viernes, 16 de enero de 2015

PARÁLISIS HIPOPOTASÉMICA ASOCIADA AL EMBARAZO. A PROPÓSITO DE DOS CASOS.

Hospital "Dr Ángel Pintos" de Azul


Presentamos dos casos de hipopotasemia asociadas al embarazo de características muy similares. El primer caso fue derivado del Hospital  Materno Infantil de Azul al Hospital Municipal “Dr Ángel Pintos”  de Azul, y el segundo es un caso estudiadopor el Dr Mario  José Carrión en el Hospital Municipal de Olavarría.




CASO N°1
Paciente sexo femenina 20 años.

MOTIVO DE INTERNACIÓN: 02/12/2014
Enfermedad actual: comienza el día 02/12/2014.  Al despertarse por la mañana intentar bajarse de la cama la paciente cae al piso pesadamente no pudiendo mover sus miembros así como su tronco para incorporarse. Es trasladada por sus familiares al hospital Materno Infantil de Azul donde estaba siendo controlada por su embarazo actual de 28 semanas hasta este momento sin complicaciones.
Como antecedente posiblemente relacionado con el cuadro actual, desde hace 4 meses refiere cierta debilidad muscular por lo que debía hacerse tomar de las manos para incorporarse en la cama. Sin embargo no consultó por dicho síntoma. No realizaba los controles obstétricos periódicos de rutina indicados.
En el hospital se constata hipotonía muscular generalizada, cuadriparesia así como paresia de tronco que le impedían movilizarse en la cama, adoptar cambios de decúbito así como incorporarse en la cama por sus medios. Según refiere la paciente, existía una diferencia de fuerzas entre ambos miembros superiores siendo predominante en brazo derecho. También refiere parestesias distales en manos y pies de horas de evolución que habían comenzado esa misma mañana. .
Es vista por el servicio de neurología que comprueba hipotonía y debilidad muscular generalizada con ausencia completa de los reflejos osteotendinosos. Se interpreta como posible alteración hidroelectrolítica (hipopotasemia), solicitándose ionograma además de análisis generales de sangre y orina el día 03/12/2014 que confirma hipopotasemia (K 2,03 meq/l, Na 142,6 meq/l, Cl 111,6 meq/l),  así como aumento marcado de CPK (2613 U/L). Comienza tratamiento con potasio por vía EV en goteo asociado a complejo vitamínico B, magnesio y potasio por vía oral. Al día siguiente, el día 04/12/2014 se repite laboratorio que muestra Na 142,7, K 1,91, Cl 110,2. CPK 4886 UI/L,   por lo que se deriva al Hospital Municipal de Azul el día 04/12/2014. Se realiza un ECG que muestra alteraciones de la repolarización (imagen) y que se informa: “infradesnivel de ST compatible con hipopotasemia”.






































     

























































Laboratorio de Hospital Materno Infantil: Urea 8 mg/dl. Creatinina 0,66 mg/dl. Magnesio 1,6 mg/dl (normal de 1,5 a 2,5). Ácido úrico: 1,6 mg/dl. VDRL negativa.
Coagulograma normal.
Orina color amarillo, aspecto: turbia.Ácida Ph 6,5. Densidad 1020. Glucosa no contiene. Hemoglobina neg.
IONOGRAMA EN ORINA: Sodio 106,3 meq/l (normal 80 meq/l). Potasio 9,22 meq/l (40-80 meq/l). Cloro 101,2 meq/l

ANTECEDENTES PATOLÓGICOS: no refiere
No registra antecedentes de embarazos previos.

EXMAMEN FÍSICO 

Día 04/12/2014
Paciente lúcida, ubicada temporo-espacialmente. TA 100/60 mm Hg, frecuencia cardíaca 76 por minuto. Frecuencia respiratoria 18 por minuto.
Motilidad pasiva conservada, motilidad activa muy disminuida por debilidad muscular generalizada.
Acantosis nigricans en cuello y axilas. Sangrado gingival fácil.

Acantosis nigricans axilar



Acantosis nigricans en cuello

No existen signos de foco neurológico. No existen alteraciones de la sensibilidad. No presenta alteraciones esfinterianas. Los reflejos osteotendinosos están ausentes.
Pupilas reactivas. Presenta ligero estrabismo a expensas de convergencia de ojo derecho. Refiere que siempre tuvo este trastorno. No presenta diplopía.
Abdomen s/p, con palpación de útero compatible con gesta de 28 semanas. Movimientos fetales positivos.
Tórax no hay alteraciones.
Cardiovascular no hay alteraciones.

LABORATORIO
04/12/2014: Hto 30,9. Hb 10,3. Na 142,7. K: 1,91. Creatinina 0,66. Urea 13 mg/dl. VSG 57 mm/hora Glucemia 77 mg/dl. CPK 4886 UI/L.
Gases en sangre: PO2 118,4 sin oxìgeno. (¿?). Se considera error de laboratorio o en la recolección de la muestra. PCO2 32,8. PH 7,45. HCO3 22. EB:-0,7.

05/12/2014: Na 147. K 2,15. Cl 98. CPK 5654 UI/L

07/12/2014: paciente bien con mejoría sintomática y subjetivamente con fuerza muscular normal. TA 100/60 mm Hg. Frecuencia 118 por minuto. Na 144, K 3,85, Cl 107. PH urinario 8. Creatinina 0,6 mg/dl. Urea 15 mg/dl. CPK 6506 UI/L.

08/12/2014: Buen estado general. Sigue taquicardia  110 por minuto.
Gr 3630000. Hb 10,6. Hto 33%. GB 10.300. Segmentados 66%. Bilirrubina total 0,8 mg/dl. TGO 99.TGP 53. FAL 227 UI/L.CPK 2177 UI/L

09/12/2014: Na: 142. K: 4,89. Cl 106. Paciente estable.
10/12/2014 La paciente se retira de la institución para ser seguida en el  Hospital Materno Infantil. Los resultados de los estudios solicitados serán recepcionados en dicho establecimiento. 


CASO N°2
Paciente femenina
Edad 17 años

27/01/2014.
MOTIVO DE CONSULTA: debilidad en miembros inferiores con dificultad para la marcha.

ENFERMEDAD ACTUAL: comienza hace 24 horas con episodio de parestesias en miembros superiores (manos) con cese espontáneo. Posteriormente comienza con debilidad progresiva en miembros inferiores que le dificultan la marcha y que le impiden mantenerse parada.

ANTECEDENTES: actualmente cursa gesta de 28 semanas. No tiene gestas previas. La paciente es de nacionalidad Paraguaya. No conoce antecedentes en su familia de un cuadro similar. En ella era el primer episodio.
Hace 2 semanas presentó un “cuadro gripal” medicada con paracetamol.

EXAMEN FÍSICO:
Lúcida, ubicada en tiempo y espacio. TA 140/70 mm Hg Frecuencia cardíaca 86 por minuto. Temperatura 36,6°C.
Latidos cardíacos fetales 140 por minuto.
Visión normal.
Fuerza en miembros superiores conservada. Prueba índice nariz conservado.
Debilidad en miembros inferiores. Fuerza en cintura pelviana conservada, buen despegue de la silla, pero dificultad para mantener la posición de pie y la marcha.
Reflejo patelar conservado, aquíleo ausente. Babinski ausente.
Sensibilidad (toco-pincho) conservada.

APARATO RESPIRATORIO: buena entrada de aire bilateral no hay ruidos agregados.

APARATO CARDIOVASCULAR: ruidos cardíacos normales, silencios libres. Hemodinámicamente estable.

ABDOMEN: blando, útero gestante indoloro, ruidos hidroaéreos normales.
Hígado con reborde romo liso e indoloro.

EVOLUCIÓN
La paciente empeoró su fuerza en el curso de 24 horas desde la internación.
Se barajaron en la sala dos diagnósticos presuntivos como más fuertes para explicar el trastorno: ¿Guillain Barré? ¿Trastorno iónico?
Se realiza interconsulta con Maternidad. Queda internada para observación y estudios.
Se solicita: analítica, CPK, LDH, ionograma.
Leucocitos 11200/mm3.Hb 11,6 gr/dl. Hto 33,5%.
Glucemia: 81 mg/dl. TGO 73 UI/L. TGO 73 UI/L
Bilirrubina total 1,1 mg/dl. LDH: 750 UI/L. CPK: 1914 UI/
Na: 137 meq/l. K: 1,94 meq/l. Cl: 104 meq/l. pH 7,48.
K en orina 87 meq/L
Na en orina 105 meq/L.
Se coloca acceso intravenoso y se comienza tratamiento de reposición de potasio.
ECG:







































28/01/2014
Paciente que cursa su primer día de internación por debilidad en miembros inferiores. Buen estado general. TA 90/60 mm Hg. FC 82 x minuto. Afebril. Buen estado de hidratación. La paciente refiere dolor en miembros inferiores que aumentaron desde ayer. Refiere una deposición diarreica.

CLÍNICA MÉDICA: Examen clínico: disminución de fuerzas en los cuatro miembros objetivable, con imposibilidad de sentarse en la cama por sus propios medios. Sensibilidad normal. Pares craneales normales. Arreflexia patelar bilateral. Arreflexia aquílea. Se interpreta como parálisis hipokalémica. Llama la atención la CPK elevada. Continúa con tratamiento de reposición de potasio.
Se solicita laboratorio: calcemia 9,5 mg/dl. Fósforo 2,9mg/dl. Magnesio 1,7 mg/dl. Na 137 meq/l. K 2,0 meq/l. Cl 105 meq/l. CPK 3047 UI/L
Orina de 24 horas: volumen 2250 ml. Proteinuria 360 mg/12 horas.
Densidad 1010. pH: 6.0
Clearence de creatinina 74 ml/min
Urea en orina 3 g/12 horas.
Ionograma urinario: Na 76 meq/l (normal de 75 a 200). K 8,6 meq/l (normal de 40 a 80 meq/l).

29/01/2014
Tercer día de internación por hipopotasemia sintomática. Debilidad en miembros, gesta de 29 semanas. TA 90/60 meq/l. Frecuencia cardíaca 86 por minuto Potasio 2 meq/l
Refiere deposiciones diarreicas que se atribuyen a la reposición oral de potasio. Dice sentirse mejor. Disminución objetiva de fuerzas en los cuatro miembros y tronco.
Laboratorio 18 hs: K 2,4 meq/l. Mg 2,6 mg/dl.

 30/01/2014.
Sigue con plan de reposición parenteral de potasio y magnesio.
Na 139. Potasio 2,5 meq/l. Cl 105 meq/l. Urea 4 mg% Creatinina 0,41 mg%.
Proteinuria de 24 hs: 1007mg. Creatinina en orina de 24 hs: 0,86g. Urea 5 g/24 hs.
Ionograma urinario: Potasio 8,4 meq/l. Magnesio urinario 0,61 g/24 hs
Clearence de creatinina 146 ml/min

31/01/2014
Se recibe laboratorio: Na 139 meq/l. K 3,6 meq/l. Cl 106 meq/l. CPK 2745 UI/L

01/02/2014.
Se recibe laboratorio Hb 9 gr/dl. K 3,6 meq/l

02/02/2014.
Paciente estable. Comienza nuevamente potasio vía oral (Kaon).

03/02/2014
Paciente mejor, recuperación de fuerza muscular. Examen neurológico normal. Continúa reposición de potasio parenteral (vía central) y vía oral.
Urea 6,2 mg/dl, creatinina 0,3 mg/dl. Na: 136 meq/l. K 3,6 meq/l. Cl 103 meq/l. CPK 408 UI/L.
TSH 0,87 ug/dl.T4 libre 1,09 ug
Se retira la vía central. Continúa con potasio oral.

05/02/2014
K 3,9 meq/l. Se decide alta con aporte oral de potasio Kaon 10 ml/8 horas.





CONCLUSIONES DEL CASO N° 1
Esta paciente de 20 años cursando un embarazo de 20 semanas presentó una parálisis muscular generalizada causada por severa hipopotasemia.
La hipopotasemia es un problema clínico común en la práctica clínica y cuando los niveles son extremadamente bajos pueden expresarse por manifestaciones en la esfera muscular con parálisis como sucedió en este caso.  
El potasio entra al organismo por vía oral o por vía EV y está alojado especialmente en el compartimento intracelular. Su eliminación es principalmente por vía urinaria, y su descenso se asocia a pérdidas por vía urinaria, digestiva, piel y en ocasiones a translocación hacia el espacio intracelular. En el caso de esta paciente no pudimos saber exactamente cuál fue el mecanismo principalmente involucrado porque la paciente fue derivada a otro establecimiento antes de completar la etapa diagnóstica.  Durante la internación se realizó el aporte de potasio por vía parenteral y oral con buena respuesta. A pesar de no haber podido arribar a un diagnóstico etiológico definitivo, pudimos sin embargo descartar algunas causas, y de esa manera podemos intentar una aproximación diagnóstica a partir de las causas que no pudieron ser desechadas.
LA DISMINUCIÓN DE LA INGESTA DE POTASIO no parece ser la causa en nuestra paciente no solo porque es excepcional que este mecanismo genere niveles tan bajos de potasio sino porque no existen en la historia, elementos que sugieran  una ingesta inadecuada del mismo. EL FENÓMENO DE TRANSLOCACIÓN que se produce por una entrada de potasio a la célula a concentraciones mayores aún que las habituales fue considerado. Este es el mecanismo que se ve en las parálisis periódicas hipopotasémicas que esta paciente creemos no tenía ya que en esas situaciones el descenso de potasio es brusco y su normalización también lo es, al revés de lo que sucedió aquí donde el fenómeno pareció irse estableciendo lentamente en el curso del embarazo (desde hacía varios meses la paciente fue perdiendo fuerza muscular al punto de que tenía que ser ayudada para incorporarse en la cama), y la mejoría de los niveles de potasio fue lenta en la medida en que se fue reponiendo por administración oral y parenteral. La administración de insulina es una causa de translocación de potasio al compartimento intracelular especialmente de las células hepáticas y musculares por aumento de la actividad de la enzima Na-K-ATPasa. Si bien la paciente tenía signos clínicos de hiperinsulinismo como son un sobrepeso previo al embarazo, la presencia de acantosis nigricans y a veces ingesta compulsiva de alimentos ricos en carbohidratos, la paciente no recibió nunca insulina que justifique este mecanismo. Tampoco existió, al menos clínicamente una hiperactividad beta adrenérgica endógena que promoviera la entrada de potasio a la célula ni administración exógena de agonistas beta adrenérgicos que a veces suelen usarse en embarazo como tratamiento del asma así como para evitar partos prematuros en caso de hiperactividad uterina.  La paciente tampoco tenía alcalosis metabólica ni respiratoria que podría haber generado entrada de potasio a la célula. Esto habitualmente se produce cuando la alcalemia de cualquier origen hace que salga ion hidrógeno del intracelular al espacio extracelular para tratar de normalizar el pH  y como consecuencia el potasio y el sodio entran a la célula en un intento de mantener la electroneutralidad. A veces la translocación de potasio al intracelular se produce en el contexto del tratamiento de anemia megaloblástica con vitamina  B12 o ácido fólico, o en la administración de factores estimulantes de colonias, donde las jóvenes células en rápido crecimiento incorporan este ion. También este es el mecanismo en leucemia mieloide aguda con hiperleucocitosis. Todas estas causas así como la hipotermia, la intoxicación por bario, cesio y cloroquina en los que el mecanismo de la hipopotasemia es la translocación al espacio intracelular pudimos  descartalos fácilmente en nuestra paciente. El mecanismo de PÉRDIDA DE POTASIO POR EL TUBO DIGESTIVO pudimos también eliminarlo rápidamente de la lista porque en la historia no se constataron vómitos ni diarrea entre los antecedentes de la paciente. PÉRDIDAS POR SUDOR EXCESIVO,DIÁLISIS, Y PLASMAFÉRESIS lógicamente no fueron consideradas en este caso. Finalmente no pudimos eliminar completamente todas las causas de PÉRDIDAS DE POTASIO POR LA ORINA, y es en este mecanismo donde por descarte consideramos puede haber estado la explicación de la hipokalemia de nuestra paciente. 
Las pérdidas de potasio por orina son una explicación frecuente de hipopotasemias en contextos clínicos. El potasio eliminado en la orina es el producto derivado especialmente de la secreción a  nivel de los túbulos colectores y distales. Las pérdidas de potasio obedecen sobre todo a dos factores, al AUMENTO DE  LA ACTIVIDAD MINERALOCORTICOIDE, dado que la aldosterna actúa estimulando la reabsorción de sodio vía el canal epitelial de sodio lo que genera electronegatividad en la luz del túbulo promoviendo en consecuencia la secreción de potasio a la luz desde la célula a través de los canales de potasio, y a través de LA OFERTA AUMENTADA DE SODIO Y AGUA al túbulo colector. Existe en estos casos una pérdida obligada de potasio relacionada con el volumen urinario. Por ejemplo en la polidipsia primaria a pesar de que la concentración de K es baja (menos de 15 meq/l), la cantidad acumulada  de K es alta dado el alto volumen urinario. En la mayoría de los pacientes con hipopotasemia los dos mecanismos tienen que estar presentes, tanto el aumento de la actividad mineralocorticoide como el aumento de flujo distal simultáneamente (por ejemplo terapia diurética hiperaldosteronismo primario). Si sólo uno de los dos mecanismos está presente,  el otro compensa la pérdida y evita la caída severa de potasio. Por ejemplo en los pacientes con hiperaldosteronismo por depleción de volumen, la angiotensina II estimula la reabsorción de sodio en el túbulo proximal y distal lo cual indirectamente reduce la oferta de sodio y agua a nivel de los túbulos distales. La angiotensina II también inhibe los canales de secreción de potasio en los túbulos colectores contrabalanceado de esa manera el efecto estimulante de secreción de potasio de la aldosterona.
Cuando se produce una hipopotasemia por pérdida urinaria aumentada se establece un punto de equilibrio entre lo que se pierde y lo que se ingiere de potasio y en ese punto los niveles de potasio urinario pueden ser normales o aun bajos aunque la causa inicial haya sido la pérdida de potasio por orina. Esta respuesta adaptativa es el resultado de la reducción de la actividad de los canales secretores de potasio en los túbulos colectores, efecto potencialmente mediado por la actividad aumentada de la angiotensina II. Este efecto minimiza el grado de hipokalemia vista en pacientes con hiperaldosteronismo primario y puede ser la explicación de por qué la hipopotasemia en estos pacientes no es tan prevalente. 
Las causas más frecuentes de pérdida de potasio por la orina son los DIURÉTICOS (por depleción de volumen, con la consecuente activación del sistema renina angiotensina aldosterona). Esta paciente no tomaba diuréticos, tampoco tenía aparentemente un hiperaldosteronismo primario que es otra causa de pérdida de potasio por orina, ya que estos pacientes suelen ser hipertensos y esta paciente nunca tuvo registros de HTA.  Hay pacientes que presentan una carga de aniones no reabsorbibles a los túbulos colectores como bicarbonato de sodio en los cuadros de vómitos o de acidosis tubular renal proximal, betahidroxibutirato en cetoacidosis diabética, hipurato en la inhalación de pegamento de tolueno o pacientes tratados con penicilina G sódica en altas dosis que hace que el sodio distal sea reabsorbido en grandes cantidades intercambiándose con potasio y conduciendo a pérdidas importantes de potasio.  El efecto de estos aniones no reabsorbibles es mayor cuando se asocia a depleción de volumen ya que hay poca disponibilidad de cloro distal para intercambiarse con sodio y disminuir el gradiente electronegativo, lo que asociado al aumento de la aldosterona potencia la pérdida de potasio. En la acidosis diabètica por ejemplo, el sodio y agua distales aumentados debido a diuresis osmótica, el hiperaldosteronismo inducido por hipovolemia y el betahidroxibutirato actuando como anión no reabsorbible contribuyen todos a la pérdida de potasio. Esta paciente no tenía evidencias de pérdidas de aniones no reabsorbibles. Tampoco presentó poliuria que podría haber conducido a hipopotasemia por la pérdida obligada de potasio con la orina como dijimos antes, ni presentaba una hipomagnesemia que por sí sola a veces ocasiona hipopotasemia por mecanismo aun no bien conocido. La paciente presentó un pH urinario de 6,5 en una primera determinación y uno de 8 en la segunda, ambos en el contexto de hipotasemia son sugestivos de acidosis tubular renal. Sin embargo no existía acidosis por lo que el diagnóstico de cualquier forma de ATR queda prácticamente descartado. Existen nefropatías perdedoras de sales como los síndromes de Bartter y Gitelman en los que una alteración en el transporte de cloro y sodio en el asa de Henle y en el túbulo distal respectivamente lo que genera una pérdida de volumen con hiperaldosteronismo secundario responsable de la hipokalemia y de la alcalosis metabólica,   que pueden ser descartados en esta paciente por la ausencia de alcalosis metabólica y de antecedentes de manifestaciones clínicas desde su niñez, así como la ausencia  la ausencia de retraso mental. El síndrome de Liddle que es un diagnóstico diferencial en pacientes con hipokalemia puede ser descartado por la ausencia de hipertensión en nuestra paciente (el síndrome de Liddle es un diagnóstico diferencial con el hipercorticismo).
En definitiva, estamos convencidos de que la causa de la hipokalemia en nuestra paciente fue la pérdida urinaria del mismo y que debido al nuevo estado de equilibrio establecido entre el aporte y las pérdidas no pudimos nunca demostrar pérdida exagerada de potasio por orina. Quedaría ver qué sucede con las pérdidas de potasio una vez que  la paciente tenga niveles séricos normales del ion.
Por último haremos una consideración final respecto de la debilidad muscular y el  aumento importante de la CPK  que presentó esta paciente durante la internación y que fue en aumento inicialmente a pesar de irse normalizando los niveles de potasio en suero, hasta que finalmente fue bajando espontáneamente a valores normales. La debilidad muscular ocurre con niveles de potasio inferiores a 2,5 meq/l aunque a veces puede verse con niveles más altos pero cuando la caída de potasio es brusca como sucede en laparálisis periódica hipopotasémica o en la parálisis periódica tirotóxica. El compromiso de la fuerza muscular suele irse produciendo en forma ascendente comenzando en miembros inferiores y ascendiendo al tronco con la evolución o el empeoramiento de la caída de postasio y puede afectar lamusculatura respiratoria con insuficiencia respiratoria y aun muerte por este mecanismo. En esta paciente pensamos que la caída de los niveles séricos de potasio ha sido lenta en el transcurso de los meses pero que se hizo lo suficientemente severa en la evolución como para justificar la pérdida de fuerzas y la rabdomiólisis. No se objetivó mioglobinuria (aunque seguramente lahubo), y afortunadamente esto no produjo compromiso de lafunción renal. La rabdomiólisis es especialmente severa durante el ejercicio físico en estos pacientes hipopotasémicos, y la limitación de lamotilidad de esta paciente puede haber ayudado a que lamisma no fuera más importante o con riesgo de compromiso de la función renal. En individuos normales durante el ejercicio físico libera potasio de las células musculares lo que a su vez genera vasodilatación. En las hipokalemias severas este fenómeno no se produce  lo que puede conducir a rabdomiólisis isquémica. Todos estos fenómenos son reversibles con la corrección de los niveles de potasio.
Como conclusión creemos que hay que seguir estudiando a esta paciente reevaluándola una vez que los niveles de potasio sean corregidos y mientras tanto continuar con aportes orales en la medida que estos sean suficientes para mantenerlos.

CONCLUSIONES DEL CASO N° 2
Respecto del segundo caso podemos aplicar exactamente lo mismo que dijimos para el primero ya que parecen casos “calcados”, sólo que en este existió una confirmación de aumento de la eliminación de potasio por la vía urinaria por encima de lo normal en el primer dosaje (87 meq/l),lo que en elcontexto de un potasio sérico de 1,9 meq/l cobra mucho valor.



jueves, 1 de enero de 2015

VARÓN DE 79 AÑOS CON VASCULITIS URTICARIAL HIPOCOMPLEMENTÉMICA.


Un hombre de 79 años de edad consultó al servicio de consultorio externo de reumatología por una erupción, hinchazón de las articulaciones,  dolor en las manos, y eritema ocular.
El paciente había estado en su salud habitual hasta aproximadamente dos meses y medio antes, cuando apareció dolor en los codos, rodillas, caderas y muñecas poco después de su regreso de un viaje de turismo donde practicó rafting en Montana. Tomó ibuprofeno y naproxeno, con mejoría mínima. Después de varios días, consultó a una guardia. Se le prescribió doxiciclina durante 3 semanas. Las pruebas serológicas para la enfermedad de Lyme se informaron como negativas, pero igualmente completó el curso de antibióticos.
Nueve semanas antes de la actual evaluación, el paciente volvió al hospital por malestar general y sudoración. En el examen, el pulso era de 140 latidos por minuto e irregular, y la presión arterial sistólica fue de 80 mm Hg. Se realizó un diagnóstico de fibrilación auricular paroxística. Se le prescribieron diltiazem y líquidos intravenosos con lo que se logró nuevamente  el ritmo sinusal. El paciente fue dado de alta, tomando lisinopril y ácido acetilsalicílico. Una semana después del alta, aparecieron inflamación de la lengua, diaforesis, y falta de aire, asociado a  una erupción urticariana  en brazos, tronco y caderas. Fue internado en un hospital de baja complejidad  donde se estableció diagnóstico de angioedema, posiblemente debido lisinopril. La fibrilación auricular reapareció. Se suspendió lisinopril y se administró metoprolol. Se realizó cardioversión, con restauración a ritmo sinusal.
Aproximadamente 7 semanas antes de la actual internación, se le vio en la consulta externa de este hospital. Los signos vitales eran normales. Lesiones de urticaria estaban presentes en los brazos, el tronco y las caderas, y lesiones petequiales estaban presentes en las piernas. El nivel sérico de sodio fue de 131 mmol por litro (intervalo de referencia, 135-146), y el nivel de cloruro era 96 mmol por litro (intervalo de referencia, el 99 a 111). Las mediciones de otros electrolitos, calcio, glucosa, hierro, capacidad de fijación del hierro total de tirotropina, y el cortisol (medido por la tarde) fueron normales. Las pruebas de anticuerpos contra Borrelia burgdorferi fue negativa; otros tests de laboratorio se muestran en la Tabla 1. Los hemocultivos fueron estériles.









Tabla 1

Seis semanas antes de la actual evaluación, el paciente vio a un dermatólogo a quien le comentó  que tenía un estado gripal con tos y congestión desde hacía 4 semanas y  ronchas pruriginosas en  abdomen y brazos; una erupción morbiliforme débil estaba presente en los brazos, tronco, espalda y muslos; Había púrpura palpable en ambas regiones anteriores de piernas; y  había inyección de la esclera,  más en el ojo derecho que en el ojo izquierdo. Se obtuvo una biopsia de una lesión cutánea en la pantorrilla derecha; el examen anatomopatológico reveló hallazgos compatibles con vasculitis leucocitoclástica. Se prescribió entonces cetirizina, hidroxizina, y triamcinolona.
Cinco semanas antes de la actual evaluación, el paciente fue a un tercer hospital debido a dolor abdominal en cuadrante  inferior derecho. Calificó el dolor como de una intensidad de  6 a 7 en una escala de 1 a 10 donde 10 indica el dolor más severo; que no empeoraba ni mejoraba al comer, no tenía náuseas, vómitos, diarrea, o hematoquecia. Los niveles séricos de electrolitos, fosfatasa alcalina, amilasa y lipasa fueron normales, al igual que las pruebas de función renal y hepática; otros resultados de la prueba se muestran en la Tabla 1 El análisis de orina era normal, y un hemocultivo fue negativo. La tomografía computarizada según informes descartó apendicitis. Los síntomas mejoraron con la hidratación, y el paciente fue dado de alta al día siguiente.
El día siguiente, el paciente volvió al dermatólogo. El examen cutáneo se mantuvo sin cambios. Un curso decreciente corto de 12 días de prednisona (dosis inicial de 60 mg por día) y azitromicina (curso de 5 días) fueron prescritos. En una cita de seguimiento 16 días después, el paciente comentó sobre fatiga persistente. En el examen, la púrpura persistía en las piernas; la erupción del tronco había disminuido. Se continuó el uso de crema de triamcinolona. Seis días más tarde, vio a un oftalmólogo debido ojos rojos. El informe del oftalmólogo fue: inyección escleral bilateral difusa, mayor en el ojo derecho, quemosis, y  disminución de las lágrimas. Se prescribió gotas oftálmicas de glucocorticoides y una solución oftálmica lubricante.
Ocho días antes de la actual evaluación, la fibrilación auricular se repitió, y el paciente fue internado nuevamente.  Durante ese ingreso, presentó dolor e hinchazón en las articulaciones metacarpofalángicas e interfalángicas proximales de ambas manos. Las pruebas serológicas para hepatitis A, virus B, y C, y las pruebas de detección de B. burgdorferi, Babesia microti, Anaplasma phagocytophilum, especies de Ehrlichia, crioglobulinas y anticuerpos contra la proteinasa 3 y la mieloperoxidasa fueron negativos. Los niveles de tirotropina, la troponina I, y el colesterol eran normales; otros resultados de las pruebas se muestran en la Tabla 1 se inició la administración de warfarina, y el paciente fue dado de alta al día siguiente.
Seis días más tarde, el paciente volvió al dermatólogo. Informó dolor continuo e hinchazón en sus manos que interferían con el sueño, y empeoramiento de la erupción. En el examen, las articulaciones metacarpofalángicas de las manos estaban sensibles e hinchadas. Había púrpura palpable en las piernas, que parecían haber mejorado desde la última visita; las lesiones urticarianas en las manos y pápulas morbiliformes que en muslos, brazos, tronco evolucionaban a placas  habían aumentado en número desde el examen anterior. El resto del examen musculoesquelético era normal. Las radiografías de las manos mostraron osteopenia y cambios degenerativos difusos, con predominio de la primera articulación carpometacarpiana y la articulación interfalángica proximal derecha del quinto dedo, pero no sin erosiones. La administración de prednisona, 20 mg dos veces al día, se comenzó. Dos días después, el paciente fue atendido en la clínica de reumatología de un hospital de referencia.
El paciente tenía antecedentes de hipertensión,  artrosis de las rodillas, degeneración macular, queratosis actínicas y seborreicas, carcinomas de células basales, un quiste aracnoideo benigno, una malformación venosa abdominal, hipertrofia prostática benigna, y tromboflebitis en  extremidades inferiores; era heterocigoto para la mutación del factor V de Leiden. Éstaba casado, vivía en un suburbio, y estaba jubilado de un trabajo  de oficinista. Bebía alcohol raramente y no fumaba. Los medicamentos que tomaba incluían prednisona, zolpidem,  aspirina, digoxina, metoprolol, y omeprazol. Se consideraba alérgico al lisinopril, y decía que la hidroclorotiazida le había causado  hiponatremia. Su padre había muerto de complicaciones de la enfermedad de Parkinson a los 76 años de edad, y su madre y su tío habían muerto de cáncer de colon (su madre a los 69 años de edad); sus hijos estaban bien.
En el examen, el paciente estaba en buen estado general. Las escleróticas estaban inyectadas  y con un profundo tono púrpura en algunas zonas (Figura 1 A). Había placas urticarianas no pruriginosas en cuello y tronco y máculas purpúricas palpables que se extendían desde la superficie dorsal de ambos pies hasta ingles. (Figuras 1B, 1C, y 1D).




Fig 1
Eritema profundamente púrpura en la esclerótica  (Panel A) peor en elojo derecho que en elizquierdo. Había púrpura palpable en pierna izquierda (Panel B), y lesions urticarianas en el tronco (Panel C), y había lesiones urticarianas debajo del ombligo (Panel D).




Las articulaciones metacarpofalángicas e interfalángicas proximales estaban hinchadas y sensibles, y el paciente era incapaz de cerrar el puño. Los resultados de una prueba de anticuerpos contra parvovirus mostraban evidencias de infección pasada; pruebas para anticuerpos contra leptospira, anti-Ro (SSA), anti-La (SSB), anti-Sm, anti-RNP, y péptidos citrulinados cíclicos (CCP) fueron negativos, así como los análisis para crioglobulinas y complejos inmunes C3d. No había proteinuria de Bence Jones en orina. Otros resultados de laboratorio se muestran en la Tabla 1.


Se llevó a cabo un procedimiento diagnóstico. 



Diagnóstico diferencial
Este paciente tiene púrpura, urticaria, angioedema, escleritis,  artritis,  dolor abdominal, y  fibrilación auricular paroxística. Enfocaremos sus hallazgos clínicos en el contexto de los estudios diagnósticos hasta la fecha.

Púrpura
La purpura puede ser consecuencia de muchas causas, pero sabemos que a partir de la evaluación de las muestras de piel de la biopsia del paciente que tenía una forma de vasculitis leucocitoclástica. Las vasculitis cutánea se clasifican de acuerdo con el tamaño y la ubicación de los vasos sanguíneos involucrados y el tipo de infiltrado inflamatorio identificado mediante biopsia. Se puede definir aún más por la prueba de inmunofluorescencia directa y pruebas serológicas (por ejemplo, para ANCA, crioglobulinas y componentes del complemento). Finalmente, es crucial para evaluar cuidadosamente los órganos más allá de la piel, para determinar si la vasculitis cutánea es expresión de una enfermedad sistémica.
Una vasculitis leucocitoclástica involucrando vasos sanguíneos pequeños fue evidente en la biopsia de la piel del paciente. Sin embargo, no se puede descartar la posibilidad de una enfermedad de vasos de tamaño mediano, ya que la biopsia por punción en este caso fue de profundidad insuficiente para incluir a los vasos de tamaño mediano. Para descartar con certeza un proceso de vasculitis que afecta los vasos sanguíneos de tamaño mediano, una biopsia debe ser de profundidad suficiente como para involucrar a la grasa subcutánea. A menudo se empieza con una biopsia en sacabocados o una biopsia de doble punzón y si es necesario se hace una biopsia en cuña más grande si se requiere una mejor definición de vasos medianos. En este caso, los resultados del examen físico sugieren fuertemente una vasculitis de pequeños vasos.

Urticaria
Además de las lesiones purpúricas, el otro hallazgo cutáneo prominente en este paciente era la urticaria. Las lesiones de urticaria simples son placas evanescentes pruriginosas, edematosas que duran menos de 24 horas. Por el contrario, las lesiones de vasculitis  urticarianas  tienden a ser dolorosas o quemantes en lugar de picar, generalmente dura más de 24 horas, y con frecuencia curan con hiperpigmentación o púrpura, sobre todo después de episodios repetidos. Las lesiones que son consistentes con la vasculitis urticarial a veces pueden ser confirmados como tales cuando una diascopia (un procedimiento en el que una lámina de vidrio se utiliza para ejercer presión sobre una lesión) revela que no desaparecen con la vitropresión y el examen histopatológico revela una vasculitis leucocitoclástica. Si persisten las lesiones de urticaria por menos de 6 semanas, se consideran agudas; si persisten por más de 6 semanas, crónicas.

Artritis
La artritis fue otra característica notable de la enfermedad de este paciente. No fue capaz de cerrar el  puño a causa de la artritis en las articulaciones metacarpofalángicas e interfalángicas proximales. Este patrón es clásico para una artritis inflamatoria. Las pruebas para el factor reumatoide fueron positivos, un hallazgo que es consistente, pero no diagnóstico de artritis reumatoide, pero sin embargo los anticuerpos anti-CCP fueron negativos. Aunque las radiografías de manos y las muñecas no mostraron erosiones, estas lesiones suelen requerir meses para desarrollar en pacientes con artritis destructivas.
La escleritis
Las profundas áreas violáceas de los ojos sugieren una escleritis difusa. Entre los trastornos reumatológicos que están asociados con vasculitis, las causas más comunes de la escleritis son la artritis reumatoide y vasculitis asociadas a ANCA, particularmente la poliangeítis granulomatosa (anteriormente conocida como granulomatosis de Wegener). (1) Menos probables causas de escleritis son la  policondritis recidivante, la poliarteritis nodosa, el lupus sistémico eritematoso sistémico (LES), la enfermedad de Behçet, y la vasculitis urticariana hipocomplementémica.

Vasculitis reumatoidea
Teniendo en cuenta la vasculitis leucocitoclástica en el contexto de la artritis del paciente, la escleritis, y las evaluaciones antes de la presentación, hay que considerar tres diagnósticos: vasculitis reumatoide, púrpura de Henoch-Schönlein, y vasculitis urticarial hipocomplementémica. Varios puntos argumentan en contra de la vasculitis reumatoide como diagnóstico. En primer lugar, vasculitis reumatoide es generalmente una complicación de AR severa destructiva de larga data, y este paciente había tenido síntomas articulares por sólo unas pocas semanas. (2) Las radiografías de las manos no mostraban las erosiones óseas clásicas de la AR crónica mal controlada. La ausencia de erosiones óseas clásicas es consistente con la historia de artritis aguda. En segundo lugar, el suero del paciente es negativo para anticuerpos anti-CCP. Los anticuerpos anti-CCP son más específicos que el factor reumatoide para artritis reumatoide. En tercer lugar, la vasculitis reumatoidea tiende a parecerse a la periarteritis nodosa afectando vasos de tamaño mediano.  Cuando los pacientes con vasculitis de vasos de mediano tamaño con manifestaciones en piel los síntomas habituales son púrpura palpable con necrosis, livedo reticularis, nódulos subcutáneos, ulceración e isquemia digital. La púrpura y urticaria en este paciente son características de una vasculitis de pequeños vasos y no de vasos de calibre mediano.

Henoch-Schönlein
Varias características de este caso se podrían explicar por una púrpura de Henoch-Schönlein, que es una  vasculitis inmune que causa artritis, dolor abdominal, enfermedad renal y púrpura palpable. Muchos pacientes no tienen la tétrada clínica completa. Este paciente tenía artritis, dolor abdominal, y púrpura; La púrpura es la condición sine qua non de la púrpura de Henoch-Schönlein. Un desencadenante ambiental, infeccioso u otro es a menudo evidente, pero puede no haber ningún factor desencadenante obvio. Henoch-Schönlein representa el 10% del total de las vasculitis cutáneas y más del 90% de todos los casos de vasculitis en niños; aproximadamente el 10% de los casos de Henoch-Schönlein se producen en los adultos. El diagnóstico se hace por el hallazgo de depósitos de IgA perivascular dentro de las paredes de los vasos sanguíneos en el examen de una biopsia de piel. (3-5)
El dolor que presentó  este paciente en el cuadrante inferior izquierdo es consistente con la púrpura de Henoch-Schönlein. Dolor abdominal, náuseas, vómitos y sangrado gastrointestinal pueden ocurrir, cuando existe necrosis intestinal y perforación como complicaciones raras. Los hallazgos gastrointestinales suelen seguir los hallazgos cutáneos, y más de la mitad de los pacientes tienen heces guayaco positivas. Sin embargo, la artritis de la púrpura de Henoch-Schönlein es una oligoartritis no deformante transitoria, y migratriz que afecta generalmente  las grandes articulaciones de las piernas, en contraste con la participación simétrica de este paciente en las manos.
La afectación renal en la púrpura de Henoch-Schönlein puede seguir a la presentación de vasculitis cutánea y se caracteriza por glomerulonefritis y el hallazgo, en el examen de una biopsia de depósito de IgA en el mesangio (y glomerulonefritis con formación de semilunas en una minoría de casos). Los pacientes deben ser seguidos de cerca durante varios meses después del diagnóstico. La ausencia de la enfermedad renal en este paciente no es suficiente para descartar la púrpura de Henoch-Schönlein. Sin embargo, dos argumentos de peso en contra ese diagnóstico en este paciente son la presencia de escleritis y la hipocomplementemia profunda (bajos niveles de proteínas del complemento C3 y C4).

Vasculitis Urticarial Hipocomplementémica 
Vasculitis urticarial hipocomplementémica (VUH) se caracteriza por vasculitis urticarial, posiblemente acompañada de artralgias, artritis, dolor abdominal, y angioedema, como en este caso, así como fiebre. La artropatía de Jaccoud (desviación cubital del segundo al quinto dedos  y subluxación de las articulaciones metacarpofalángicas), desarrolla en algunos pacientes. La artritis en este paciente es consistente con una etapa temprana de este trastorno.
Además de la piel y las articulaciones, VUH puede afectar a casi cualquier otro sistema orgánico. La enfermedad inflamatoria ocular, inusual en el LES, puede ser una característica prominente del VUH. La uveítis es probablemente la manifestación ocular más común, pero la escleritis, la epiescleritis, y la conjuntivitis están también descriptas. (6) Un glomerulonefritis mediada por complejos inmunes se parece mucho a la glomerulonefritis proliferativa de LES. La enfermedad pulmonar está presente en algunos pacientes, en quienes la tos, disnea, hemoptisis, asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, pleuritis, y derrames pleurales pueden desarrollar. La afectación gastrointestinal se manifiesta por dolor abdominal que es similar al dolor abdominal de este paciente y pueden incluir náuseas, vómitos y sangrado. La afectación cardiovascular es rara pero puede dar lugar a pericarditis, taponamiento, y enfermedad valvular (a saber,  regurgitación aórtica y mitral) que es inusual en LES.(7) Finalmente, complicaciones neurológicas dispares han sido reportados en la vasculitis urticarial hipocomplementémica, en particular pseudotumor cerebri, meningitis aséptica,  parálisis de los nervios craneales, y neuropatía periférica.
El diagnóstico de la vasculitis urticarial hipocomplementémica se puede confirmar mediante un hallazgo de vasculitis leucocitoclástica en la tinción de biopsia de piel con hematoxilina y eosina, acompañado por estudios de inmunofluorescencia directa  positivos para IgG, IgM, y complemento C3 en la zona de la membrana basal y alrededor de los vasos sanguíneos dérmicos superficiale.(8,9)
 
Resumen
Es difícil distinguir entre la púrpura de Henoch-Schönlein y la vasculitis urticarial hipocomplementémica en este paciente. Sin embargo, en vista de la escleritis y los niveles de complemento profundamente bajos en suero del paciente, el diagnóstico más probable parece ser el de VUH. La prueba de fuego sería una repetición de la biopsia de la piel con la prueba de inmunofluorescencia directa.

Diagnóstico Clínico
Vasculitis urticarial hipocomplementémica.

Discusión Patológica
Una biopsia con punch de 4 mm de piel a nivel de la pantorrilla derecha se había realizado 2 meses antes de la presentación. La evaluación con microscopía de luz se ve en la Figura 2.
 La biopsia de piel en pantorrilla derecha (hematoxilina y eosina), reveló un infiltrado predominante neutrofílico, leucocitoclasia ( desintegración de los neutrófilos, lo que resulta en polvo nuclear), y extravasación de eritrocitos en la dermis superficial. Estos hallazgos fueron diagnóstica de una vasculitis leucocitoclástica con participación de pequeños vasos. 




Figura 2.-Piel Biopsia de muestras de una lesión en la pantorrilla derecha (hematoxilina y eosina).
Un infiltrado predominantemente neutrofílico rodea los pequeños vasos en la dermis superficial (Panel  A), sin afectación de arterias musculares de tamaño medio en el tejido subcutáneo (recuadro). Leucocitoclasis  es la desintegración de los neutrófilos, dando como resultado restos nucleares neutrofílicos) (Panel B, flechas), hinchazón de las células endoteliales, y extravasación de eritrocitos (Panel C, flechas) también están presentes. Estos hallazgos histopatológicos son diagnósticos de vasculitis leucocitoclástica.


Las vasculitis leucocitoclástica de la piel tiene numerosas causas, entre ellas infecciosas, neoplásicas y trastornos inflamatorios; que puede ser causada por medicamentos y algunas veces son idiopáticas.(10) La inmunofluorescencia directa es esencial para confirmar el diagnóstico y reducir la lista de diagnósticos diferenciales (Tabla 2).






Tabla 2 Diagnóstico diferencial de vasculitis cutánea.






Pruebas de inmunofluorescencia directa en pacientes con vasculitis leucocitoclástica característicamente muestran inmunoreactividad para IgG, IgM, C3, y fibrinógeno en un patrón perivascular.  (10,15)
Las vasculitis neutrofílica primarias inmunes mediada por inmunocomplejos de la piel incluyen vasculitis crioglobulinémica, por lo general asociados con infecciones por el virus de la hepatitis C y crioglobulinemia mixta; vasculitis por hipersensibilidad inducida por fármacos; La púrpura de Henoch-Schönlein; y vasculitis urticarial. El depósito prominente de IgA es sugestivo de Henoch-Schönlein, particularmente cuando IgG e IgM son no reactivos. El depósito prominente de IgM es sugerente de una enfermedad asociada al factor reumatoide como crioglobulinemia. El depósito  prominente de C3 de complemento perivascularmente y en la zona de la membrana basal es sugestiva de vasculitis urticarial, particularmente del tipo hipocomplementémica a menudo en combinación con enfermedad de tejido conectivo subyacente.(9,10) En tales contextos, IgG o complemento C3 se encuentra típicamente en una banda continua granular a lo largo de la zona de membrana basal (prueba de la  banda lúpica) .(9,10)
Una muestra adicional de biopsia de piel de la pierna izquierda del paciente se obtuvo para los estudios de inmunofluorescencia directa, que reveló tinción moderada a intensa para IgG, IgA y C3 en un patrón granular y perivascular  consistente con vasculitis. Había  inmunoreactividad para IgG, IgA, IgM y C3 con un patrón granular a lo largo de  membrana basal (Figura 3 ).





Figure 3 Inmunofluorescencia directa  Examen de una biopsia de la piel-la pieza de la pierna izquierda.Hay inmunorreactividad de moderada a intensa perivascular y en la zona-membrana basal para complemento C3 (Panel A), IgG (Panel B), e IgA (panel C).





Depósitos granulares inmunorreactivos  a lo largo de la zona de membrana basal es un rasgo característico de lupus cutáneo. Sin embargo, cuando se asocia con  inmunorreactividad perivascular, este hallazgo sugiere una vasculitis urticarial hipocomplementémica. Los pacientes con vasculitis urticarial hipocomplementémica tienen una mayor probabilidad de un resultado positivo en la prueba de inmunofluorescencia directa y una mayor frecuencia de afectación extracutánea (por ejemplo, enfermedad renal, síntomas musculoesqueléticos y manifestaciones pulmonares) que los pacientes con vasculitis urticarial normocomplementémica (vasculitis urticarial y suero con niveles normales de complemento) .(9,11)

Manejo y Seguimiento
Después de que se estableció el diagnóstico de VUH, la condición del paciente continuó evolucionando. La vasculitis cutánea y las artritis respondieron rápidamente al tratamiento con prednisona (40 mg por día), pero la escleritis respondió de manera incompleta a esta dosis. El paciente no tenía antecedentes de tabaquismo o enfermedad reactiva de las vías aéreas, pero después del diagnóstico de VUH, se hizo evidente que había desarrollado  enfermedad obstructiva clínicamente significativa de  vías respiratorias. El volumen espiratorio forzado en 1 segundo fue de 1,27 litros (39% del volumen previsto), y el paciente tuvo una mala respuesta a los broncodilatadores. La combinación de VUH, escleritis, y  enfermedad pulmonar obstructiva condujo al diagnóstico del síndrome VUH , que consiste en VUH con una variedad de manifestaciones extracutáneas de la enfermedad.(16) Creemos que el episodio de angioedema que el paciente tuvo antes de la presentación, y que atribuyó inicialmente a alergia al lisinopril, fue en realidad parte del síndrome de la VUH.
Muchos pacientes con el síndrome de la VUH, particularmente aquellos con trastornos hereditarios de los componentes del complemento, tienen presentaciones clínicas que son indistinguibles de las manifestaciones clínicas de LES y se consideran parte del espectro de esa enfermedad.(17) La glomerulonefritis mediada por complejos inmunes que se produce en el síndrome de la VUH es difícil de distinguir de la nefritis. Lúpica. (18) Sin embargo, otros pacientes con el síndrome de la VUH tienen características clínicas que son altamente atípica para LES, por ejemplo, angioedema, enfermedad pulmonar obstructiva, y enfermedad inflamatoria del ojo ( uveítis anterior con más frecuencia de escleritis ) como se ve en este paciente, así como enfermedad valvular cardíaca, y pseudotumor cerebri .(6,19,20) Muchos pacientes con síndrome de la VUH tienen anticuerpos contra C1q, un componente temprano de activación de la vía clásica del complemento.(16)  Estos anticuerpos son conocidos activadores de la cascada del complemento y parecen jugar un papel en al menos algunos casos de síndrome VUH. Sin embargo, los anticuerpos anti-C1q no son específicos para el síndrome de VUH Y también se producen en una proporción de pacientes con LES.
La enfermedad cutánea del paciente se encendió de nuevo cuando la dosis de prednisona fue disminuida a 5 mg por día. Se añadió metotrexato (25 mg por semana), junto con un retorno a la dosis diaria de 40 mg de prednisona, seguida de otra reducción lenta de prednisona. Tres meses de este tratamiento no tuvo efecto sobre la escleritis. Se consideró que ciclofosfamida no era adecuado porque los efectos secundarios serían inaceptables a la luz de la edad y de la línea de base neutropenia del paciente. También se consideraron dos clases de agentes biológicos: inhibidores de factor de necrosis tumoral (TNF) alfa y rituximab, un anticuerpo monoclonal quimérico para CD20.
Al decidir entre estos dos medicamentos, la cuestión de si el paciente tenía o no LES  se hizo importante. Un inhibidor de TNF-alfa podría haber exacerbado esa condición. Sin embargo, en vista de su edad, sexo, bajo título de anticuerpos antinucleares, ausencia de anticuerpos anti-precipitina, y las características clínicas atípicas, se pensó que no existía LES subyacente. Rituximab habría sido una opción razonable, pero el uso de la medicación que habría dado lugar a la depleción de células B periféricas durante 6 a 12 meses o más, haciendo que el tratamiento inmunosupresor adicional más desafiante si rituximab no funcionaba. Se optó por  tratar al paciente con infliximab, un anticuerpo monoclonal quimérico dirigido contra el TNF.
Los efectos de la medicación tomó varias semanas en manifestarse, pero con el tiempo actuaron de forma espectacular. Dentro de las  6 semanas después de la administración de la primera dosis, la inflamación ocular del paciente había mejorado sustancialmente. Además, los niveles de reactantes de fase aguda disminuyeron, y las mediciones de las inmunoglobulinas séricas y el total del complemento hemolítico aumentaron a niveles normalidad. Los niveles séricos de complemento C3 y C4 se elevaron el rango bajo de la normal, lo que sugiere cierta activación del complemento en curso. Aproximadamente 2,5 años después del inicio de la terapia con infliximab, el paciente no tuvo recurrencias ni de vasculitis cutánea ni de escleritis; la enfermedad pulmonar obstructiva también respondió a este régimen. La prednisona fue disminuida a 4 mg por día y se interrumpió aproximadamente 2 años después del inicio del tratamiento con infliximab. Dado que el paciente permaneció asintomático, se tomó la decisión de suspender infusiones de infliximab y vigilarle cuidadosamente para evitar la recurrencia.
La explicación para la eficacia de la inhibición de TNF-alfa en este caso no es clara. Infliximab fue seleccionado debido a su eficacia en el tratamiento de la escleritis idiopática, no a causa de ningún papel bien establecido de TNF-alfa como causa del síndrome de la VUH. Se cree que el TNF-alfa puede jugar un papel en la vasculitis urticarial inducida por el ejercicio, que se asocia con la activación de mastocitos inducida por el complemento y liberación de TNF-alfa. (21) La aplicabilidad de ese modelo de enfermedad para el síndrome de la VUH, sin embargo, no se estableció .

Diagnóstico anatómico
Síndrome de vasculitis urticarial hipocomplementémica.




CONCLUSIONES DEL CASO.
Los clínicos pensamos raramente en esta entidad. En general sospechamos que una urticaria puede tener una causa vasculítica cuando el proceso se presenta en forma crónica, rebelde al tratamiento, con una persistencia inusual de las lesiones cuyo síntoma no es como la urticaria simple el prurito sino el ardor o la sensación quemante. En general curan dejando cicatrices hiperpigmentadas. La condición básica para diagnosticar vasculitis urticariana (VU) es la presencia de vasculitis leucocitoclástica. Por lo tanto aunque la sospechemos clínicamente siempre debe hacerse biopsia para certificar el diagnóstico. Estas vasculitis urticarianas pueden cursar con o sin hipocomplementemia y a su vez cuando existe hipocomplementemia puede cursar con un cuadro sistémico que afecta articulaciones, riñón, ojo y suele cursar con episodios de dolor abdominal. En el caso de que la vasculitis hipocomplementémica curse con signos sistémicos se la denomina síndrome de vasculitis urticarial hipocomplementémica (SVUH). Este síndrome vasculítico hipocomplementémico tiene un extraordinario valor clínico por los diagnósticos diferenciales que plantea. Tanto es así que muchos piensan que estos pacientes, sobre todo los que cursan con FAN positivos como el paciente que nos ocupa, son en muchos casos cuadros de lupus eritematoso sistémico. Existen algunas diferencias sutiles además de la gran superposición con el LES de este trastorno que puede llegar a hacer sospecharlo. Hay tres elementos muy frecuentes en el SVUH  y raros en el lupus que son el angioedema, el EPOC  y la uveítis.
Las lesiones cutáneas del SVUH y de las VU como dijimos son más dolorosas o quemantes que pruriginosas aunque también pican, no suelen desaparecer completamente con la vitropresión, duran más de lo común para una urticaria (24 a 72 horas), y suelen dejar cicatrices con hiperpigmentación. Esta urticaria se asocia hasta en un 50% de los casos con angioedema a veces asociado a edema laríngeo en los pacientes con VU. Suelen presentar en ocasiones livedo reitularis, eritema multiforme y fenómeno de Raynaud. A nivel músculo esquelético los pacientes con SVUH suelen presentar artralgias artritis especialmente en manos, codos, pies, tobillos y rodillas. Muchas veces al igual que LES pueden cursar con artropatía de Jaccoud. Se ha descripto valvulopatía mitral y aórtica en estos pacientes. El compromiso renal se caracteriza por proteinuria, hematuria, como expresión de glomerulonefritis proliferativas, vasculitis necrotizante local, formas rápidamente evolutivas, glomerulonefritis membranoproliferativa y nefritis túbulointersticial. El compromiso pulmonar se manifista por EPOC y asma pero en ocasiones puede presentar derrames pleurales y estenosis traqueales. El dolor abdominal, náuseas, vómitos y diarrea son las manifestaciones gastrointestinales de la entidad. El compromiso ocular se caracteriza por epiescleritis, uveítis y conjuntivitis aunque se han reportado una coroidopatía serpiginosa que evoluciona a laceguera atrofia óptica. Por último digamos que está descripto el compromiso neurológico con pseudotumor cerebri, meningitis aséptica, parálisis de nervios craneales, neuropatía periférica y mielitis transversa.
Desde el punto de vista de laboratorio el único elemento de gran valor y especificidad es la hipocomplementemia (C1, C1q, C2, C3, y/o C4),  y los complejos inmunes circulantes. Puede estar elevada la VSG y puede haber positividad de FAN.
Por lo tanto cuando hablamos de SVUH estamos en presencia de un cuadro sistémico al que hay que conocer muy bien para plantearlo como alternativa diagnóstica frente a otras entidades más prevalentes. Ante cualquier lesión de urticaria crónica, sobre todo de presentación atípica debemos considerar la entidad y tener un umbral bajo para la biopsia de piel y la solicitud de niveles de complemento. Tener la precaución de tomar una biopsia de piel sin fijar con formol para poder realizar inmunofluorescencia en estos pacientes.



Fuente de información: New England Journal of Medicine.
Desde los Departamentos de Dermatología (DK), Reumatología (JHS), y Patología (RMN), Hospital General de Massachusetts; y los Departamentos de Dermatología (DK), Medicina (JHS), y Patología (RMN), la Escuela de Medicina de Harvard - ambos en Boston.

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