martes, 22 de marzo de 2011

Diagnóstico, Evaluación Clínica y Tratamiento del Linfedema.

LINFEDEMA: ETIOLOGÍA, MANIFESTACIONES CLÍNICAS, Y DIAGNÓSTICO.

El edema es definido como una inflamación palpable producida por expansión del volumen intersticial de líquidos. La formación de edema se asocia comúnmente con insuficiencia cardíaca, cirrosis, síndrome nefrótico, insuficiencia renal, insuficiencia venosa etc.
Una causa menos común de edema es el linfedema, debido a una alteración en el sistema linfático, a menudo afectando los miembros, y generalmente irreversible.

CAUSAS DE LINFEDEMA
Linfedema Primario:

Congénito.
Precoz (adolescencia).
Tardío (edad adulta).


Linfedema Secundario:


Enfermedades neoplásicas.
Celulitis recurrente.
Enfermedades del tejido conectivo.
Infección (filariasis).
Dermatitis de contacto.
Daño linfático (cirugía, radioterapia, quemaduras, etc)


Una de las causas más comunes de linfedema, es la interrupción del flujo linfático a nivel axilar, como consecuencia de la cirugía y/o radioterapia en el tratamiento del cáncer de mama, el cual resulta en linfedema del brazo.


FISIOLOGÍA DEL FLUJO LINFÁTICO.
La circulación capilar normal, tiene un pequeño gradiente, que favorece la filtración a través de la pared capilar desde el intersticio. Este gradiente varía en los diferentes órganos. Existe también, una permeabilidad variable a las proteínas, lo cual resulta en un movimiento de proteínas hacia el intersticio.
El líquido filtrado, enriquecido por proteínas, que no puede reingresar a los capilares, vuelve a la circulación sistémica, vía el sistema linfático. A diferencia de las altas presiones de la circulación sistémica, el flujo linfático es un sistema de baja presión. La captación de líquidos intersticiales por el sistema linfático, comienza en los vasos linfáticos iniciales (capilares linfáticos y precolectores) que están en contacto íntimo con el espacio intersticial. Este proceso es facilitado por la pulsación arterial local, la contracción del músculo esquelético, y el sistema de válvulas unidireccionales que previenen el flujo retrógrado. Los linfáticos iniciales confluyen en vasos de mayor calibre, que progresivamente van incorporando músculo liso, a medida que aumentan de diámetro, y que promueven los movimientos peristálticos del líquido linfático, vía la contracción muscular.
En las extremidades, hay un sistema linfático que drena la piel y el tejido subcutáneo, y un sistema profundo, que drena estructuras subfasciales, tales como músculo y hueso. Los dos sistemas de las extremidades superiores convergen en la axila, y los dos sistemas de las extremidades inferiores convergen en la pelvis.
Los vasos linfáticos mayores drenan en la circulación venosa central. El sistema venoso que drena ambas extremidades inferiores, el tracto gastrointestinal, y la parte superior izquierda del cuerpo (extremidad superior, pared torácica, región dorsal alta, hombro y mamas izquierdos) entran a la circulación venosa a través del conducto torácico, que lo penetra en el ángulo venoso izquierdo, formado por la confluencia de la vena subclavia izquierda y la vena yugular interna izquierda (Figura 1). El drenaje linfático de la parte superior derecha del cuerpo drena en el ángulo venoso derecho, vía conducto linfático derecho.


Figura 1. Representación esquemática del curso anatómico del conducto torácico dentro del tórax.


PATOGÉNESIS DEL EDEMA Y DEL LINFEDEMA.

Edema.
El edema resulta de un disbalance entre la tasa de producción de linfa (que refleja el movimiento de líquidos fuera de los capilares), y la tasa de retorno del líquido linfático a la circulación sistémica. En los estados edematosos comunes, tales como insuficiencia cardíaca, cirrosis, síndrome nefrótico, y fallo renal, el problema primario es el movimiento aumentado de líquidos hacia fuera de los capilares debido al aumento de la presión venosa, a la hipoalbuminemia, o, menos frecuentemente, a aumento de la permeabilidad capilar. Además, un aumento de la filtración a través del capilar debido a aumento de la presión venosa, es responsable del edema localizado de la enfermedad venosa crónica. El flujo linfático, así como la contractilidad de los mismos, aumentan en presencia de edema, lo cual hace que se remueva algo del exceso de líquido acumulado en el intersticio.

Linfedema.
En contraste, el problema mayor en pacientes con linfedema, es la alteración del transporte debido a obstrucción linfática, como ocurre por ejemplo en el linfedema primario (hereditario) por malformaciones de los mismos, o después del tratamiento del cáncer, con resecciones de ganglios y radioterapia. Como resultado de ello, una parte del líquido filtrado que no reingresa a los capilares, no puede ser regresado a la circulación sistémica por los vasos linfáticos, y se acumula en el intersticio.

ETIOLOGÍA Y FACTORES DE RIESGO.
Las causas de linfedema son clasificadas como primario (hereditario), (Figura 2), o secundario (adquirido), que es mucho más frecuente.

Figura 2. Paciente de 22 años con Linfedema hereditario. (Enfermedad de Meige).


CAUSAS DE LINFEDEMA SECUNDARIO.
Hay un número de causas adquiridas de linfedema que incluyen la resección de ganglios axilares o inguinales, y/o radioterapia de los mismos, obstrucción, e infección. La resección de los ganglios linfáticos en cáncer de mama y melanoma, son las causas más comunes de linfedema en los países desarrollados, mientras que la filariasis es la causa más común en el resto del mundo.
El aumento de la prevalencia del linfedema en los países desarrollados es debido al aumento de las resecciones ganglionares y a la terapia radiante de las enfermedades neoplásicas.
La probabilidad de desarrollar linfedema después de las resecciones axilares o inguinales está relacionada con varios factores, incluyendo el número de ganglios extirpados, la extensión de la cirugía, la localización del tumor, la terapia radiante, la cicatrización retrasada de los tejidos, la infección posoperatoria, el desarrollo de hematoma o seroma, y obesidad. Ejemplos incluyen un brazo inflamado después de resección ganglionar axilar por cáncer de mama, inflamación de las piernas siguiendo a la resección de ganglios inguinales o irradiación pélvica por cáncer ginecológico o urológicos, y en cabeza y cuello después de tratamiento de cáncer de cabeza y cuello. El linfedema puede también ser el resultado de un tumor que causa obstrucción linfática, o de obliteración progresiva de los vasos linfáticos debido a inflamación crónica (por ejemplo el sarcoma de Kaposi).

Terapia de Cáncer de Mama.
La mayor causa de linfedema secundario en el mundo desarrollado es la interrupción del sistema linfático axilar por cirugía y/o radioterapia en mujeres con cáncer de mama, lo cual resulta en un edema del miembro superior.
La tasa de linfedema en mujeres sometidas a cirugía por cáncer de mama es de 20 a 25%, aunque este número varía según el procedimiento de resección ganglionar, si se usa o no radioterapia, no variando en cambio con el tipo de cirugía de mama (cirugía conservadora vs mastectomía). La tasa de linfedema puede reducirse llevando a cabo la técnica del ganglio centinela, identificando así, aquellas mujeres que no necesitan resección de todos los ganglios axilares.
La incidencia de linfedema en el brazo aumenta con el tiempo desde la cirugía, lo cual refleja en parte, los cambios inflamatorios crónicos que producen la fibrosis tanto de los vasos linfáticos, como del tejido celular subcutáneo.
La edad avanzada, la obesidad, la irradiación supraclavicular, y la injuria de la extremidad superior (por ejemplo artritis inflamatoria) aumentan el riesgo de linfedema y su progresión.

Terapia del Melanoma.
Evitando disecciones profundas inguinales si fuera posible, puede reducir la incidencia de linfedema poroperatorio, y este es una complicación de la cirugía del melanoma tanto en miembros superiores como en los inferiores.

Infección.
Las causas infecciosas de linfedema son más comunes en áreas tropicales y subtropicales. El linfedema en países subdesarrollados está a menudo relacionado con obstrucción linfática secundaria a infecciones parasitarias, siendo la filariasis la causa de este tipo, más extendida en todo el mundo.
El linfedema puede ser una complicación de episodios a repetición de erisipelas, en pacientes con dermatitis de contacto.

Artritis Inflamatoria.
El linfedema en extremidades superiores o inferiores, a veces bilateral, es una rara manifestación extraarticular de una enfermedad inflamatoria articular, principalmente artritis reumatoidea o artritis psoriásica. Los mecanismos del linfedema no son conocidos en estos casos, pero las sinovitis inflamatorias podrían llevar a la fibrosis de los vasos linfáticos.

Obesidad.
La obesidad puede estar asociada con linfedema masivo localizado, y puede exacerbar el linfedema secundario a cáncer de mama.


CAUSAS DE LINFEDEMA PRIMARIO.
Hay tres categorías de linfedema primario, los cuales son clasificados de acuerdo a la edad de inicio del mismo en linfedema congénito (menos de un año), linfedema precoz (1 a 35 años), y linfedema tardío.

1) Linfedema Congénito y VEGFR-3.
El linfedema congénito es una rara enfermedad caracterizada por malformaciones linfáticas al nacimiento. Una causa es la enfermedad de Milroy (llamado también linfedema congénito hereditario, linfedema congénito primario, o linfedema hereditario tipo I), que puede estar asociado a linfangiectasia intestinal y colestasis. Se transmite como rasgo autosómico dominante.
El defecto en la mayoría de las familias con linfedema hereditario congénito, afecta el gen (localizado en 5q35.3), que codifica para el factor de crecimiento endotelio vascular-3 (VEGFR-3, FLT4). El VEGFR-3 es expresado en el endotelio linfático, juega un importante rol en el desarrollo linfático, y es activado después de la unión a VEGF-C y VEGF-D. La importancia de esta vía se ilustró por la observación de que en un ratón transgénico que expresa VEGFR-3, un inhibidor del señalamiento VEGF, hay alteraciones de la linfangiogénesis y esto da como resultado linfedema. En humanos, la mutación de VEGFR-3 impide un crecimiento linfático normal.
La vía de VEGFR-3 puede jugar también un importante rol en la linfangiogénesis tumoral y la subsecuentes metástasis. Como ejemplo, VEGF-C está sobreexpresado en algunas células de cáncer de mama, promoviendo tanto la linfangiogénesis intratumoral, como las metástasis a ganglios regionales y a pulmones.
Además de la enfermedad de Milroy, el linfedema congénito puede también ocurrir en una variedad de otros trastornos hereditarios que incluyen: el síndrome deTurner (ligado al cromosoma X) que se ve en niñas en la primera infancia, el síndrome de Noonan (autosómico dominante).

2) Linfedema Precoz.
El linfedema precoz describe principalmente al linfedema primario que típicamente se hace aparente cerca de la pubertad, aunque la edad de presentación va entre 1 y 35 años. La enfermedad de Meige es un trastorno dominante autosómico que se inicia alrededor de la pubertad y afecta principalmente los miembros inferiores. (Figura 2)


http://elrincondelamedicinainterna.blogspot.com/2009/08/paciente-de-22-anoscon-linfedema-de-12.html


El síndrome linfedema distiquiasis también comienza en la pubertad y se asocia a pestañas aberrantes, con una segunda fila de pestañas (distiquiasis), se produce por una mutación en el gen FOXC2, que codifica para la transcripción del factor forkhead, y que resulta en la agenesia de las válvulas linfáticas. También se asocia a insuficiencia e incompetencia de las válvulas venosas.


3) Linfedema Tardío.
El linfedema tardío tiene por definición inicio después de los 35 años. Hay familias con linfedema hereditario tardío en donde algunos de sus miembros desarrollan linfangiosarcoma.


MANIFESTACIONES CLÍNICAS.
Las manifestaciones clínicas de linfedema son diferentes en la forma primaria que en las formas secundarias. El linfedema secundario afecta típicamente un solo miembro (edema unilateral), mientras que en las formas primarias, generalmente hay un compromiso más amplio.

Linfedema Secundario.
El linfedema secundario a resección ganglionar y/o a radioterapia, se caracteriza típicamente por una inflamación unilateral, lentamente progresiva, de un brazo, en el caso de compromiso axilar, o de una pierna, en el caso de compromiso inguinal. La inflamación puede ser predominantemente proximal, o puede ser distal e incluir en el edema a los dedos.
Entre las mujeres con cáncer de mama, puede haber también inflamación sobre la zona de la mama o en la pared torácica. Otros síntomas incluyen sensación de pesadez, tirantez, y dolor en el miembro afectado, con restricción del rango de movimiento.
El linfedema secundario a otros trastornos puede afectar a más de un miembro. Un ejemplo es la artritis reumatoidea o en la artritis psoriásica, donde pueden afectarse simultáneamente los miembros superiores e inferiores.
El linfedema secundario de reciente comienzo presenta dolor, y sensación de pesadez en el miembro afectado. En este estadio, el linfedema es típicamente blando, y deja signo de la fóvea ( signo de Godet +). Con el tiempo, la piel se hace más seca y dura, con menos edema y de consistencia fibrosa a la palpación.
El marcador más severo de linfedema es la presencia de engrosamiento cutáneo y subcutáneo, “piel de naranja”, y el signo de Stemmer positivo, que significa que existe una imposibilidad para el examinador de tomar un pliegue de piel y levantarla en “tienda de campaña” en la zona de la base del segundo dedo del pie o de la mano (Figura 3 y 4)

Figura 3. Signo de Stemmer. Dificultad de tomar un pliegue de piel en la base del segundo dedo.



Figura 4. Estadio III de Linfedema. A) Extremidad inferior izquierda. B) Extremidad superior derecha. C) Extremidad superior derecha.


Linfedema Primario.
Las formas primarias de linfedema tienen una relativa carencia de fibrosis, lo que permite acumular mayor cantidad de líquido que en las formas secundarias.
Los sitios de compromiso en el linfedema primario varía con la causa:


Linfedema congénito: tiende a afectar una o ambas extremidades inferiores, pero puede también comprometer las extremidades superiores y, aún, la cara.


Linfedema precoz: está usualmente confinado a las extremidades inferiores (particularmente a los pies y piernas); sin embargo, se ha descripto el compromiso de una sola extremidad superior.


Linfedema tardío: afecta más comúnmente ambas extremidades inferiores.


Clasificación.
Se han desarrollado múltiples clasificaciones para describir la severidad del linfedema. La clasificación de la Sociedad Internacional de Linfología tiene en cuenta dos criterios para clasificar el linfedema: la “blandura” o “dureza” del miembro (que refleja los cambios fibróticos de los tejidos), y el resultado del estado del miembro afectado después de 24 hs de elevación.
El signo de la fóvea, o signo de Godet es variable en pacientes con linfedema. El signo de la fóvea refleja el movimiento del exceso de agua intersticial en respuesta a la presión. El test se lleva a cabo aplicando una firme presión con el dedo durante no menos de 5 segundos en un tejido supuestamente edematoso. Si aparece una depresión de la superficie en esa zona es que el edema está presente (Figura 5).


Figura 5. Edema caracterizado por el signo de la Fóvea o de Godet Positivo en un Pie Edematoso.


Estadio I: caracterizado por acumulación de líquido que tiene un relativamente alto contenido de proteínas (comparado con el edema venoso), y que desaparece con 24 hs de reposo con el miembro elevado. Es también llamado edema reversible. (Figura 6).

Figura 6. Estadio I de Linfedema: A) Extremidad Inferior Derecha. B) Extremidad Superior Derecha.


Estadio II: (también llamado linfedema espontáneamente irreversible), después de 24 hs de reposo con el miembro elevado, el edema no desaparece totalmente (Figura 7). En este estadio, cuando la fibrosis progresa, puede no haber signo de Godet.


Figura 7. Estadio II de Linfedema. A) Extremidad Superior Izquierda. B) Extremidad Inferior Derecha.




Estadio III: caracterizado por elefantiasis linfostática, donde el signo de Godet está ausente, y existen cambios tróficos de la piel, tales como depósitos grasos, acantosis y crecimientos verrugosos. (Figura 8).


Figura 8. Linfedema en Estadio III.


Dentro de cada estadio, la severidad puede medirse basándose en diferencias de volumen en mínimas (menos de 20% de aumento), moderadas (20 a 40% de aumento), o severas (más de 40% de aumento). (ver “circunferencia y volumen del miembro abajo).
Un creciente número de linfólogos, reconocen un estadio más temprano de linfedema llamado estadio 0, que se refiere a condiciones subclínicas o latentes donde no es evidente la inflamación, a pesar del trastorno en el transporte linfático. La mayoría de estos pacientes están asintomáticos, pero algunos reportan sensación de pesadez en el miembro afectado. El estadio 0 puede existir meses o años antes de que aparezca el linfedema declarado.
La American Physical Therapy Association (APTA) usa la circunferencia como medida antropométrica para clasificar al linfedema. La máxima diferencia de circunferencia entre el miembro afectado y el no afectado es utilizado para determinar la clase de linfedema. El linfedema leve tiene una diferencia máxima de 3 cm; el moderado tiene una diferencia de más de 3 a 5 cm, y el severo de más de 5 cm.

Complicaciones.
Las manifestaciones clínicas del linfedema pueden ser afectadas por condiciones confundidoras tales como la insuficiencia venosa, la obesidad mórbida, y un trauma oculto. Además, la celulitis y el linfangiosarcoma son potenciales complicaciones. La morbilidad psicosocial es muy común.


Infecciones de Piel.
La piel linfedematosa está en riesgo de sufrir rupturas y soluciones de continuidad, con las consecuentes infecciones, las cuales pueden ser recurrentes, en parte debido al líquido intersticial rico en proteínas que provee un caldo de cultivo óptimo para el crecimiento bacteriano. Los tipos de infección incluyen celulitis, erisipelas y linfangitis.
Las celulitis son una complicación bien descripta en linfedema, particularmente en pacientes con resección de ganglios axilares o inguinales. El desarrollo de celulitis está relacionado a la función linfática alterada, y al linfedema en si mismo (aún si este es subclínico). Las manifestaciones típicas incluyen eritema, sensibilidad aumentada y dolor; síntomas sistémicos tales como fiebre, no están siempre presentes.
El rango de movimiento del miembro afectado puede estar restringido y alterar la calidad de vida. La textura de la piel puede también alterarse y transformarse en hiperqueratósica con lesiones verrugosas y vesiculares. Esas lesiones pueden característicamente asociarse a elefantiasis.

Linfangiosarcoma.
Un raro tumor maligno secundario, llamado linfangiosarcoma, puede ocurrir en pacientes con linfedema crónico, usualmente aquellos con linfedema masivo de larga data. Clásicamente se ve en brazos con linfedema post mastectomía (síndrome de Stewart-Treves). También ha sido descripto en pacientes con linfedema primario (enfermedad de Milroy), y en el linfedema crónico de la filariasis.
El tumor se origina en las células endoteliales vasculares de pacientes con linfedema crónico, y no en los vasos linfáticos. Puede ser inicialmente de color rojo-azulado o púrpura con forma máculo papular. Las lesiones múltiples son comunes, y puede haber nódulos subcutáneos. Este tipo de lesiones deben ser cuidadosamente buscadas en pacientes con linfedema crónico.

Calidad de Vida.
El linfedema puede ocasionar morbilidad psicosocial y alterar la calidad de vida, incluyendo aspectos emocionales, funcionales, psíquicos, y sociales. Los problemas psicológicos vistos en mujeres con linfedema crónico después de tratamientos por cáncer de mama incluyen ansiedad, depresión, disfunción sexual, pánicos sociales, y exacerbación de enfermedades psiquiátricas.


DIAGNÓSTICO.

Principios Generales.
El diagnóstico de linfedema se basa principalmente en la historia clínica y el examen físico.
En adultos, la presencia de linfedema secundario es usualmente sugerido por los siguientes hallazgos:
Edema localizado más que generalizado. El edema se caracteriza por ser lentamente progresivo, en un miembro con antecedentes de resecciones axilares o inguinales. Otras causas de edema localizado de un miembro, tales como trombosis venosa profunda, neoplasias (que pueden obstruir a su vez el retorno linfático), y procesos infecciosos deben ser evaluados con estudios apropiados en cada caso. Los pacientes en áreas endémicas deben ser testeados en busca de filariasis.
Un antecedente de trauma, o tratamiento de cáncer, tales como resecciones axilares o inguinales y/o radioterapia, en ausencia de causas de edema generalizado ( por ej insuficiencia cardíaca, síndrome nefrótico).
Un signo de Stemmer positivo (Figura 3), en el examinador es incapaz de levantar la piel de la base de los dedos de manos o pies, comparando siempre con el miembro contralateral. Es posible tener un signo de Stemmer falso negativo, pero no un falso positivo. La presencia de signo de Stemmer, es siempre indicativo de linfedema.
Un hallazgo único en linfedema es la presencia de engrosamiento cutáneo y subcutáneo, el cual no está presente en los estadios I y en el estadio II temprano.

El edema se clasifica como Godet positivo o Godet negativo. El signo de Godet refleja el movimiento del exceso de agua intersticial en respuesta a la presión. Si después de presión sostenida por no menos de 5 segundos, queda una depresión en la zona, se habla de Godet positivo.
El edema que no deja Godet es sugestivo de linfedema o insuficiencia venosa. Sin embargo, la presencia de Godet NO excluye linfedema, ya que este puede estar presente en estadio I o II temprano.
Algunos pacientes pueden tener simultáneamente linfedema y edema generalizado. Un ejemplo de estos casos, las pacientes con cáncer de mama, con resecciones axilares y fallo cardíaco como resultado de tratamiento con agentes cardiotóxicos (trastuzumab o doxorrubicina). En este contexto, el linfedema es sugerido por una inflamación más prominente en el brazo ipsilateral a la resección ganglionar.


Circunferencia y Volumen del Miembro.
La medida de la circunferencia y volumen son métodos comunes usados para el diagnóstico de edema del miembro y para el monitoreo durante y después de la terapia, sobre todo en pacientes con cáncer de mama. El volumen de un brazo puede ser medido por métodos de desplazamiento de agua, o por la medición de la circunferencia a distancias standard.
Las medidas de la circunferencia en el mismo punto entre el miembro afectado y el contralateral, es una forma fácil y económica de estimación del edema. Las medidas en el brazo se realizan en 4 puntos: las articulaciones metacarpofalángicas, las muñecas, a 10 cm por debajo de los epicóndilos, y a 15 cm por encima de los epicóndilos. Diferencias mayores a 2 cm entre el miembro afectado y el contralateral, son consideradas clínicamente significativas. Los cambios en la circunferencia de los brazos puede ser dificultosa en mujeres obesas, o en los que están sujetos a diferencias en la masa muscular en el miembro dominante. Estos problemas pueden ser evitados si se toma la medida de la circunferencia en condiciones basales, y se repite después de desplazar el líquido proximal o distalmente por elevación del miembro o por compresión sostenida.
Existen maneras más sofisticadas de detectar aumentos de volumen de miembros por la medida de desplazamiento de agua que produce la introducción del miembro en un recipiente con líquido. Algunos de estos ingeniosos dispositivos pueden ser construidos en forma artesanal “casera”, y consisten en receptáculos construidos a la medida del miembro al cual se lo llena de agua (Figura 9). La introducción del miembro dentro de dicho receptáculo, produce un desplazamiento de agua que puede ser medido.

Figura 9. Dispositivo ideado para evaluar grado de linfedema que en forma indirecta por desplazamiento de un volumen líquido.

De esta manera se pueden detectar cambios de menos de 1%, y, diferencias de 200 ml o más entre el miembro afectado y el opuesto son considerados valores de corte para definir linfedema.

Imágenes.
Las imágenes del sistema linfático no son generalmente necesarias para confirmar el diagnóstico de linfedema si el diagnóstico es obvio. Si se realizan imágenes para discriminar entre edema de causa linfática de otras causas no linfáticas de edema, la linfocintigrafía (imágenes con radionúclidos) es la metodología preferida, y ha desplazado ampliamente a la linfografía, la cual es más invasiva y técnicamente dificultosa.

Linfocintigrafía.
Con la linfocintigrafía, el marcador radiactivo es inyectado en el tejido subcutáneo o intradérmica en miembro superior o inferior. Las imágenes son llevadas a cabo 30 a 60 minutos después de la inyección. El paciente entonces, lleva a cabo actividades que demanden algún stress (tales como caminar, masajearse, o apretar una pelotita de esponja con la mano por el término de 20 minutos), lo cual es seguido por la repetición de las imágenes. Los criterios para diagnosticar alteración de la función linfática incluyen visualización retardada, asimétrica, o ausente en los ganglios linfáticos regionales, y reflujo dérmico.
El protocolo para la linfocintigrafía no está estandarizado entre los diferentes centros, por lo que difiere entre ellos. La cuantificación de la acumulación ganglionar regional del trazador, parece ser un método más sensible que la linfocintigrafía cualitativa.


RMN y TAC.
Otras técnicas de imágenes, tales como la resonancia magnética y la tomografía pueden complementar la información obtenida con la linfocintigrafía. Tales imágenes proveen detalles anatómicos y ganglionares, que no pueden ser obtenidos por otros métodos. Estas técnicas son especialmente útiles para descartar causas obstructivas de linfedema, tales como recurrencia de cáncer en región de ganglios.

Volumetría Optoelectrónica.
Las medidas de volumen también pueden ser medidas utilizando un dispositivo infrarrojo optoelectrónico. Este es un análisis computarizado que usa rayos infrarrojos para scanear el miembro y calcular su volumen. El método es más confiable que el del desplazamiento de agua en la medida del linfedema de la extremidad superior.

Espectroscopía por Bioimpedancia.
Aunque no es ampliamente usado, la espectroscopía por bioimpedancia, es un método confiable y preciso para deteminar el volumen del brazo, por comparación de la composición de los compartimientos líquidos usando la resistencia eléctrica.


PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO.
Existen un número de recomendaciones para la prevención del linfedema en varios artículos de revisión y de recomendaciones de grupos de expertos que pueden consultarse:
http://www.lymphnet.org/pdfDocs/nlnairtravel
Sin embargo, con excepción de la biopsia del ganglio centinela para identificar qué pacientes no requerirán resección de la totalidad de ganglios axilares en el tratamiento del cáncer de mama, no hay otros ensayos que demuestren la eficacia de un modelo de prevención sobre otro.


Prevención Primaria.
Las medidas de prevención primaria, tales como la estadificación con la biopsia del ganglio centinela en vez de la resección ganglionar axilar, ha sido especialmente exitosa en pacientes con cáncer de mama. De esta manera se identifica a las pacientes con ganglio centinela positivas, que serán las únicas a las que se someterá a resección de la totalidad de ganglios axilares. La inyección intradérmica de un coloide radiactivo alrededor del tumor primario en la mama, permite la identificación del ganglio centinela en la mayoría de las pacientes, con el uso de imágenes de gamma-cámara manuales durante la cirugía. (Figura 10) Si el ganglio centinela es negativo para metástasis, el resto de los ganglios muy probablemente serán negativos.

Figura 10. Cámara-gamma con sonda manual para uso intraoperatorio que sirve para detectar el ganglio centinela después de una inyección de sustancia coloide radiactiva alrededor del tumor primario.

El uso de esta técnica en otras neoplasias como melanoma, cáncer de cuello uterino y cáncer vulvar, también podría disminuir el riesgo de linfedema en estas pacientes.
Existe limitada evidencia que apoye el uso de fisioterapia profiláctica después del vaciamiento ganglionar axilar en la prevención del linfedema (drenaje linfático manual, masaje de la cicatriz, y ejercicios asistidos con el hombro)
Otras modalidades de prevención como minimizar las resecciones ganglionares, y las técnicas avanzadas de radioterapia pueden ser también efectivas.
Ejercicios con el miembro contra pesos o resistencias no se recomiendan inmediatamente después de la resección ganglionar o de la radioterapia, debido a que pueden aumentar el flujo sanguíneo y empeorar el edema. Sin embargo, son recomendados ejercicios que restauren el rango completo de movimiento en la extremidad afectada, y en pacientes con linfedema ya declarado.

Prevención Secundaria.
Existen una variedad de medidas generales tanto para minimizar el grado de edema como para enlentecer la tasa de progresión. Aunque no hay evidencia científica que sostenga la eficacia de ninguna de esas medidas, es razonable aconsejarlas:
Higiene meticulosa de la piel y uñas para evitar puertas de entrada de infecciones que puedan desencadenar una celulitis. La piel expuesta debe ser protegida con pantallas solares, uso de guantes mientras se realizan actividades que puedan ocasionar injuria dérmica. Cremas humectantes y soluciones antibióticas tópicas después de cualquier solución de continuidad de la piel como las producidas por cortes, abraziones, picaduras de insectos o arañazos de mascotas.
Los pacientes no deben permanecer con el miembro en posiciones dependientes de la gravedad por períodos prolongados (bipedestación prolongada, sentados, o con las piernas cruzadas por períodos prolongados).
No usar ropas apretadas que puedan ejercer “efecto torniquete” y obstruir el flujo linfático. Deben usarse medias de compresión graduada.
Cada vez que sea posible, deben evitarse procedimientos médicos tales como vacunaciones, acupuntura, flebotomías, accesos intravenosos, y venografías en el miembro afectado.
La aplicación local de calor al miembro, puede aumentar el flujo sanguíneo, aumentando así, la producción de líquido linfático, por lo que debiera ser evitado. El linfedema empeora en los saunas, baños de inmersión calientes, o estando en ambientes cálidos por mucho tiempo.
Mantener el peso corporal ideal.

Aunque no existen datos que confirmen su beneficio, se recomienda el control de la tensión arterial en el miembro contralateral cuando el paciente está siendo sometido a una cirugía, o en cualquier otro contexto que requiera mediciones frecuentes o monitoreo de la tensión arterial (unidades de cuidados intensivos). En los pacientes con resecciones ganglionares axilares bilaterales debiera realizarse el control de la TA en los miembros inferiores.
Aunque en teoría, el linfedema puede ser exacerbado en las alturas o durante viajes aéreos ya que la presión atmosférica ambiente en esos casos es menor que la presión transcapilar en los tejidos superficiales, el riesgo es muy bajo. Hay controversias sobre el uso de medias de compresión durante los viajes aéreos en pacientes con linfedema. Algunos expertos dicen que viajes aéreos de menos de 4,5 horas es de bajo riesgo, y que las medias de compresión pueden en esos casos ser contraproducentes. Para viajes más largos, las medias compresivas, ejercicios, y automasajes pueden ser útiles.

TRATAMIENTO.
El linfedema es a menudo dificultoso de tratar, particularmente si no se diagnostica en estadios tempranos. El objetivo de la terapia es controlar la inflamación del miembro, ya que la enfermedad de base, generalmente no puede ser corregida. La medición de la circunferencia del miembro y/o volumen son métodos comunes para el monitoreo del tratamiento durante y después de la terapia., particularmente en mujeres con cáncer de mama.
Si se deja sin tratamiento, el linfedema tiende a progresar gradualmente con el tiempo, y puede llevar a dificultar las actividades diarias. Se usan modalidades de tratamiento no farmacológicas, ya que ninguna droga ha demostrado ser beneficiosa en el tratamiento de este trastorno. Particularmente los diuréticos no deben administrarse.
Las medidas no farmacológicas, son llevadas a cabo en establecimientos asistenciales con experiencia en tratamiento de linfedema. El tratamiento consiste usualmente en un régimen que encara múltiples modalidades tarapéuticas, que incluyen ejercicios, cuidado de la piel, vendajes compresivos, terapias manuales, y compresión neumática externa secuencial.
Entre las pacientes con linfedema siguiendo al tratamiento del cáncer de mama, cuando este es masivo y refractario al tratamiento, o cuando se inicia varios años después de la cirugía, debe pensarse en recurrencia de cáncer de mama en áreas axilares, o el desarrollo de linfangiosarcoma, que deben ser excluidos con TAC o RMN.

Terapia Descongestiva Compleja (TDC).
El approach terapéutico del linfedema se basa principalmente en técnicas fisioterapéuticas. El término terapia descongestiva compleja (también llamada fisioterapia compleja descongestiva), se refiere a una técnica que combina múltiples aproximaciones terapéuticas, para mantener la salud de la piel y estructuras que la sostienen.

Fases.
La terapia descongestiva compleja consiste en dos fases de programa de tratamiento, que puede ser usado tanto en adultos como en niños. El éxito depende en parte de la disponibilidad de clínicos, enfermeras, y terapistas físicos con entrenamiento y experiencia en estas técnicas.
La primera fase (fase de tratamiento) incluye un cuidado meticuloso de piel y uñas para prevenir la infección, ejercicios terapéuticos, una técnica especial de masaje llamada drenaje linfático manual, y compresión del miembro afectado utilizando distintos materiales como vendas elásticas y apósitos acolchados. Los pacientes reciben esta terapia diariamente durante 5 días por semana, con mediciones semanales de la circunferencia y volumen para evaluar si el paciente sigue mejorando, o ha alcanzado una meseta en su evolución, el denominado plateau. Esta etapa dura generalmente 2 a 4 semanas.
La segunda fase (fase de mantenimiento) consiste en conservar y optimizar los beneficios obtenidos en la primera fase. Esto consiste en utilizar prendas de compresión durante las horas de trabajo, y, si fuera necesario, vendajes de autocompresión durante la noche, cuidado de la piel, plan de ejercicios continuos, y, de ser necesario, automasaje de drenaje linfático manual. La medición de la circunferencia y volumen del miembro debe ser monitoreado cada 6 meses o antes si fuera necesario.

Eficacia.
La eficacia de la terapia descongestiva compleja se ha evaluado en estudios observacionales que demostraron reducción del volumen del miembro con mejoría del dolor, y/o de la función, así como mejoría cosmética del proceso. En esos estudios se demostró de un 33 a un 68% de reducción de volumen. La compliance del paciente es requerida para el éxito a largo plazo. En un estudio, al menos hubo un mantenimiento del 90% del logro inicial al cabo de 9 meses de seguimiento en pacientes colaboradores, mientras que los pacientes que no adhirieron al tratamiento, cperdieron hasta un tercio de los logros iniciales.

Contraindicaciones.
Hay expertos que han descripto varias posibles contraindicaciones y/o precauciones con la TDC, y en particular, con el drenaje linfático manual, aunque esas contraindicaciones se basan en preocupaciones teóricas, ya que hay poca evidencia que las sustenta. Como ejemplo, en el Consenso de la Sociedad Internacional de Linfología de 2003, concluyó que unas neoplasia activa en el miembro afectado era una contraindicación, por el concepto teórico de que el masaje puede provocar aumento de la probabilidad de metástasis, concepto hoy día debatido.
Las siguientes condiciones están listadas como posibles contraindicaciones para este tipo de terapia. Actualmente se sugiere que de existir alguna de las condiciones que se detallan abajo, la TDC y especialmente el drenaje linfático manual deben estar bajo supervisión de un clínico y un linfólogo entrenados.
Celulitis activa, neoplasia, u otros procesos inflamatorios en el miembro afectado (La TDC puede diseminar la infección o exacerbar los síntomas).
Moderado a severo fallo cardíaco (que puede ser exacerbado por aumento de volumen inducido por movilización del líquido linfático desde el miembro afectado.
Trombosis venosa profunda (ya que el trauma del masaje podría desprender un trombo y causar embolismo pulmonar).

Contraindicaciones relativas, en las que se puede realizar el tratamiento pero con observación y monitoreo por expertos incluye:
Hipertensión no controlada (que puede exacerbarse por aumento de volumen venoso central inducido por el drenaje manual linfático, y por las vendas elásticas).
Diabetes mellitus (dado que la vasculopatía o la neuropatía pueden ocasionar disminución de la sensibilidad al dolor, lo que hace que los instrumentos compresivos y el masaje puedan ocasionar injuria e infección).
Asma (dado que puede ocurrir activación parasimpática, promoviendo eventualmente un ataque asmático). En estos pacientes, se debe iniciar el drenaje linfático manual, y al cabo de 20 minutos, observar si no se ha producido reacciones negativas. Si estas no se producen, se puede ir aumentando de a 5 o 10 minutos la duración del masaje, hasta alcanzar el tiempo de tratamiento óptimo.
Parálisis (dado que un miembro flácido puede ofrecer insuficiente resistencia cuando se usan vendajes compresivos, y puede promover injuria debido a compresión exagerada).


Drenaje Linfático Manual (DLM).
Las técnicas manuales están típicamente incluidas en la terapia descongestiva compleja. Esta técnica de drenaje linfático manual, es una técnica símil masaje llevada a cabo por terapistas físicos especialmente entrenados. Con el DLM se usa una suave presión, para movilizar el líquido edematoso desde áreas distales hacia áreas proximales en un intento de rellenar los vasos lináticos cutáneos, promover la dilatación y contractilidad de los conductos linfáticos. El drenaje linfático puede ser promovido por un ejercicio terapéutico suave del miembro afectado que favorezca más aún el drenaje linfático.

Vendaje Compresivo.
En los estdios iniciales del manejo del linfedema, la compresión externa para disminuir la ultrafiltración se logra aplicando materiales que compriman el miembro, y vendas de baja presión después del drenaje linfático manual y se lo deja 24 hs durante la fase inicial del tratamiento. Las vendas de baja presión aplican presión durante el movimiento, pero no en reposo. La presión inducida por la contracción muscular dentro del vendaje, parece reducir el linfedema vía estimulación mecánica del músculo liso de los vasos linfáticos, lo que resulta en un flujo linfático aumentado. El vendaje compresivo puede también ablandar el tejido edematoso aumentando así la eficacia del drenaje linfático manual.
Una vez que el linfedema alcanza su nadir, la terapia de mantenimiento incluye vestimentas o dispositivos compresivos durante las horas del día. (Figura 11)

Figura 11.
Algunos pacientes requieren estos dispositivos compresivos también durante la noche. Estos elementos deben ser ajustados individualmente a la medida del paciente y reemplazados cada 3 a 6 meses.
Un posible método alternativo a las vendas standard es el kinesiotape o vendaje neuromuscular, que consiste en la apilcación de unas vendas adhesivas, elásticas que se estiran sólo a lo largo del eje longitudinal, y que han sido usados para rehabilitación después de injurias deportivas. (Figura 12)


Figura 12. Kinesio-tape.


Prendas de Compresión. Prendas de compresión en material estirable, con forma de mangas (Fig 11), manoplas o medias, generan presión distalmente promoviendo así, la movilización de líquido de edema. Esas prendas son hechas a medida por inficación médica y liberan presiones de 20 a 50 mmHg. Se usan durante la fase de mantenimiento (fase 2 de la TDC), para prevenir la reacumulación de líquido, y deben cambiarse cada 3 a 6 meses, o cada vez que dejen de ajustar adecuadamente. Estas prendas se usan en las horas del día, y durante la noche, si fuera necesario se colocan vendas elásticas.

Ejercicio.
El rol del ejercicio o el evitarlo durante la recuperación post-quirúrgica, en la prevención primaria del linfedema ya fue discutido antes.
Los deportes con movimientos repetitivos contra resistencia, tales como remo, tenis, o golf, han sido tradicionalmente desaconsejados. Sin embargo, hay evidencia acumulada acerca de la seguridad del ejercicio, y el entrenamiento con pesos en el miembro afectado, así como otros beneficios asociados al ejercicio, tales como protección cardiovascular y calidad de vida.


Elevación del Miembro.
La simple elevación del miembro linfedematoso puede reducir la inflamación, particularmente en los estadios tempranos de linfedema. Sin embargo, la elevación por si sola no es un método efectivo a largo plazo.


Compresión Neumática Intermitente.
La compresión neumática intermitente (también llamada compresión neumática secuencial) es otro método de terapia compresiva en pacientes con linfedema. Esos dispositivos emplean mangas plásticas, o medias que son infladas intermitentemente en el miembro afectado. (Figuras 13 y 14).
Figura 13. Bomba de Compresión Intermitente para Miembro Inferior.

Figura 14. Bomba de Compresión Intermitente para Miembro Superior.

La mayoría de las bombas de compresión inflan secuencialmente una serie
de cámaras en dirección distal a proximal. Algunas bombas permiten el ajuste de la presión en cada cámara.
La presión ideal que deben administrar las bombas no son conocidas, y algunos investigadores sugieren que una presión de más de 60 mm Hg puede injuriar los vasos linfáticos. La compresión neumática intermitente es aplicada diariamente o 5 veces por semana en sesiones que van de 90 minutos a 6 horas cada una.
La compresión neumática intermitente por lo tanto, puede ser considerada como una terapia adyuvante para pacientes que no responden al TDC y a los dispositivos de compresión. La compresión neumática intermitente ha demostrado ser una alternativa en un programa terapéutico de mantenimiento, para pacientes que tienen dificultades para llevar acabo el automasaje manual de drenaje linfático por presentar fatiga, debilidad, o deficiencias en el rango de movimiento. También puede ser beneficioso para el linfedema de pacientes incapaces de utilizar las vendas compresivas por problemas de alergias en piel.

Drogas.
NO existe terapia farmacológica recomendada para pacientes con linfedema


Diuréticos
Los diuréticos son usualmente de poco o ningún beneficio en el linfedema crónico y puede promover el desarrollo de depleción de volumen. Cuando se da diuréticos para tratar formas usuales de edema, la pérdida inicial de líquido proviene del espacio intravascular. La consiguiente reducción en la presión venosa, y por lo tanto las presiones intracapilares permiten que el líquido de edema sea movilizado fácilmente hacia el espacio vascular, y así mantener el volumen plasmático. Sin embargo, esta secuencia no ocurre en la obstrucción linfática, ya que el líquido de edema no puede ser fácilmente movilizado al espacio vascular.

Cumarina.
Un reporte inicial encontró que la cumarina (una droga warfarina-like que puede reducir el edema de alto contenido proteico por estimulación de la proteólisis) era beneficiosa en pacientes con linfedema. Sin embargo, un estudio de más de 140 mujeres no encontró diferencias con placebo, y además, se asoció a hepatotoxicidad en 6% de los pacientes. Po ello se dejó de usar.

Antibióticos.
Los antibióticos que tienen adecuada cobertura para cocos gram positivos deben ser administrados cuando existe infección celulítica. La celulitis severa, la linfangits, o la bacteriemia requiere antibióticos intravenosos. La terapia con antibióticos orales puede administrarse por períodos prolongados en pacientes con infección crónica.


Cirugía.
El método quirúrgico primario para tratar el linfedema consiste en la remoción de la grasa y el tejido fibroso subcutáneos (operación reducida o liposucción) con o sin creación de un flap dérmico dentro del músculo para favorecer las anastomosis linfáticas superficiales con las profundas. Si bien es cierto que esta cirugía ha mostrado disminuir el volumen del miembro, aumentar la actividad de los pacientes así como mejorar su calidad de vida, muchos pacientes regresan a las medidas preoperatorias al cabo de 3 a 4 años siguiendo a la cirugía. La necrosis cutánea es una complicación quirúrgica conocida, que puede traer gran morbilidad, con períodos de hospitalización prolongados y pérdida de trabajo. Por lo tanto, la cirugía debe solamente considerarse en pacientes que han fracasado con los métodos terapéuticos arriba mencionados han fracasado.
Una alternativa es la microcirugía linfática, en la que la linfa es drenada a la circulación venosa o a los linfáticos colectores, por encima del área donde existe obstrucción linfática. Existe poca experiencia con este método, aún en grandes centros.


Terapia Láser de Bajo Nivel.
La terapia con láser de bajo nivel (también conocida como terapia fría con láser), es un tratamiento fotoquímico usado en la injuria de partes blandas, dolor crónico, y cicatrización de heridas. Entre las hipótesis que explican los beneficios de la terapia láser se incluye una potencial disminución de la fibrosis, estimulación de los macrófagos y del sistema inmune, y un rol sugerido de estimulación de la linfangiogénesis, que puede tanto estimular tanto la vía de la supervivencia de los linfáticos existentes, así como la formación de nuevos.


Reducción de Peso.
La obesidad puede exacerbar el linfedema relacionado con el cáncer de mama, y, así, se ha recomendado reducir el peso en el tratamiento del linfedema. Este efecto, sin embargo, no ha sido validado por la evidencia.


Terapia Génica.
La terapia génica para desarrollar nuevos linfangiolos en el miembro afectado será una herramienta potencial en el futuro. La eficacia potencial de este approach fue ilustrado en un modelo de ratón con linfedema debido a inactivación de la mutación de VEGFR-3, similar al linfedema hereditario congénito (enfermedad de Milroy). La terapia génica mediada por virus con el gen para el VEGF-C, que activa a VEGFR-3, condujo a la generación de vasos linfáticos funcionales.




Presentaron:                                                                                Dra. Florencia González.


Residente de Clínica Médica.
Hospital Municipal Dr. Ángel Pintos de Azul.







Dr. Martín Maraschio.  
Residente de Clínica Médica.
Hospital Municipal Dr Ángel Pintos de Azul.





 

lunes, 14 de marzo de 2011

Mujer de 69 años con Linfedema Bilateral en Miembros Inferiores.

Hospital Pintos de Azul.

Paciente femenina de 69 años de edad, oriunda de Paraguay, con antecedentes de obesidad, dislipemia,  y linfedema de varios años de evolución,  que ingresa al Servicio de Clínica Médica del Hospital Pintos de Azul, el 17/02 por disnea clase funcional III/IV . La disnea tenía varios días de evolución, era progresiva, y se había exacerbado en las ultimas 48 hs agregándose  intolerancia al decúbito.
Se interpreta el cuadro como insuficiencia cardíaca  descompensada por lo que decide su internación para diagnóstico y tratamiento.

En la internación se constató HTA severa, que se consideró la causa de la descompensación cardíaca.
Se realiza Eco-Doppler cardíaco que informa hipertrofia concéntrica del VI con función sistólica preservada, dilatación moderada de AI, leve dilatación de AD, fibrocalcificación de la válvula aórtica, disfunción diastólica del VI, Insuficiencia mitral leve.

Laboratorio (datos positivos): creatinina: 1,4; colesterol total: 255.
RxTx: índice cardiotorácico aumentado, ambos campos pulmonares sin evidencia de patología.
Llamó la atención en el examen físico, un linfedema bilateral en miembros inferiores.








Cómo estudiar a esta paciente, y qué diagnósticos diferenciales nos planteamos en la sala?

Un elemento que olvidamos mencionar en la presentación, es que la paciente presentaba linfedema en pequeñas áreas de ambas mamas (Figuras), representadas por zonas de piel de naranja, así como la imposibilidad de producir un pliegue en dichas zonas.














Se realizaron exámenes de rutina de laboratorio, los cuales fueron normales, excepto por una creatinina de 1,4 mg/dl y un nivel de colesterol total de 255 mg/dl.
La función tiroidea era normal, no existía eosinofilia, y el sedimento urinario era normal.

Radiografía de Tórax: índice cardiotorácico aumentado, ambos campos pulmonares sin evidencia de patología.
El ECG mostró signos de hipertrofia ventricular izquierda.
Llamó la atención en el examen físico, un linfedema bilateral en miembros inferiores y linfedema mamario.



Dado que la paciente no presentaba en el examen físico, causas que justificaran el linfedema severo que presentaba, y por proceder de zona endémica de filariasis, se llevaron a cabo procedimientos diagnósticos para descartar esta entidad. La paciente refería que su linfedema había comenzado hacía varios años (aproximadamente 12), y que había sido lentamente progresivo. También refiere que en la zona de donde proviene (área rural de Encarnación, Paraguay), muchas personas padecen filariasis. Cuando fue interrogada en forma dirigida, recuerda que varios años atrás presentaba por la noche, episodios de broncoespasmo (“cerrazón de pecho”, “como si tuviera un gato en el pecho”), con sensación de falta de aire. Ha presentado asimismo, cuadros febriles episódicos desde hacía años, acompañados de dolor en regiones inguinales con enrojecimiento de la zona, por los que nunca consultó.
Con todos estos elementos de la historia clínica, realizaron durante dos noches consecutivas, extracción de sangre en tres oportunidades para investigación en frotis de microfilarias con técnica de Knot los cuales no mostraron la presencia de microfilarias. Este elemento de la falta de microfilarias circulantes no nos sorprendió por dos motivos, el primero es nuestra falta de entrenamiento en la detección de estas formas larvarias en un tipo de patología para nosotros exótica, y el segundo, como se verá más abajo, dado que los pacientes sintomáticos clínicamente (linfedema), son generalmente amicrofilariémicos, debido que la respuesta inmune generada por las formas adultas alojadas en los linfáticos es muy intensa, es patogénica de la lesión de la pared del vaso, pero es, a su vez, sumamente eficiente para eliminar las microfilarias circulantes.
Se solicitó serología para filaria, aún pendiente.
Se realizó ecografía y eco-Doppler en miembros inferiores y en regiones mamarias para la búsqueda de parásitos endolinfáticos no encontrándose evidencia de los mismos.
Se vio en la ecofrafía de ambas regiones inguinales, la dilatación de los vasos linfáticos (Figura).



Ecografía de la región inguinal derecha donde puede visualizarse el aumento del diámetro de los vasos linfáticos.

Mamografía bilateral normal.
Se realizó TAC abdómino-pélvica que no mostró adenomegalias retroperitoneales, axilares, ni en regiones inguino-crurales.

Luego de instaurar tratamiento para insuficiencia cardíaca con furosemida e IECA, la paciente respondió favorablemente permaneciendo sin disnea y con mejoría en la tolerancia al decúbito. Reduce 6 Kg de peso, sin modificarse sin embargo ostensiblemente el diámetro de los miembros inferiores y persistiendo el linfedema.
Continúa lúcida, afebril, sin signos de falla de bomba por lo que se inicia tratamiento para IC crónica e HTA con enalapril 20 mg/d, carvedilol 6,25 mg/d, amlodipina 5mg/d, furosemida 40 mg/d, y se agrega además, atorvastatin 20 mg/d.
Se da de alta con dicha medicación a lo que se agregó 200 mg diarios de doxiciclina la que se continuará por 6 semanas. Al finalizar el mismo, se administrará una dosis de
dietilcarbamazina (DEC).

Conclusiones del Caso.
Esta paciente de 60 años presentó un cuadro de insuficiencia cardíaca diastólica, probablemente desencadenada por HTA no controlada sobre una miocardiopatía hipertrófica secundaria, lo que motivó su internación.
Llamó la atención en el examen físico del ingreso, la presencia de un severo linfedema bilateral a predominio derecho en miembros inferiores, así como linfedema localizado en ambas regiones mamarias. El diagnóstico de linfedema, y no de edema clásico se realizó en base al aspecto clínico, la presencia de piel de naranja, signo de Stemmer positivo, que es la dificultad de tomar un pliegue de piel en la base del segundo dedo (Figura), y ausencia de signo de Godet una vez que se obtuvo “peso seco” después de tratamiento de la insuficiencia cardíaca.





Signo de Stemmer.

La paciente refería que el cuadro de linfedema se había venido instalando en forma lenta en el transcurso de varios años, y que este, había sido progresivo.
No se encontraron en el interrogatorio ni en el examen físico razones que explicaran el linfedema de la paciente. No existían cirugías previas, resecciones ni radioterapia sobre zonas ganglionares. Si bien la paciente presentaba obesidad, si BMI era de 31 y no justificaba el linfedema. Tampoco refería la presencia de erisipelas o celulitis que pudieran explicar el cuadro por repetición de episodios infecciosos locales y los consecuentes bloqueos de las vías linfáticas.
Teniendo en cuenta la epidemiología de la paciente (oriunda del área rural de Encarnación, Paraguay), asociado a los datos aportados por el interrogatorio, y del examen físico, la presencia de un elemento que jerarquizamos especialmente, y que es linfedema en áreas completamente atípicas como en mamas en ausencia de cirugías previas, sospechamos fuertemente el diagnóstico de filariasis. Esta presunción diagnóstica se apoyó también en datos aportados por la paciente, en cuanto a que, manifestaciones clínicas como las que ella presenta, así como diagnóstico de filariasis, son comunes en su lugar de origen.
Decidimos entonces, actualizar el tema de filariasis, dado la inexistencia de la misma en nuestra región y nuestra consiguiente falta de experiencia en el diagnóstico y manejo de esta patología ampliamente prevalente en muchas regiones del planeta. Digamos que los casos vistos en la provincia de Buenos Aires, son en su totalidad importados del norte de nuestro país, o de países vecinos. En la siguiente publicación se hará una puesta al día de los procedimientos diagnósticos y manejo del linfedema en general.


EPIDEMIOLOGÍA, PATOGÉNESIS, Y CLÍNICA DE LA FILARIASIS LINFÁTICA.
La filariasis linfática es causada por la infección de uno de tres nematodes, Wuchereria bancrofti, Brugia malayi, or Brugia timori. Esos agentes causan síndromes clínicos similares.


EPIDEMIOLOGÍA.
W. bancrofti ocurre en las siguientes regiones: África sub-Sahariana, Sudeste Asiático, India, muchas islas del Pacífico, y áreas focales de Latino-América. B malayi ocurre principalmente e China, India Malasia, Filipinas, Indonesia, y varias islas del Pacífico. B timori está limitada a las Isla Timor, en Indonesia.
Las regiones endémicas coinciden con áreas donde desarrolla el mosquito vector.
Se estima que hay más de 120 millones de personas en el mundo, infectadas con una de estos tres microfilarias. Más de 90% son debidas a W. bancrofti, y el resto, principalmente a B. malayi.
Los gusanos adultos son adquiridos gradualmente en el curso de años, y se van acumulando lentamente, produciendo microfilarias en individuos infectados. Por lo tanto, la prevalencia de microfilaremia en comunidades endémicas, aumenta con la edad.
Como con la mayoría de las infecciones por helmintos, los parásitos adultos no replican dentro del huésped humano. En otras palabras, la carga de gusanos adultos (en oposición a la microfilariasis) no puede aumentar una vez que el individuo deja de exponerse a larvas infectantes, como sucede cuando abandona la región endémica. Dado que el mosquito no es un eficiente transmisor de filariasis, una estancia relativamente prolongada en áreas endémicas son necesarias para adquirir la infección.
A diferencia de otras infecciones transmitidas por mosquitos, varias especies diferentes de mosquitos pueden servir de vectores para la transmisión de filariasis, incluyendo Anopheles, Culex, Aedes, y Mansonia. La distribución geográfica de esos mosquitos varía, y la transmisión ocurre tanto en zonas rurales como urbanas.

CICLO DE VIDA.
W. bancrofti, B. malayi, y B. timori, se adquieren vía picadura de mosquitos. Cuando el mosquito pica al humano, deposita el tercer estadio infeccioso de las larvas en piel. Esas larvas, viajan a través de la dermis, y entran a los vasos linfáticos. Durante un período de aproximadamente 9 meses, esas larvas se someten a una serie de cambios, y se transforman en gusanos adultos que pueden medir entre 20 y 100 mm de largo al cabo de dicho período. Esos parásitos adultos residen dentro de los linfáticos, generalmente por varios centímetros desde los ganglios linfáticos. Sobreviven aproximadamente 5 años (ocasionalmente 12 a 15 años), durante los cuales, los parásitos machos y hembras se aparean produciendo microfilarias. Los parásitos hembra pueden liberar hasta 10.000 microfilarias por día en el torrente sanguíneo. Esas microfilarias son también conocidas como formas embrionarias, o primer estadio de larva, y miden aproximadamente 200 a 300 micrones por 10 micrones.
Los mosquitos que pican a individuos infectados, pueden infectarse si hay microfilarias circulantes. Dentro del mosquito, esas larvas embrionarias se transforman en larvas de segundo y tercer estadio, en un período de 10 a 14 días. El mosquito entonces, ya está listo para picar a un nuevo huésped humano, completando así, el ciclo de vida.
El intervalo que va desde la picadura del mosquito hasta la detección de microfilarias en sangre es conocido como período prepatente, y es usualmente de 12 meses de duración.

PATOGÉNESIS.
La cantidad de antígenos de parásitos adultos en los linfáticos, la duración, y el nivel de exposición a picaduras de insectos, el número de infecciones bacterianas y fúngicas secundarias, y el grado de respuesta inmune, influencian en la patogénesis y en la progresión clínica de la enfermedad por filarias. El antígeno de las filarias tiende a provocar una respuesta inmune de tipo Th2, lo cual lleva a la producción de interleukinas IL-1, IL-5, e IL-10, lo que resulta en niveles aumentados de IgE e IgG4. La mayoría de los síntomas en la filariasis dependen de reacciones inmuno-mediadas a parásitos adultos muertos o que están muriendo dentro de los linfáticos, con la resultante obstrucción del flujo linfático. Los síntomas no se deben generalmente a las microfilarias circulantes en sangre. La presentación clínica difiere entre los individuos expuestos debido a los diferentes patrones de respuesta inmune.
Estudios en ratones inmunodeficientes indica que hay dos vías en el desarrollo de patología linfática: una es dependiente de la inducción de reacciones inflamatorias por el huésped, y la otra refleja las acciones directas del parásito o sus productos en el vaso linfático. Curiosamente, síntomas tales como linfedema son más comunes en individuos sin microfilarias detectables en su sangre, mientras que los pacientes con microfilaremia están frecuentemente asintomáticos. Los individuos que tienen altos niveles de microfilarias circulantes, tienen una pobre respuesta inflamatoria, no aclaran los antígenos de parásitos de su sangre, y tienen pocos síntomas clínicos. Los parásitos que residen en los linfáticos, a su vez, producen patología directa de los vasos por daño mecánico. En contraste, los pacientes con altas respuestas inmunológicas, a menudo son amicrofilarémicos, debido a que aclaran los antígenos de la corriente sanguínea. Estos pacientes, a su vez, tienen síntomas clínicos más severos debido a la violenta respuesta inmune hacia los antígenos de los parásitos adultos, con la resultante inflamación linfática y fibrosis secundaria.


MANIFESTACIONES CLÍNICAS.
La mayoría de las personas infectadas con filaria bancrofti y filaria brugian en áreas endémicas están asintomáticos, dado que el desarrollo de síntomas se relaciona a la adquisición acumulativa de un creciente número de parásitos. Hay estimaciones que consideran que como máximo un tercio de los individuos infectados tienen manifestaciones clínicas. Sin embargo, los individuos infectados asintomáticos tendrán anormalidades en su flujo linfático, sin síntomas clínicos declarados. No hay diferencia en las manifestaciones clínicas entre los pacientes infectados con HIV y los no infectados con este virus, y no hay diferencia cuantitativas significativas en los antígenos de filaria circulantes entre esos dos grupos.
En comunidades endémicas, los síntomas clínicos no son usualmente evidentes hasta la adolescencia o la edad adulta.
El curso clínico de la filariasis linfática incluye tres fases distintas: microfilaremia asintomática, episodios agudos de adenolinfangitis, y la enfermedad crónica (linfedema irreversible), que a menudo se superpone con los episodios reiterados de adenolinfangitis.

MANIFESTACIONES AGUDAS.
Las manifestaciones agudas de la filariasis linfática incluyen la adenolinfangitis aguda, la fiebre filarial, y la eosinofilia pulmonar tropical.


Adenolinfangitis aguda.
La adenolinfangitis aguda, característicamente se presenta con un súbito inicio de fiebre y linfadenopatía dolorosa. A menudo hay linfangitis retrógrada, lo cual significa que la inflamación se disemina distalmente desde el grupo ganglionar, a diferencia de lo que ocurre con el patrón asociado típicamente con la linfangitis estreptocóccica. La adenolinfangitis aguda es considerada secundaria a una respuesta inmuno-mediada dirigida al parásito agonizante. Puede manifestarse en una variedad de localizaciones, pero los ganglios inguinales y los miembros inferiores son los más comúnmente afectados. La inflamación tiende a resolverse espontáneamente después de 4 a 7 días, pero las recurrencias son frecuentes. Las recurrencias se producen típicamente 4 veces por año, pero el número de ataques aumenta con el aumento de la severidad del linfedema. Además, las infecciones bacterianas secundarias relacionadas con la solución de continuidad de la piel en relación a edema, piel francamente elefantiásica, o ganglios linfáticos inflamados.
La enfermedad linfática aguda puede afectar también los genitales. En hombres con filariasis bancrofti, esta es la manifestación más común (figuras). Las epididimitis dolorosas se asocian a fiebre y repercusión general.


Fiebre Filarial.
Otro síndrome clínico es conocido como fiebre filarial. Se caracteriza por episodios agudos autolimitados de fiebre, a menudo en ausencia de linfangitis o linfadenopatías obvias. Dado la falta de hallazgos asociados este síndrome es frecuentemente confundido con otras causas de fiebre en zonas tropicales, tales como malaria.

Eosinofilia Pulmonar Tropical.
La eosinofilia pulmonar tropical se caracteriza por sibilancias nocturnas. Es causada por una hiperrrespuesta inmune a las microfilarias atrapadas en los pulmones, y es típicamente observada en varones jóvenes.

MANIFESTACIONES CRÓNICAS.
Las manifestaciones crónicas de la filariasis linfática incluyen linfedema, compromiso renal, e infecciones secundarias.

Linfedema.
El linfedema, o inflamación del miembro relacionado a infección crónica de los vasos linfáticos, es una secuela tardía común de infección por filaria. Cuando los ganglios linfáticos son afectados en miembros inferiores se produce edema de miembros inferiores, mientras que si los afectados son los axilares, el edema es en miembros superiores o en mamas. El edema crónico inveterado puede evolucionar a pliegues redundantes de la piel y tejido subcutáneo, lo que favorece la puerta de entrada para sobreinfección bacteriana y/o fúngica. (Figura)


Figura. Pliegues redundantes de piel y tejido celular subcutáneo en un paciente con elefantiasis secundaria a filariasis.



Puede ocurrir compromiso de las mamas en la mujer (Figura).


Figura. Severo linfedema mamario izquierdo, en una mujer con filariasis.

El edema Godet positivo está presente tempranamente, mientras que en la inflamación más crónica, el tipo de edema que suele verse es más duro y no deja Godet. Cuando el linfedema es severo, a menudo se lo denomina elefantiasis.
La enfermedad linfática crónica puede también comprometer los genitales, lo que resulta en hidrocele uni o bilateral (Figura).

Figura. Se observa a varios integrantes de una tribu Africana de nativos, afectados de hidrocele, que es la manifestación más común en varones jóvenes infectados por filariasis bancrofti, por afectación de los linfáticos del epidídimo.

El hidrocele puede ser mayor de 30 cm de diámetro, usualmente indoloros, a menos que se compliquen con infección bacteriana. La localización de los parásitos adultos en los linfáticos del cordón espermático puede ser palpable como engrosamiento del cordón. Se ha descripto el mesosálpinx en la filariasis del ovario.

Compromiso Renal.
Los linfáticos renales pueden estar afectados. Cuando esto ocurre, los linfáticos intestinales pueden drenar intermitentemente en la pelvis renal, causando que el líquido linfático sea eliminado por la orina (quiluria), lo cual conduce a deficiencias nutricionales por pérdida de grasas y proteínas (Figura).

Figura. Presencia de quiluria en la orina de un paciente con filariasis crónica. La muestra de la izquierda es de orina normal.

Los pacientes con microfilaremia detectable, pueden desarrollar hematuria y proteinuria de etiología oscura, aunque se ha inculpado a la nefritis por complejos inmunes.


Infecciones Secundarias.
Las infecciones bacterianas y/o fúngicas son secuelas comunes de la filariasis linfática, y contribuyen significativamente a la progresión de severa enfermedad clínica. Los pliegues redundantes de piel, y los desgarros de piel relacionados al edema, sirven como puerta de entrada para patógenos secundarios, con las resultantes infecciones locales o sistémicas.
Cuando la exposición a filaria no es lo suficientemente intensa como para que aparezcan manifestaciones crónicas de la enfermedad, puede haber manifestaciones alérgicas caracterizadas por infiltrados locales eosinofílicos que causan linfangitis, linfadenitis, urticaria, rash, y eosinofilia periférica.

DIAGNÓSTICO, TRATAMIENTO, Y PREVENCIÓN DE LA FILARIASIS LINFÁTICA.

DIAGNÓSTICO.
El diagnóstico de la filariasis linfática descansa en pistas epidemiológicas y hallazgos sugestivos de laboratorio. Los tests de laboratorio pueden ser divididos en inespecíficos, detección de microfilarias en el frotis de sangre periférica o filtros, tests serológicos, y radiología.

Alteraciones Inespecíficas de Laboratorio.
El hallazgo más común en los análisis de sangre es la eosinofilia, la cual puede exceder los 3000/dl. La frecuencia exacta de eosinofilia debido a filariasis en individuos infectados es difícil de determinar dado que otras infecciones por helmintos a menudo coexisten en esas personas, y, debido a que la eosinofilia tiende a ser tanto temprana en el curso de la infección, como tardía o siguiendo al tratamiento. La hematuria microscópica y la proteinuria pueden estar presentes cuando hay afectación renal.

Frotis de Sangre Periférica.
El examen de la sangre para la detección de microfilarias, debe ser llevado a cabo en todo individuo en quien se sospeche filariasis. La filaria bancrofti y brugian tienden a mostrar periodicidad nocturna. Idealmente, la sangre debe ser extraída entre las 10 PM y las 2 AM, dado que el mayor número de microfilarias puede encontrarse en sangre durante este período, que es a su vez, el de mayor frecuencia de picaduras de mosquitos. El patrón de periodicidad puede ser revertido si el paciente cambia su ciclo sueño-vigilia.
En áreas endémicas, más de 10.000 microfilarias por ml pueden encontrarse en sangre infectada (Figura)

Figura. Microfilaria de Wuchereria bancrofti en un frotis de sangre periférica.

Mientras los frotis de sangre (realizados con 20 ml de sangre aproximadamente) pueden contener microfilarias detectables, una técnica de concentración para examinar 1 ml de sangre puede ser requerida para hacer el diagnóstico. Esto es generalmente llevado a cabo por centrifugación (técnica de Knott) o con ayuda de un filtro Nucleoporo. Las microfilarias son teñidas con coloración de Wright o de Giemsa.

Serología.
Los tests serológicos han sido desarrollados para detectar anticuerpos antifilariales o antígenos filariales circulantes.

Tests de Anticuerpos.
Los tests serológicos para anticuerpos antifilaria que detectan niveles elevados de IgG e IgE están disponibles. Sin embargo, esos tests no discriminan entre las distintas variedades de infecciones por filarias, incluyendo oncocercosis, loiasis, mansonellosis etc, y por lo tanto tienen pobre especificidad. También pueden dar reacciones cruzadas con otros helmintos tales como Strongiloides. Tampoco pueden discriminar entre infección activa o pasada. De esta forma, los anticuerpos no son muy útiles en el diagnóstico.
Se están desarrollando nuevos tests serológicos, que utilizan antígenos más específicos de filarias como los excretorio-secretorios. Estos anticuerpos específicos a IgG4 antifilariales, en contraposición a los IgG totales mencionados antes, son considerados marcadores de infección activa. Estos IgG4 han mostrado sensibilidad mayor de 96%. También se está empezando a utilizar en forma experimental aún, IgE específica antifilarial, en contraposición a la IgE total mencionada antes.

Tests de Antígenos.
Diferentes métodos para detección de antígenos en sangre se han intentado, utilizando anticuerpos monoclonales. Estos tests tienen una sensibilidad y especificidad variables, pero aún así, tienen una mayor sensibilidad que la detección de microfilarias en frotis de sangre periférica. Detectan la presencia de filarias adultas, y, así, pueden ser positivos aún en pacientes que son amicrofilarémicos. Además, el nivel de antígenos permanece estable durante el día y la noche, lo cual da ventajas al test que puede ser llevado acabo en cualquier momento. El test de antígenos filariales circulantes, es considerado el gold standard para el diagnóstico de las infecciones por W. bancrofti. Sin embargo, no están disponibles para infecciones para filariasis Brugian.
Hay dos tipos de ensayos para detección de antígenos, uno usa técnica de ELISA (manufacturado por TropBio) y da resultados cuantitativos, mientras que el segundo emplea una simple tarjeta inmunocromatográfica, y da resultados cualitativos. Esta última, es utilizada por la OMS, pero no está disponible comercialmente.
El test más comúnmente usado para W. bancrofti utiliza ELISA e involucra una técnica con un anticuerpo monoclonal de Og4C3. Este ensayo da resultados cuantitativos que se correlacionan con el nivel de antigenemia del paciente. Tiene una excelente especificidad y mejor sensibilidad que el método microscópico para detectar microfilarias. Una sensibilidad de 99% ha sido reportado en pacientes microfilarémicos. Sin embargo, este test no excluye infecciones filariales como causa de la patología, dado que las microfilarias, y los antígenos filariales, pueden ser indetectables en pacientes tratados, o en infecciones crónicas inveteradas, a pesar de que haya daño linfático. Estos tests pueden ser útiles también en el seguimiento de los pacientes después del tratamiento.

Radiología.
La ultrasonografía y la linfocintigrafía, pueden ser usadas para detectar la presencia de parásitos adultos en los linfáticos, y la resultante destrucción de los vasos.
La ultrasonografía puede localizar los parásitos dentro de los linfáticos, especialmente en los del epidídimo, y puede determinar su viabilidad. Los parásitos pueden ser a veces visualizados en los linfáticos de las mamas. Los parásitos que están vivos pueden mostrar movimientos continuos, que son detectados por la ultrasonografía. Esto es conocido como la “danza de las filarias”, y ha sido utilizado para monitorear la efectividad de la terapia en pacientes individuales. Los linfáticos que contienen parásitos pueden distinguirse de los vasos sanguíneos por su irregular movimiento en la evaluación por Doppler.
La linfografía con contraste ha sido utilizada en el pasado para visualizar los vasos linfáticos, pero debido al daño potencial a los vasos linfáticos, ha sido reemplazada ampliamente por la linfocintigrafia. Los parásitos adultos pueden verse dentro de los linfáticos, y la dilatación linfática masiva puede ser visualizada hasta a varios centímetros más allá de la terminación del parásito.

Otros tests.
La técnica de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) puede ser usada para detectar infección por filaria en humanos, o como una herramienta entomológica para medir tasa de infección por filaria en mosquitos. Sin embargo, estos tests no están disponibles comercialmente.


TRATAMIENTO.
La droga de elección para la filariasis linfática ha sido tradicionalmente la dietilcarbamazina, que es un derivado piperacínico. Otras drogas usadas para tratamiento incluyen ivermectina, albenzadol, y doxiciclina. Se utilizan a veces tratamientos combinados.
Las recomendaciones para el tratamiento no son fáciles debido a que muchas de estas drogas tienen efectos colaterales, adversos, teratogénicos etc, y además, la eficacia no es la misma sobre las microfilarias que sobre los parásitos adultos. Por lo tanto, el tratamiento varía en cada paciente en forma individual. La terapia óptima para la filariasis linfática es incierta.
En general, se acepta que la terapia con una única dosis de dietilcarbamazina (DEC) (6 mg/kg), usualmente en combinación con ya sea ivermectina o albendazol es el tratamiento más difundido en forma masiva. Sin embargo, en áreas co-endémicas para oncocerchiasis, DEC puede causar severos efectos colaterales (encefalopatía), y en áreas co-endémicas para loiasis, tanto DEC como ivermectina pueden causar efectos adversos severos. Por lo tanto esas drogas no deben utilizarse a menos que se hayan excluido dichas infecciones. Hay que repetir las dosis cada 6 a 12 meses durante 5 años.
Para pacientes individuales, los regímenes de 4 a 6 semanas con doxiciclina 200 mg/día está transformándose en el approach más aconsejado. La doxiciclina es usualmente seguida por una única dosis de ya sea DEC, ivermectina o albendazol.
En pacientes con complicaciones crónicas, la terapia con drogas no mejora el pronóstico debido a que la fibrosis puede haber destruido irreversiblemente los linfáticos. Sin embargo, es prudente intentar la terapia para producir la muerte de los parásitos adultos viables y disminuir la carga parasitaria, así como disminuir la progresión, aunque el grado de beneficio es incierto.

Cirugía.
Los beneficios de los approachs quirúrgicos del tratamiento depende de la anatomía individual y de la experiencia del cirujano. El drenaje de un hidrocele puede brindar un alivio inmediato, aunque la reacumulación de líquido es la regla. La hidrocelectomía, puede ser útil, y es parte del programa de la OMS.

Tratamiento de la Quiluria.
Para pacientes con quiluria y complicaciones nutricionales secundarias, una dieta especial de bajas grasas, alto contenido proteico, suplementado por triglicéridos de cadena media puede ser útil. Además, la linfangiografía diagnóstica puede en si mismo solucionar la comunicación y la pérdida de quilo por orina, debido a un efecto esclerosante sobre los linfáticos.

Cuidados de Sostén.
Las infecciones secundarias son el determinante primario de empeoramiento del linfedema y la elefantiasis, particularmente en individuos con enfermedad crónica. El tratamiento agresivo de la sobreinfección bacteriana y fúngica, poniendo especial atención en el cuidado y la higiene de los pies para minimizar las complicaciones, es crítica. La profilaxis antibiótica para pacientes con celulitis recurrente ha mostrado ser efectiva en linfedema de cualquier etiología.
Los pacientes con complicaciones crónicas de causa infecciosa deben lavar las zonas afectadas 2 veces por día, usar cremas antisépticas, mantener las uñas limpias y usar calzado. Los miembros afectados deben ser ejercitados regularmente para promover el flujo linfático y deben estar elevados por la noche.


PREVENCIÓN.
Un approach para la prevención de la filariasis es el control del mosquito que es el vector de la infección, aunque esto ha probado ser inefectivo e insostenible. Otro enfoque del problema ha sido la administración de drogas anualmente.


Administración Masiva de Drogas.
Este approach reduce la transmisión de la infección, y la morbilidad de la enfermedad. La hipótesis es que, una vez que las poblaciones han sido tratadas por un tiempo suficientemente largo. Los niveles de microfilaremia permanecerán por debajo del nivel requerido para la transmisión. Este período ha sido estimado ser de 4 a 6 años, que corresponde al período de vida del parásito adulto.
La dosis anual de tratamiento consiste ya sea en DEC (con o sin albendazol), o ivermectina más albendazol.

Prevención para Viajeros.
Las medidas preventivas para viajeros en regiones endémicas incluyen protección personal contra mosquitos (repelentes y redes protectoras para mosquitos alrededor de la cama).





Presentaron:
Dra. Florencia González.
Residente de Clínica Médica.
Hospital Municipal Dr. Ángel Pintos de Azul.













Dr. Martín Maraschio.
Residente de Clínica Médica.
Hospital Municipal Dr Ángel Pintos de Azul.