Un colega de la costa Mexicana del Pacífico envía
estas imágenes con el siguiente texto:
(En anónimo, por favor)
Buen día, Dr. Mucho gusto en saludarle. Me gustaría
compartir este caso clínico para conocer su criterio.
Se trata de un paciente masculino de 23 años,
estudiante de biología con último contacto al campo hace 1 semana donde inicia
con pequeñas ronchas eritematosas y pruriginosas en dorso de mano y 2do-5to
dedos, que creían secundarias a piquete de insectos (refiere
"pilonillos"). Se presenta hace 4 días por evolución y persistencia
sintomática con lesiones presentadas en primera foto. Niega fiebre, coriza u
algún otro síntoma. Refiere que una abuelita del pueblo le coloca plasta de
hierbas "jarilla" un día antes. Se indica clorfenamina y baño coloide
además de cuidados de la piel. Sin embargo, se presenta al tercer día del
tratamiento con inflamación local, aumento del prurito y progresión a vesículas
y ampollas dactilares e interdigitales. Refiere que no tomó la clorfenamina. Se
aplica hidrocortisona IM y se indica loratadina/betametasona y presenta mejoría
de la inflamación al siguiente día. El día de hoy regresa y se observa recurre
la inflamación además de persistencia de las lesiones con sensación de ardor en
5to dedo. Presenta botes del medicamento, y se observa que la loratadina no
tiene betametasona, pues no encontró la indicada. Hace 2 dias se aplicó
hidrocortisona tópica porque le ayudaba con la comezón. Antecedente de varicela
a los 8 años. Refiere presentar un "alergia al frío" en manos
(bilateral), un episodio a los 16 años.
Figuras Día 1 Dia 2 Día 3 Día 4 en ese orden
Opinión: Dado el antecedente epidemiológico, y la aparente
relación causa efecto entre las picaduras y la aparición de las lesiones en la
mano, fui a buscar qué son los “pinolillos”, qué consecuencias pueden causar en
el humano su picadura, y por último si las lesiones que presenta el paciente
son compatibles con ellas.
“Pilonillo” es el nombre con que en algunos lugares de
Latinoamérica se conoce a los llamados “ácaros de las segadoras” (“chigger”), o
trombicúlidos (Trombiculidae). Los trombicúlidos son una
familia de ácaros conocidos vulgarmente como ácaros de la cosecha, ácaros
rojos, tlazahuate (nahuatlismo de tlalzáhuatl, "sarna de la tierra"),
aradores (en México), chivacoas o coloraditos, pinolillos (en Venezuela),
coloradillas o chirotes (en Panamá), bichos colorados (en Argentina) o isangos
(en la Amazonia Peruana). En realidad, son
pequeños arácnidos que incluyen miles de especies, muchas de las cuales parasitan
animales y plantas. En animales y humanos, estos ácaros pueden producir
lesiones cutáneas, provocar reacciones alérgicas o actuar como vectores de
enfermedades infecciosas. El ácaro trombiculido adulto mide típicamente de 1 a
2 mm de longitud y presenta un color rojo brillante o marrón rojizo ( imagen 1A
). Su ciclo de vida transcurre a través de las etapas de huevo, larva, ninfa y
adulto. Solo la etapa larvaria es responsable de las picaduras de niguas.
Figura 1 B. La etapa larval de Trombicula alfreddugesi es la nigua que afecta con mayor frecuencia a los humanos en Estados Unidos. Las larvas presentan solo seis patas (en lugar de las ocho de las formas maduras) y una fina capa de pelos).
La etapa ninfal es similar a la del adulto, pero de menor tamaño. Los adultos y las ninfas viven en el suelo y se alimentan de plantas, otros ácaros, pequeños insectos y huevos de insectos. Aunque los ácaros trombiculidos se encuentran en la mayor parte del mundo, las condiciones del suelo y los huéspedes adecuados limitan sus hábitats comunes a praderas, bosques, parques, jardines y zonas húmedas junto a lagos y arroyos. Dado que la mayoría de los ácaros responsables de las picaduras de niguas requieren una humedad relativa del aire de al menos el 80 %, suelen permanecer en la vegetación a menos de 20 a 30 cm del suelo. La forma de presentación de las picaduras suelen ser la inflamación cutánea y el prurito intenso, a veces con reacciones cutáneas papulosas y papulovesiculares son las más comunes; con menos frecuencia, se presentan erupciones urticariales, morbiliformes y ampollosas El prurito suele comenzar a las pocas horas de la picadura y se resuelve en pocos días; las lesiones suelen cicatrizar en una o dos semanas. En personas con afectación extensa, el prurito intenso puede inhibir el sueño. En ocasiones, la erupción cutánea y el prurito persisten durante semanas. El diagnóstico diferencial de las picaduras de niguas incluye: OTRAS PICADURAS DE ARTRÓPODOS/INSECTOS, y la DERMATITIS ALÉRGICA DE CONTACTO. En este caso, además, un diagnóstico diferencial es la DISHIDROSIS o POMPHOLIX si nos atenemos a las imágenes, sin tener en cuenta el antecedente epidemiológico inmediato. En contra de esto último es la aparición brusca y sin antecedentes previos de esta situación.
En cuanto al tratamiento de este cuadro, una limpieza
vigorosa con agua y jabón puede ayudar a eliminar los ácaros. El tratamiento se
centra en controlar los síntomas. El prurito puede tratarse con
antipruriginosos tópicos como mentol o loción de calamina . Los
corticosteroides tópicos potentes pueden ayudar a mejorar tanto el prurito como
la inflamación. La aplicación del corticosteroide tópico con oclusión (p. ej.,
bajo una envoltura de plástico) puede mejorar la eficacia del tratamiento con
corticosteroides tópicos. Los antihistamínicos sedantes orales (p. ej.,
hidroxicina , difenhidramina ) pueden ayudar a mejorar el prurito. Las
inyecciones intralesionales de corticosteroides (p. ej., 2,5 a 5 mg/ml de
acetonida de triamcinolona ) pueden ser beneficiosas para reducir la
inflamación en pápulas individuales que no se resuelven con terapia tópica. Sin
embargo, el tratamiento con inyecciones intralesionales de corticosteroides
normalmente no es necesario. Dado que estos ácaros no excavan en la piel y la
erupción pruriginosa suele comenzar después de que los ácaros ya se han
desprendido de la piel, las intervenciones para erradicar los ácaros de la piel
(por ejemplo, acaricidas o remedios caseros destinados a sofocar los ácaros,
como la aplicación de esmalte de uñas) no están indicadas. La ropa usada durante el período de
exposición al aire libre a los ácaros debe lavarse con agua caliente. Como
alternativa, se puede tratar la ropa con insecticidas piretroides para eliminar
los ácaros. Las medidas preventivas incluyen cambios de comportamiento y
repelentes de insectos. Se deben evitar las zonas con alta infestación y los
pantalones deben llevarse dentro de los calcetines. Los repelentes de insectos,
como el DEET (N,N-dietil-meta-toluamida o N,N-dietil-3-metilbenzamida) y el
ftalato de dimetilo, aplicados sobre la piel y la ropa, son eficaces para
repeler ácaros. Los repelentes que contienen aceites aromáticos naturales, como
el aceite de citronela, el aceite de árbol de té, el aceite de jojoba, el
aceite de geranio y el aceite de limoncillo, también pueden ser eficaces. La
ropa también puede tratarse con un insecticida piretroide, como la permetrina. Por
último como se mencionó, estos ácaros pueden ser vectores de enfermedades como:
el tifus de los matorrales (Orientia tsutsugamushi), Hantavirus, Borrelia y
Ehrlichia.
FUENTE: UPTODATE
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