viernes, 11 de julio de 2025

Casos Clínicos: Paciente femenina de 13 años con cambio de coloración ungueal de un año de evolución.

 




Buenas tardes doctor

Le saluda Johnnari Casco médico de El Salvador.

Mi atrevimiento en escribirle es porque ha llegado un caso extraño a mi clínica que llama mucho mi atención

Ocurre en una jovencita de 13 años que ha acontecido con sus uñas color marrón desde hace un año

Refiere ante de enfermedad de kawasaki en la infancia 3 años sin complicación posterior

Signos vitales normales

Estamos a espera de exámenes de laboratorio

Pero quisiera su ayuda para poderme guiar en un posible diagnóstico

De antemano muchísimas gracias 🙏




 Dra. Johnnari Casco

San Salvador. El Salvador



Opinión: El cambio de coloración de las uñas es un fenómeno frecuente en la práctica médica. Este puede ser un hallazgo localizado a una uña o bien generalizado, pudiendo además involucrar toda la uña o porciones de la misma como por ejemplo se ve en la melanoniquia longitudinal. En este caso el cambio de coloración no queda muy claro, con el inconveniente de que además, las uñas parecieran tener una capa de esmalte o laca dado que dan la impresión de brillar más de lo normal. En tal caso no se puede analizar la coloración hasta haber eliminado cualquier factor confundidor. De hecho, una causa frecuente de cambio de color de las uñas es el uso de esmaltes a largo plazo. Si aceptamos que existe una coloración marrón de las uñas en forma homogénea y universal, creo que habría que plantear algunos diagnósticos diferenciales. Las infecciones, predominantemente micóticas o bacterianas (Pseudomona), pueden  producir cambios de coloración ungueal. Algunos déficits vitamínicos o carencias nutricionales deben ser investigados haciendo una evaluación clínica y de laboratorio ad hoc. Obviamente si existen causas sistémicas de cambios de coloración de los tegumentos como ictericia o hiperpigmentación de cualquier causa, eso puede justificar el cambio de coloración a nivel ungueal. El síndrome de las uñas amarillas es un raro trastorno donde las uñas pueden adquirir en la evolución, una coloración amarillenta o marrón, aunque este síndrome se acompaña de otros trastornos como linfedema y trastornos respiratorios. El uso de medicamentos como tetraciclinas o el suplemento dietético con betacarotenos puede ocasionar uñas amarillas o marrones. El hipotiroidismo, y la diabetes sobre todo a través de hiperocarotinemia pueden ocasionar también cambios de coloración ungueal. Lo mismo sucede con la insuficiencia renal crónica. Por último, algo interesante que mencionó un colega en la discusión en Facebook, el déficit de vitamina B12 puede ocasionar tanto cambio de color de las uñas, como pigmentación cutánea a nivel de los nudillos que esta paciente parece tener.

jueves, 10 de julio de 2025

Casos Clínicos: Mujer de 17 años con estado presincopal durante el ejercicio.

 

Un estudiante de Medicina  nos envió hace un tiempo este ejercicio extraído de su facultad :

Buenos días Master, buenos días rincón

Buenas noches doctor, un gusto saludarlo desde Cartagena Colombia. Me gustaría compartir este caso con todo el Rincón para fines de aprendizaje en el que hagamos un análisis, diagnósticos etc como allí se menciona. Me atreví a enviarle este caso porque es muy común en salas de urgencias y en consulta. Muchísimas gracias

 


 

 

 

Opinión: Creo que el caso plantea una situación relativamente común en la práctica ambulatoria, de que pacientes jóvenes consulten por “desmayos”, estados presincopales o aun sincopales. En general muchos de estos casos son síncopes vagales o secundarios a causas no serias, y muchas veces, después de un cuidadoso examen, y una detallada historia clínica no ameritan estudios. Casos como desmayos en un acto cívico en el colegio después de una hora de bipedestación, estados sincopales en el contexto de una extracción de sangre etc, son frecuentes y un interrogatorio criterioso puede autorizarnos a no estudiarlos. Sin embargo, el caso planteado aquí es diferente. Qué es lo que tiene de diferente y que debe ser motivo de preocupación?, el hecho que aparezca durante el esfuerzo. Un síncope o un estado presincopal de esfuerzo debe siempre ser motivo de preocupación. Hay que tratar de reflexionar sobre el por qué al esfuerzo aparece un trastorno de la consciencia. También es importante que el examen físico haya sido completamente negativo. Lo primero que uno piensa ante un síncope de esfuerzo es en algún fenómeno obstructivo a nivel de la circulación central que en el esfuerzo no permita al corazón bombear la suficiente cantidad de volumen sanguíneo para esa situación de estrés. Este es el caso de las estenosis valvulares, clásicamente la estenosis aórtica, pero también la estenosis mitral, la estenosis tricuspídea, pulmonar etc. También algunas miocardiopatías hipertróficas con un componente obstructivo del tracto de salida pueden hacerse sintomáticas en el esfuerzo en forma análoga a la estenosis aórtica. La hipertensión pulmonar primaria es una causa clásica de síncope de esfuerzo en mujeres jóvenes. Dicho esto, se podría decir que si confiamos en el examen físico que se le practicó a esta paciente podemos descartar todos estos diagnósticos mencionados, porque no existen soplos delatores de valvulopatías, ni de miocardiopatías obstructivas, no existe un segundo ruido fuerte ni se palpan las cavidades derechas dilatadas con la maniobra de Dressler que serían delatores de una hipertensión pulmonar etc. Hay que hacer la salvedad que un buen examen físico especialmente en este tipo de situaciones debe incluir maniobras durante la auscultación como Valsalva, auscultación con handgreep, auscultación sentado, acostado y en bipedestación, a veces auscultación en cuclillas etc. La maniobra de Pachón, auscultando al paciente en decúbito lateral izquierdo y la campana del estetoscopio posicionada en el ápex puede desenmascarar un rolido mitral, expresión de estenosis mitral. Y por supuesto en una mujer joven la palpación del borde derecho esternal a nivel del segundo espacio (arteria pulmonar), tercer espacio(tracto de salida de la AP), y cuarto y quinto (VD), con la punta de los dedos y después con el talón de la mano buscando latido diagonal, son útiles y de ser positivos orientan a crecimiento de cavidades derechas. A continuación debemos pensar en los problemas eléctricos cardíacos muchos de ellos congénitos algunos de los cuales pueden ser sustrato de arritmias a veces graves y que pueden ser desencadenados por la descarga de catecolaminas que implica el esfuerzo físico. Entidades como síndrome de Brugada, síndrome de QT largo o de QT corto congénito, las displasias arritmogénicas de VD, miocardiopatías en general que se comportan como sustratos arritmógenos, hay taquicardias ventriculares catecolaminérgicas o desencadenadas con el esfuerzo etc etc. Síndromes de preexcitación pueden provocar arritmias de esfuerzo. También la FA puede ser desencadenada en algunos pacientes por estímulos de catecolaminas.

Así que yo solicitaría en primer lugar un ECG, test de Holter de 24 horas indicando a la paciente que ese día realiza las actividades que desencadenan sus síntomas y un ecocardiograma bidimensional con Doppler para empezar. También y aunque el cuadro aparece durante el esfuerzo solicitaría un tilt test para descartar un fenómeno disautonómico más que nada basado en la edad de la paciente. De acuerdo a los resultados obtenidos repensaría el caso.

Finalmente haría la prueba de hacer hiperventilar voluntariamente a la paciente para comprobar si durante el curso de la prueba se verifican mareos, estado presincopal o aun pérdida de conocimiento. Existen pacientes susceptibles a la vasoconstricción cerebral por hipocapnia, estado que a veces se produce durante el ejercicio.

miércoles, 9 de julio de 2025

Casos Clínicos: Varónde72años conlesión elevada retroauricular

 

Un colega de Rosario Argentina envía estas imágenes con el siguiente texto:

Buenos días doctor junto a saludar  quería  pedirle si pudiese publicar en el grupo algunas imágenes se trata de un paciente masculino de 72 años de edad de oficio pintor con antecedentes de HTA, ASMA +IGO, Tto habitual LST 50mgb1 comp c/12hrs HCT25mg/día Espironolactona 12,5mg /día MTF 850mg/día, las lesiones que se muestran en las imágenes están situadas en pabellón auricular derecho +- 1 año de evolución, crecimiento rápido y sangrado fácil, además no tienen el tamaño original según refiere el paciente se las '' extirpo con las uñas'', además cabe señalar que el paciente tiene alteraciones en el HMG caracterizadas por  trombocitosis 780000, leucos 11.5 x10*3 VHS 9 demás exámenes dentro de rango normal.

Que impresión diagnóstica le sugieren las lesiones doc? Un abrazo gracias por su tiempo

Doc por  favor no publique mi nombre





 


 


 

Opinión: Se trata de una lesión elevada en la región retroauricular que tiene el típico aspecto de un CUERNO CUTÁNEO. Se trata de una proyección queratósica cuya cúpula hiperqueratósica se encuentra abierta permitiendo ver su contenido de queratina compactada. El cuerno cutáneo es una complicación frecuente de la QUERATOSIS ACTÍNICA o queratosis solar, a la que este paciente por su oficio de pintor está expuesto. Un diagnóstico diferencial es el QUERATOACANTOMA, que es un tumor cutáneo que se presenta comúnmente como un nódulo en forma de cúpula con un cráter central lleno de queratina. De hecho, el queratoacantoma puede presentarse como cuerno cutáneo, especialmente en la etapa de involución, y también se asocia con la queratosis actínica. Tanto el cuerno cutáneo como el queratoacantoma pueden ser también expresión de un CARCINOMA EPIDERMOIDE, y por lo tanto, creo que la conducta debe ser la exéresis con estudio anatomopatológico de la pieza.

 

 

 

martes, 8 de julio de 2025

Casos Clínicos: Paciente de 11 años sexo femenino con placa facial de 4 días de evolución

 



El Dr. Pablo Orellana Celi  de Cuenca Ecuador envía estas imágenes con el siguiente texto:

Un colega de Ecuador envió hace un tiempo estas imágenes con el siguiente texto:

Buenos días doctor, lo saluda médico rural en la parroquía Guanazan, El Oro, Ecuador. Le quiero consultar acerca de un caso, o si usted desea se podría publicar en el rincón para vista de todos.

Se trata de una paciente de 11 años con cuadro de 4 días de evolución de lesión eritematosa, descamativa, no pruriginosa, levemente edematizada, en rostro, bien delimitada a región malar y periorbitaria derecha. No presenta otra sintomatología acompañante, no hay antecedente de caida, golpe o herida. Paciente realiza actividades rurales de campo en sembrios y en contacto estrecho con plantas y animales. Se manejó al momento con sospecha clínica de micosis superficial con doble esquema antimicótico oral-tópico en base a ketoconazol y clotrimazol, ya que el centro de salud donde me encuentro no cuenta con mayor variedad de medicación. Me gustaría mucho saber la opinión tanto suya como del rincón acerca de estas lesiones tan comúnes en el área rural.

Agradezco de antemano por su atención. Que tenga un buen día doctor. Un abrazo fraterno desde Ecuador.

Muchas gracias doctor, que tenga un buen día.

 

 




Dr. Pablo Orellana Celi 

Cuenca Ecuador



Opinión: Se trata de una lesión circular, de aspecto numular, de bordes elevados. La lesión también impresiona como eritematoescamosa con periferia más activa que el centro de la misma.

Teniendo en cuenta su edad y el contacto con animales la lesión me evoca una TIÑA FACIAL Lo primero que se me ocurre es una tiña facial probablemente por Microsporum canis. Sería útil realizar un raspado de la lesión para una preparación de hidróxido de potasio que confirmaría el diagnóstico en el caso de visualizarse las hifas segmentadas típicas de los dermatofitos. Siempre estas lesiones de aspecto anillado plantean diagnósticos diferenciales con otras entidades como eccema numular, granulma anular, eritema anular centrífugo, lupus eritematoso cutáneo subagudo, pitiriasis rosada, psoriasis etc

lunes, 7 de julio de 2025

Casos Clínicos: Varón de 50 años con deformidad indolora de las manos.

 

Un colega envió a un foro estas imágenes con el siguiente texto:

Varón de 50 años con deformidades progresivas, como se muestra, que no refiere dolor ni antecedentes de traumatismo. Los seromarcadores para artritis inflamatoria son negativos.

 


 


 

Opinión: Lo que se ve en la fotografía de ambas manos es un compromiso articular deformante que afecta desde la articulación radiocarpiana, carpo, metacarpofalángicas, interfalángicas proximales y distales. Se ven además deformidades de Boutonnière en varios dedos predominantemente en el 3º, 4º, y 5º izquierdos, lo que habla de la cronicidad y del involucramiento tendinoso de este proceso. Es notable la tumefacción de las articulaciones MCF de mano derecha y de la IFP del tercer dedo derecho. Existen severas prominencias óseas en interfalángicas distales sobre todo de los 3º y 4º dedos de la mano izquierda, con aspecto de nódulos de Heberden, mucho menos probablemente nódulos de Bouchard como se ven en AR. Por otro lado, llama la atención la pigmentación de la piel con un tinte oscuro sobre todo a nivel de las zonas distales de las manos como a nivel de las articulaciones interfalángicas.

En la radiografía es notable el compromiso articular como era de suponer por la fotografía de manos, con severos pinzamientos articulares, proliferación con esclerosis periarticulares, alteraciones del eje de los dedos y algunas erosiones. El carpo y las articulaciones de ambas muñecas están involucradas en el proceso, que parece afectar más severamente las interfalángicas distales.

Teniendo en cuenta la escueta historia clínica aportada que llamativamente NO REFIERE DOLOR, y los MARCADORES PARA ARTRITIS INFLAMATORIAS NEGATIVOS (asumimos FR, anti CCP, FAN  etc negativos), teniendo en cuenta además el severo compromiso de las articulaciones interfalángicas distales (que se afectan sobre todo en artropatía psoriásica y en osteoartrosis), creo que un diagnóstico fuerte a considerar es OSTEOARTRITIS INFLAMATORIA, es decir, un proceso crónico degenerativo con un componente inflamatorio agregado que explica la severa tumefacción de algunas articulaciones, así como algunas erosiones, sobre todo no habiendo constancia de PSORIASIS en el examen, ni de ONICOPATÍA al menos visibles en la imagen de manos, así como no se ve la conocida “pencil in cup”, o telescopado en las interfalángicas distales.

Teniendo en cuenta  la severa artropatía asociada a pigmentación cutánea creo que es obligado plantear dos diagnósticos presuntivos que podrían ser unificadores, las MANIFESTACIONES ARTICULARES DE LA HEMOCROMATOSIS, y la ARTROPATÍA OCRONÓTICA O ALCAPTONÚRICA.

La hemocromatosis hereditaria (HH), produce afectación articular en la mitad de los pacientes y se manifiesta por artritis el cual es un síntoma frecuente, temprano y grave de la hemocromatosis. Las pequeñas articulaciones de la mano y muñecas, particularmente la segunda y tercera MCF son características, y que tienen la característica de que el dolor no suele ser severo. También grandes articulaciones como la cadera, las rodillas y los hombros pueden afectarse, a veces ocasionando discapacidad grave que requieren reemplazos. Si bien la mayoría de los pacientes con artropatía HH son sintomáticos, algunos pacientes solo tienen artralgia leve durante la noche o al despertar, lo cual podría explicar la disociación clínica en este paciente que no se queja de dolor importante y cuyos hallazgos objetivos son severos. Estos pacientes suelen tener también un cuadro muy evocador de osteoartritis, injertando en la evolución, brotes de sinovitis aguda, que algunos atribuyen al depósito de cristales de pirofosfato de calcio (condrocalcinosis), muy prevalente en la HH. Obviamente una detallada historia clínica, estudios de sobrecarga de hierro, así como el estudio de la mutación del gen HFE son necesarios para confirmar o descartar el diagnóstico de hemocromatosis.

La ocronosis o alcaptonuria es un trastorno autosómico recesivo que resulta de la actividad deficiente de la dioxigenasa del ácido homogentísico. El desarrollo de artritis ocronótica resulta en una limitación progresiva del movimiento y, a menudo, una anquilosis completa, similar a la artritis reumatoide o la osteoartritis, por lo cual debe considerarse el diagnóstico en este paciente. Habría que realizar un examen clínico completo buscando pigmentación en zonas más características de la ocronosis, interrogar sobre cambios de coloración de la orina, así como la búsqueda de ácido homogentísico en sangre, orina y eventuales tejidos obtenidos con fines diagnósticos.

Por supuesto que repetiría todos los marcadores de artritis inflamatorias incluyendo FR y anti-CCP.

 

 

What can be seen in the photograph of both hands is a deforming joint involvement affecting the radiocarpal, carpal, metacarpophalangeal, proximal, and distal interphalangeal joints. Boutonnière deformities are also seen in several fingers, predominantly the left third, fourth, and fifth, which indicates the chronicity and tendon involvement of this process. The swelling of the MCP joints of the right hand and the PIP joint of the right third finger is notable. There are severe bony prominences in the distal interphalangeal joints, especially in the third and fourth fingers of the left hand, with the appearance of Heberden's nodes, much less likely Bouchard's nodes as seen in RA. Furthermore, the dark-tinged skin pigmentation is striking, especially in the distal areas of the hands and at the interphalangeal joints. The X-ray reveals joint involvement, as suggested by the photograph of the hands, with severe joint impingement, periarticular sclerosis and proliferation, changes in the axis of the fingers, and some erosions. The carpus and joints of both wrists are involved in the process, which appears to affect the distal interphalangeal joints most severely. Taking into account the brief clinical history provided, which strikingly DOES NOT REFER ANY PAIN, and the NEGATIVE MARKERS FOR INFLAMMATORY ARTHRITIS (we assume RF, anti CCP, FAN, etc. are negative), also taking into account the severe involvement of the distal interphalangeal joints (which are mainly affected in psoriatic arthropathy and osteoarthritis), I believe that a strong diagnosis to consider is INFLAMMATORY OSTEOARTHRITIS, that is, a chronic degenerative process with an added inflammatory component that explains the severe swelling of some joints, as well as some erosions, especially since there is no evidence of PSORIASIS in the examination, nor of ONYCHOPATHY at least visible in the image of the hands, just as the well-known “pencil in cup” or telescoping in the distal interphalangeal joints is not seen. Considering the severe arthropathy associated with skin pigmentation, I believe it is essential to propose two presumptive diagnoses that could be unifying: JOINT MANIFESTATIONS OF HEMOCHROMATOSIS and OCRONOTIC OR ALKAPTONURIC ARTHROPATHY. Hereditary hemochromatosis (HH) produces joint involvement in half of patients and manifests as arthritis, a common, early, and severe symptom of hemochromatosis. The small joints of the hand and wrist, particularly the second and third MCP, are characteristic, and their pain is usually not severe. Large joints such as the hip, knees, and shoulders can also be affected, sometimes causing severe disability requiring replacement. While most patients with HH arthropathy are symptomatic, some patients only experience mild arthralgia at night or upon awakening, which could explain the clinical dissociation in this patient, who does not complain of significant pain and whose objective findings are severe. These patients often also present with a clinical picture highly suggestive of osteoarthritis, with subsequent flares of acute synovitis, which some attribute to the deposition of calcium pyrophosphate crystals (chondrocalcinosis), which is highly prevalent in HH. Obviously, a detailed clinical history, iron overload studies, and HFE gene mutation testing are necessary to confirm or rule out the diagnosis of hemochromatosis.

Ochronosis or alkaptonuria is an autosomal recessive disorder resulting from deficient homogentisic acid dioxygenase activity. The development of ochronotic arthritis results in progressive limitation of movement and often complete ankylosis, similar to rheumatoid arthritis or osteoarthritis, so the diagnosis should be considered in this patient. A complete clinical examination would be necessary, looking for pigmentation in areas most characteristic of ochronosis, inquiring about changes in urine color, and testing for homogentisic acid in blood, urine, and any tissues obtained for diagnostic purposes.

Of course, I would repeat all the inflammatory arthritis markers, including RF and anti-CCP.

domingo, 6 de julio de 2025

Casos Clínicos: Varón de 83 años con lesiones purpúricas en muslo izquierdo.

 


Una colega de Libertad Perú, la Dra.  Monica Paredes Pretell envió hace un tiempo esta imagen con el siguiente texto:

Buenos días, me gustaría compartir este caso desde la Libertad - Perú.

Paciente varón de 83 años procedente de Paijan, afebril, quien refiere que desde hace 5 días presenta tumoración en cara interna de muslo izquierdo, que ha ido progresando de tamaño hasta alcanzar aproximadamente 6 cm, además presenta varices y lesiones equimoticas alrededor de tumoración. Exámenes de laboratorio: leucocitos 7940, hb: 10.9, htc: 33, Ab:0


Dra.  Monica Paredes Pretell

Libertad. Perú. 


Opinión: Existe en la imagen una zona elevada en la cara interna superior del muslo izquierdo que se parece a un hematoma postraumático que se está organizando y zonas equimóticas alejadas del sitio central de la tumoración con zonas intermedias de color amarillento como suele verse con sangre acumulada extravascular en distintos estadios. Es muy común la presencia de equimosis alejadas de la zona del hematoma, generalmente en el sentido gravitacional, por escurrimiento de la sangre por distintos planos miofasciales y subcutáneos hacia zonas más declives.  A veces los pacientes ancianos no recuerdan el episodio traumático de días o semanas anteriores. Hay que tener en cuenta que la fragilidad capilar y vascular en general a esta edad favorece el sangrado, especialmente en pacientes que están tomando medicación antiagregante plaquetaria, y obviamente los pacientes anticoagulados. Por eso es muy importante una detallada historia clínica que incluya medicamentos recetados o incluso autoprescriptos, y antecedentes de traumas recientes. Muchas veces los pacientes son “manipulados” por personal a cargo, cuidadores y aun enfermeros y esas mínimas intervenciones son suficientes para generar en hematoma intramuscular, subcutáneo y aun fracturas !!! (costales por ejemplo). Un ultrasonido está indicado para la confirmación del hematoma, cuantificación del volumen del mismo, localización exacta etcétera. En general la tendencia es a la reabsorción espontánea del hematoma, sobre todo con medidas de apoyo como reposo, hielo, compresión de la zona con vendaje apropiado, elevación del miembro afectado y eventualmente con fisioterapia. Sin embargo, y dependiendo del volumen del mismo, y de condiciones propias de cada paciente pueden verse complicaciones algunas de ellas serias como lo es el síndrome compartimental en el que puede verse afectada la circulación arterial de un miembro con la isquemia consiguiente. La infección, y la calcificación del hematoma también están descriptos. En algunos casos se produce un seroma que es la acumulación de líquido seroso postraumático que se conoce como Síndrome de Morel-Lavallée, con formación de una cavidad entre la piel y el tejido subcutáneo ocupado por líquido seroso.

Si no hay antecedentes de trauma descartaría coagulopatía porque además de la zona de tumoración hay equimosis alejadas de la misma. En tal caso estaría indicado un estudio completo de la hemostasia del paciente.

 

 

 

 

sábado, 5 de julio de 2025

Cavando a presión...

 

En este ejercicio clínico se presenta un caso que es discutido por un médico internista al que se le van proporcionando datos de la historia clínica en forma secuencial, y este analiza el cuadro a la luz de los nuevos elementos, de una manera análoga al proceso diagnóstico en la práctica real de la medicina

 

Historia

Un hombre de 64 años se presentó al servicio de urgencias con una úlcera dolorosa en la porción lateral de su tobillo izquierdo. Durante los 2 años anteriores, se habían desarrollado lesiones pruriginosas hiperpigmentadas en esa área (Fig. S1A en el Apéndice Suplementario , disponible con el texto completo de este artículo en NEJM.org). Cinco meses antes de la presentación, una de estas lesiones había progresado a una úlcera que era exquisitamente dolorosa, grande y profunda a pesar del tratamiento con antibióticos orales y el cuidado local de la herida ( Figura 1A y 1B y Fig. S1B). El examen de ultrasonido venoso en ese momento no mostró evidencia de insuficiencia venosa o trombosis venosa profunda. Recientemente, el paciente había notado secreciones malolientes y aumento del eritema y edema alrededor de la úlcera, con purulencia local y empeoramiento del dolor. No notó dolor de pierna por esfuerzo, fiebre, escalofríos o parestesias.

 


Figura 1. Progresión temporal de una úlcera de Martorell en el tobillo izquierdo.

El panel A muestra el desarrollo, 5 meses antes de la presentación, de una lesión necrótica en sacabocados con inflamación violácea periférica más inferolateral. El panel B muestra la úlcera 1 mes antes de la presentación, y el panel C muestra la herida el día de la presentación. La úlcera se convirtió en una herida abierta de espesor completo de 8 cm x 5 cm x 2 cm en la región posterolateral, sobre el tendón de Aquiles, con una escara gruesa y necrótica y restos fibrinosos, junto con bordes oscuros violáceos que rodean la herida. El panel D muestra la zona 3 meses después del alta hospitalaria, con resolución casi completa de la herida tras el desbridamiento, los injertos cutáneos reconstructivos y el control de la presión arterial.

 

Ponente

El diagnóstico diferencial de una úlcera crónica (definida como una úlcera que está presente durante más de 6 semanas) es amplio. Aunque la mayoría de las úlceras crónicas son de origen vascular (venoso con mayor frecuencia que arterial), también deben considerarse otras causas, como neuropáticas, metabólicas, hematológicas, traumáticas, neoplásicas, infecciosas e inflamatorias. Es crucial obtener una historia clínica completa, centrándose en la progresión clínica de la úlcera, traumatismos previos, afecciones médicas coexistentes, uso de medicamentos y consumo de tabaco y drogas inyectables. El prurito previo en este caso podría reflejar parestesia de una neuropatía subyacente, una dermatitis subyacente que podría servir como punto de entrada para una infección o una herida causada por rascado. La ausencia de síntomas constitucionales hace que un proceso infeccioso o autoinmune sistémico sea menos probable, aunque una infección secundaria de la úlcera sigue siendo probable dado el drenaje purulento.

 

Evolución

Su historial médico era notable por eccema asteatótico de las piernas, hiperlipidemia, hipertensión y diabetes mellitus tipo 2 mal controlada (nivel de hemoglobina glucosilada 1 mes antes, 11%; rango de referencia, 4,2 a 5,6). El paciente había recibido un diagnóstico de diabetes 3 años antes de la presentación actual y no tenía neuropatía, nefropatía o retinopatía conocidas. En los últimos 3 años, su presión arterial documentada había oscilado entre 160 y 230 mmHg sistólica y entre 95 y 120 mmHg diastólica. Sus medicamentos incluían atorvastatina en una dosis de 80 mg cada noche, hidroclorotiazida en una dosis diaria de 25 mg, losartán en una dosis diaria de 25 mg, metformina en una dosis diaria de 500 mg y emolientes aplicados en la parte inferior de las piernas según fuera necesario. Refirió una mala adherencia a su régimen de medicación. No tenía alergias. Bebía alcohol rara vez y tenía un historial remoto de tabaquismo de 10 paquetes al año. Informó no consumir marihuana ni otras drogas. Sus antecedentes familiares destacaban hipertensión, diabetes y enfermedad coronaria en ambos padres. Había emigrado de Corea hacía 20 años. Era dueño y trabajaba en una lavandería; reportaba pasar de pie más de 8 horas al día.

 

Ponente

Dada la diabetes mal controlada del paciente, se debe considerar la posibilidad de una úlcera diabética. La claudicación es frecuente en pacientes con enfermedad arterial periférica y, dada su diabetes, hipertensión (también mal controlada) y dislipidemia, debe ser una de las principales prioridades del diagnóstico diferencial. El tabaquismo y la bipedestación prolongada también son factores de riesgo de insuficiencia venosa, aunque los resultados normales de la ecografía dúplex venosa contradicen este diagnóstico. Se debe considerar la enfermedad de Buerger (tromboangeítis obliterante) dados sus antecedentes de tabaquismo, pero esta enfermedad suele presentarse en fumadores activos (no exfumadores), y las úlceras suelen comenzar distalmente en los dedos de las manos y los pies, lo que reduce la probabilidad de este diagnóstico.

 

Evolución

En el examen físico, el paciente estaba afebril. Su presión arterial era de 215/100 mm Hg, frecuencia cardíaca de 87 latidos por minuto, frecuencia respiratoria de 20 respiraciones por minuto y saturación de oxígeno de 97% mientras respiraba aire ambiente. Su índice de masa corporal (el peso en kilogramos dividido por el cuadrado de la altura en metros) era de 25. Los exámenes de cabeza y cuello, cardiopulmonar y abdominal no mostraron nada destacable. Los pulsos radial, poplíteo, tibial posterior y pedio eran normales bilateralmente. No había varices ni edema en las piernas, excepto alrededor de la úlcera. Los brazos y las piernas estaban calientes al tacto. Un examen sensorial, incluyendo la prueba del monofilamento, fue normal. El tobillo izquierdo estaba exquisitamente sensible a la palpación, con una úlcera grande (8 cm por 5 cm por 2 cm) proximal al tobillo posterior que recubría el tendón de Aquiles ( Figura 1 C ); El sondaje de la úlcera (prueba de sonda-hueso) resultó negativo para exposición ósea. Se observaron múltiples manchas hiperpigmentadas en ambas piernas. Se observó vello en los dedos y pies de ambos pies.

 

Ponente

La ausencia de hallazgos típicos de neuropatía diabética, además de la ubicación de la úlcera (no en el antepié), hace que la enfermedad ulcerosa diabética sea menos probable. Aunque la ubicación de esta úlcera podría sugerir insuficiencia venosa como factor etiológico, las úlceras venosas suelen ser indoloras y exudativas, características que no están presentes en este caso. El dolor intenso y el aspecto predominantemente seco de la herida son más sugestivos de una úlcera de enfermedad arterial periférica, aunque los pulsos periféricos normales también hacen que este diagnóstico sea improbable. La induración y la temperatura de la piel circundante, el tejido necrótico y la secreción maloliente despiertan una gran preocupación por una infección superpuesta con celulitis adyacente. Aunque los hallazgos negativos en la prueba de sonda-hueso son tranquilizadores, la osteomielitis debe permanecer en el diagnóstico diferencial.

 

Evolución

La hemoglobina fue de 11,7 g por decilitro, el recuento de glóbulos blancos fue de 8610 por microlitro (77 % neutrófilos, 13 % linfocitos, 7 % monocitos y 1,3 % eosinófilos) y el recuento de plaquetas fue de 285 000 por microlitro. El panel metabólico completo fue normal, excepto por un nivel de glucosa en sangre de 163 mg por decilitro (9,0 mmol por litro). El nivel de proteína C reactiva fue de 42,7 mg por decilitro (rango de referencia, <3,0) y la velocidad de sedimentación globular fue de 42 mm por hora (rango de referencia, <20). La radiografía del tobillo izquierdo mostró hinchazón de tejidos blandos sin cambios erosivos ni gas en tejidos blandos sugestivo de osteomielitis.

 

Ponente

Varias características clínicas presentes en este caso hacen sospechar osteomielitis, como el gran tamaño de la úlcera (>2 cm² ) , su duración (>2 semanas) y la elevación de los marcadores inflamatorios. Un recuento leucocitario normal es común en pacientes con osteomielitis. Si bien la presencia de destrucción ósea en la radiografía es muy específica, su sensibilidad es insuficiente para descartar osteomielitis. La resonancia magnética (RM) es mucho más sensible para el diagnóstico y debe realizarse.

 

Evolución

El paciente ingresó en el hospital y recibió tratamiento con cefepima y vancomicina intravenosas. La resonancia magnética del tobillo izquierdo mostró un defecto de tejidos blandos sin evidencia de osteomielitis. La úlcera se trató con cambios diarios de apósito y desbridamiento.

 

Ponente

Los resultados de la resonancia magnética no son consistentes con osteomielitis, aunque el aspecto clínico sigue suscitando sospecha de infección de tejidos blandos. Las infecciones por hongos, micobacterias y Pseudomonas aeruginosa (ectima gangrenoso) pueden manifestarse principalmente como úlceras; sin embargo, estas suelen presentarse tras viajes a zonas endémicas de agentes infecciosos o en el contexto de una inmunosupresión marcada o una enfermedad grave, ninguna de las cuales se presentó en este caso. Con mayor frecuencia, otros factores patológicos causan infecciones en las úlceras, como probablemente sea el caso. Dado que la sobreinfección de estas úlceras suele estar relacionada con patógenos cutáneos típicos u organismos entéricos (o ambos), se recomienda el tratamiento empírico con antibióticos de amplio espectro dirigidos tanto a microorganismos grampositivos como gramnegativos (p. ej., vancomicina y cefepima, como se utilizó en este paciente). El desbridamiento mecánico o químico, como el realizado en este caso, promueve la cicatrización de la herida al prevenir la formación de biopelículas bacterianas y la posterior infección, y también es clave para un manejo adecuado.

La causa subyacente de la úlcera del paciente aún no está clara. A pesar de la ausencia de claudicación y la presencia de pulsos normales en las piernas, se deben realizar pruebas adicionales para detectar enfermedad arterial periférica mediante tomografía computarizada o angiografía por resonancia magnética.

 

Evolución

La resonancia magnética de la pierna izquierda, realizada con contraste, mostró un derrame de tres vasos con permeabilidad de todas las arterias principales, incluyendo las arterias poplítea, tibial anterior, peronea, tibial posterior, dorsal del pie y plantar. Las venas también estaban permeables, sin evidencia de trombosis venosa profunda.

 

Ponente

Los resultados normales en la resonancia magnética con contraste descartan la enfermedad arterial periférica de grandes vasos clínicamente significativa, y el diagnóstico diferencial debe ampliarse para incluir cáncer, dermatosis inflamatorias como el pioderma gangrenoso, vasculitis de pequeños vasos y trastornos que resultan en isquemia de pequeños vasos (arteriolosclerosis isquémica trombótica, embólica, oclusiva e hipertensiva [úlcera de Martorell]). El pioderma gangrenoso es una afección inflamatoria que se caracteriza típicamente por úlceras profundas y dolorosas, como las presentes en este paciente; sin embargo, esta afección se asocia comúnmente con otros trastornos inflamatorios sistémicos (que están ausentes en este caso). La ubicación laterodorsal de la úlcera es más típica de una úlcera de Martorell. Una afección maligna (p. ej., una úlcera de Marjolin) es improbable porque estos cánceres suelen ser de crecimiento lento (durante un período de años) y no son necróticos con márgenes elevados. Se debe realizar una biopsia.

 

Evolución

Una biopsia por punción de la úlcera mostró hallazgos inespecíficos de una epidermis hiperplásica, incluyendo fibrosis dérmica prominente e inflamación crónica con un infiltrado neutrofílico focal superficial a mediodérmico. Debido a estos hallazgos inespecíficos, se realizó una biopsia profunda en cuña ( Figura 2 ). El examen anatomopatológico mostró una úlcera necrótica con arteriolosclerosis subcutánea profunda, inflamación supurativa florida y vasculopatía livedoide, acompañada de inflamación dérmica crónica, fibrosis, necrosis de la grasa subcutánea y cambios lipomembranosos. Con base en estos hallazgos y la presentación clínica, se diagnosticó una úlcera de Martorell.

 


Figura 2 A. Evaluación histopatológica de muestras de biopsia.

En el Panel A, la tinción con hematoxilina y eosina (a 20 aumentos) muestra tejido ulceroso necrótico (asterisco) con inflamación supurativa florida. El Panel B muestra la extensión de la inflamación al tejido subcutáneo (asterisco), y el Panel C muestra vasos sanguíneos prominentes, engrosados e hialinizados (arteriolosclerosis; asterisco), algunos con oclusión luminal por material fibrinoide; las muestras de ambos paneles se muestran a 100 aumentos con tinción con hematoxilina y eosina. El Panel D muestra necrosis grasa con cambios lipomembranosos en el tejido fibroadiposo subcutáneo a 200 aumentos con tinción con hematoxilina y eosina.

 

Ponente

Aunque la inflamación neutrofílica sugiere pioderma gangrenoso o infección, la arteriosclerosis, los cambios lipomembranosos y la vasculopatía sugieren un trastorno vascular. La arteriosclerosis subcutánea isquémica (no observada en úlceras isquémicas causadas por arteriopatía periférica de grandes vasos), junto con la presentación clínica, es muy típica de una úlcera de Martorell.

 

Evolución

Los cultivos de tejido profundo de la herida revelaron Serratia marcescen y Enterococcus faecalis pansusceptibles. La terapia antibiótica se redujo (según la sensibilidad del paciente) a ciprofloxacino y doxiciclina, con un plan para completar un ciclo de 4 semanas. El paciente también se sometió a tres desbridamientos quirúrgicos y una reconstrucción de la herida posterior con un injerto de piel. Se continuó con el control agresivo de la presión arterial; sus presiones arteriales antes del alta oscilaron entre 110 y 230 mmHg sistólica y entre 60 y 82 mmHg diastólica durante el tratamiento con losartán (100 mg al día), amlodipino (10 mg al día), espironolactona (25 mg al día) e hidroclorotiazida (25 mg al día). Después del alta, debido al desarrollo de hipotensión, se restableció su régimen previo al ingreso (losartán más hidroclorotiazida), y se mantuvo un buen control de la presión arterial con este régimen. En una visita de seguimiento 4 meses después, la lesión había cicatrizado ( Figura 1D ), el dolor se había resuelto y su hemoglobina glucosilada era del 7,7%.

 

Evolución

La elección del régimen antibiótico debe basarse en los datos microbiológicos. Los cultivos de hisopos superficiales no son útiles, ya que a menudo aíslan bacterias que no invaden el tejido profundo, sino que pueden ser simplemente colonizadoras. Por el contrario, se presume que las bacterias aisladas de cultivos quirúrgicos estériles son patógenas. La decisión de tratar al paciente con ciprofloxacino y doxiciclina en este caso fue razonable, dados los patógenos aislados en los cultivos de tejido profundo. La duración de la terapia antibiótica se determina por la extensión y la gravedad de la enfermedad, los antecedentes de fracaso terapéutico o recurrencia de la enfermedad, el estado inmunitario del huésped y la susceptibilidad a los antibióticos del patógeno o patógenos subyacentes. En este caso, se consideró razonable un tratamiento más prolongado de 4 semanas, dada la diabetes subyacente del paciente, el gran tamaño de la úlcera, los antecedentes de múltiples regímenes antibióticos fallidos y la afectación de estructuras de tejidos más profundos. El hecho de que su presión arterial finalmente se controlara bien con su régimen ambulatorio previo sugiere que su hipertensión no controlada se atribuyó a la falta de adherencia a la medicación. Si hubiera seguido tomando los cuatro medicamentos, habría cumplido los criterios de hipertensión resistente y habría sido necesario realizarle una evaluación para hipertensión secundaria.

 

Comentario

Este paciente presentó una úlcera dolorosa y de rápida progresión en la parte inferior de la pierna, complicada con celulitis. Sus antecedentes y presentación despertaron la preocupación por causas comunes de úlceras en la parte inferior de la pierna, como úlcera diabética, arteriopatía periférica e insuficiencia venosa crónica. Sin embargo, la investigación finalmente condujo al diagnóstico de úlcera de Martorell. Si bien el tratamiento de la celulitis superpuesta fue un primer paso importante, el tratamiento de la hipertensión del paciente —la causa subyacente de la úlcera— fue crucial para su atención a largo plazo.

Las úlceras de Martorell se producen como resultado de una necrosis isquémica, similar a la observada en pacientes con enfermedad arterial periférica. Sin embargo, aunque la isquemia en la enfermedad arterial periférica se debe a la obstrucción de las arterias grandes y medianas, la isquemia en las úlceras de Martorell se debe a una obstrucción microvascular. 1,2 En pacientes con úlceras de Martorell, la alta resistencia vascular asociada a la hipertensión provoca hipertrofia de la musculatura de la media arteriolar y dilatación de la íntima. Este proceso finalmente progresa a arteriolosclerosis y estenosis de la luz, lo que provoca una disminución del flujo sanguíneo cutáneo arteriolar, con la consiguiente isquemia, necrosis y, finalmente, ulceración cutánea. 2-4

Las úlceras de Martorell representan aproximadamente entre el 5 y el 15 % de todas las úlceras de la parte inferior de la pierna y se presentan exclusivamente en pacientes con hipertensión de larga duración y mal controlada.2 En dos pequeñas series de casos, 4,5 las presiones arteriales oscilaron entre 170 y 290 mmHg sistólica y entre 85 y 115 mmHg diastólica, los pacientes tenían entre 50 y 75 años de edad y la mayoría de los pacientes eran mujeres. Estas úlceras suelen ser extremadamente dolorosas, se localizan sobre el tendón de Aquiles o en la cara lateral del tercio medio de la pierna y se desarrollan durante un período de semanas a meses. 2 Aunque el mecanismo fisiopatológico de esta localización no se entiende completamente, probablemente esté relacionado con la distribución de la red arterial de la pierna, sus perforantes y la distribución arteriolar en el tejido subcutáneo de esta zona. 6 Una úlcera de Martorell típicamente comienza como una ampolla roja dolorosa que luego se vuelve cianótica (eritrocianosis) antes de abrirse en una úlcera franca que es altamente inflamatoria, con una base necrótica característica y un borde eritrocianótico. 2 Estas úlceras pueden manifestarse espontáneamente, pero a menudo surgen después de un traumatismo menor y comúnmente están precedidas por livedo reticularis o cambios en la pigmentación.Las lesiones bilaterales y simétricas son frecuentes, y a menudo se presentan lesiones satélite. Las úlceras pueden remitir durante los períodos de mejor control de la presión arterial. 2,3 A diferencia de las úlceras venosas o las que resultan de la enfermedad arterial periférica de grandes vasos, las úlceras de Martorell se caracterizan por un dolor insoportable que no mejora con el reposo ni la elevación y que a menudo perturba el sueño. 2

El diagnóstico de una úlcera de Martorell requiere antecedentes de hipertensión mal controlada y evidencia de arteriolosclerosis subdérmica en la evaluación histopatológica. 6 Aunque las úlceras de Martorell pueden coexistir con la enfermedad arterial periférica (siempre que también estén presentes los criterios anteriores), la arteriolosclerosis subdérmica no está presente solo en la enfermedad arterial periférica. Además, la calcificación arteriolar, la hialinosis subendotelial y la baja celularidad arteriolar son otros hallazgos clave que pueden ayudar a diferenciar una úlcera de Martorell de otros tipos de úlceras (p. ej., vasculitis y pioderma gangrenoso). 7 Los signos de inflamación crónica, como un infiltrado neutrofílico denso en una dermis necrótica (descrito en este caso como inflamación supurativa florida), que a menudo se observa en el pioderma gangrenoso, también pueden estar presentes en las úlceras de Martorell y no deben usarse para distinguir entre ambas afecciones. 6 Las biopsias por punción generalmente son inadecuadas para el diagnóstico porque normalmente no muestrean el tejido subcutáneo profundo donde se encuentra la arteriosclerosis subdérmica (la característica diagnóstica clave) y generalmente se requieren biopsias quirúrgicas en cuña más profundas. 6,8

El control de la presión arterial es necesario para prevenir el empeoramiento de la isquemia, limitar la progresión de la úlcera y controlar el dolor. No está claro cuál es el tratamiento antihipertensivo más adecuado. 9,10 Una pequeña serie de casos describió el empeoramiento de las úlceras con el uso de betabloqueantes y la disminución de las úlceras después de suspender estos agentes. 11 Sin embargo, los betabloqueantes selectivos, como el bisoprolol, no parecen tener un efecto negativo en la microcirculación periférica y pueden considerarse. 2 A diferencia de los betabloqueantes no selectivos, los bloqueadores de los canales de calcio parecen ser beneficiosos en el tratamiento de las úlceras de Martorell. En un pequeño ensayo aleatorizado y controlado con placebo, el tratamiento con nifedipino resultó en un alivio considerable del dolor y una reducción en la superficie de la úlcera a los 2 meses. 12 En informes de cinco pacientes tratados con inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, se describió la epitelización total a las 8 a 12 semanas en todos los pacientes. 3,10,13 Estas observaciones apoyan la hipótesis de que la vasoconstricción y la arteriolosclerosis son los mecanismos fisiopatológicos subyacentes a estas úlceras y sugieren que pueden preferirse los agentes antihipertensivos vasodilatadores.

Las medidas adicionales de manejo incluyen el tratamiento de la infección local con antibióticos, el desbridamiento mecánico o químico superficial y el cuidado adecuado de la herida, todo lo cual se proporcionó en este caso. Los tratamientos quirúrgicos, como la reconstrucción de la herida y los injertos de piel, suelen ser necesarios. En una serie de casos de 20 pacientes con úlceras de Martorell tratados quirúrgicamente, el dolor se resolvió por completo en una semana y las úlceras se resolvieron a los 3 meses en todos los pacientes.En pacientes con úlceras refractarias a otros tratamientos, se han descrito casos pequeños con mejoría mediante el uso de anticoagulación o bloqueo simpático (o ambos).

El presente caso demuestra que la hipertensión puede predisponer al desarrollo de úlceras, no solo al aumentar el riesgo de enfermedad arterial periférica, sino también por sus efectos sobre la microvasculatura. Además, la buena evolución de este paciente con úlcera de Martorell subraya la importancia del control de la presión arterial en el tratamiento de esta afección.

 

 

Traducido de:

“Caving In to Pressure”

Authors: Sara I. Gomez-Villegas, M.D., Erik Andrews, M.D., Arash Mostaghimi, M.D., Yee-Ping Sun, M.D., and Joseph Loscalzo, M.D., Ph.D.Author Info & Affiliations

Published July 2, 2025 N Engl J Med 2025;393:73-79

DOI: 10.1056/NEJMcps2413155  VOL. 393 NO. 1

 

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcps2413155?logout=true#f2

 

 

References

1.Duncan HJ, Faris IB. Martorell’s hypertensive ischemic leg ulcers are secondary to an increase in the local vascular resistance. J Vasc Surg 1985;2:581-584.

2.Vuerstaek JDD, Reeder SWI, Henquet CJM, Neumann HAM. Arteriolosclerotic ulcer of Martorell. J Eur Acad Dermatol Venereol 2010;24:867-874.

3.Graves JW, Morris JC, Sheps SG. Martorell’s hypertensive leg ulcer: case report and concise review of the literature. J Hum Hypertens 2001;15:279-283.

4.Hafner J. Calciphylaxis and Martorell hypertensive ischemic leg ulcer: same pattern — one pathophysiology. Dermatology 2016;232:523-533.

5.Schnier BR, Sheps SG, Juergens JL. Hypertensive ischemic ulcer: a review of 40 cases. Am J Cardiol 1966;17:560-565.

6.Hafner J, Nobbe S, Partsch H, et al. Martorell hypertensive ischemic leg ulcer: a model of ischemic subcutaneous arteriolosclerosis. Arch Dermatol 2010;146:961-968.

7.Deinsberger J, Sirovina S, Bromberger S, et al. Microstructural comparative analysis of calcification patterns in calciphylaxis versus arteriolosclerotic ulcer of Martorell. Eur J Dermatol 2021;31:705-711.

8.Kolios AGA, Hafner J, Luder C, et al. Comparison of pyoderma gangrenosum and Martorell hypertensive ischaemic leg ulcer in a Swiss cohort. Br J Dermatol 2018;178(2):e125-e126.

9.Orbach EJ. Hypertensive ischemic leg ulcer. Angiology 1955;6:153-161.

10.Rude T, Bunkis J, Walton RL. Hypertensive leg ulcers. J Foot Surg 1983;22:134-138.

11.Henderson CA, Highet AS, Lane SA, Hall R. Arterial hypertension causing leg ulcers. Clin Exp Dermatol 1995;20:107-114.

12.Nikolova K. Treatment of hypertensive venous leg ulcers with nifedipine. Methods Find Exp Clin Pharmacol 1995;17:545-549.

 

13.Lima Pinto AP, Silva NA Jr, Osorio CT, et al. Martorell’s ulcer: diagnostic and therapeutic challenge. Case Rep Dermatol 2015;7:199-206.

14.Dagregorio G, Guillet G. A retrospective review of 20 hypertensive leg ulcers treated with mesh skin grafts. J Eur Acad Dermatol Venereol 2006;20:166-169.

 

 

viernes, 4 de julio de 2025

Casos Clínicos: Varón de 67 años con lesiones verrugosas en manos de 6 meses de evolución.

El Dr. Gabriel Enrique Garcia, de Tegucigalpa Honduras, envía esta imagen con el siguiente texto:

Doctor, Saludos desde Honduras



Paciente masculino de 67 años con verrugas en ambas manos de 6 meses de evolución

Antecedentes de Diabetes e HTA en tratamiento

Niega verrugas genitales.

Constantes vitales normales




 




Dr. Gabriel Enrique García

Tegucigalpa Honduras

 


Opinión: El aspecto es de VERRUGAS VULGARES en palmas. Estas son las manifestaciones clínicas más comunes de la infección por los virus del papiloma humano (VPH), que se produce por contacto directo con la piel, y la maceración o las zonas de traumatismo predisponen a la inoculación. Es muy importante conocer la ocupación del paciente, ya que hay ciertas ocupaciones que predisponen a esta localización como son personas que manipulan carne, aves y pescado. Por otro lado, hay que decir que este tipo de lesiones se dan preferentemente en niños y adultos jóvenes, y no son tan comunes que aparezcan en forma extensa a los 67 años. Cuando ello ocurre, hay que descartar condiciones predisponentes como dermatitis atópica y las condiciones asociadas con una inmunidad celular disminuida (p. ej., síndrome de inmunodeficiencia adquirida [SIDA], trasplante de órganos con inmunosupresión etc). La resolución espontánea de las verrugas en los adultos tiende a ser lenta pudiendo tardar varios años o más, a diferencia de los niños en los que desaparece dentro de los 2 años en dos tercios de los casos. El tratamiento, cuando se decide tratarlas puede ser con múltiples herramientas como la destrucción química o física del tejido afectado (p. ej., ácido salicílico, crioterapia, cantaridina , ácido tricloroacético , cirugía, láser), la potenciación de la respuesta inmunitaria local (p. ej., imiquimod , inmunoterapia tópica o intralesional) y la terapia antiproliferativa (p. ej., fluorouracilo tópico , bleomicina ). Otra cosa a tener en cuenta es la prevención, dado que las verrugas son infecciosas, los pacientes deben evitar manipularlas deliberadamente, ya sea en sí mismos o en otras personas.

 

 

jueves, 3 de julio de 2025

Casos Clínicos: Mujer de edad desconocida con gangrena digital distal en cuatro dedos de la mano.

 

Una colega de Quito Ecuador envía esta imagen con el siguiente texto

Buenos días doctor. Quisiera que se comentara este caso en el grupo. Por favor anónimo.

Mujer con antecedentes de fumadora de 10 cigarrillos por dia

¿Qué les parece?



 

 

 

Opinión: Con esta imagen no podemos decir otra cosa que existe una gangrena digital distal de 4 dedos de una mano. El aspecto de gangrena seca con tendencia a la autoamputación hace pensar en un cuadro de cierto tiempo de evolución, y uno imagina manifestaciones isquémicas de cierto tiempo atrás Habría que confeccionar una historia completa comenzando por la edad de la paciente, antecedentes familiares y personales, tiempo de evolución de enfermedad actual, cómo es su TA, cómo están los pulsos periféricos, existen soplos a lo largo de cursos arteriales?, síntomas de Raynaud precediendo al cuadro, síntomas o signos sistémicos, bilateralidad o no, medicamentos que tome (betabloqueantes, alcaloides del cornezuelo de centeno etc) o haya tomado, livedo reticularis en relación al frío (SAF, enfermedad por crioaglutininas, crioglobulinemia asociada a hepatitis C), no tiene un catéter de hemodiálisis en ese miembro superior? etc etc etc.

En las mujeres es frecuente de ver estas lesiones en el contexto de conectivopatías como esclerodermia, dermatomiositis, crioglobulinemia, trombocitemia esencial, y aun aterosclerosis. Aunque mucho más común en hombres fumadores que en mujeres, he visto tromboangeítis obliterante en una mujer intensamente fumadora. En los hombres esto suele verse en tromboangeítis obliterante, aterosclerosis, síndrome de la salida torácica de causa vascular, embolismo cardíaco, síndrome antifosfolipídico, PAN,carcinoide etc etc.

Dado el amplio abanico de posibilidades etiológicas se entiende fácilmente por qué es tan importante una historia clínica general y dirigida al trastorno para elaborar un plan de estudio personalizado.