kim J-M,

Kim Y-J. Etiology and clinical characteris[1]tics of fever of unknown origin in chil[1]dren: a 15-year experience in a single cen[1]ter. Korean J Pediatr 2017;60:77-85.

23. Wright WF, Auwaerter PG. Fever and

fever of unknown origin: review, recent

advances, and lingering dogma. Open Fo[1]rum Infect Dis 2020;7(5):ofaa132.

24. Mittal G, Ahmad S, Agarwal RK,

Dhar M, Mittal M, Sharma S. Aetiologies

of acute undifferentiated febrile illness in

adult patients — an experience from a

tertiary care hospital in northern India.

J Clin Diagn Res 2015;9(12):DC22-DC24.

25. Sepkowitz KA. Tuberculosis as the

cause of fever of unknown origin: a re[1]view. Int J Infect Dis 1997;2:47-51.

26. Takagi M, Kato M. Salmonella enteri[1]ca aortitis. N Engl J Med 2016;374(21):e26.

27. Bohaty BR, Hebert AA. African tick[1]bite fever after a game-hunting expedi[1]tion. N Engl J Med 2015;372(10):e14.

28. Zhou W, Tan X, Li Y, Tan W. Human

herpes viruses are associated with classic

fever of unknown origin (FUO) in Beijing

patients. PLoS One 2014;9(7):e101619.

29. Halevy J, Ash S. Infectious mononucle[1]osis in hospitalized patients over forty

years of age. Am J Med Sci 1988;295:122-4.

30. Haidar G. HHV-6, HHV-7, and HHV-8:

forgotten viruses in transplantation. In:

Fever of Unknown Origin

Morris M, Kotton C, Wolfe C, eds. Emerg[1]ing transplant infections. Cham, Switzer[1]land: Springer, 2020:683-708.

31. Roland WE, McDonald G, Caldwell

CW, Everett ED. Ehrlichiosis — a cause of

prolonged fever. Clin Infect Dis 1995;20:

821-5.

32. Lortholary O, Denning DW, Dupont

B. Endemic mycoses: a treatment update.

J Antimicrob Chemother 1999;43:321-31.

33. McKinsey DS, Pappas PG. Histoplas[1]mosis: time to redraw the map and up our

game. Clin Infect Dis 2020;70:1011-3.

34. Cleri DJ, Ricketti AJ, Vernaleo JR. Fe[1]ver of unknown origin due to zoonoses.

Infect Dis Clin North Am 2007;21:963-96.

35. Rahman MT, Sobur MA, Islam MS,

et al. Zoonotic diseases: etiology, impact,

and control. Microorganisms 2020;8:1405.

36. Barbado FJ, Vazquez JJ, Peña JM, et al.

Fever of unknown origin: a survey on 133

patients. J Med 1984;15:185-92.

37. Loizidou A, Aoun M, Klastersky J. Fe[1]ver of unknown origin in cancer patients.

Crit Rev Oncol Hematol 2016;101:125-30.

38. Sun H-Y, Singh N. Immune reconsti[1]tution inflammatory syndrome in non[1]HIV immunocompromised patients. Curr

Opin Infect Dis 2009;22:394-402.

39. van Kempen TS, Wenink MH, Leijten

EFA, Radstake TRDJ, Boes M. Perception

of self: distinguishing autoimmunity from

autoinflammation. Nat Rev Rheumatol

2015;11:483-92.

40. Zhang H, Wu Y, Lin Z, et al. Naproxen

for the treatment of neoplastic fever:

a PRISMA-compliant systematic review

and meta-analysis. Medicine (Baltimore)

2019;98(22):e15840.

41. Fautrel B, Le Moël G, Saint-Marcoux

B, et al. Diagnostic value of ferritin and

glycosylated ferritin in adult onset Still’s

disease. J Rheumatol 2001;28:322-9.

42. McAllen KJ, Schwartz DR. Adverse

drug reactions resulting in hyperthermia

in the intensive care unit. Crit Care Med

2010;38:Suppl:S244-S252.

43. Boyer EW, Shannon M. The serotonin

syndrome. N Engl J Med 2005;352:1112-20.

44. Francescangeli J, Karamchandani K,

Powell M, Bonavia A. The serotonin syn[1]drome: from molecular mechanisms to

clinical practice. Int J Mol Sci 2019;20:2288.

45. Patel RA, Gallagher JC. Drug fever.

Pharmacotherapy 2010;30:57-69.

46. Horowitz HW. Fever of unknown ori[1]gin or fever of too many origins? N Engl J

Med 2013;368:197-9.

47. Seguin P, Roquilly A, Mimoz O, et al.

Risk factors and outcomes for prolonged

versus brief fever: a prospective cohort

study. Crit Care 2012;16(4):R150.

48. Mavros MN, Velmahos GC, Falagas

ME. Atelectasis as a cause of postopera[1]tive fever: where is the clinical evidence?

Chest 2011;140:418-24.

49. Wallace BI, Kenney B, Malani PN,

Clauw DJ, Nallamothu BK, Waljee AK.

Prevalence of immunosuppressive drug use

among commercially insured US adults,

2018–2019. JAMA Netw Open 2021;4(5):

e214920.

50. Cohen MS, Gay CL, Busch MP, Hecht

FM. The detection of acute HIV infection.

J Infect Dis 2010;202:Suppl 2:S270-S277.

51. Bissuel F, Leport C, Perronne C,

Longuet P, Vilde JL. Fever of unknown

origin in HIV-infected patients: a critical

analysis of a retrospective series of 57

cases. J Intern Med 1994;236:529-35.

52. Wormser GP. Multiple opportunistic

infections and neoplasms in the acquired

immunodeficiency syndrome. JAMA 1985;

253:3441-2.

53. Abellán-Martínez J, Guerra-Vales J-M,

Fernández-Cotarelo M-J, González-Alegre

M-T. Evolution of the incidence and aetiol[1]ogy of fever of unknown origin (FUO),

and survival in HIV-infected patients after

HAART (highly active antiretroviral ther[1]apy). Eur J Intern Med 2009;20:474-7.

54. Chang FY, Singh N, Gayowski T,

Wagener MM, Marino IR. Fever in liver

transplant recipients: changing spectrum

of etiologic agents. Clin Infect Dis 1998;

26:59-65.

55. Trese M, Smith J. Fever of unknown

origin in recipients of solid organ trans[1]plants. Presented at the Infectious Dis[1]eases Society of America 48th Annual

Meeting, Vancouver, BC, Canada, October

21–24, 2010. abstract.

56. Yango A, Fischbach B, Bista B, Ruiz R,

Fernandez H, Testa G. Serum sickness

induced by alemtuzumab in a kidney[1]pancreas transplant recipient. Clin Nephrol

2021;96:47-50.

57. Haidar G, Garner W, Hill JA. Infec[1]tions after anti-CD19 chimeric antigen

receptor T-cell therapy for hematologic

malignancies: timeline, prevention, and

uncertainties. Curr Opin Infect Dis 2020;

33:449-57.

58. Taplitz RA, Kennedy EB, Bow EJ, et al.

Outpatient management of fever and neu[1]tropenia in adults treated for malignancy:

American Society of Clinical Oncology

and Infectious Diseases Society of America

clinical practice guideline update. J Clin

Oncol 2018;36:1443-53.

59. Murdaca G, Spanò F, Contatore M,

et al. Infection risk associated with anti[1]TNF-α agents: a review. Expert Opin Drug

Saf 2015;14:571-82.

60. Bozo N, Ravn C, Stenz Justesen U,

Dahlerup Rasmussen L. Mycoplasma hominis

septic arthritis in a patient with hypo[1]gammaglobinaemia and rheumatoid ar[1]thritis. BMJ Case Rep 2021;14(1):e237798.

61. Jhaveri VV, Lasalvia MT. Invasive Urea[1]plasma infection in patients receiving

rituximab and other humoral immunode[1]ficiencies — a case report and review of

the literature. Open Forum Infect Dis

2019;6(10):ofz399.

62. Spiers L, Coupe N, Payne M. Toxicities

associated with checkpoint inhibitors —

an overview. Rheumatology (Oxford) 2019;

58:Suppl 7:vii7-vii16.

63. Fink D, Wani RS, Johnston V. Fever in

the returning traveller. BMJ 2018;360:j5773.

64. Jensenius M, Han PV, Schlagenhauf P,

et al. Acute and potentially life-threaten[1]ing tropical diseases in western travelers

— a GeoSentinel multicenter study, 1996–

2011. Am J Trop Med Hyg 2013;88:397-404.

65. Leder K, Torresi J, Libman MD, et al.

GeoSentinel surveillance of illness in re[1]turned travelers, 2007–2011. Ann Intern

Med 2013;158:456-68.

66. Giacobbe DR, Mikulska M, Tumbarello

M, et al. Combined use of serum (1,3)-β-D[1]glucan and procalcitonin for the early dif[1]ferential diagnosis between candidaemia

and bacteraemia in intensive care units.

Crit Care 2017;21:176.

67. Hayakawa K, Ramasamy B, Chan[1]drasekar PH. Fever of unknown origin: an

evidence-based review. Am J Med Sci 2012;

344:307-16.

68. Moossa AR, Skinner DB. The place of

laparotomy in the management of pyrexia

of unknown origin. Ann R Coll Surg Engl

1972;51:396-401.

69. Bharucha T, Rutherford A, Skeoch S,

Alavi A, Brown M, Galloway J. Diagnostic

yield of FDG-PET/CT in fever of unknown

origin: a systematic review, meta-analy[1]sis, and Delphi exercise. Clin Radiol 2017;

72:764-71.

70. Takeuchi M, Nihashi T, Gafter-Gvili

A, et al. Association of 18F-FDG PET or

PET/CT results with spontaneous remis[1]sion in classic fever of unknown origin:

a systematic review and meta-analysis.

Medicine (Baltimore) 2018;97(43):e12909.

71. Dong MJ, Zhao K, Liu Z, Wang G,

Yang S, Zhou G. A meta-analysis of the

value of fluorodeoxyglucose-PET/PET-CT

in the evaluation of fever of unknown ori[1]gin. Eur J Radiol 2011;80:834-44.

72. Takeuchi M, Dahabreh IJ, Nihashi T,

Iwata M, Varghese GM, Terasawa T. Nu[1]clear imaging for classic fever of un[1]known origin: meta-analysis. J Nucl Med

2016;57:1913-9.

73. Wright WF, Simner PJ, Carroll KC,

Auwaerter PG. Progress report: next-gen[1]eration sequencing (NGS), multiplex poly[1]merase chain reaction (PCR), and broad[1]range molecular assays as diagnostic

tools for fever of unknown origin (FUO)

investigations in adults. Clin Infect Dis

2021 February 19 (Epub ahead of print).

74. Knockaert DC, Dujardin KS, Bobbaers

HJ. Long-term follow-up of patients with

undiagnosed fever of unknown origin.

Arch Intern Med 1996;156:618-20.

75. Rytter H, Jamet A, Coureuil M, Char[1]bit A, Ramond E. Which current and nov[1]el diagnostic avenues for bacterial respi[1]ratory diseases? Front Microbiol 2020;11:

616971.

Copyright © 2022 Massachusetts Medical Socie

sábado, 7 de octubre de 2023

Casos Clínicos: Paciente masculino de 89 años con tumoración anterior de cuello de un año de evolución.

 





Paciente masculino de 89+ años de edad, presenta tumoracion en cuello con un año de evolución, asintomático, no es diabético, no es hipertenso, no hay datos de dolor a la palpación, lo único que refiere es falta de apetito.

¿alguna sugerencia sobre el Diagnóstico?

 

 



 El Dr. Favian Salvador Sandoval Sosa        

Medico Gastroenterologo.

Tlaxcala, Tlaxcala, México

 

 



Opinión: Se observa una gran tumoración en región anterior del cuello, de superficie aparentemente lisa de un año de evolución, que produce algún grado de obstrucción al retorno venoso en la vena yugular izquierda. Frente a esta situación, el interrogatorio y el examen físico pueden dar muchas pistas sobre el origen de la masa. La historia menciona que la masa es indolora y que se acompaña de pérdida de peso. Estos dos elementos, sumados al crecimiento rápido, o al menos de curso subagudo, deben ser motivos de preocupación. Es importante saber si existe otro signo o síntoma como disfagia o disfonía. Debe interrogarse sobre factores de riesgo para infección por VIH, alcoholismo, tabaquismo, antecedentes de irradiación de cuello, así como antecedentes personales patológicos en general. En el examen de la masa, es muy importante determinar la característica de la misma, si es blanda, si fluctúa, si se deja comprimir fácilmente con la palpación tal como sucede en los lingangiomas, o si en cambio es dura o pétrea. Se debe determinar, asimismo, si la masa es móvil y fácilmente desplazable, o si por el contrario está adherida a los tejidos circundantes incluyendo la piel. Es fundamental un examen físico completo de todos los sistemas, haciendo especial hincapié en el examen de la boca, las fauces, la lengua, la hipofaringe, cavidades nasales, cavum, laringe, además de cuero cabelludo y cabeza y cuello en general. Con todos estos elementos, en el mejor de los casos podremos establecer hipótesis diagnósticas, y diseñar un plan de estudio ad hoc para nuestro paciente, dirigido a confirmar o descartar nuestros diagnósticos presuntivos.

Uno de los primeros estudios que debemos realizar dado su ventaja costo efectiva y de su disponibilidad, es una ultrasonografía de la masa. Ella puede brindarnos mucha información al pie de la cama del paciente y contestar muchas de nuestras dudas, como por ejemplo si se trata de una masa sólida, o líquida, si es homogénea, heterogénea, si corresponde a un bocio tiroideo y en tal caso si es multinodular etcétera. Nos permite también saber si la masa está vascularizada y qué tipo de patrón vascular presenta en la exploración con Doppler. También saber si existen adenomegalias regionales en relación a la masa etcétera. Una rutina de laboratorio es obligatoria, que incluya estudios de VIH y PPD. Una radiografía de tórax y un estudios otorrinolaringológico (preferentemente una fibroscopía de vías aéreas superiores que incluya el examen del rinofarinx). Si el paciente se queja de disfagia, un estudio de la deglución con contraste o una fibroendoscopía digestiva alta son necesarias. De acuerdo a los resultados mencionados, puede estar indicado una gamagrafía tiroidea.

Eventualmente una TC o RMN y biopsia con aguja fina pueden estar indicados.

 

 

 

 

viernes, 6 de octubre de 2023

Mujer de 50 años con confusión.

Una mujer de 50 años ingresó en este hospital debido a confusión.

 

La paciente se encontraba en su estado de salud habitual hasta 5 meses antes de la presentación actual, cuando desarrolló disfagia. Un mes después, fue evaluada por su médico de atención primaria. Informó que tenía la sensación de que las pastillas y la comida se le atascaban en la garganta cuando tragaba. No podía tomar sus medicamentos y su ingesta de alimentos se había reducido a dos huevos por día. Estimó que su peso había disminuido 5 kg durante el mes anterior. Fue remitida para una esofagogastroduodenoscopia (EGD), que, según se informó, reveló ulceración de la unión gastroyeyunal debido a un bypass gástrico en Y de Roux realizado 12 años antes, pero por lo demás la mucosa era normal. Según se informa, el examen de las muestras de biopsia obtenidas durante el procedimiento reveló hallazgos compatibles con esofagitis linfocítica.

 

Tres meses antes de la presentación actual, se desarrolló hinchazón en las piernas y la paciente fue nuevamente evaluada por su médico de atención primaria. Había dejado de usar fluticasona después de 1 semana de tratamiento porque no había notado ninguna disminución de la disfagia. Su peso había disminuido 3 kg desde la evaluación del mes anterior. Había edema con fóvea en las piernas. Se consideró el diagnóstico de insuficiencia venosa crónica y se recomendaron medias de compresión.

 

Dos meses antes de la presentación actual, la hinchazón de las piernas empeoró, se desarrolló hinchazón de los brazos y tuvo problemas para realizar las actividades de la vida diaria. Fue ingresada en otro hospital. Refirió disfagia persistente y reducción de la ingesta de alimentos. Su peso había aumentado 3 kg desde la evaluación del mes anterior. Había edema con fóvea en brazos y piernas. El nivel de albúmina en sangre fue de 2,2 g por decilitro (rango de referencia, 3,5 a 4,8) y el nivel de zinc fue de 0,36 μg por mililitro (rango de referencia, 0,66 a 1,10). Niveles sanguíneos de vitamina B 2 , vitamina B 12, folato y metilmalonato fueron normales; el nivel en sangre del propéptido natriurético tipo B N-terminal era normal para la edad del paciente. El análisis de orina reveló trazas de cetonas, pero por lo demás era normal. La relación albúmina:creatinina en una muestra de orina aleatoria fue de 11,6 mg de albúmina por gramo de creatinina (valor de referencia, <30,0). Otros resultados de pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1.

 


Tabla 1. Datos de laboratorio.

 

Según los informes, la ecografía abdominal reveló un hígado ecogénico, un hallazgo compatible con infiltración grasa, así como escaso líquido libre. El edema con fóvea de brazos y piernas se atribuyó a la hipoalbuminemia por ingesta oral limitada, que se relacionó con la disfagia por esofagitis linfocítica no tratada. Se fomentó el uso de fluticasona y se recomendaron bebidas nutricionales suplementarias, junto con un multivitamínico y sulfato de zinc. Al cuarto día de hospitalización, fue dada de alta.

 

Un mes antes de la presentación actual, el paciente ingresó en este hospital por confusión y una infección del tracto urinario (ITU) por Escherichia coli. La confusión se resolvió con el tratamiento de la ITU. Su peso había disminuido 2 kg desde el ingreso un mes antes. Refirió deposiciones blandas sin sangre ni moco, que se habían producido durante 1 mes. Había edema. El nivel de albúmina en sangre fue de 1,7 g por decilitro, el nivel de zinc de 0,3 μg por mililitro, el nivel de selenio de 34 ng por mililitro (rango de referencia, 70 a 150), el nivel de vitamina A de 16,6 μg por decilitro (rango de referencia, 32,5 a 78,0). y el nivel de vitamina C 0,2 mg por decilitro (rango de referencia, 0,4 a 2,0). Niveles sanguíneos de vitamina B 1 y vitamina B 3, eran normales. Otros resultados de pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1.

 

La EGD mostró ulceración de la anastomosis gastroyeyunal pero por lo demás mucosa normal. Las muestras de biopsia de esófago, estómago y yeyuno mostraron mucosa normal. Una biopsia de la anastomosis gastroyeyunal mostró mucosa del intestino delgado con erosión y características morfológicas inespecíficas; La tinción con ácido peryódico de Schiff fue negativa para microorganismos, la tinción con rojo Congo fue negativa para amiloide y la tinción inmunohistoquímica fue negativa para citomegalovirus. La enterografía por resonancia magnética del abdomen y la pelvis, realizada con y sin la administración de material de contraste intravenoso, no reveló evidencia de enfermedad inflamatoria intestinal activa. Se recomendó una dieta rica en proteínas, junto con un multivitamínico, sulfato de zinc y selenio. Al octavo día de hospitalización, fue dada de alta.

 

Después del alta, inicialmente se sintió bien. El edema disminuyó y su apetito mejoró. Comenzó a tomar seis comidas pequeñas y tres batidos de proteínas al día. Dos semanas después del alta y una semana antes de la presentación actual, desarrolló confusión y la marcha se volvió inestable; comenzó a usar un andador para deambular. Durante la semana siguiente, la confusión aumentó y se cayó mientras caminaba. Su familia la llevó al servicio de urgencias de este hospital para su evaluación.

 

Cuando la paciente llegó al servicio de urgencias, no pudo responder preguntas sobre su historia. Su familia informó que había tenido dificultad para hablar y hablar con dificultad durante la semana pasada y dificultades cada vez mayores para prestar atención, incluida dificultad para mantener una conversación. Otros antecedentes médicos incluyeron dolor de espalda crónico, trastorno bipolar, trastorno convulsivo y colitis ulcerosa. Los medicamentos incluyeron carbamazepina, ergocalciferol, fluticasona, gabapentina, mesalamina, metocarbamol, mirtazapina, un multivitamínico, olanzapina, omeprazol, oxicodona-acetaminofeno, selenio, sucralfato, tiamina, topiramato y sulfato de zinc. No se conocían alergias a medicamentos. Recibía prestaciones por incapacidad y no trabajaba debido a un dolor de espalda crónico. Había fumado dos paquetes de cigarrillos al día durante 35 años. No bebía alcohol ni consumía drogas ilícitas. Su madre tenía cáncer de endometrio y su padre tenía cáncer de pulmón.

 

En el examen, la temperatura temporal era de 36,8°C, la presión arterial de 89/52 mm Hg, el pulso de 132 latidos por minuto, la frecuencia respiratoria de 16 respiraciones por minuto y la saturación de oxígeno de 96% mientras el paciente respiraba aire ambiente. El índice de masa corporal (el peso en kilogramos dividido por el cuadrado de la altura en metros) fue de 28,9. Su peso había disminuido 6 kg desde el ingreso un mes antes. Parecía una enferma crónica y estaba letárgica, pero se levantaba en respuesta a una voz. Movía brazos y piernas pero no participó en un examen neurológico detallado. Había edema con fóvea en brazos y piernas. El recuento de glóbulos blancos fue de 17.150 por microlitro (rango de referencia, 4.500 a 11.000), con predominio de neutrófilos. El nivel de zinc en sangre fue de 0,35 μg por mililitro, el nivel de cobre de 0,28 μg por mililitro (rango de referencia, 0,75 a 1,45),6 nivel inferior a 2 μg por litro (rango de referencia, 5 a 50). El análisis de orina reveló trazas de cetonas y de 50 a 100 glóbulos blancos por campo de alta potencia (valor de referencia, <10). Otros resultados de pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1.

 

La radiografía de tórax fue normal, sin evidencia de neumonía o edema pulmonar. Se obtuvieron muestras de orina, sangre y heces para cultivo. Se administraron tres litros de solución de Ringer lactato por vía intravenosa y la presión arterial sistólica aumentó a 100 mm Hg. Tres horas después de la llegada de la paciente al servicio de urgencias, se volvió más letárgica y no respondía a la voz; ella reaccionó al ser sacudida pero no abrió los ojos ni respondió preguntas. Se realizaron estudios de imagen adicionales.

 

La tomografía computarizada (TC) de la cabeza, realizada sin la administración de material de contraste, no mostró anomalías. La TC de tórax, abdomen y pelvis ( Figura 1 ), realizada después de la administración de material de contraste intravenoso, reveló esteatosis hepática difusa, así como hiperrealce de la mucosa y edema submucoso que afectaba porciones del intestino delgado y grueso, con relativa preservación del intestino. yeyuno distal, íleon proximal, colon descendente y colon sigmoide.

 


Figura 1. TC de Abdomen y Pelvis.

Se realizó TC de abdomen y pelvis tras la administración de material de contraste intravenoso. Una imagen axial de la parte superior del abdomen (Panel A) muestra hallazgos típicos en pacientes sometidos a bypass gástrico en Y de Roux: clips quirúrgicos (asterisco) que separan la bolsa gástrica (punta de flecha) del estómago excluido (flechas). La baja densidad homogénea (medida en unidades Hounsfield [HU]) del hígado, en comparación con el bazo, refleja esteatosis. Una imagen axial de la pelvis (Panel B) y una imagen de reformación oblicua coronal (Panel C) muestran un engrosamiento mural leve del segmento largo y edema del colon ascendente y del recto (flechas), así como hiperrealce de la mucosa y engrosamiento mínimo del yeyuno e íleon (puntas de flecha). La presencia de grasa acumulada en la pared del cuerpo indica edema.

 

Se inició tratamiento con vancomicina, cefepima y metronidazol intravenosos. Seis horas después de la llegada del paciente al servicio de urgencias, la presión arterial disminuyó a 85/45 mm Hg y la frecuencia cardíaca aumentó a 132 latidos por minuto. No hubo respuesta a los estímulos dolorosos. Se observaron movimientos espasmódicos mioclónicos. Se inició tratamiento con noradrenalina y el paciente fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos. Se intubó la tráquea para proteger la vía aérea y se inició sedación con propofol y dexmedetomidina. Se continuó tratamiento con vancomicina, cefepima y metronidazol; Se administraron medicamentos prescritos de carbamazepina, un multivitamínico, omeprazol, selenio, sucralfato, tiamina, topiramato y sulfato de zinc.

 

El primer día de hospitalización, la presión arterial aumentó y se suspendieron los vasopresores y los sedantes. El paciente no tuvo interacción espontánea ni producción de habla. No siguió órdenes ni hizo muecas en respuesta a estímulos nocivos. Las pupilas eran iguales y reactivas a la luz. Los reflejos corneales estaban intactos, al igual que los reflejos de tos y náuseas. No hubo movimiento espontáneo de brazos ni piernas, sino que se retiraron en respuesta al dolor; los reflejos tendinosos profundos eran normales. Los resultados de la TC de cabeza fueron normales. No se reanudó la sedación y se realizaron exámenes neurológicos seriados.

 

En el segundo día de hospitalización, la leucocitosis se había resuelto, pero el estado mental del paciente no había mejorado. La electroencefalografía (EEG) con monitorización a largo plazo reveló descargas periódicas generalizadas casi continuas con características morfológicas trifásicas, a menudo con actividad rítmica superpuesta. Los resultados de la resonancia magnética (MRI) de la cabeza fueron normales, al igual que los resultados de la angiografía por resonancia magnética de la cabeza y el cuello. Se realizó punción lumbar y el análisis del líquido cefalorraquídeo (LCR) mostró niveles normales de proteínas y ausencia de células nucleadas. En el urocultivo creció Klebsiella pneumoniae. Los cultivos de sangre y heces fueron negativos, al igual que la prueba de heces para Clostridioides difficile.y un examen de las heces en busca de huevos y parásitos. Se suspendió tratamiento con vancomicina, cefepima y metronidazol y se inició tratamiento con ciprofloxacino.

 

Al tercer día de hospitalización, el estado mental del paciente no había mejorado. La EGD mostró una pequeña cicatriz en la anastomosis gastroyeyunal pero por lo demás mucosa normal. Los resultados de la sigmoidoscopia flexible fueron normales. Las muestras de biopsia de yeyuno y colon descendente mostraron mucosa normal.

 

Se realizó una prueba diagnóstica.

 

Diagnóstico diferencial

Esta mujer de 50 años con antecedentes de bypass gástrico en Y de Roux, colitis ulcerosa, trastorno bipolar y trastorno convulsivo inicialmente presentó desnutrición y anasarca y luego tuvo una encefalopatía rápidamente progresiva. Una revisión de los antecedentes, el medio y el primer plano de su presentación informará la selección de “guiones de enfermedad” a considerar en este caso.

 

FONDO

Cinco meses antes de la presentación actual, desarrolló disfagia y comenzó a perder peso. Las muestras de biopsia obtenidas durante la EGD mostraron hallazgos consistentes con esofagitis linfocítica, una entidad patológica que se sabe que causa disfagia pero que no se comprende completamente. 1 La esofagitis linfocítica es más común entre las personas mayores y puede ser desencadenada por la enfermedad de reflujo gastroesofágico, que podría haberse desarrollado en este paciente después de una cirugía de bypass gástrico.

 

Un intento de tratamiento con fluticasona ingerida no aumentó la ingesta oral del paciente. El hecho de que la pérdida de peso se produjera a pesar del edema progresivo de las piernas sugiere pérdida de masa muscular. Dos meses antes de la presentación actual, el paciente ingresó en el hospital por anasarca. Se planteó la hipótesis de que la ingesta oral deficiente debido a la esofagitis linfocítica había provocado desnutrición proteico-calórica e hipoalbuminemia.

 

Una característica destacada de este caso es la hipoalbuminemia, que puede deberse a una disminución en la producción de proteínas o a una pérdida anormal de proteínas. 2,3El hígado adulto promedio sintetiza aproximadamente 15 g de albúmina por día; la vida media sérica de la albúmina es de aproximadamente 20 días. La disfunción sintética en el hígado puede provocar hipoalbuminemia. Sin embargo, esta paciente no tenía ninguna otra evidencia bioquímica que sugiriera disfunción hepática sintética. La analbuminemia congénita es un trastorno autosómico recesivo causado por defectos en el gen que codifica la albúmina, pero es extremadamente raro. El síndrome nefrótico puede provocar una pérdida anormal de albúmina, pero esta posibilidad se descartó con análisis de orina realizados durante el primer ingreso hospitalario. La inflamación profunda puede provocar un aumento de la permeabilidad vascular y la extravasación de albúmina del espacio intravascular al espacio extravascular; tal inflamación no se observó en este paciente.

 

MEDIO TÉRMINO

Un mes antes de la presentación actual, surgieron más pistas. Se encontró que el paciente tenía deficiencias de nutrientes adicionales y presentaba heces blandas. Investigaciones adicionales para la enteropatía perdedora de proteínas, incluida la EGD y la enterografía por resonancia magnética, no fueron reveladoras. En este punto, la enteropatía perdedora de proteínas parecía poco probable y la hipoalbuminemia se atribuyó a una ingesta oral deficiente. Es importante reconocer que el hígado puede aumentar la producción de albúmina para compensar una deficiencia, lo que sugiere que otro proceso, además de la ingesta oral deficiente, puede haber contribuido a la hipoalbuminemia.

 

PRIMER PLANO

Una semana antes del ingreso actual, la paciente tuvo una encefalopatía rápidamente progresiva y una marcha inestable que provocó una caída. Se diagnosticó una ITU con K. pneumoniae. La hipotensión disminuyó después de la administración de vasopresores y antibióticos sistémicos, pero el estado mental alterado persistió.

 

ESTADO MENTAL ALTERADO

El diagnóstico diferencial de alteración del estado mental en este paciente es amplio. Un esquema diagnóstico útil clasifica las enfermedades infecciosas y no infecciosas según la afectación intracraneal o extracraneal.

 

Las infecciones intracraneales (como encefalitis, neurosífilis y enfermedad priónica adquirida) son poco probables en esta paciente, dado que obtuvo resultados normales en el análisis del LCR. Se le diagnosticó una ITU, pero la alteración del estado mental empeoró a pesar del tratamiento con antibióticos. Se descartaron otras infecciones extracraneales con hemocultivos y heces y estudios adicionales de heces; Las imágenes abdominales no mostraron signos de infección intraabdominal.

 

Los procesos intracraneales no infecciosos, como el ictus hemorrágico o isquémico, se descartaron mediante TC y RM. Este paciente tenía un trastorno convulsivo subyacente, pero los hallazgos del EEG fueron consistentes con un proceso metabólico tóxico, en lugar de actividad convulsiva. La encefalitis autoinmunitaria o paraneoplásica, la vasculitis y la enfermedad priónica esporádica son poco probables, dados los resultados normales del análisis del LCR. La demencia rápidamente progresiva sigue siendo un diagnóstico posible. Sin embargo, esta paciente tenía varios factores de riesgo que hacen más probable una causa extracraneal no infecciosa de alteración del estado mental. 4

 

Este paciente estaba tomando varios medicamentos que pueden causar alteración del estado mental, incluidos carbamazepina, gabapentina, metocarbamol, olanzapina, oxicodona-acetaminofeno y topiramato. 5 Sin embargo, ninguno de estos medicamentos fue recetado recientemente. Aunque los cambios en su peso podrían haber dado lugar a una farmacocinética alterada de la medicación, la presentación clínica no es consistente con un toxidrome específico de clase y el estado mental alterado no disminuyó con el tiempo.

 

¿Podría el coma mixedematoso explicar la alteración del estado mental en esta paciente con edema progresivo? Tenía edema con fóvea, mientras que en un paciente con mixedema se esperaría un edema sin fóvea. Además, no hubo evidencia de hipotermia, bradicardia, hipoventilación, hiponatremia o hipoglucemia, características que apoyarían un diagnóstico de mixedema. 6

 

En este paciente con antecedentes de derivación gástrica en Y de Roux y colitis ulcerosa con desnutrición reciente e hipoalbuminemia, las deficiencias nutricionales y la encefalopatía metabólica son causas extracraneales no infecciosas importantes de alteración del estado mental a considerar.

 

DEFICIENCIAS NUTRICIONALES

Las deficiencias nutricionales asociadas con la colitis ulcerosa incluyen deficiencias de hierro, vitamina B 12, vitaminas liposolubles y zinc. La deficiencia de vitamina B 12 puede provocar alteraciones del estado mental. 7 Sin embargo, la colitis ulcerosa de este paciente no parecía estar activa en la enterografía por resonancia magnética y el nivel de vitamina B 12 era normal. Los pacientes sometidos a bypass gástrico en Y de Roux pueden tener deficiencias de macronutrientes y micronutrientes que se relacionan con una ingesta oral deficiente y alteraciones en las superficies de absorción críticas. 8 Este paciente tenía varias deficiencias asociadas con un bypass gástrico en Y de Roux previo, incluidas deficiencias de vitamina C, vitamina B 6, vitamina A y oligoelementos (zinc, cobre y selenio). Sin embargo, las deficiencias nutricionales más comunes que causan alteración del estado mental después del bypass gástrico en Y de Roux son las deficiencias de vitaminas B 1 y B 3, y estos niveles eran normales en este paciente. Aunque la desnutrición probablemente tenga un papel en la presentación de este paciente, el cuadro clínico no se ajusta a un síndrome de deficiencia de un solo nutriente.

 

HIPERAMONEMIA

Todos los tejidos producen amoníaco como subproducto del metabolismo de los aminoácidos. La ruta principal de excreción de amoníaco es a través del ciclo de la urea, siendo la excreción urinaria de amoníaco en forma de urea. La encefalopatía hiperamonémica puede ocurrir cuando las perturbaciones en el metabolismo del amoníaco conducen a un nivel elevado de amoníaco. 9 Aunque un nivel elevado de amoníaco puede sugerir este diagnóstico en presencia de factores de riesgo y hallazgos clínicos apropiados, las pruebas de amoníaco pueden arrojar notoriamente resultados falsos elevados. 10,11

 

La encefalopatía hepática es un síndrome clínico que se puede encontrar en pacientes con cirrosis cuando la derivación portosistémica hace que el amoníaco evite el metabolismo hepático. Los pacientes con encefalopatía hepática pueden presentar diversas manifestaciones de estado mental alterado y hallazgos asociados, como asterixis. Esta paciente tenía un estado mental alterado progresivo y sacudidas mioclónicas, pero no tenía antecedentes de cirrosis. Además, no presentó hallazgos en el examen físico ni en pruebas de laboratorio que sugirieran cirrosis. Sin embargo, tenía varios factores de riesgo de hiperamonemia no cirrótica.

 

HIPERAMONEMIA NO CIRRÓTICA

No había signos que sugirieran que esta paciente tuviera hiperamonemia debido a insuficiencia hepática aguda. La hiperamonemia puede ser causada por un aumento de la carga de proteínas de origen oral o parenteral o por una hemorragia gastrointestinal. La paciente había aumentado sustancialmente su ingesta de proteínas una semana antes de la aparición de la alteración del estado mental. La hiperamonemia también puede ser causada por un estado catabólico, como la desnutrición grave. 12 La pérdida de peso de la paciente a pesar del desarrollo de edema progresivo sugería pérdida muscular y sarcopenia. El músculo es un sitio extrahepático importante del metabolismo del amoníaco y la sarcopenia grave puede provocar hiperamonemia. 13

 

Ciertos fármacos y toxinas, incluidos los agentes antiepilépticos como el valproato, pueden provocar disfunción del ciclo de la urea e hiperamonemia. Hay informes de casos de asterixis inducida por carbamazepina con hiperamonemia, pero es extremadamente raro. 14,15 La hiperamonemia también puede deberse a infecciones con bacterias productoras de ureasa, incluida K. pneumoniae . En esta paciente se consideran trastornos hereditarios y adquiridos del ciclo de la urea, pero sus antecedentes de derivación gástrica en Y de Roux sugieren la posibilidad de otro síndrome clínico.

 

HIPERAMONEMIA DESPUÉS DEL BYPASS GÁSTRICO EN Y DE ROUX

Existe una asociación cada vez más reconocida entre la hiperamonemia no cirrótica y los antecedentes de derivación gástrica en Y de Roux, y algunos expertos han propuesto denominar este fenómeno como “síndrome de hiperamonemia de derivación gástrica”. 16 Los informes de casos describen pacientes con encefalopatía hiperamonémica que generalmente son mujeres de mediana edad y no tienen enfermedad hepática clínicamente significativa. La encefalopatía hiperamonémica puede desarrollarse en varios puntos después de la cirugía de bypass gástrico, con hallazgos característicos que incluyen hipoalbuminemia, deficiencias nutricionales, un nivel elevado de glutamina en plasma y un nivel bajo de zinc. Los retrasos en el diagnóstico y el tratamiento pueden dar lugar a un mal pronóstico con un alto riesgo de muerte. 16-18

 

La hiperamonemia asociada con el bypass gástrico en Y de Roux es más común en mujeres que en hombres. Se ha planteado la hipótesis de que variantes patogénicas hemicigóticas no diagnosticadas en el gen que codifica la ornitina transcarbamilasa ( OTC ) en mujeres podrían contribuir a un riesgo elevado de disfunción del ciclo de la urea. También se ha planteado la hipótesis de un papel de la deficiencia de zinc en la disfunción enzimática del ciclo de la urea. El aumento de la producción de amoníaco, la derivación portosistémica, un microbioma intestinal alterado y un profundo estado catabólico después del bypass gástrico en Y de Roux pueden contribuir a la patogénesis de este síndrome, aunque se necesita más investigación para comprender esta enfermedad rara y única. 17,19

 

Sospecho que este paciente tenía hiperamonemia no cirrótica después de un bypass gástrico en Y de Roux y que la prueba diagnóstica fue la medición del nivel de amoníaco sérico. No está claro hasta qué punto ciertos aspectos de su presentación (incluida la dieta rica en proteínas, la sarcopenia, los efectos metabólicos de la carbamazepina y la ITU por K. pneumoniae ) contribuyeron a su rápido deterioro. Éstas son consideraciones importantes.

 

Diagnóstico presuntivo de la Sala:

Hiperamonemia no cirrótica después de bypass gástrico en Y de Roux.

 

Pruebas de diagnóstico

La prueba de diagnóstico fue la medición del nivel de amoníaco en suero. La muestra de suero debe obtenerse mediante punción venosa de flujo libre sin el uso de torniquete, almacenarse en hielo y enviarse inmediatamente al laboratorio; las desviaciones de este proceso pueden conducir a resultados falsamente elevados. El nivel de amoníaco sérico de este paciente era de 90 μmol por litro (rango de referencia, 12 a 48) y permaneció elevado en mediciones repetidas, con un nivel máximo de 107 μmol por litro. Tuvo encefalopatía durante el tiempo en que se obtuvieron estos niveles. El siguiente paso fue una evaluación de las causas de la hiperamonemia no cirrótica, incluidos los trastornos metabólicos hereditarios y las perturbaciones adquiridas del ciclo de la urea. 20

 

Los niveles de aminoácidos en plasma obtenidos durante la hospitalización del paciente fueron bajos, un hallazgo compatible con desnutrición. Los niveles de carnitina plasmática libre y total, el perfil de acilcarnitina plasmática, el nivel de creatina quinasa sérica y los niveles de ácido orgánico en orina obtenidos después de la hospitalización fueron normales. Se encontró que tenía un nivel de ácido orótico en orina levemente elevado, que puede estar asociado con una disfunción del ciclo de la urea proximal. Sin embargo, las mediciones repetidas de los niveles de aminoácidos en plasma no han mostrado características de un defecto del ciclo de la urea proximal, como un nivel elevado de glutamina o un nivel bajo de citrulina (Figura 2) .). Los resultados de las pruebas moleculares para 76 trastornos monogénicos asociados con la hiperamonemia fueron normales, lo que hace que el diagnóstico de un trastorno metabólico hereditario, como una deficiencia de ornitina transcarbamilasa, sea poco probable.

 


Figura 2. Pruebas de laboratorio para detectar disfunción del ciclo de la urea heredada o adquirida.

El amonio, el bicarbonato y el trifosfato de adenosina (ATP) forman carbamoil fosfato, que se combina con la ornitina para generar citrulina en una reacción catalizada por la ornitina transcarbamilasa (OTC). Después de una serie de reacciones bioquímicas conocidas colectivamente como ciclo de la urea, el amoníaco se desintoxica y se excreta en la orina como urea. En los defectos del ciclo de la urea proximal, tanto heredados como adquiridos, la concentración de citrulina puede ser baja y un exceso de carbamoil fosfato conduce a una concentración elevada de ácido orótico a través de una vía metabólica alternativa. En la hiperamonemia no cirrótica, el nivel de glutamina suele estar elevado como resultado de un proceso de desintoxicación de amoníaco que ocurre fuera del hígado.

 

 

La razón más probable de la hiperamonemia no cirrótica en esta paciente es su antecedente de bypass gástrico en Y de Roux. La desnutrición, seguida del inicio rápido de una dieta rica en proteínas, podría haber conducido a una disfunción adquirida del ciclo de la urea que resultó en hiperamonemia no cirrótica.

 

Diagnóstico clínico y de laboratorio.

Hiperamonemia no cirrótica después de bypass gástrico en Y de Roux.

 

Discusión de la gestión

El tratamiento para la hiperamonemia no cirrótica en este paciente se centró en reducir el nivel de amoníaco sérico e incluyó la administración de rifaximina y lactulosa por vía oral. Se continuó con el uso de multivitamínico y suplementos de zinc y selenio, y se inició tratamiento con suplemento de cobre oral. Se consideró la terapia de reemplazo renal, pero después de 1 semana de terapia médica, el nivel de amoníaco se normalizó y el estado mental del paciente volvió a la normalidad. Se obtuvo una consulta quirúrgica sobre la necesidad de revertir el bypass gástrico, dado el riesgo de hiperamonemia recurrente y la alta mortalidad reportada con el síndrome de hiperamonemia del bypass gástrico.

 

Esta paciente tuvo una complicación rara y potencialmente fatal del bypass gástrico. Aunque el diagnóstico de hiperamonemia es extremadamente infrecuente, el escenario general no es inusual. Los pacientes con complicaciones del bypass gástrico en Y de Roux pueden presentar síntomas vagos y atípicos, como náuseas, erupción cutánea o manifestaciones neurológicas. Estos síntomas pueden ser benignos y no estar relacionados con la cirugía, pero también se deben considerar deficiencias graves de micronutrientes o complicaciones metabólicas. También pueden ocurrir complicaciones de la reversión del bypass, por lo que la cirugía a menudo se pospone hasta que se hayan agotado las estrategias de tratamiento no quirúrgico.

 

Tres meses después del diagnóstico, la hipoalbuminemia y la hiperamonemia recurrieron en este paciente a pesar del tratamiento con rifaximina y lactulosa.

 

Se colocó una sonda de gastrostomía y se proporcionó apoyo nutricional con alimentación por sonda. Los niveles de albúmina y amoníaco volvieron a la normalidad. Sin embargo, 2 años después, reaparecieron la hipoalbuminemia y la hiperamonemia. En ese momento se realizó la reversión del bypass gástrico. Desde entonces, la paciente ha necesitado varias dilataciones endoscópicas de su anastomosis gastrogástrica pero por lo demás le ha ido bien.

 

Diagnostico final

Hiperamonemia no cirrótica después de bypass gástrico en Y de Roux.

 

Traducido de:

Case 30-2023: A 50-Year-Old Woman with Confusion

Amulya Nagarur, M.D., Theodore T. Pierce, M.D., M.P.H., Andrew Z. Fenves, M.D., Elan R. Witkowski, M.D., and Nina B. Gold, M.D.

 

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcpc2300907?query=featured_home

 

Referencias

 

1. Pittman ME. Lymphocytic esophagi[1]tis: current understanding and contro[1]versy. Am J Surg Pathol 2022;46(1):e55-

e63.

2. Rothschild MA, Oratz M, Schreiber

SS. Serum albumin. Hepatology 1988;8:

385-401.

3. Levitt DG, Levitt MD. Human serum

albumin homeostasis: a new look at the

roles of synthesis, catabolism, renal and

gastrointestinal excretion, and the clini[1]cal value of serum albumin measure[1]ments. Int J Gen Med 2016;9:229-55.

4. Mattison MLP. Delirium. Ann Intern

Med 2020;173(7):ITC49-ITC64.

5. Francis J. Drug-induced delirium. CNS

Drugs 1996;5:103-14.

6. Kwaku MP, Burman KD. Myxedema

coma. J Intensive Care Med 2007;22:224-

31.

7. Radziszewska M, Smarkusz-Zarzecka

J, Ostrowska L, Pogodziński D. Nutrition

and supplementation in ulcerative colitis.

Nutrients 2022;14:2469. have we learned? Obes Surg 2005;15:145-

54.

9. Auron A, Brophy PD. Hyperammone[1]mia in review: pathophysiology, diagno[1]sis, and treatment. Pediatr Nephrol 2012;

27:207-22.

10. Wijdicks EFM. Hepatic encephalopa[1]thy. N Engl J Med 2016;375:1660-70.

11. Barsotti RJ. Measurement of ammo[1]nia in blood. J Pediatr 2001;138:Suppl:

S11-S20.

12. Strong A, Gold J, Gold NB, Yudkoff

M. Hepatic manifestations of urea cycle

disorders. Clin Liver Dis (Hoboken) 2021;

18:198-203.

13. Jindal A, Jagdish RK. Sarcopenia: am[1]monia metabolism and hepatic encepha[1]lopathy. Clin Mol Hepatol 2019;25:270-9.

14. Rivelli M, el-Mallakh RS, Nelson WH.

Carbamazepine-associated asterixis and

hyperammonemia. Am J Psychiatry 1988;

145:269-70.

15. Coulter DL, Allen RJ. Secondary hy[1]perammonaemia: a possible mechanism

for valproate encephalopathy. Lancet 1980;

1:1310-1.

16. Fenves AZ, Shchelochkov OA, Mehta

A. Hyperammonemic syndrome after

Roux-en-Y gastric bypass. Obesity (Silver

Spring) 2015;23:746-9.

17. Nagarur A, Fenves AZ. Late presenta[1]tion of fatal hyperammonemic encepha[1]lopathy after Roux-en-Y gastric bypass.

Proc (Bayl Univ Med Cent) 2017;30:41-3.

18. Acharya G, Mehra S, Patel R, Frunza[1]Stefan S, Kaur H. Fatal nonhepatic hyper[1]ammonemia in ICU setting: a rare but

serious complication following bariatric

surgery. Case Rep Crit Care 2016;2016:

8531591.

19. Aquilio E, Spagnoli R, Riggio D, Seri

S. Effects of zinc on hepatic ornithine

transcarbamylase (OTC) activity. J Trace

Elem Electrolytes Health Dis 1993;7:

240-1.

20. Stergachis AB, Mogensen KM,

Khoury CC, et al. A retrospective study of

adult patients with noncirrhotic hyperam[1]monemia. J Inherit Metab Dis 2020;43:

1165-72.

8. Bloomberg RD, Fleishman A, Nalle

JE, Herron DM, Kini S. Nutritional defi[1]ciencies following bariatric surgery: what