martes, 27 de mayo de 2025

Mujer de 29 años con inflamación periamigdalina y sangrado

Una mujer de 29 años fue ingresada en este hospital debido a dolor de garganta e hinchazón y sangrado periamigdalino.

La paciente se encontraba bien hasta 7 semanas antes del ingreso actual, cuando presentó dolor de garganta. Al no remitir el dolor después de una semana, acudió a una consulta de atención primaria de otro hospital. Las pruebas de cribado de un hisopado nasofaríngeo para ARN del coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo y antígeno estreptocócico resultaron negativas. Se le indicó reposo y beber líquidos.

Durante los 4 días siguientes, el dolor de garganta se intensificó hasta el punto de que la paciente no podía dormir toda la noche. Regresó a la consulta de atención primaria, donde le recetaron azitromicina. Durante los 5 días siguientes, tomó el antibiótico recetado, pero el dolor de garganta no remitió. Llamó a la consulta de atención primaria y le indicaron que fuera a urgencias del otro hospital.

Durante la evaluación en urgencias, 31 días antes de su ingreso actual, la paciente describió dolor e inflamación en el lado derecho de la garganta y notó que, al tragar, sentía como si la comida se le quedara pegada. Refirió fatiga, pero no fiebre, dolor de cabeza, dificultad para respirar, tos, náuseas, vómitos, dolor abdominal, diarrea ni sarpullido.

En el examen, la temperatura temporal fue de 36.9°C, la presión arterial 105/77 mmHg, la frecuencia cardíaca 74 latidos por minuto y la saturación de oxígeno 99% mientras la paciente respiraba aire ambiente. Ella parecía estar bien y tenía una voz normal sin ronquera o estridor. Las membranas mucosas estaban húmedas. Se observaron edema y fluctuación en el área periamigdalina derecha del paladar blando. La amígdala derecha no tenía eritema, hinchazón o exudado. La úvula estaba desviada hacia la izquierda. No se observó trismo. Los pulmones estaban limpios en la auscultación. No había linfadenopatía palpable ni erupción cutánea. El recuento de glóbulos blancos fue de 6700 por microlitro (rango de referencia, 4000 a 11,000). Otros resultados de pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1 .

 


Tabla 1. Datos de laboratorio.

 

La tomografía computarizada (TC) de cuello, realizada tras la administración intravenosa de contraste, reveló una lesión hipodensa en la región periamigdalina derecha de la orofaringe, de 2,6 cm x 2,1 cm x 3,8 cm ( Figura 1 ). Se observó un realce periférico mínimo. La presencia de la lesión provocó un leve borramiento de la orofaringe. Se observó una mínima acumulación de grasa en la grasa parafaríngea derecha. No se observó edema en el músculo pterigoideo medial derecho. El ganglio linfático yugulodigástrico derecho tenía un aspecto normal.



Figura 1. Tomografías computarizadas iniciales del cuello.

Se realizó una TC con contraste de cuello en la presentación inicial en el otro hospital. Las imágenes axiales (Paneles A y B) y coronales (Panel C) a nivel de la orofaringe muestran una lesión hipodensa (Paneles A y C, asteriscos) sin realce sustancial del borde, centrada en la región periamigdalina derecha de la orofaringe. La presencia de la masa ha provocado un leve borramiento de la orofaringe. La acumulación de grasa en la grasa parafaríngea derecha es mínima, si la hay (Panel A, flecha negra). El músculo pterigoideo medial derecho (Panel A, flecha blanca) y el ganglio linfático yugulodigástrico derecho (Panel B, flecha roja) tienen un aspecto normal.


La paciente fue dada de alta con una receta de amoxicilina-clavulánico y se le recomendó programar una visita de seguimiento en la clínica de otorrinolaringología del otro hospital.

Veintiséis días antes de su ingreso, el paciente fue evaluado en la clínica de otorrinolaringología del otro hospital. Se realizó una incisión en la lesión periamigdalina derecha y se drenaron 3 ml de líquido hemático. Al día siguiente, el paciente regresó a la clínica de otorrinolaringología debido al aumento del dolor y la inflamación en el lado derecho de la garganta, así como al sangrado en el sitio de la incisión. En la exploración, el área periamigdalina derecha estaba más edematosa que el día anterior, y se observaron equimosis, mucosa friable y algo de tejido de granulación necrótico. El sitio de la incisión estaba parcialmente abierto con exudación de líquido hemático. Se intentó un nuevo drenaje de líquido en este sitio y se evacuó un hematoma con succión. El sangrado se trató con nitrato de plata y celulosa regenerada oxidada; sin embargo, el exudado en el sitio continuó. La paciente fue llevada al quirófano de urgencia.

Durante la exploración, bajo anestesia, se observó un exudado hemático en múltiples puntos de la zona periamigdalina derecha. Se utilizó una gasa empapada en oximetazolina y un sellador de matriz de gelatina humana-trombina para lograr la hemostasia. La paciente ingresó en el otro hospital. Se le administró dexametasona y ampicilina-sulbactam, y se inició una infusión de solución de Ringer lactato. Al segundo día de hospitalización, tras confirmarse la cesación del sangrado, se le dio de alta con instrucciones para reanudar el tratamiento con amoxicilina-clavulánico y tomar paracetamol y oxicodona según fuera necesario para el dolor.

Durante las dos semanas siguientes, el dolor y la inflamación del lado derecho de la garganta disminuyeron. Sin embargo, ocho días antes de su ingreso, la paciente notó un sonido de sapo. Regresó a la clínica de otorrinolaringología del otro hospital, donde se inició tratamiento con clindamicina y metilprednisolona. Durante los cuatro días siguientes, la paciente notó sangrado intermitente en el lado derecho de la garganta. Fue derivada a la clínica de otorrinolaringología de un segundo hospital. Cuatro días antes de su ingreso, se informó que la aspiración de la zona inflamada de la región periamigdalina derecha arrojó sangre oscura.

En la mañana del ingreso actual, la paciente se despertó con mayor dolor e inflamación en el lado derecho de la garganta. Varias horas después, sintió un chasquido y observó sangrado en el lado derecho de la garganta. Acudió a la clínica de otorrinolaringología del segundo hospital, donde recibió vitamina K y ácido aminocaproico por vía oral. Se le recomendó que fuera evaluada en el servicio de urgencias de este hospital.

Durante la evaluación, la paciente describió una voz ronca y dificultad para hablar debido al dolor y la inflamación de garganta. También tenía dificultad para tragar, incluyendo secreciones orales, y había limitado su dieta a alimentos y líquidos muy blandos. La revisión de aparatos y sistemas mostró fatiga, propensión a la formación de hematomas y menstruaciones abundantes. No presentaba fiebre, dolor de cabeza, dificultad para respirar, tos, náuseas, vómitos, dolor abdominal, diarrea ni sarpullido.

La paciente había gozado de buena salud previamente. Tomaba clindamicina, vitamina K y ácido aminocaproico, y usaba un dispositivo intrauterino liberador de levonorgestrel. No tenía alergias medicamentosas conocidas. Vivía sola en una zona urbana de Nueva Inglaterra. No fumaba, bebía alcohol ni consumía drogas ilegales. Su madre padecía endometriosis, su abuela materna, Alzheimer, su abuelo materno, cáncer de páncreas y su abuelo paterno, cardiopatía.

En el examen, la temperatura temporal fue de 36.4 °C, la presión arterial de 111/66 mm Hg, la frecuencia cardíaca de 82 latidos por minuto y la saturación de oxígeno del 100% mientras la paciente respiraba aire ambiente. Ella parecía estar bien y tenía disfonía amortiguada leve. No había estridor ni estertor. Una masa abultada que era eritematosa, equimótica, edematosa, firme y compresible estaba presente en el área periamigdalina derecha. Había un defecto quirúrgico en esta área con un coágulo grande y oscuro que se extendía casi hasta la amígdala izquierda, casi obstruyendo la vía aérea. La palpación suave del área periamigdalina derecha provocó sangrado alrededor del coágulo. El examen con el uso de un broncoscopio de fibra óptica no reveló otras anormalidades en la cavidad nasal, nasofaringe, orofaringe, hipofaringe o laringe. No se observó linfadenopatía cervical palpable. El recuento de glóbulos blancos fue de 13.470 por microlitro (rango de referencia: 4.500 a 11.000); el recuento de plaquetas fue normal. Los niveles sanguíneos de hemoglobina, electrolitos y calcio fueron normales, al igual que los resultados de las pruebas de coagulación y función renal. Los resultados de otras pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1 .

La angiografía por TC de cuello, realizada tras la administración intravenosa de contraste, reveló que el tamaño de la lesión periamigdalina derecha hipodensa había aumentado a 3,4 cm x 3,6 cm x 4,6 cm, con una atenuación ligeramente compleja ( Figura 2 ). La lesión afectaba el paladar blando y se extendía a la nasofaringe submucosa. El realce mínimo del borde y la leve fibrosis grasa en la grasa parafaríngea derecha no presentaban cambios con respecto al estudio de imagen previo. La lesión era inseparable del músculo pterigoideo medial derecho, que no estaba agrandado ni edematoso. No se observó extravasación de contraste.

 


Figura 2. Angiograma por TC del cuello obtenido 1 mes después de la presentación inicial.

Se realizó una angiografía por TC con contraste cervical un mes después de la primera visita del paciente al hospital. Las imágenes axiales (Paneles A y B) y coronales (Panel C) muestran un agrandamiento de la lesión periamigdalina derecha (asteriscos), que ahora se extiende por encima del paladar blando y hacia la nasofaringe submucosa. Si bien la lesión es inseparable del músculo pterigoideo medial derecho, no se observa agrandamiento ni edema en el músculo (Paneles A y B, flechas blancas). Se observa una mínima fibrosis quística en la grasa parafaríngea derecha (Panel A, flecha negra).

 

Se inició tratamiento con ampicilina-sulbactam. Se suspendió el tratamiento con vitamina K y ácido aminocaproico. Se administró hidromorfona intravenosa, acetaminofén y ondansetrón. El paciente ingresó en la unidad de cuidados intensivos quirúrgicos.

Se realizó un procedimiento diagnóstico.

 

Diagnóstico diferencial

Esta mujer de 29 años, previamente sana, presentó dolor de garganta progresivo durante casi dos meses, junto con una masa amigdalina. Los puntos clave sobre la enfermedad que presentaba la paciente incluyen la presencia de dolor de garganta progresivo a pesar de múltiples ciclos de tratamiento antibacteriano; la ausencia de fiebre, trismo y linfadenopatía; la presencia de sangrado, sin aspiración de material purulento durante los múltiples intentos de drenaje; y estudios de imagen que muestran una mínima acumulación de grasa parafaríngea, sin invasión muscular ni ósea, ni evidencia de linfadenopatía.

Para desarrollar un diagnóstico diferencial, es importante considerar la anatomía de los espacios profundos del cuello y sus tejidos asociados. En este paciente, los espacios mucosos periamigdalino y faríngeo son relevantes, y dentro de estos espacios se encuentran las amígdalas palatinas, la mucosa, las glándulas salivales menores, el músculo y el tejido conectivo. Se deben considerar las amplias categorías de enfermedades infecciosas, inflamatorias y neoplásicas que afectan los tejidos de los espacios mucosos periamigdalino y faríngeo. Un proceso patológico que afecta estos espacios puede extenderse a áreas adyacentes, que incluyen los espacios parafaríngeo, carotídeo, masticador y retrofaríngeo, y podría causar hallazgos radiográficos y clínicos de desplazamiento de la grasa parafaríngea, desplazamiento de los grandes vasos, trismo y rigidez de nuca, respectivamente, debido a la afectación de dichos espacios.

 

Absceso periamigdalino

Este paciente acudió inicialmente a consulta con un otorrinolaringólogo tras presentar dolor faríngeo derecho durante 3 semanas, disfagia, edema periamigdalino e identificación de una lesión hipodensa de 3,8 cm en el espacio periamigdalino mediante TC. Estos hallazgos son altamente sugestivos de un absceso periamigdalino. Sin embargo, ciertas características clínicas y radiográficas características de un absceso periamigdalino no están presentes en este paciente, como fiebre, trismo, linfadenopatía, amígdalas de aspecto normal y una TC que muestra una mínima acumulación de grasa en la grasa parafaríngea. En particular, la ausencia de trismo no es consistente con el diagnóstico de absceso periamigdalino, ya que, en mi experiencia, el trismo es un hallazgo casi universal en pacientes con una lesión de este tamaño.

La paciente se sometió a una incisión y drenaje, que arrojó solo una pequeña cantidad de líquido sanguíneo sin purulencia. Este hallazgo no descarta por completo una infección periamigdalina, ya que podría encontrarse en una fase flemonosa de la enfermedad. Sin embargo, casi tres semanas de síntomas, además de la ausencia de hallazgos característicos de un absceso en la exploración física y la tomografía computarizada, hacen que el diagnóstico de infección o absceso amigdalino sea improbable en esta paciente.

Tras aproximadamente cuatro semanas de síntomas, la enfermedad del paciente estaba pasando de un proceso agudo a una afección subaguda. Por lo tanto, debemos ampliar el diagnóstico diferencial para incluir enfermedades autoinmunes como el lupus eritematoso sistémico y la enfermedad mixta del tejido conectivo, enfermedades vasculíticas como la granulomatosis con poliangeítis, enfermedades granulomatosas como la sarcoidosis, enfermedades infiltrativas como la amiloidosis y procesos neoplásicos.

Estas afecciones, en particular, tienen el potencial de causar lesiones mucosas, masas y ulceración en la faringe, lo que podría explicar el dolor de garganta y la disfagia de este paciente. El breve período de alivio de los síntomas, posiblemente en respuesta al tratamiento con glucocorticoides, también podría respaldar la posibilidad de estas afecciones, ya que la mayoría responde a dicho tratamiento. Aunque estas afecciones se están considerando, la ausencia de fiebre y afectación sistémica de órganos, así como los resultados normales de las pruebas de laboratorio rutinarias, hacen improbable este diagnóstico. En esta etapa, una evaluación de laboratorio adicional, una resonancia magnética y una biopsia serían útiles para refinar el diagnóstico diferencial.

Desafortunadamente, el paciente presentó empeoramiento del dolor, alteración de la voz (un síntoma nuevo) y sangrado recurrente. El desarrollo de la masa amigdalina es aún más preocupante, lo que nos lleva a una pregunta clave: ¿Qué afecciones pueden causar un crecimiento rápido de una masa amigdalina? La Figura 3 muestra la masa amigdalina y sus efectos en los tejidos circundantes.

 


Figura 3. Espacios profundos del cuello y sus tejidos asociados.

Se muestra la ubicación de la masa del paciente (de aproximadamente 4 cm de diámetro) en el espacio mucoso faríngeo periamigdalino derecho, con desplazamiento medial de la amígdala palatina. La masa no invade los músculos pterigoideos del espacio masticatorio. La grasa parafaríngea se desplaza posterolateralmente, sin incrustaciones que sugieran inflamación. Las estructuras neurovasculares del espacio carotídeo están intactas y desplazadas posteriormente. No se observa extensión al espacio retrofaríngeo.

 

Neoplasia benigna

En este punto, un proceso neoplásico se convierte en la prioridad del diagnóstico diferencial. Diversas neoplasias benignas (papilomas, fibromas, tumores musculares y del tejido conectivo, tumores vasculares y tumores de las glándulas salivales) se relacionan con los tipos de tejido localizados en los espacios mucosos periamigdalino y faríngeo de la orofaringe. La mayoría de estas lesiones son pequeñas y no presentan hemorragia recurrente o, en el caso de un hemangioma o una malformación vascular, se asocian con hemorragia profusa. Un tumor benigno en la glándula salival, como un adenoma pleomórfico, puede desarrollarse dentro de este espacio y provocar edema del paladar blando y la región periamigdalina. Sin embargo, el rápido crecimiento del tumor en este paciente hace improbable este diagnóstico.

 

Neoplasia maligna

Las neoplasias malignas que merecen consideración en este paciente son el carcinoma de células escamosas, el linfoma, el cáncer de glándulas salivales y el sarcoma.


Carcinoma de células escamosas

El carcinoma de células escamosas es el cáncer más común que afecta las amígdalas. Si bien históricamente este carcinoma ha sido causado principalmente por carcinogénesis relacionada con el tabaco y el alcohol, ahora se asocia más comúnmente con los virus del papiloma humano (VPH) tipos 16 y 18. Los pacientes suelen presentar una masa cervical resultante de la afectación metastásica de los ganglios linfáticos cervicales. Los tumores en el sitio primario tienden a ser pequeños, pero la afectación ganglionar puede ser extensa.¹ Sin embargo, es improbable que se trate de un carcinoma de células escamosas en esta paciente, dada la ausencia de invasión muscular local y linfadenopatía cervical, ambas esperables en un tumor del tamaño observado en este caso.

 

Linfoma

Cuando se detecta una masa amigdalina de rápido crecimiento en un paciente joven, es importante considerar la posibilidad de un linfoma. El linfoma no Hodgkin extraganglionar de cabeza y cuello suele desarrollarse en los tejidos linfoides del anillo de Waldeyer; las amígdalas palatinas son el sitio de afectación más frecuente. 2 Los pacientes pueden presentar odinofagia, disfagia o una masa submucosa.

 

Cáncer de glándulas salivales

Los cánceres menores de glándulas salivales, que representan menos del 3% de los cánceres de cabeza y cuello, pueden desarrollarse en los tejidos blandos que rodean las amígdalas y dentro del paladar blando. Los tumores de bajo grado pueden carecer de evidencia clínica y radiográfica de invasión local y linfadenopatía, como en este paciente, pero también presentarían un crecimiento lento. Por otro lado, un tumor de alto grado puede tener un crecimiento rápido, pero también es probable que actúe agresivamente, con invasión tisular local y linfadenopatía.

 

Sarcoma

Los sarcomas son tumores poco frecuentes que pueden surgir del tejido musculoesquelético y conectivo del cuello. Se han descrito casi 200 subtipos diferentes en adultos. Estos tumores pueden presentarse como una masa indolora sin afectación ganglionar.

Al evaluar a este paciente, pensé que el diagnóstico más probable era una neoplasia maligna —posiblemente cáncer de glándulas salivales menores, linfoma o sarcoma—, pero no es posible distinguir entre estos cánceres sin obtener previamente tejido para la evaluación patológica. Dado que el paciente presentaba sangrado de una gran masa orofaríngea y la preocupación por complicaciones de las vías respiratorias, se recomendó realizarle un examen y una biopsia bajo anestesia.

Diagnóstico presuntivo

Neoplasia maligna compatible con cáncer de glándulas salivales menores, linfoma o sarcoma.

 

Discusión patológica

Se envió una muestra de biopsia obtenida del lado derecho de la orofaringe para evaluación patológica. La tinción con hematoxilina y eosina de secciones de la muestra de tejido mostró una amígdala suprayacente con ulceración y cambios reactivos de la intervención quirúrgica previa, junto con un tumor infiltrante de células redondas en la profundidad del tejido amigdalino ( Figura 4A ). El tumor se caracterizó por áreas alternas de hipocelularidad con estroma mixoide e hipercelularidad con focos de condensación de células tumorales ( Figura 4B ). Se observó necrosis coagulativa y hemorragia. Las células tumorales redondas a ovaladas contenían cromatina dispersa a hipercromática y nucléolos prominentes ocasionales con citoplasma escaso y anfófilo. Se observaron numerosas figuras mitóticas y cuerpos apoptóticos ( Figura 4C ). Los rabdomioblastos no se identificaron fácilmente y no se observó anaplasia.

 


Figura 4. Muestra de biopsia de masa orofaríngea.

La tinción con hematoxilina y eosina de la muestra de tejido orofaríngeo (Panel A) muestra una neoplasia infiltrante de células redondas en la profundidad del tejido amigdalino. A mayor aumento, se observa un patrón de crecimiento hipocelular e hipercelular alternado sobre un fondo mixoide (Panel B), así como células redondas a ovaladas con una alta relación núcleo-citoplasma, escaso citoplasma anfófilo y numerosas mitosis (Panel C, flechas). La tinción inmunohistoquímica muestra que las células tumorales presentan una positividad difusa para desmina (Panel D) y myoD1 (Panel E) y una positividad multifocal para miogenina (Panel F).

 

La tinción inmunohistoquímica mostró que las células tumorales presentaban una positividad difusa para desmina y myoD1, y una positividad multifocal para miogenina ( Figuras 4D, 4E y 4F ). Estos hallazgos inmunohistoquímicos confirmaron la presencia de diferenciación del músculo esquelético en las células tumorales, y el patrón de tinción focal para miogenina favoreció el diagnóstico de rabdomiosarcoma embrionario.

Se envió una muestra representativa de tejido fijado en formalina e incluido en parafina que contenía células tumorales para análisis molecular. La hibridación in situ con fluorescencia, realizada con sondas de ruptura en el locus FOXO1 , no detectó la presencia de reordenamientos de FOXO1 , lo que descartó eficazmente el diagnóstico de rabdomiosarcoma alveolar. 5 La secuenciación de nueva generación reveló variantes en la vía RAS, incluyendo variantes de un solo nucleótido en HRAS y GNAS , y variantes en el número de copias en HRAS . Se han identificado mutaciones somáticas conductoras que involucran la vía RAS en estudios genómicos de rabdomiosarcoma embrionario. 6,7 El análisis citogenético del tejido tumoral fresco obtenido de este paciente reveló un cariotipo complejo, que incluye trisomía 8. Aunque no es específica, la trisomía 8 es una aberración recurrente observada en pacientes con rabdomiosarcoma. 8

Diagnóstico patológico

Rabdomiosarcoma embrionario.

 

Discusión sobre el manejo oncológico

El rabdomiosarcoma es un sarcoma de tejidos blandos que afecta principalmente a niños, aunque aproximadamente el 40% de los pacientes afectados se presentan en la edad adulta. 9 El rabdomiosarcoma embrionario es el subtipo histológico más común, que típicamente surge en la cabeza y el cuello o el sistema genitourinario. 10 La caracterización molecular se ha vuelto cada vez más importante en la evaluación del rabdomiosarcoma con el reconocimiento de que las translocaciones genéticas y las mutaciones en genes como MYOD1 son pronósticas. 11 Faltan datos de ensayos clínicos en adultos con rabdomiosarcoma, un desafío común en el manejo de esta enfermedad en adolescentes y adultos jóvenes. Los datos de estudios de registro han demostrado que los adultos con rabdomiosarcoma tienen resultados inferiores a los de los niños. Específicamente, entre los pacientes con enfermedad localizada, la supervivencia general a 5 años es del 47% entre los adultos en comparación con el 82% entre los niños. 9 Algunos datos sugieren que los adultos que reciben tratamiento según las pautas de tratamiento para niños tienen mejores resultados que aquellos que no reciben tratamiento según dichas pautas. 12

El tratamiento del rabdomiosarcoma incluye quimioterapia, cirugía cuando sea posible y radioterapia para controlar la enfermedad residual local. La vincristina, la dactinomicina y la ciclofosfamida son agentes quimioterapéuticos de uso común para el tratamiento del rabdomiosarcoma pediátrico y se utilizan de forma adaptada al riesgo. 13-16 El estándar de atención para pacientes pediátricos está evolucionando, y es importante que el enfoque terapéutico específico para cada paciente sea informado por un oncólogo pediátrico con experiencia en sarcomas de tejidos blandos.

Este paciente presentó un rabdomiosarcoma primario no parameníngeo de cabeza y cuello originado en una localización favorable (operable) de la enfermedad (estadio 1, grupo clínico III). Se desconoce hasta qué punto el estadio y los grupos clínicos en niños pueden aplicarse a los adultos, y no se ha establecido un régimen de quimioterapia óptimo para adultos con rabdomiosarcoma. La exposición a agentes cardiotóxicos y radioterapia es menos preocupante en adultos que en niños, y a menudo se opta por regímenes intensivos para pacientes adultos, dados sus históricos malos resultados.

En el caso de este paciente, debido al riesgo inminente de obstrucción de las vías respiratorias por el tumor, se seleccionó una combinación de vincristina, doxorrubicina y ciclofosfamida como tratamiento inicial. Tras recibir el primer ciclo de quimioterapia, se observó una progresión temprana; por lo tanto, se administró tratamiento con ifosfamida y etopósido, junto con radioterapia, en el segundo ciclo. Tras completar la radioterapia para el control local, el paciente completó un total de 14 ciclos de tratamiento alternado con la combinación de vincristina, doxorrubicina y ciclofosfamida, y la combinación de ifosfamida y etopósido. Este régimen se utiliza comúnmente en Norteamérica y Europa para tratar el sarcoma de Ewing. 17

 

Discusión sobre el manejo quirúrgico

La cirugía desempeña un papel importante en el tratamiento locorregional de los sarcomas de tejidos blandos. En pacientes con rabdomiosarcoma no parameníngeo de cabeza y cuello, siempre se debe considerar el tratamiento quirúrgico. La resección en bloque es el abordaje predilecto, con el objetivo de lograr márgenes negativos amplios. El cirujano tratante examina cuidadosamente al paciente para determinar la extensión de la enfermedad, obtiene imágenes axiales adecuadas para evaluar la proximidad de estructuras críticas y asesora al paciente sobre el posible efecto de la cirugía en la función y la estética. Aunque la diseminación regional de la enfermedad es poco frecuente, se puede considerar el tratamiento quirúrgico del cuello en casos con características tumorales preocupantes o metástasis ganglionares confirmadas.

En este caso, la paciente se sometió a una amigdalectomía diagnóstica. Se observó tejido amigdalino necrótico y friable centralmente, junto con induración, en el lado derecho y líquido de color grisáceo en el espacio periamigdalino. Las imágenes mostraron evidencia de enfermedad local extensa con afectación de los músculos pterigoideos, el paladar blando, el trígono retromolar y el buccinador. Si se optaba por la cirugía, el procedimiento implicaría una amigdalectomía derecha radical con faringectomía parcial, resección del paladar blando y posible mandibulectomía marginal mediante un abordaje transoral que también podría conducir a una mandibulotomía con división labial (una incisión a través del labio inferior y la mandíbula para acceder a la cavidad oral posterior y la orofaringe) para un mejor acceso y visualización. Se anticiparían complicaciones clínicamente significativas con disfunción deglutoria grave, incluyendo la posible dependencia de una sonda de alimentación por gastrostomía para el soporte nutricional. Dadas las implicaciones funcionales de la cirugía en este paciente, junto con la baja confianza en limpiar los márgenes quirúrgicos, no se ofreció cirugía; en su lugar, se inició un tratamiento sistémico.

 

Seguimiento

El tratamiento del paciente se complicó debido a múltiples efectos secundarios agudos de la quimioterapia y la radioterapia, como fiebre, neutropenia, mucositis y dolor. Estos efectos tóxicos son comunes en las terapias para el rabdomiosarcoma, especialmente en los casos en que se utiliza radioterapia de cabeza y cuello. El tratamiento de este paciente conlleva el riesgo de complicaciones a largo plazo asociadas con la quimioterapia y la radioterapia, como miocardiopatía, infertilidad, cáncer secundario y efectos tóxicos específicamente relacionados con el tratamiento del rabdomiosarcoma de cabeza y cuello. 12,13

Los resultados de sucesivos ensayos pediátricos de grupos cooperativos han permitido la disponibilidad de un tratamiento que implica una menor exposición a antraciclinas que pueden causar efectos tóxicos cardíacos tardíos, así como una menor exposición a la radiación, que puede aumentar el riesgo de cánceres secundarios. Los intentos de reducir la exposición a alquilantes que pueden causar infertilidad han tenido menos éxito, y la dosis acumulada adecuada de estos agentes en niños con rabdomiosarcoma sigue siendo controvertida. 11,14 Este tipo de terapia adaptada al riesgo no se ha estudiado en adultos.

Dados los efectos tóxicos a corto y largo plazo de estas terapias, es fundamental iniciar la atención de supervivencia desde el primer día del diagnóstico para considerar medidas de preservación de la fertilidad y cardioprotección. No debe subestimarse el efecto psicosocial del diagnóstico de cáncer y el tratamiento intensivo durante esta fase de transición de la vida, y la evaluación de las necesidades psicosociales debe formar parte del tratamiento y la atención de seguimiento.

 

Perspectiva de la paciente

"La paciente: Mi primer síntoma fue un dolor de garganta que no se aliviaba. A medida que la inflamación y la lista de síntomas inusuales aumentaban, mi confianza en que no era nada disminuyó. Era confuso y agotador. La Dra… fue la sexta médica a la que consulté para obtener su opinión.

La autodefensa suele concebirse como tenacidad, pero era simplemente mi forma de canalizar mi frustración. Frustración con mi cuerpo por ser tan misterioso y dejar perpleja a una comunidad médica competente. Frustración por no tener respuestas. Buscar un diagnóstico era como estar bajo el agua y ver el reflejo del sol, intentando nadar hacia la superficie pero dándose cuenta de que estaba demasiado abajo y quedándose sin aire. Creo firmemente que si los pacientes hablan en estos momentos y los médicos usan historias como la mía para orientar su forma de abordar lo inusual, tal vez una persona menos experimente lo que yo viví"


Diagnóstico final

Rabdomiosarcoma embrionario de la faringe.

 

 

Traducido de: A 29-Year-Old Woman with Peritonsillar Swelling and Bleeding

Authors: Rahmatullah Wais Rahmati, M.D., M.P.H., Katherine L. Reinshagen, M.D. https://orcid.org/0000-0003-3705-1082, Rosh K.V. Sethi, M.D., M.P.H., David S. Shulman, M.D., and Emily M. Hartsough, M.D.Author Info & Affiliations

Published May 14, 2025 N Engl J Med 2025;392:1954-1964 VOL. 392 NO. 19

 

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcpc2300972

 

 

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lunes, 26 de mayo de 2025

Casos Clínicos: Varón de 71 años con lesiones en la lengua.

 

El Dr. Pablo Ramos, de Tamaulipas, México envía estas imágenes con el siguiente texto:

Buenas tardes Dr Macaluso

Un caso para discutir cortesía del Dr Francisco Delgado de Tamaulipas Mexico





Paciente masculino de 71 años de edad acude por faringodinia de 2 meses de evolución y adinamia no incapacitante, tratado en consultorios de la misma institución con aines y ab sin mejoría alguna, sv: normales; app: has en manejo con captopril + tiazidicos; apnp: fumador crónico (indice tabaquico: 35); número de parejas sexuales: más de 50 (mayormente sin protección) y actualmente activo.

 



Dr. Pablo Ramos.

Tamaulipas, México.

 

 

 

Opinión: Se observan son lesiones elevadas de color oscuro, localizadas en la lengua y en la mucosa de los carrillos que impresionan como hemorragias submucosas. Personalmente he visto estas lesiones en pacientes con plaquetopenia, por lo que sería importante solicitar un frotis de sangre periférica. Un diagnóstico diferencial podría ser múltiples melanomas orales. A nivel de paladar blando se observan lesiones elevadas de color amarillo pajizo que podría tratarse de leucoplasia verrugosa, y por lo tanto hay que intentar despegar con el bajalenguas (normalmente la leucoplasia no se puede despegar, a diferencia de la moniliasis). Hay que solicitar serología para VIH,  e interrogar sobre factores irritantes crónicos como tabaquismo o alcoholismo.

El paciente tiene prótesis dentaria superior y habría que evaluar por odontología, factores traumáticos ocasionados por la misma sobre la mucosa oral que puedan justificar hemorragias submucosas y leucoplasia verrugosa  Incipiente lengua plicata o escrotal.

domingo, 25 de mayo de 2025

Casos Clínicos: Varón de 41 años con dermopatía pruriginosa en manos de un año y medio de evolución.

 

La Dra Alexandra Ibañez, de San Fernando de Apure Venezuela, envía estas imágenes con el siguiente texto:

Buenas noches, saludos 👋, soy la Dra Alexandra.  MG. Describo el caso: me llega a la consulta un  paciente masculino de 41 años de edad natural y procedente de la frontera colombo-venezolana específicamente Apure- Arauquita, sin antecedentes de salud previos, acude por presentar hace 1 año y medio lesiones costrosas en ambas manos con signos de flogosis, se ha realizado distintos tipos de tratamiento tantos tópicos como tomados no especifica, actualmente cursa con prurito intenso, y dolor de fuerte intensidad. Cabe mencionar que trabaja la ganadería. Sin más que acotar. En espera de estudios laboratorio 🧪. Despejemos dudas. Espero puedan ayudar.




 

Dra. Alexandra Ibañez.

San Fernando de Apure. Venezuela.

 

Opinión: Se observa en ambas manos y muñecas, compromiso por una dermopatía caracterizada por edema, signos inflamatorios agudos y crónicos, vesiculación, pustulosis, hiperqueratosis con descamación, y liquenificación por rascado. Estos hallazgos, asociados a prurito intenso y dolor, hacen sospechar PONFOLYX en primer lugar, que se conoce también con otros nombres como ECCEMA PALMOPLANTAR AGUDO, ECCEMA DISHIDRÓTICO, DERMATITIS VESICULAR AGUDA RECURRENTE DE LAS MANOS etcétera. Los factores de riesgo de padecer esta entidad de causa desconocida son: antecedentes de dermatitis atópica, exposición a alérgenos de contacto, en particular metales, exposición a irritantes de contacto, exposición sistémica a alérgenos de contacto (p. ej., ingestión de níquel o cobalto), infección por dermatofitos en un sitio distante, hiperhidrosis, hábito tabáquico y exposición a la luz ultravioleta. El diagnóstico de ponfólyx es principalmente clínico basado en los hallazgos en el contexto de intenso prurito. Rara vez requiere de una biopsia. Aun así hay que tener en cuenta algunas condiciones que se plantean como diagnósticos diferenciales, entre ellas la DERMATITIS ALÉRGICA DE CONTACTO, que puede ser clínicamente indistinguible del eccema dishidrótico, y por lo tanto el diagnóstico correcto se basa en la evaluación de la exposición al alérgeno y los resultados de las pruebas epicutáneas. La TIÑA AMPOLLOSA, aunque esta se da más en pies que en las manos como en este caso. La DERMATITIS DE CONTACTO IRRITATIVA que suele afectar el dorso de las manos y los espacios interdigitales (como este paciente). La DERMATITIS ATÓPICA DE MANOS, que se da en pacientes con antecedentes de dermatitis atópica, alergias estacionales o asma.

En cuanto al manejo de este paciente, después de hacer un profundo interrogatorio sobre condiciones de trabajo, sustancias que maneja, en este caso interrogar sobre productos veterinarios dado su actividad en ganadería, hay que adoptar medidas generales tendientes al cuidado de la piel, tendiente a reducir la irritación y restaurar la barrera cutánea. Esto incluye usar agua tibia y detergentes sintéticos suaves (sin jabón) para lavarse las manos. La mayoría de los limpiadores corporales líquidos son, en realidad, detergentes sintéticos con pH neutro. Por el contrario, los jabones "naturales" tienen un pH alcalino y tienden a ser detergentes más agresivos. Secarse bien las manos después del lavado. Aplicar emolientes inmediatamente después del secado de manos y tan a menudo como sea posible. Usar guantes de algodón debajo de guantes de vinilo u otros guantes que no sean de látex al realizar trabajos húmedos. Quitar anillos, relojes y pulseras antes de realizar trabajos húmedos. Usar guantes de protección en climas fríos. Evitar la exposición cutánea a irritantes (por ejemplo, detergentes agresivos, disolventes, tintes para el cabello, alimentos ácidos [por ejemplo, frutas cítricas]).  Se puede usar soluciones astringentes (p. ej., subacetato de aluminio [solución de Burow], hamamelis ) o avena coloidal para la piel húmeda y supurante, sumergiendo las manos en la solución durante 15 minutos de dos a cuatro veces al día. Además de estas medidas generales y de acuerdo a la gravedad del cuadro se puede usar corticosteroides tópicos de potencia ultraalta o alta aplicados dos veces por día, dos a cuatro semanas. En casos de enfermedad grave se puede utilizar cursos cortos de corticosteroides orales como prednisona de 40 a 60 mg una vez al día por la mañana durante una semana. Si la respuesta es adecuada, la dosis se reduce a la mitad en los siguientes cinco a siete días y, finalmente, se reduce gradualmente y se suspende durante las dos semanas siguientes. Para casos refractarios se dispone hoy de terapias sistémicas como inmunosupresores (micofenolato de mofetilo y la ciclosporina), Dupilumab, un antagonista del receptor de interleucina (IL) 4, aprobado para el tratamiento de la dermatitis atópica, ha demostrado ser bien tolerado y eficaz en ponfólix. Otros como inhibidores de JAK (baricitinib), retinoides sistémicos (alitretinoína) etcétera.

 

sábado, 24 de mayo de 2025

Casos Clínicos: Mujer de 24 años con dermopatía pruriginosa de 12 años de evolución.

 

El Dr. Osvaldo García de Ciudad de México envía estas imágenes con el siguiente texto:

Buenas tardes doctor Macaluso, si es posible me gustaría compartir este caso en el grupo del rincón de la medicina interna.

Paciente femenino de 24 años, sin enfermedades crónico degenerativas, antecedentes familiares sin existencia de atopias o alergias conocidas en la familia.

Refiere inicio del cuadro actual desde hace 12 años, no recuerda algún factor desencadenante, habita en la zona del istmo de Tehuantepec en México (zona rural, húmeda y calida), refiere múltiples tratamientos a lo largo del tiempo (esteroides tópicos, antibióticos tópicos y orales, antihistamínicos) sin mejoría aparente, trabaja en una tienda/ferretería.

Cómo síntomas refiere prurito que aumenta con el calor, niega otras sintomatologías.

Las lesiones abarcan las extremidades algunas zonas de la cara, respeta piel cabelluda, palmas y plantas.

Anexo imagen



 



  



Dr. Osvaldo García

Ciudad de México. México,

 

Opinión: Antes que nada, hay que decir que la imagen no tiene suficiente luz y la definición no es buena. Por otro lado, la imagen representa solo una porción pequeña de la superficie afectada de acuerdo a la historia. De todas maneras, las lesiones del antebrazo podrían describirse como placas de tamaño variable con un promedio de 1 a 2 cm, aparentemente bien delimitadas, de forma redonda u oval, elevadas y con descamación en su superficie. Creo que lo primero que debiera excluirse es TIÑA CORPORIS raspando y analizando microscópicamente una preparación de hidróxido de potasio de una de las lesiones. Descartada la presencia de hongos se podría pensar en DERMATITIS DE CONTACTO, y dado su trabajo en ferretería habría que interrogar exhaustivamente acerca de las sustancias con las que trabaja. DERMATITIS ATÓPICA es otra posibilidad diagnóstica. La DERMATITIS NUMULAR o ECCEMA NUMULAR es un diagnóstico a considerar en este caso, y por lo tanto, hay que interrogar sobre estrés emocional, uso de medicamentos (sobre todo diuréticos y estatinas), amalgamas dentales (hipersensibilidad al mercurio), colonización de la piel con Staphylococcus aureus (tomar muestras de fosas nasales). La mayoría de los pacientes con eccema numular tienen la piel muy seca. La PSORIASIS EN PLACAS es un posibilidad diagnóstica menos probable. Distinguir entre las distintas formas de dermatitis mencionadas (p. ej., eccema asteatótico, dermatitis atópica, eccema numular) puede resultar difícil. Y por otro lado, las lesiones de larga duración que han sido rascadas agresivamente pueden desarrollar LIQUEN SIMPLE CRÓNICO. Si el raspado para hongos fuese negativo, y del interrogatorio o de la historia no surgieran pistas diagnósticas firmes, estaría indicada una biopsia de una de las lesiones.

 

 

viernes, 23 de mayo de 2025

Varón de 70 años con pérdida de peso, debilidad y anorexia


Un hombre de 70 años se presentó al departamento de emergencias de este hospital debido a un historial de 6 semanas de anorexia, debilidad y pérdida de peso.

Seis semanas antes de esta presentación, el psiquiatra del paciente, quien lo había estado tratando por depresión, aumentó su dosis de bupropión debido a fatiga progresiva. La fatiga continuó empeorando y el paciente presentó pérdida de apetito; la dosis de bupropión se redujo y se suspendió dos semanas después.

El paciente acudió por primera vez al servicio de urgencias de este hospital ocho días antes de su presentación actual debido a debilidad muscular, cefalea y anorexia persistente. Se le realizaron estudios de imagen.

La tomografía computarizada (TC) de abdomen y pelvis ( Figuras 1A y 1B ), realizada tras la administración de contraste intravenoso, reveló un nódulo suprarrenal izquierdo de 1,9 cm de diámetro. Esta lesión fue indeterminada para adenoma según el nivel de atenuación, que fue superior a 10 unidades Hounsfield. No se observó esplenomegalia, linfadenopatía ni evidencia de otro proceso inflamatorio o infeccioso en el abdomen. La angiografía por TC de cabeza y cuello ( Figuras 1C y 1D ), realizada antes y después de la administración de contraste intravenoso, no mostró hallazgos destacables.



Figura 1. Estudios de imágenes del abdomen, pelvis y cabeza.

Se realizó una TC de abdomen y pelvis, y una angiografía por TC de cabeza y cuello el día del ingreso. Una imagen axial del abdomen (Panel A) y una imagen coronal del abdomen y pelvis (Panel B), obtenidas tras la administración de material de contraste, muestran una lesión suprarrenal indeterminada (flechas) de 1,9 cm de diámetro. Las imágenes axiales de la cabeza (Paneles C y D), obtenidas antes de la administración de material de contraste, no muestran características patológicas intracraneales agudas. La TC de la cabeza se realizó sin la administración de material de contraste intravenoso el quinto día de hospitalización, tras el traslado del paciente a la unidad de cuidados intensivos. Las imágenes axiales (Paneles E y F), a los mismos niveles que las imágenes previas (Paneles C y D), muestran nuevas áreas de hipoatenuación parenquimatosa que afectan al caudado derecho y al brazo anterior de la cápsula interna (flechas negras) y al tálamo lateral izquierdo (flecha blanca).

 

El paciente recibió tratamiento con metoclopramida, acetaminofén y líquidos intravenosos. La cefalea remitió y fue dado de alta.

Debido a la fatiga progresiva y la anorexia, el paciente regresó al servicio de urgencias de este hospital 7 días después de su presentación inicial. En la evaluación, notó anorexia marcada, disgeusia y fatiga severa, a pesar de la interrupción del bupropión. Persistió la debilidad muscular generalizada progresiva, y el paciente refirió una pérdida de peso de 13,6 kg que había ocurrido durante las 6 semanas previas. Una revisión por sistemas destacó cefalea intermitente sin fotofobia, fonofobia ni rigidez de nuca; también se observó adelgazamiento de la piel, empeoramiento del estado de ánimo y anhedonia. No hubo sangrado anormal, debilidad muscular proximal, fiebre, escalofríos, sudores nocturnos, tos, diarrea, dolor abdominal, erupción cutánea ni disnea.

El historial médico del paciente destacaba por leucemia de células pilosas, tratada y en remisión durante 7 años; trastorno depresivo mayor, por el cual había tenido múltiples ingresos psiquiátricos y había sido tratado con terapia electroconvulsiva e implantación de un estimulador del nervio vago; obesidad, por la cual se había sometido a un bypass gástrico en Y de Roux; hipertensión primaria; e hiperplasia prostática benigna. Los medicamentos incluían bupropión, escitalopram, gabapentina, risperidona, tamsulosina y lisinopril. Sus antecedentes familiares incluían trastorno bipolar en su madre. Vivía solo en una zona urbana de Nueva Inglaterra y estaba confinado en casa la mayor parte del tiempo debido a su debilidad; necesitaba un cuidador para realizar muchas tareas domésticas. No fumaba, bebía alcohol ni consumía drogas recreativas. No tenía reacciones adversas conocidas a los medicamentos. No había viajado recientemente ni estado en contacto con personas enfermas.

En el examen, la temperatura oral fue de 36.3 °C, la presión arterial de 136/81 mm Hg, el pulso de 100 latidos por minuto, la frecuencia respiratoria de 24 respiraciones por minuto y la saturación de oxígeno del 99% mientras el paciente respiraba aire ambiente. Se observó taquipnea, sin aumento del trabajo respiratorio. Se observó la pulsación venosa yugular debajo de la clavícula con el paciente en decúbito dorsal sin almohadas. El examen cardíaco fue normal. Se observaron hematomas dispersos y adelgazamiento de la piel, pero no presentó exantema ni petequias. No se observó debilidad muscular proximal en la prueba de fuerza. El paciente estaba alerta y podía recitar los días de la semana al revés sin dificultad.

Los resultados de las pruebas de laboratorio fueron notables para la hipopotasemia, con un nivel de potasio de 3,1 mmol por litro (rango de referencia, 3,4 a 5,0), y un nivel de glucosa en sangre de 225 mg por decilitro (12,5 mmol por litro; rango de referencia, 70 a 110 mg por decilitro [3,9 a 6,1 mmol por litro]). Un hemograma completo mostró trombocitopenia (recuento de plaquetas, 91.000 por microlitro; rango de referencia, 150.000 a 400.000), una condición crónica que el paciente había tenido desde que se sometió a tratamiento contra el cáncer, así como linfopenia (recuento absoluto de linfocitos, 570 por microlitro; rango de referencia, 1.000 a 4.800). Las pruebas fueron negativas para el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) tipos 1 y 2, sífilis, virus de la hepatitis C y virus de la hepatitis B. Los niveles sanguíneos de vitamina B₁₂ , cobre y tirotropina fueron normales. La hemoglobina glucosilada fue del 7,2 %; un año antes, había sido del 6,2 %. La gasometría venosa reveló alcalosis respiratoria, con un pH de 7,48 (rango de referencia: 7,35 a 7,45) y una presión parcial de dióxido de carbono de 22 mmHg (rango de referencia: 38 a 50). Otros resultados de las pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1 .

 


Tabla 1. Datos de laboratorio.

 

La tomografía computarizada de tórax, realizada tras la administración de contraste intravenoso según el protocolo de embolia pulmonar, no mostró embolia pulmonar ni ningún otro hallazgo radiológico significativo. El adenoma suprarrenal observado en imágenes abdominopélvicas previas presentaba un aspecto estable.

Se obtuvieron hemocultivos y se inició tratamiento con tiamina intravenosa en dosis altas y ácido ascórbico oral en dosis altas. El paciente ingresó en este hospital.

Durante los dos días siguientes, el paciente desarrolló confusión progresiva. La exploración física reveló episodios intermitentes de falta de respuesta que posteriormente se mantuvieron; no se observaron déficits motores ni asimetría de pares craneales. El electroencefalograma continuo mostró enlentecimiento difuso de las ondas delta y theta, sin actividad convulsiva evidente. El paciente presentó episodios de taquicardia de complejo estrecho con ondas P retrógradas y presión arterial estable; estos episodios no se correlacionaron de forma fiable con períodos de obnubilación. El tratamiento con metoprolol suprimió la taquicardia.

El paciente fue sometido a intubación endotraqueal para la protección de la vía aérea el quinto día de hospitalización debido a una encefalopatía progresiva. Posteriormente, fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos.

No se realizó resonancia magnética craneal debido a la presencia del estimulador del nervio vago. Se realizó una TC craneal ( Figuras 1E y 1F ) sin administración de contraste intravenoso el quinto día de hospitalización, la cual reveló pequeñas áreas de hipoatenuación que afectaban el caudado derecho y la rama anterior de la cápsula interna, así como el tálamo lateral izquierdo. Aunque la TC no caracterizó completamente estas lesiones, lo más probable es que fueran infartos lacunares recientes. Dada la presencia de enfermedad sistémica, el diagnóstico diferencial de estos hallazgos también incluye el edema parenquimatoso y los cambios observados en infecciones del sistema nervioso central.

Debido a la encefalopatía persistente en este paciente, se realizó una punción lumbar; los hallazgos fueron notables por una presión de apertura de al menos 58 cm de agua (el menisco sobrepasó el manómetro). El análisis del líquido cefalorraquídeo (LCR) reveló 67 células nucleadas totales por microlitro (rango de referencia, 0 a 5), ​​de las cuales el 48% eran neutrófilos y el 32% eran linfocitos, con 500 glóbulos rojos por microlitro (valor de referencia, <5), así como un nivel total de proteínas en el LCR de 92 mg por decilitro (rango de referencia, 5 a 55) y un nivel de glucosa en el LCR de 2 mg por decilitro (0,1 mmol por litro; rango de referencia, 50 a 75 mg por decilitro [2,8 a 4,2 mmol por litro]).

Se realizó un diagnóstico.

 

Diagnóstico diferencial

Este hombre de 70 años presentó anorexia progresiva subaguda, pérdida de peso y cefalea. Poco después de su ingreso en este hospital, desarrolló encefalopatía fulminante. Este caso requiere un razonamiento clínico iterativo con la síntesis de múltiples puntos clave para llegar a un diagnóstico. El proceso de razonamiento clínico a menudo se desarrolla de forma similar a como abordamos un rompecabezas. Por lo tanto, aplicaré un marco que llamaré "heurística del rompecabezas" para abordar este caso complejo.

El montaje de un rompecabezas consta de varias etapas, como abrir las piezas de la caja, identificar las esquinas y los bordes, ensamblar los puntos de referencia y conectar las partes más homogéneas ( Figura 2 ). Utilizaré una estrategia similar para desarrollar un diagnóstico diferencial para este paciente.

 


Figura 2. Heurística de rompecabezas.

Se muestran los principios para armar un rompecabezas, incluyendo desempaquetar las piezas, identificar las esquinas y los bordes, ensamblar los puntos de referencia y unir las partes más homogéneas del rompecabezas, tal como se aplican al razonamiento clínico.

 

Desempaquetado

Para empezar a armar un rompecabezas, primero vacío la caja y coloco todas las piezas boca arriba. De igual forma, en el caso de este paciente, comienzo por organizar los datos brutos para generar una lista completa de problemas. El historial clínico del paciente es escaso y presenta varias características comunes, como anorexia, pérdida progresiva de peso y fatiga. La cefalea y la disgeusia son características diferenciadoras útiles, junto con anomalías en los signos vitales como la hipertensión, hallazgos en la exploración física como hematomas dispersos y adelgazamiento de la piel, y hallazgos de laboratorio y radiográficos posteriores, como un nódulo suprarrenal, hipopotasemia e hiperglucemia. Tras su ingreso en este hospital, desarrolló encefalopatía progresiva, se observaron infartos lacunares multifocales agudos y los resultados del análisis del LCR fueron marcadamente anormales.

 

Esquinas y bordes

Tras abrir la caja, suelo centrarme en ensamblar las esquinas y los bordes para identificar los límites del rompecabezas. La presentación de este paciente contiene dos líneas de tiempo discretas que sirven como límites del caso, que pueden describirse con calificadores semánticos limitados en el tiempo. Este paciente tenía un síndrome subagudo a crónico que comenzó al menos 6 semanas antes de la hospitalización, con características que incluyen los hallazgos en la exploración física inicial, como hematomas y adelgazamiento de la piel, así como los resultados anormales de las pruebas de laboratorio y los hallazgos radiográficos al ingreso. En el hospital, se desarrolló un segundo proceso con encefalopatía fulminante y progresiva que pudo haber tenido un inicio subagudo. Los hallazgos pertinentes para este proceso incluyen cefalea intermitente, un perfil anormal del LCR, infartos lacunares multifocales y resultados anormales en la electroencefalografía. En este punto, no está claro dónde encajará la pérdida de peso del paciente.

 

Lugares de interés

Una vez que se establecen los límites del rompecabezas, podemos centrarnos en los puntos de referencia uniendo formas bien definidas. En el razonamiento clínico, a menudo buscamos puntos de pivote: síndromes discretos o hallazgos con un diagnóstico diferencial limitado que puedan usarse como punto de apoyo para el pensamiento diagnóstico. 1 Los posibles marcos en torno a los cuales podemos organizar nuestras ideas en el caso de este paciente incluyen alteración del estado mental, pérdida de peso y deficiencia de micronutrientes después del bypass gástrico; sin embargo, la presentación clínica inespecífica del paciente carece de características diferenciadoras para estos puntos de pivote. Tenemos hallazgos más pertinentes que sugieren un trastorno endocrino, como el síndrome de Cushing, que encajaría dentro de la cronología de un síndrome subagudo a crónico, seguido de encefalopatía con un perfil de LCR marcadamente anormal. Estos hallazgos son sugestivos de un segundo proceso agudo a subagudo.

 

Síndrome de Cushing

Este paciente presenta numerosas características compatibles con el diagnóstico de hipercortisolismo o síndrome de Cushing, como fatiga, hipertensión, anhedonia, disgeusia, alteraciones cutáneas y anomalías de laboratorio como hipopotasemia e hiperglucemia. El síndrome de Cushing se debe a un exceso de cortisol, ya sea de producción endógena o de origen exógeno. El exceso de glucocorticoides produce numerosos cambios fisiopatológicos, como el catabolismo tisular, la resistencia a la insulina y consecuencias neuropsiquiátricas. Es importante destacar que los rasgos característicos del hipercortisolismo, como el aumento de peso, la adiposidad central y la plétora facial, estaban ausentes en este paciente.

El equipo de ingreso identificó astutamente un adelgazamiento de la piel en este paciente. Este hallazgo se debe a efectos catabólicos sobre los queratinocitos, fibroblastos y lípidos epidérmicos, y puede identificarse midiendo el grosor de la piel en la articulación metacarpofalángica proximal. 6 Las pruebas diagnósticas para el síndrome de Cushing incluyen la confirmación de un nivel excesivo de cortisol, seguida de la localización del origen de la producción de cortisol mediante la medición del nivel de corticotropina en sangre, pruebas de supresión con dexametasona y, si es necesario, una muestra del seno petroso inferior. A falta de pruebas definitivas, la presencia de un nódulo suprarrenal es la única pista para determinar el origen.

 

LCR anormal

La sorprendente constelación de hallazgos en el LCR de este paciente, que incluye pleocitosis leve sin predominio neutrofílico, un nivel de proteínas en el LCR ligeramente elevado, un nivel extremadamente bajo de glucosa en el LCR (hipoglucorraquia) y una presión de apertura muy elevada, sugiere meningoencefalitis. Al combinar los hallazgos de laboratorio de meningoencefalitis del paciente con su evolución aguda a subaguda, la ausencia de factores de riesgo o exposiciones, y las pruebas de laboratorio negativas, podemos reducir el diagnóstico diferencial.

El recuento de células en el LCR y la cronología de la presentación de este paciente no son consistentes con la meningitis bacteriana aguda causada por un organismo típico adquirido en la comunidad como Neisseria meningitidis , Streptococcus pneumoniae o bacterias gramnegativas comunes. Las infecciones con patógenos virales como el virus del herpes simple y el virus de la varicela-zóster generalmente ocurren de repente y a menudo en el contexto de lesiones cutáneas notables. Este paciente tuvo una prueba de detección negativa para sífilis y no tiene factores de riesgo epidemiológicos para tuberculosis. Finalmente, no tuvo síntomas o signos de vasculitis, trastornos reumatológicos o cáncer diseminado. Tampoco tuvo pancitopenia, linfadenopatía o esplenomegalia que indicarían recurrencia de leucemia de células pilosas.

 

Puentes

Por último, me centro en la "construcción de puentes", que consiste en completar metódicamente las áreas homogéneas de un rompecabezas utilizando los tonos y las formas de las piezas. El síndrome de Cushing suprime ampliamente el sistema inmunitario, lo que afecta las vías inmunitarias innatas y adaptativas, como la adherencia de los neutrófilos, la fagocitosis de los macrófagos y las respuestas de los linfocitos T y B. 7,8 Estas deficiencias en la función inmunitaria hacen que las personas con síndrome de Cushing sean particularmente vulnerables a las infecciones fúngicas oportunistas.

La meningitis por Candida generalmente se presenta como un proceso más agudo que el observado en este paciente. Además, no presenta antecedentes de neutropenia, neurocirugía reciente, enfermedad crítica ni dispositivos vasculares permanentes que aumenten el riesgo de meningitis por Candida. El paciente no reportó viajes a regiones con micosis endémicas específicas (p. ej., histoplasmosis, blastomicosis y coccidioidomicosis) y no tiene antecedentes conocidos de haber recibido inyecciones de glucocorticoides contaminadas; por lo tanto, presenta un bajo riesgo epidemiológico de diversas infecciones fúngicas invasivas. 9

La meningitis criptocócica es el tipo más común de meningitis fúngica a nivel mundial, siendo Cryptococcus neoformans la causa más común. 10 En ausencia de inmunosupresión debido a la infección por VIH, el síndrome de Cushing es un factor de riesgo importante debido al efecto de la hipercortisolemia sobre la función inmunitaria. Las características clásicas de la meningitis criptocócica incluyen cefalea, signos meníngeos, fiebre y alteración del estado mental; sin embargo, la hipercortisolemia puede enmascarar síntomas causados ​​por la inflamación, como fiebre y rigidez de nuca, que estaban ausentes en este paciente. 10,11 La duración de los síntomas puede ser variable y varía de días a semanas o incluso meses. Los infartos lacunares multifocales pueden ocurrir como resultado de la invasión directa del endotelio y arteritis en las arterias basales penetrantes. 12 La constelación de hallazgos en el LCR en este paciente es típica de la enfermedad criptocócica, que se caracteriza por niveles bajos de glucosa en el LCR y una presión de apertura elevada, hallazgos que se correlacionan con malos pronósticos. 11

Aunque el diagnóstico de meningitis criptocócica en el contexto del síndrome de Cushing nos lleva a un diagnóstico unificado, la pérdida de peso paradójica del paciente aún no se explica. Una posibilidad es la pérdida de peso asociada al cáncer en presencia de un carcinoma adrenocortical funcional. Debido a su tamaño, es muy probable que el nódulo suprarrenal del paciente sea benigno; sin embargo, su radiodensidad es indeterminada. Una explicación alternativa sería la aparición insidiosa de meningitis que provocó pérdida de peso en las semanas previas al ingreso.

Para establecer el diagnóstico de meningitis criptocócica en el contexto del síndrome de Cushing, obtendría muestras de sangre y LCR para analizar el antígeno criptocócico y, si fuera positivo, confirmaría el diagnóstico con cultivo de hongos del LCR.

 

Impresión clínica

El paciente presentó una enfermedad proteica y bifásica, con características iniciales destacadas: desgaste y astenia en un paciente previamente sometido a cirugía bariátrica, un nódulo suprarrenal indeterminado y un empeoramiento del control glucémico a pesar de una marcada pérdida de peso. Durante su estancia hospitalaria, la enfermedad evolucionó a un síndrome de encefalopatía intermitente y posteriormente constante, con alcalosis respiratoria que no se explica por un trastorno cardiopulmonar manifiesto.

Antes de que este paciente presentara alteración del estado mental, las investigaciones iniciales se centraron en la evaluación de trastornos nutricionales y endocrinológicos, concretamente la evaluación del hipercortisolismo, dados los hallazgos de adelgazamiento de la piel, hipopotasemia, empeoramiento de la hiperglucemia y la presencia de un nódulo suprarrenal. Se realizó una recolección de orina de 24 horas para medir la excreción urinaria de cortisol.

Aunque se obtuvieron hemocultivos al ingreso hospitalario, no se aisló ningún patógeno hasta que el estado del paciente requirió una atención más especializada. Por lo tanto, existía incertidumbre diagnóstica al momento del traslado a la unidad de cuidados intensivos, momento en el que se obtuvieron los resultados del hemocultivo, que dieron positivo para una probable levadura. Este hallazgo motivó la realización de una punción lumbar para análisis de LCR, que finalmente confirmó el diagnóstico.

 

Diagnóstico presuntivo

Meningitis por Cryptococcus neoformans en el contexto del síndrome de Cushing.

 

Discusión patológica

Una muestra de sangre periférica se envió primero al laboratorio de microbiología el primer día de hospitalización para estudios de diagnóstico, seguido de pruebas de LCR el día 5 de hospitalización. El cultivo de sangre mostró un resultado positivo el día 5 de hospitalización con crecimiento de colonias mucoides de color blanco grisáceo observadas en agar sangre, hallazgos sugestivos de una levadura ( Figura 3 ). La tinción con tinta china del aislado fúngico reveló formas de levadura en gemación encapsuladas, que medían de 2 a 12 μm de diámetro, que eran consistentes con las especies de Cryptococcus. Se realizó espectrometría de masas con desorción-ionización láser asistida por matriz-tiempo de vuelo (MALDI-TOF) y se estableció un diagnóstico definitivo de infección por C. neoformans de la sangre periférica. El cultivo posterior del LCR también desarrolló C. neoformans , lo que confirmó el diagnóstico de meningitis criptocócica. Las pruebas de aglutinación de látex de antígenos tanto en sangre como en LCR dieron resultados positivos para el antígeno criptococal, con un título superior a 1:4096 (rango de referencia, negativo).

 


Figura 3. Estudios microbiológicos de la sangre periférica.

El cultivo en placa de agar sangre (Panel A) muestra el crecimiento de una colonia fúngica con un aspecto mucoide, blanco grisáceo. Una preparación de la colonia fúngica en tinta china (Panel B) es morfológicamente consistente con criptococos.


Diagnóstico patológico

Infección por Cryptococcus neoformans de la sangre y del líquido cefalorraquídeo.

 

Discusión sobre la gestión

Las especies de levadura más comunes aisladas en hemocultivos son cándida; sin embargo, el criptococo, cuando está presente, ha dado hemocultivos positivos en hasta el 70% de los pacientes en algunas series de casos. 13 Este paciente no tiene algunos de los factores de riesgo comunes para la candidemia, y su curso subagudo y los síntomas neurológicos prominentes fueron más consistentes con el fuerte neurotropismo observado en la enfermedad criptocócica. Aunque la enfermedad criptocócica a menudo resulta de la reactivación de una infección pulmonar previa en el contexto de una inmunidad alterada, 14 la infección puede ocurrir en pacientes sin problemas inmunológicos aparentes, particularmente en casos que involucran la especie geográficamente restringida C. gattii . Los hallazgos sugestivos de inmunidad alterada en este paciente incluyeron hipercortisolismo en un fondo de linfopenia crónica y antecedentes de leucemia de células pilosas, que había estado en remisión. En la microscopía, se confirmó que la levadura que creció en el hemocultivo era criptococo sobre la base del aclaramiento periférico, una característica morfológica sugestiva de una cápsula grande. Este resultado nos llevó a recomendar una punción lumbar y tratamiento con anfotericina B liposomal y flucitosina para una presunta meningitis criptocócica.

Existen algunas diferencias entre C. neoformans y otras especies, pero las decisiones clínicas en el ámbito de la atención aguda no dependen de la identificación a nivel de especie. El manejo cuidadoso de la presión intracraneal es crucial, a menudo mediante punciones lumbares seriadas realizadas durante varios días; en algunos casos, la intervención neuroquirúrgica está indicada para el manejo a largo plazo. Entre los agentes antifúngicos, la anfotericina B liposomal es la base del tratamiento de inducción, y la flucitosina promueve una esterilización más rápida del LCR. Inicialmente, no se administró flucitosina debido a la falta de acceso confiable para la administración de medicamentos orales. La consideración de regímenes distintos a la anfotericina más flucitosina, que se han estudiado predominantemente en el contexto de la infección por VIH, fue obviada por la evolución clínica del paciente, como se analiza más adelante. Un tratamiento completo probablemente habría implicado al menos 2 semanas de terapia de inducción con anfotericina B liposomal y flucitosina, seguidas de 8 semanas de terapia de consolidación con fluconazol y 1 año de terapia de mantenimiento con fluconazol.

 

Curso de Hospital

Poco después de iniciar el tratamiento con anfotericina, se presentaron episodios de apnea y colapso circulatorio. Se obtuvieron imágenes neurológicas adicionales.

La tomografía computarizada craneal ( Figura 4 ), realizada sin administración de contraste intravenoso 7 días después del ingreso, reveló una pérdida difusa de la diferenciación entre la sustancia gris y la sustancia blanca; edema cerebral marcado con borramiento casi completo de los ventrículos, surcos y cisternas basilares; y hernia transtentorial. Estos hallazgos son compatibles con una lesión hipóxico-isquémica grave.

 


Figura 4. Imágenes adicionales.

Se realizó una TC craneal sin administración de contraste intravenoso 7 días después del ingreso. Las imágenes axiales obtenidas a los mismos niveles que las de los estudios de imagen iniciales muestran edema cerebral difuso.

 

Tras conversar con la familia del paciente, se decidió que continuar con el tratamiento invasivo no sería acorde con sus deseos tras su prolongada enfermedad. Se le realizó la extubación y el paciente falleció en paz. Se le había ordenado una prueba diagnóstica antes de su fallecimiento, cuyos resultados se comunicaron póstumamente.

El nivel de cortisol libre en orina de 24 horas fue de 400 μg (rango de referencia, 3,5 a 45), lo que confirma un nivel elevado de cortisol circulante y hace que el síndrome de Cushing sea un diagnóstico probable en este paciente.

 

Diagnóstico final

Infección por Cryptococcus neoformans y síndrome de Cushing.

 

Traducción de:

Case 13-2025: A 70-Year-Old Man with Weight Loss, Weakness, and Anorexia

Authors: Matthew G. Gartland, M.D., Samuel C.D. Cartmell, M.D., John S. Albin, M.D., Ph.D., Daniel Restrepo, M.D., and Anthony R. Russo, M.D.Author Info & Affiliations

Published May 7, 2025. N Engl J Med 2025;392:1847-1856. VOL. 392 NO. 18

 

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcpc2412518

 

 

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